¿Quien-creo-a-Dios? de R. Zacharias-N. Geisler
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PREGUNTAS DIFfcILES ACERCA DE LA CIENCIA 71 principio sino que tiene solo un pasado finito y, por lo tanto, un origen absoluto. El mismo Hawking se encarga de resumir la situación: «Casi todos hoy creen que el universo, yel tiem, po mismo, tuvo su principio con la Gran Explosión»18. Dadas las obvias implicancias teológicas planteadas por un origen del universo a partir de la nada es factible esperar que se continúen proponiendo teorías alternativas al modelo de la Gran Explosión, en un intento de restaurar un universo eterno. Paul Steinhardt, de la Universidad de Princeton, recientemente fue objeto de gran cobertura en la prensa popular por su nuevo modelo cíclico o ekpirótico del univer, SO.19 Estas propuestas alternativas deberían ser recibidas con beneplácito y cotejadas con la evidencia, porque el patrón continuado de fracasos de dichos modelos alternativos no hace más que corroborar la predicción de un principio abso, luto según el modelo estándar de la Gran Explosión, aumen, tando la credibilidad de esta teoría. A pesar de la predisposi, ción contraria de muchas personas, la evidencia acumulada apoya consistentemente la visión de un universo creado de la nada. ].M. Wersinger, profesor de física de la Universidad de Auburn, hace las siguientes observaciones: «Al principio, la comunidad científica era reacia a aceptar la idea del nacimiento del universo. »El modelo de la gran explosión no solo parecía dar la razón a la idea judeo,cristiana de un principio para el mundo, sino que también parecía requerir la intervención de una creación sobrenatural. .. »Se requirió tiempo, observaciones y cuidadosas verifica, ciones de las predicciones del modelo de la gran explosión, antes de que la comunidad científica se convenciera y acepta, ra la idea de una génesis cósmica. »La gran explosión es un modelo muy productivo que, por su fuerza, se impuso a una comunidad científica reacia»20. Contra toda expectativa, la ciencia corroboró la predic, ción de la Biblia del principio del universo. ¿QUÉ SIGNIFICA «LA PUESTA A PUNTO» DEL UNIVERSO? El hecho de que el universo exista no es garantía de que tenga condiciones propicias para la vida. Los científicos solí, an pensar que cualquiera que fueran las condiciones iniciales del universo, eventualmente evolucionaría a las complejas formas de vida que conocemos hoy, como postula el punto cinco con respecto a la concepción científica del mundo (pág. 53). Uno de los últimos descubrimientos, con respecto al origen y la evolución de la vida, sin embargo, ha sido el de lo increíblemente coordinado que nuestro universo debió estar desde el mismo momento de la gran explosión para que la vida pudiera originarse en el cosmos. Durante los últimos casi treinta años, los científicos han quedado atónitos por el descubrimiento de lo complejo y sensible que debió ser el equilibrio de las condiciones iniciales en ocasión de la gran explosión para que el universo permitiera el origen y la evo' lución de la vida. En los diversos campos de la Física y la Astrofísica, la Cosmografía clásica, la Mecánica Cuántica y la Bioquímica, los descubrimientos han develado reiteradas veces que la existencia de la vida depende de un equilibrio delicado de constantes y cantidades físicas. De producirse la más mínima alteración de éstas, el equilibrio se destruiría y la vida no existiría. En realidad, en muchos casos, ni siquiera las estrellas y los planetas ni la química ni la materia atómica propiamente dicha podrían existir, mucho menos la vida bio, lógica. En realidad, el universo parece haber sido «puesto a punto» desde el momento incipiente para permitir la exis, tencia de vida inteligente. Por ejemplo, cambios en la fuerza de gravedad o la fuerza
