08.11.2014 Views

JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Daniel Trapani<br />

los estados de actitud proposicional como pensar, desear, querer, intentar,<br />

ocurre algo similar. Si estando silente y sentado en mi sillón alguien me pregunta<br />

‘¿qué estas pensando?’ y le respondo ‘estoy pensando en Julia’, pareciera<br />

que los niveles de escrutinio requeridos para la autoadscripción son<br />

casi inexistentes y los abrogadores de autoridad casi mínimos; en cambio<br />

los niveles de escrutinio exigidos para que mi interlocutor pueda decir qué<br />

estoy pensando son altísimos y los abrogadores de autoridad son máximos.<br />

Pero si la pregunta es ‘¿qué estás queriendo hacer?’ al verme subido a una<br />

banqueta en el garaje de mi casa, los niveles de escrutinio respecto de la<br />

asignación de la autoridad de autoadscripción agentiva suben 11 , y también<br />

suben los potenciales abrogadores. En cambio, en este caso, la autoridad<br />

de alioadscripción agentiva de mi interlocutor sube y los abrogadores potenciales<br />

de su conocimiento sobre mi querer hacer, disminuyen.<br />

III. Abducción y alioadscripción: segunda persona y tercera persona<br />

La distancia que existe entre el modo en que nos asignamos intenciones<br />

agentivas a nosotros mismos, y el modo en que se las asignamos a los<br />

demás, está vinculada a dos tesis muy extendidas: -el conocimiento de las<br />

intenciones de los demás es fruto de una inferencia, y -el conocimiento de<br />

las propias intenciones nunca es inferencial. Trataremos de discutir y precisar<br />

estas dos tesis a fin de acercar, en lo tocante a la intención, la autoridad<br />

de primera persona y la autoridad de la segunda o tercera persona 12 . Quizás<br />

una reformulación de estos supuestos logre aminorar la desemejanza entre<br />

autoadscripción y alioadscripción. En primer lugar intentaremos precisar la<br />

primera tesis (el conocimiento de las intenciones ajenas es el resultado de<br />

una inferencia) y luego (IV) nos centraremos en la segunda (nunca conocemos<br />

inferencialmente nuestras propias intenciones).<br />

Comenzaremos con una clasificación de los tipos de inferencia que nos permita<br />

puntualizar el tipo de inferencia que sostiene la primera tesis. Seguiremos<br />

para ello las ideas de Charles Peirce al ocuparse del conocimiento humano<br />

y de su carácter inferencial. Nuestro conocimiento consiste en que dadas<br />

ciertas ‘experiencias 1’ (por ejemplo, cosas) las relacionamos con otras<br />

‘experiencias 2’ (por ejemplo, atributos). Este modo de proceder requiere un<br />

11<br />

No pretendemos entrar en la cuestión de si hay más posibilidad de perder autoridad epistémica<br />

sobre lo que uno está haciendo (por ejemplo, me distraigo un rato escuchando la radio, al<br />

punto de ya no saber qué estoy haciendo parado sobre la banqueta en el garaje) que sobre lo<br />

que uno está sintiendo o recordando. La cuestión es que la autoridad epistémica no está en el<br />

orden del querer hacer tan blindada contra abrogadores como en el caso de la autoadscripción<br />

de sensaciones. Podríamos decir que lo que está en entredicho es el poder autoritativo que<br />

tiene la primera persona. El interlocutor reconoce que hay autoridad de primera persona, pero<br />

no le confiere el poder autoritativo que tiene, por caso, en los estados de sensación.<br />

12<br />

Utilizo aquí ‘segunda persona’ para el interactuante cercano, y ‘tercera persona’ para el<br />

observador o para el interactuante ocasional.<br />

667

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!