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Darnton, John - Experimento

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Varios de los clones se encaramaron por la fachada del edificio para mirar hacia<br />

dentro por las ventanas. Trataban de encontrar a sus prototipos y, cuando lo conseguían,<br />

los señalaban con gran nerviosismo.<br />

La aparición de Tizzie y Jude, surgidos de entre las sombras del anochecer y<br />

procedentes de direcciones distintas, creó toda una conmoción. Los clones se<br />

congregaron en torno a ellos, mirándolos y hablando unos con otros.<br />

Aún estaban en ello cuando se oyeron las sirenas. En la base comenzaron a entrar<br />

coches patrulla con las luces refulgiendo. En cuanto se detuvieron con un fuerte sonido de<br />

frenos, de los vehículos se apeó gran cantidad de policías de uniforme y de paisano.<br />

Uno de ellos se fue directamente hacia Jude y Tizzie.<br />

—¿Están ustedes bien?<br />

—Más o menos —respondió Jude.<br />

—Soy Brantley —dijo el agente alargando la mano.<br />

—Yo soy Jude.<br />

—Lo suponía.<br />

—Y yo soy Tizzie.<br />

—Ya. Menos mal que nos telefoneó.<br />

—¿Cómo han llegado tan pronto? —preguntó Jude.<br />

—Estábamos en Savannah cuando llamó —contestó Brantley señalando hacia<br />

Tizzie—. En la prensa vimos el anuncio del grupo Milenio. Es una suerte que mencionara<br />

usted el nombre del grupo. Usted se lo dijo a Raymond, y él me lo dijo a mí.<br />

—A Raymond no se le escapaba nada.<br />

—No, nada.<br />

—¿Y los otros tipos? —preguntó Jude—. El grupo Eagleton.<br />

—Después de matar a Raymond, decidieron esconderse. Pero estoy seguro de que<br />

terminaremos dando con ellos. Los archivos nos dirán quiénes son, y todos se pasarán<br />

una buena temporada a la sombra. —Tras una pausa, el federal añadió—: Y ahora en<br />

Nueva York está vigente la pena de muerte. Me gustaría que la utilizaran, y me gustaría<br />

que el tipo que mató a Raymond fuera el primero en ir al patíbulo.<br />

La policía retiró los muebles y enseres apilados contra las puertas, abrió éstas y<br />

efectuó los arrestos. Uno a uno, los prototipos fueron saliendo con las manos esposadas,<br />

y fueron obligados a montar en los coches celulares que esperaban. Los prototipos eran<br />

tantos que los coches tuvieron que hacer varios viajes. Unos cuantos —entre ellos los<br />

cirujanos y las enfermeras— permanecían esposados bajo un roble. Tenían un extraño<br />

aspecto, como si se dispusieran a efectuar una excursión dominical.<br />

Una ambulancia se llevó a Rincón. Baptiste necesitó una camilla. Los dos<br />

ordenanzas se rindieron mansamente y permanecieron juntos en la trasera de un coche<br />

patrulla, esposados el uno al otro, imágenes en espejo.<br />

Brantley bajó al sótano y cuando regresó parecía preocupado.<br />

—Sabotearon los ordenadores —dijo—. Han borrado todos los archivos y<br />

documentos, e incluso han destrozado los aparatos. Eso hará que resulte más difícil<br />

llevarlos ante los tribunales.<br />

Jude sonrió por primera vez en mucho tiempo.<br />

—Copié lo más importante en un disquete. Pero si lo quieren, tendrán que pagar su<br />

precio.<br />

—Dígame sus condiciones.<br />

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