07.11.2014 Views

Darnton, John - Experimento

Darnton, John - Experimento

Darnton, John - Experimento

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

transmitir de un individuo al otro. Ahí dentro metemos a los que murieron de tuberculosis y<br />

de ciertas fiebres, como la de Creutzfeldt-Jakob... Ésa es la enfermedad de las vacas<br />

locas. Hasta ahora no hemos tenido ningún caso de ésos, toco madera... —añadió<br />

alargando un brazo y golpeando con los nudillos el brazo de un sillón.<br />

Cruzaron la segunda portería, que conducía a la sala de autopsias.<br />

Lo primero que advirtió Jude fue el olor, una combinación de antiséptico y otra cosa<br />

que se le agarró al estómago y le hizo sentir ganas de vomitar. McNichol explicó que lo<br />

que olía era formalina, un fijador. Se hallaban en una habitación iluminada por largos<br />

tubos fluorescentes situados en el techo, con las paredes pintadas de amarillo y cubiertas<br />

en sus dos tercios inferiores de azulejos verdes. Arrimadas a dos de las paredes había<br />

armarios de cristal con botellas e instrumentos esterilizados en su interior. También había<br />

varios tarros en cuyo interior flotaban cosas que a Jude no le apeteció nada examinar de<br />

cerca. A lo largo de una tercera pared se veían grandes sumideros sobre los que había<br />

varios estantes de acero inoxidable con cinco grandes bidones de plástico que contenían<br />

productos químicos.<br />

McNichol le tendió a Jude un frasco de vaselina y le indicó que se pusiera un poco<br />

en la nariz.<br />

—Es un truco del oficio —explicó—. Insensibiliza el sentido del olfato. A mí no me<br />

hace falta. Yo hace tiempo que dejé de notar el olor de la muerte —añadió como si<br />

considerase aquello una lamentable pérdida. Gloria no quiso utilizar la vaselina y Jude se<br />

sintió impresionado: ¿cuántos cadáveres habría visto aquella mujer?<br />

En el centro de la sala había dos mesas de acero inoxidable con forma de L, cuyas<br />

partes largas formaban líneas paralelas. Las porciones alargadas de las mesas tenían<br />

pequeñas perforaciones. Jude supuso que eran para que los líquidos pasaran por ellas y<br />

fluyeran hasta dos pequeños depósitos situados en los vértices de las eles. En los liados<br />

cortos de éstas había diversos instrumentos y pequeños envases que, según McNichol,<br />

se utilizaban para guardar muestras de tejidos. Tras ellos había sendas cajas metálicas,<br />

llamadas «ataúdes», para guardar los órganos eviscerados. Las dos cajas estaban llenas<br />

de formalina.<br />

McNichol se dirigió al fondo de la sala, donde, empotrados en la pared, había unos<br />

grandes cajones blancos. Empujó una milla metálica con ruedas y la puso junto a uno de<br />

los cajones, abrió éste al máximo, bajó la barandilla de protección y pasó al lado a fin de<br />

poder inmovilizar la camilla con la cadera.<br />

—Hoy no hay ni un solo auxiliar clínico de guardia —dijo el hombre—. En teoría,<br />

ellos son los que se encargan de traer y llevar los cuerpos desde el depósito.<br />

Técnicamente, yo no debería estar haciendo esto.<br />

Alargó los brazos hacia el cadáver, que estaba metido en una gran funda negra.<br />

—Los auxiliares son los que se encargan de la «inspección de tripas». Es un trabajo<br />

particularmente desagradable. Hay que cortar el tracto gastrointestinal a todo lo largo, y<br />

luego inspeccionar las paredes del conducto, así como su contenido. Sin embargo...<br />

¿podrán ustedes creer que los auxiliares se disputan ese trabajo como si fuera un honor?<br />

Lanzó un gruñido y, con un enérgico y certero movimiento, colocó la parte superior<br />

del bulto encima de la camilla. Luego, con otros dos empujones —uno en las caderas y<br />

otro para colocar bien los pies— el cadáver quedó centrado en la camilla. McNichol lo hizo<br />

todo con gran rapidez. Indudablemente, había repetido aquello mismo centenares de<br />

veces.<br />

—Ahora, si no les importa echarme una mano...<br />

El médico les señaló con la cabeza el dispensador de guantes. Jude estaba<br />

sorprendido. Sin duda, pedirle a un lego que hiciera de auxiliar durante una autopsia iba<br />

36

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!