Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Él asintió con la cabeza.<br />
—Me gustaría poder decírtelo con todas las letras, porque puede ser importante.<br />
Muy importante. Para ti es fundamental saber a qué te enfrentas, del mismo modo que<br />
para mí era fundamental saber a quién me enfrentaba. Esta gente juega sobre seguro, a<br />
dos bandos. ¿Comprendes?<br />
Alfred asintió de nuevo con la cabeza, inseguro, y fue él mismo quien pidió la<br />
siguiente ronda.<br />
—Es imposible no sentir admiración por el Laboratorio cuando se piensa en todo lo<br />
que ha conseguido: los grandes avances científicos, las instalaciones subterráneas de<br />
Jerome, la isla, la colonia de clones. Son cosas muy notables.<br />
Tizzie alzó su copa en brindis. Alfred, confuso, hizo lo mismo.<br />
—Y sería mucho más notable si el Laboratorio hubiera conseguido todo eso sin<br />
llamar la atención de... ciertas agencias. Pero supongo que, de algún modo, el<br />
Laboratorio es víctima de sus grandes aspiraciones. Quiero decir que es un proyecto<br />
demasiado ambicioso, demasiado grande. La página web. Toda esa cantidad de equipo e<br />
instrumental. La verdad es que resulta impresionante, pero... ¿cómo pensasteis ni por un<br />
momento que era posible mantener una cosa así en secreto? La gente habla, los rumores<br />
circulan. ¿Entiendes a qué me refiero?<br />
Alfred entendía. Tizzie se dio cuenta de ello por el leve brillo que relucía en el fondo<br />
de sus ojos.<br />
—El otro día estaba haciendo recuento de todas las leyes que habéis infringido.<br />
Múltiples asesinatos en primer grado... Conspiración. Conspiración para asesinar. Y<br />
recuerda que en algunos de los estados de nuestro país sigue existiendo la pena de<br />
muerte. Leyes contra el crimen organizado. Leyes federales. Violación de los derechos<br />
civiles. Conspiración para infligir daños corporales.<br />
Tizzie movió la cabeza, como admirada de la maravillosa amplitud del sistema legal.<br />
—En este asunto hay de todo. Desde delitos castigados con la pena capital, hasta<br />
fraude fiscal e incluso uso ilegítimo del correo. Esto último suelen añadirlo como propina.<br />
»Y, naturalmente, las personas para las que trabajo, saben lo que yo estoy haciendo.<br />
Incluso saben de ti.<br />
—¿De mí?<br />
—Desde luego. No creerás que he venido aquí sola y sin contactos. ¿Por qué crees<br />
que doy esos paseos por la noche? Como me suceda algo malo, las consecuencias serán<br />
muy graves para vosotros.<br />
Ahora saltaba a la vista que Alfred estaba preocupado. —Por una cosa así podrías<br />
pasar una buena temporada a la sombra. Y tú ya estás metido en bastantes líos.<br />
—¿Para quién trabajas? —preguntó arrastrando las palabras.<br />
Hay que pedir otra ronda, se dijo Tizzie, y le hizo seña a la camarera.<br />
—Me gustaría poder decírtelo. De veras. Pero nos hacen firmar una serie de<br />
documentos por los que nos comprometemos a guardar en secreto nuestras actividades.<br />
Noto en tus ojos que no terminas de creerme. Pero hay un modo de verificar que te estoy<br />
diciendo la verdad. Mi contacto se llama Raymond. No hace falta que hables con él. Basta<br />
con que te des cuenta de quién responde al teléfono. Verifica que el tal Raymond existe.<br />
Tizzie anotó el número de Raymond en una servilleta de papel. Había llegado el<br />
momento de hurgar con el cuchillo dentro de la herida.<br />
—Las cosas se te podrían poner feas en la cárcel, con ese pelo tan rojo que tienes.<br />
El cabello de ese color llama mucho la atención. Hace que todos hablen de ti. Y, teniendo<br />
281