PREGUNTAS DIFÍCILES ACERCA DE LA CIENCIA 73 electromagnética en el orden de uno en 10 40 hubiera hecho imposible la existencia de estrellas como nuestro Sol, y, por lo tanto, la vida tampoco hubiera sido posible. Una disminu, ción o aumento en la velocidad de la expansión de solo una fracción en un millón de millones, cuando la temperatura del universo era 10 10 grados hubiera resultado en el colapso del mismo en un magma de fuego o hubiera hecho imposible que las galaxias se condensaran, haciendo imposible la vida en ambos casos. Es necesario que lo que se conoce como la cons, tante cosmológica, crucial para el desarrollo de nuestro uni, verso, haya sido inexplicablemente «puesta a punto» en no más ni menos que una fracción de 10 53 para que fuera posible la existencia de un universo con condiciones para la vida. Esta es solo una de las muchas constantes y cantidades que deben estar presentes para que haya condiciones aptas para la vida en el universo. No es cuestión de que cada cantidad esté en su justa medi, da, sino que también deben estar «puestas a punto» las can' tidades relativas entre estas. Por ende, la situación no se ase, meja a una ruleta en los casinos de Montecarlo que debe arrojar un conjunto de ciertos números; sino que se parece más a la ruleta de Montecarlo arrojando un conjunto de cier, tos números, y que esos números tengan determinada rela, ción entre sí. Por ejemplo, que el número arrojado por una ruleta sea siete veces más grande que el número arrojado por otra ruleta y que un tercio del número en otra ruleta. La exis, tencia de un universo con condiciones aptas para la vida es abrumadoramente improbable. ¿Cómo deberíamos entender la noción de probabilidad presente en un universo con condiciones aptas para la vida? John Barrow, físico británico, nos sugiere algunas ideas. 21 Nos invita a trazar un punto rojo en una hoja de papel para que represente nuestro universo. Ahora bien, una variación mínima en algunas de las condiciones iniciales nos permite representar un universo diferente. Si hay condiciones para la vida, trazamos otro punto rojo, si no hay condiciones para la vida, trazamos un punto azul. Repitamos esto una y otra vez hasta que la hoja de papel esté completamente cubierta de puntos. ¿Con qué terminamos? Terminamos con un mar azul y unos pocos puntitos rojos. Es en este sentido que puede decirse con propiedad que la existencia de un universo con condiciones para la vida sería increíblemente improbable. Algunas personas dirán: «Sí, nuestro universo es improbable. Pero cualquier otro universo sería igualmente improbable. Sería como ganar la lotería. La posibilidad de que cualquier per, sana gane la lotería es muy improbable, pero alguien tiene que ganar». Esta objeción sirve para destacar que no es solo cues' tión de probabilidades, sino de probabilidad espedfica lo que está en juego. No es solo la probabilidad de la existencia de un universo u otro, sino la probabilidad de la existencia de un uni, verso con condiciones aptas para la vida. Por lo tanto, la analogía correcta sería una lotería en la que un billón de billones de billones de bolitas negras se revuelve con una bolita blanca y luego se nos invitara a tomar una bolita con los ojos cubiertos. Si bien todas las bolitas tienen la misma probabilidad de salir, será muchísimo más probable que la bolita que saquemos sea negra y no blanca. Para completar esta analogía, supongamos que nuestra vida dependiera de sacar una bolita blanca: ¡si no sacas una bolita blanca, estás muerto! Si metiéramos la mano, con los ojos cubiertos, entre todos esos millones y millones de bolitas negras, y de pronto descubriéramos que habíamos saca' do la única blanca que había, con todo derecho sospecharíamos que alguien había hecho trampa. Si todavía eres escéptico, suponte que para evitar la ejecución debieras sacar una bolita blanca tres veces seguidas. Las probabilidades no serían signifi, cativamente diferentes, pero nadie, en su sano juicio, pensaría que si saca una tras otra bolita blanca hubiera sido solo por casualidad.
