¿Quien-creo-a-Dios? de R. Zacharias-N. Geisler

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PREGUNTAS DIFíCILES ACERCA DE CRISTO 95 punto trata la cuestión fundacional de si l?s document~s que pretenden registrar la vida de Jesús son dlgnos de conftanza. ¿SON FIDEDIGNOS LOS REGISTROS DE LA VIDA DE JESÚS? En su programa especial de televisión, J ennings aceptó prestamente el escepticismo de los profesores libera~es con respecto a Mateo, Marcos, Lucas y Juan, los Evangehos que describen la vida, las enseñanzas, los milagros, la muerte y resurrección de Jesús. «Los expertos nos dijeron desde un principio que no toman en un sentido literal todo lo que. leen en el Nuevo Testamento, porque este tiene cuatro verSlOnes diferentes y a veces contradictorias acerca de la vida de Jesús», dijo. «No hay ninguna evidencia digna de confianza acerca de quiénes fueron efectivamente los autores. En gene~ ral, hay un acuerdo generalizado que no fueron testigos ocu~ lares. De hecho, los Evangelios posiblemente se escribieron entre cuarenta y cien años después de la muerte de Jesús». Los escépticos necesitan desmantelar la confianza en los Evangelios para socavar las enseñanzas claras de que Jesús es el Unigénito Hijo de Dios. Sin embargo, hay estudios exce~ lentes que respaldan la exactitud y confiabilidad fundamen~ tal de los relatos de los Evangelios. En declaraciones a la revista TIme, con motivo de un artículo sobre la identidad de Jesús, Peter Stuhlmacher, profesor emérito de la Facultad Teológica Protestante de Tübingen, dijo: «Los textos bíbli~ cos, tal cual están, son la mejor hipótesis que tenemos hasta ahora para explicar lo que realmente sucedió»4. Craig Blomberg, profesor de Nuevo Testamento en el Seminario de Denver y autor de The Historical Reliability ai the Gaspels [La confiabilidad histórica de los Evangelios], reconoció que, en sentido estricto, los Evangelios son anóni~ mos. Sin embargo, recalcó que el testimonio uniforme de la Iglesia Primitiva era atribuir la autoría del primer Evangelio del Nuevo Testamento a Mateo, el recaudador de impuestos y uno de los doce discípulos; atribuir a Juan Marcos, el com~ pañero del discípulo Pedro, la escritura del Evangelio que lla~ mamos Marcos; y a Lucas, conocido como el «médico amado» de Pablo, el Evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles. Si bien el nombre del autor del cuarto Evangelio no está en tela de juicio, fue ciertamente alguien llamado Juan; exis~ ten dudas sobre si se trataba del apóstol Juan o si era otro Juan. Blomberg, dice que está convencido de que «la mayor parte importante del material apunta al apóstol», aunque alguien muy cercano a Juan pudo haber cumplido el papel de editor, «dando forma a los últimos versículos y probablemen~ te creando la uniformidad estilística de todo el documento». Pero, en cualquier caso, subrayó: «el Evangelio evidente~ mente está basado en material de testigos oculares, al igual que los otros tres Evangelios». El testimonio de la autoría de Marcos y Mateo viene de Papías, en el año 125 d.C. Irineo también lo confirmó en el año 180 d.C.: «Mateo publicó su propio Evangelio para que circulara entre los hebreos en su lengua, cuando Pedro y Pablo se encontraban predicando el evangelio en Roma y fundando la iglesia allí. Después de su partida, Marcos, el discípulo e intérprete de Pedro, nos dejó por escrito lo esencial de la predicación de Pedro. Lucas, seguidor de Pablo, asentó en un libro el evangelio predicado por su maestro. Luego Juan, el discípulo del Señor, el mismo que se había recostado sobre su pecho, produjo su Evangelio mientras vivía en Éfeso, en Asia»6. Es significativo, observó Blomberg, que no hay evidencia del primer siglo que ponga en duda la autoría de los Evangelios. En realidad, si la autoría iba a ser inventada, los

PREGUNTAS DIFÍCILES ACERCA DE CRISTO 97 nombres de los apóstoles con más reconOClmlento, como Pedro o Santiago, seguramente hubieran sido usados para dar más credibilidad, en vez de atribuirlos a Marcos y Lucas, que ni siquiera estaban entre los doce discípulos, y a Mateo que había sido anteriormente un recaudador de impuestos muy odiado. Harvard, el más grande experto en prueba legal del siglo die~ cinueve, concluyó: «Hay suficiente discrepancia como para demostrar que no pudo haber existido un previo acuerdo entre ellos; pero al mismo tiempo hay tal concordancia sus~ tancial para demostrar que todos eran narradores indepen~ dientes de la misma gran transacción»9. Los Evangelios complementarios La tan mentada aseveración de que los Evangelios se con~ tradicen entre sí ha sido exhaustivamente tratada en diver~ sos libros. «En realidad, lejos de ser contradictorios, los Evangelios son claramente complementarios», dijo Hank Hanegraaff del Christian Research Institute, un instituto de investigaciones cristianas. «En el curso de los siglos, un sin~ número de expertos y comentaristas bíblicos han atestiguado este hecho. Si todos los autores de los Evangelios hubieran dicho exactamente lo mismo y exactamente de la misma manera, con todo derecho sus testimonios podrían haber sido puestos en duda por confabulación» 7. El apologista Norman Geisler, presidente del Southem Evangelical Seminary, ha recopilado unas ochocientas supues~ tas contradicciones bíblicas. «Por experiencia, solo puedo decirle que cuando los críticos hacen estas objeciones, inva~ riablemente violan uno de los diecisiete principios de inter~ pretación de las Escrituras», me dijo en una entrevista. Por ejemplo, solo porque los Evangelios tengan una pers~ pectiva diferente al describir los acontecimientos no signifi~ ca que sean irreconciliables. Mateo dice que había un ángel en el sepulcro de Jesús, mientras que Juan dice que había dos. Sin embargo, Geisler, señala que «Mateo no dijo que había uno solo. Juan daba más detalles al decir que había dos»8. Después de estudiar la coherencia entre los cuatro Evangelios, Simon Greenleaf, de la Facultad de Derecho de La evidencia de la Arqueología La Arqueología también ha corroborado que, esencial~ mente, el Nuevo Testamento es digno de confianza. Una y otra vez, cuando existe la posibilidad de verificar los detalles circunstanciales del Nuevo Testamento, estos resultan ser ciertos. Por ejemplo, Juan 5:1~15 describe cómo Jesús sanó a un inválido en el estanque de Betesda; Juan menciona el detalle de que el estanque tenía cinco pórticos. El arqueólo~ go John McRay refiere cómo, durante mucho tiempo, los escépticos citaron este pasaje de Juan como un ejemplo de que era impreciso, porque no se había encontrado tal lugar. Sin embargo, hace poco se excavó el estanque y los científi~ cos descubrieron cinco pórticos o galerías con columnas, exactamente como Juan lo había descrito. !O Lucas, que escribió una cuarta parte del Nuevo Testamento, ha demostrado ser un historiador escrupuloso y muy preciso, incluso en los mínimos detalles. Un arqueólogo estudió cuidadosamente las referencias de Lucas en treinta y dos países, cincuenta y cuatro ciudades y nueve islas, y no encontró ni un solo errorY «El consenso de los eruditos libe~ rales y conservadores es que Lucas es muy preciso como his~ toriador», dice McRay.12 Todo esto nos lleva a la siguiente pregunta importante: si los escritores del N)Jevo Testamento se esmeraron tanto para ser precisos en el registro de los más mínimos detalles e inci~ dentes, ¿no habrían sido igualo más cuidadosos al asentar los

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nombres <strong>de</strong> los apóstoles con más reconOClmlento, como<br />

Pedro o Santiago, seguramente hubieran sido usados para dar<br />

más credibilidad, en vez <strong>de</strong> atribuirlos a Marcos y Lucas, que<br />

ni siquiera estaban entre los doce discípulos, y a Mateo que<br />

había sido anteriormente un recaudador <strong>de</strong> impuestos muy<br />

odiado.<br />

Harvard, el más gran<strong>de</strong> experto en prueba legal <strong>de</strong>l siglo die~<br />

cinueve, concluyó: «Hay suficiente discrepancia como para<br />

<strong>de</strong>mostrar que no pudo haber existido un previo acuerdo<br />

entre ellos; pero al mismo tiempo hay tal concordancia sus~<br />

tancial para <strong>de</strong>mostrar que todos eran narradores in<strong>de</strong>pen~<br />

dientes <strong>de</strong> la misma gran transacción»9.<br />

Los Evangelios complementarios<br />

La tan mentada aseveración <strong>de</strong> que los Evangelios se con~<br />

tradicen entre sí ha sido exhaustivamente tratada en diver~<br />

sos libros. «En realidad, lejos <strong>de</strong> ser contradictorios, los<br />