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PREGUNTAS DIFÍCILES ACERCA DE LA CIENCIA 73<br />
electromagnética en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> uno en 10 40 hubiera hecho<br />
imposible la existencia <strong>de</strong> estrellas como nuestro Sol, y, por<br />
lo tanto, la vida tampoco hubiera sido posible. Una disminu,<br />
ción o aumento en la velocidad <strong>de</strong> la expansión <strong>de</strong> solo una<br />
fracción en un millón <strong>de</strong> millones, cuando la temperatura <strong>de</strong>l<br />
universo era 10 10 grados hubiera resultado en el colapso <strong>de</strong>l<br />
mismo en un magma <strong>de</strong> fuego o hubiera hecho imposible que<br />
las galaxias se con<strong>de</strong>nsaran, haciendo imposible la vida en<br />
ambos casos. Es necesario que lo que se conoce como la cons,<br />
tante cosmológica, crucial para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> nuestro uni,<br />
verso, haya sido inexplicablemente «puesta a punto» en no<br />
más ni menos que una fracción <strong>de</strong> 10 53 para que fuera posible<br />
la existencia <strong>de</strong> un universo con condiciones para la vida.<br />
Esta es solo una <strong>de</strong> las muchas constantes y cantida<strong>de</strong>s que<br />
<strong>de</strong>ben estar presentes para que haya condiciones aptas para<br />
la vida en el universo.<br />
No es cuestión <strong>de</strong> que cada cantidad esté en su justa medi,<br />
da, sino que también <strong>de</strong>ben estar «puestas a punto» las can'<br />
tida<strong>de</strong>s relativas entre estas. Por en<strong>de</strong>, la situación no se ase,<br />
meja a una ruleta en los casinos <strong>de</strong> Montecarlo que <strong>de</strong>be<br />
arrojar un conjunto <strong>de</strong> ciertos números; sino que se parece<br />
más a la ruleta <strong>de</strong> Montecarlo arrojando un conjunto <strong>de</strong> cier,<br />
tos números, y que esos números tengan <strong>de</strong>terminada rela,<br />
ción entre sí. Por ejemplo, que el número arrojado por una<br />
ruleta sea siete veces más gran<strong>de</strong> que el número arrojado por<br />
otra ruleta y que un tercio <strong>de</strong>l número en otra ruleta. La exis,<br />
tencia <strong>de</strong> un universo con condiciones aptas para la vida es<br />
abrumadoramente improbable.<br />
¿Cómo <strong>de</strong>beríamos enten<strong>de</strong>r la noción <strong>de</strong> probabilidad<br />
presente en un universo con condiciones aptas para la vida?<br />
John Barrow, físico británico, nos sugiere algunas i<strong>de</strong>as. 21 Nos<br />
invita a trazar un punto rojo en una hoja <strong>de</strong> papel para que<br />
represente nuestro universo. Ahora bien, una variación<br />
mínima en algunas <strong>de</strong> las condiciones iniciales nos permite<br />
representar un universo diferente. Si hay condiciones para la<br />
vida, trazamos otro punto rojo, si no hay condiciones para la<br />
vida, trazamos un punto azul. Repitamos esto una y otra vez<br />
hasta que la hoja <strong>de</strong> papel esté completamente cubierta <strong>de</strong><br />
puntos. ¿Con qué terminamos? Terminamos con un mar azul<br />
y unos pocos puntitos rojos. Es en este sentido que pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cirse con propiedad que la existencia <strong>de</strong> un universo con<br />
condiciones para la vida sería increíblemente improbable.<br />
Algunas personas dirán: «Sí, nuestro universo es improbable.<br />
Pero cualquier otro universo sería igualmente improbable.<br />
Sería como ganar la lotería. La posibilidad <strong>de</strong> que cualquier per,<br />
sana gane la lotería es muy improbable, pero alguien tiene que<br />
ganar». Esta objeción sirve para <strong>de</strong>stacar que no es solo cues'<br />
tión <strong>de</strong> probabilida<strong>de</strong>s, sino <strong>de</strong> probabilidad espedfica lo que<br />
está en juego. No es solo la probabilidad <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> un<br />
universo u otro, sino la probabilidad <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> un uni,<br />
verso con condiciones aptas para la vida. Por lo tanto, la analogía<br />
correcta sería una lotería en la que un billón <strong>de</strong> billones <strong>de</strong><br />
billones <strong>de</strong> bolitas negras se revuelve con una bolita blanca y<br />
luego se nos invitara a tomar una bolita con los ojos cubiertos.<br />
Si bien todas las bolitas tienen la misma probabilidad <strong>de</strong> salir,<br />
será muchísimo más probable que la bolita que saquemos sea<br />
negra y no blanca. Para completar esta analogía, supongamos<br />
que nuestra vida <strong>de</strong>pendiera <strong>de</strong> sacar una bolita blanca: ¡si no<br />
sacas una bolita blanca, estás muerto! Si metiéramos la mano,<br />
con los ojos cubiertos, entre todos esos millones y millones <strong>de</strong><br />
bolitas negras, y <strong>de</strong> pronto <strong>de</strong>scubriéramos que habíamos saca'<br />
do la única blanca que había, con todo <strong>de</strong>recho sospecharíamos<br />
que alguien había hecho trampa. Si todavía eres escéptico,<br />
suponte que para evitar la ejecución <strong>de</strong>bieras sacar una bolita<br />
blanca tres veces seguidas. Las probabilida<strong>de</strong>s no serían signifi,<br />
cativamente diferentes, pero nadie, en su sano juicio, pensaría<br />
que si saca una tras otra bolita blanca hubiera sido solo por<br />
casualidad.