Evangelios son claramente complementarios», dijo Hank<br />

Hanegraaff <strong>de</strong>l Christian Research Institute, un instituto <strong>de</strong><br />

investigaciones cristianas. «En el curso <strong>de</strong> los siglos, un sin~<br />

número <strong>de</strong> expertos y comentaristas bíblicos han atestiguado<br />

este hecho. Si todos los autores <strong>de</strong> los Evangelios hubieran<br />

dicho exactamente lo mismo y exactamente <strong>de</strong> la misma<br />

manera, con todo <strong>de</strong>recho sus testimonios podrían haber sido<br />

puestos en duda por confabulación» 7.<br />

El apologista Norman <strong>Geisler</strong>, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Southem<br />

Evangelical Seminary, ha recopilado unas ochocientas supues~<br />

tas contradicciones bíblicas. «Por experiencia, solo puedo<br />

<strong>de</strong>cirle que cuando los críticos hacen estas objeciones, inva~<br />

riablemente violan uno <strong>de</strong> los diecisiete principios <strong>de</strong> inter~<br />

pretación <strong>de</strong> las Escrituras», me dijo en una entrevista.<br />

Por ejemplo, solo porque los Evangelios tengan una pers~<br />

pectiva diferente al <strong>de</strong>scribir los acontecimientos no signifi~<br />

ca que sean irreconciliables. Mateo dice que había un ángel<br />

en el sepulcro <strong>de</strong> Jesús, mientras que Juan dice que había dos.<br />

Sin embargo, <strong>Geisler</strong>, señala que «Mateo no dijo que había<br />

uno solo. Juan daba más <strong>de</strong>talles al <strong>de</strong>cir que había dos»8.<br />

Después <strong>de</strong> estudiar la coherencia entre los cuatro<br />

Evangelios, Simon Greenleaf, <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Derecho <strong>de</strong><br />

La evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Arqueología<br />

La Arqueología también ha corroborado que, esencial~<br />

mente, el Nuevo Testamento es digno <strong>de</strong> confianza. Una y<br />

otra vez, cuando existe la posibilidad <strong>de</strong> verificar los <strong>de</strong>talles<br />

circunstanciales <strong>de</strong>l Nuevo Testamento, estos resultan ser<br />

ciertos. Por ejemplo, Juan 5:1~15 <strong>de</strong>scribe cómo Jesús sanó a<br />

un inválido en el estanque <strong>de</strong> Betesda; Juan menciona el<br />

<strong>de</strong>talle <strong>de</strong> que el estanque tenía cinco pórticos. El arqueólo~<br />

go John McRay refiere cómo, durante mucho tiempo, los<br />

escépticos citaron este pasaje <strong>de</strong> Juan como un ejemplo <strong>de</strong><br />

que era impreciso, porque no se había encontrado tal lugar.<br />

Sin embargo, hace poco se excavó el estanque y los científi~<br />

cos <strong>de</strong>scubrieron cinco pórticos o galerías con columnas,<br />

exactamente como Juan lo había <strong>de</strong>scrito. !O<br />

Lucas, que escribió una cuarta parte <strong>de</strong>l Nuevo<br />

Testamento, ha <strong>de</strong>mostrado ser un historiador escrupuloso y<br />

muy preciso, incluso en los mínimos <strong>de</strong>talles. Un arqueólogo<br />

estudió cuidadosamente las referencias <strong>de</strong> Lucas en treinta y<br />

dos países, cincuenta y cuatro ciuda<strong>de</strong>s y nueve islas, y no<br />

encontró ni un solo errorY «El consenso <strong>de</strong> los eruditos libe~<br />

rales y conservadores es que Lucas es muy preciso como his~<br />

toriador», dice McRay.12<br />

Todo esto nos lleva a la siguiente pregunta importante: si<br />

los escritores <strong>de</strong>l N)Jevo Testamento se esmeraron tanto para<br />

ser precisos en el registro <strong>de</strong> los más mínimos <strong>de</strong>talles e inci~<br />

<strong>de</strong>ntes, ¿no habrían sido igualo más cuidadosos al asentar los

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