07.11.2014 Views

Darnton, John - Experimento

Darnton, John - Experimento

Darnton, John - Experimento

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

aroma del rico café colombiano. El afgano estaba abriéndose paso en el mundo, tratando<br />

de llegar a ser alguien. Con un aguijonazo de remordimientos burgueses, Jude se<br />

encontró envidiando a Bashir: la certeza de sus creencias, su tenacidad, e incluso las<br />

convicciones políticas que servían de eje a su vida. Pero, sobre todo, admiraba la pasión<br />

que animaba su vida.<br />

El Mirror ocupaba tres pisos del número 666 de la Quinta Avenida, un anodino<br />

rascacielos que, pese a su insignificancia, alcanzaba la suficiente altura como para que el<br />

rojo número de neón se divisara sobre la neblina que a veces cubría el centro de<br />

Manhattan. La visión del número 666 en el cielo había hecho que a un bromista versado<br />

en la Biblia se le ocurriera llamar al periódico «la Bestia». Para los instruidos, el nombre<br />

era también una alusión al periódico que aparecía en Primicia, la novela de Evelyn<br />

Waugh.<br />

El mote resultaba también satisfactoriamente descriptivo. El propietario del Mirror era<br />

R. P. Tibbett, un magnate de la construcción neoyorquino que estaba intentando crear su<br />

propio imperio mediático y que había trasladado su centro de operaciones a Washington,<br />

para estar más cerca de los políticos a los que financiaba. Tibbett utilizaba<br />

descaradamente el periódico para sus venganzas y sus coacciones. Más que el buque<br />

insignia de la flota Tibbett, el Mirror era su cubo de basura. Cuando el propietario deseaba<br />

obtener más licencias de televisión, machacaba inclemente el tema en las páginas de su<br />

periódico, y cuando quería despellejar a un enemigo, cosa que cada vez sucedía con más<br />

frecuencia, utilizaba para ello la prosa, aguda como un estilete, de sus mejores escritores.<br />

A fin de disimular su vergüenza, los reporteros se aferraban a la mística de que su<br />

periódico estaba dirigido al pueblo y «en contacto con el hombre de la calle», aunque no<br />

resultaba muy claro lo que significaban ni lo uno ni lo otro.<br />

En el vestíbulo, Jude pasó ante el expositor que exhibía el periódico del día —el<br />

mezquino Tibbett ni siquiera era capaz de regalar el diario a quienes lo hacían— y sintió<br />

un escalofrío al ver el sensacionalista titular: La gripe asesina amenaza la ciudad. Por lo<br />

visto, había dos personas en el hospital.<br />

El ascensor se detuvo en el tercer piso y, cuando las puertas se estaban cerrando,<br />

una mano se metió entre ellas y las hizo abrirse de nuevo. Al ver los largos y curvados<br />

dedos y el anillo con el ópalo, a Jude el alma se le cayó a los pies. Conocía aquel anillo.<br />

Betsy entró en la cabina y sorprendida abrió mucho los ojos, pero en seguida puso cara<br />

de palo.<br />

—Ah, eres tú —dijo gélida.<br />

Jude, perplejo, no supo qué contestar, pues decir: «Sí, soy yo» le parecía tonto. Así<br />

que se limitó a contestar con un «Hola».<br />

Betsy, con la vista fija en las puertas de la cabina, no respondió. En el silencio se oía<br />

el chirrido de los cables del ascensor. Betsy era reportera, compañera de trabajo de Jude.<br />

Los dos habían vivido juntos durante casi un año hasta que, hacía tres meses, ella lo<br />

echó, aunque sería más exacto decir que él decidió marcharse pero dejó que Betsy<br />

salvase al menos parcialmente su orgullo al permitir que lo pusiera de patitas en la calle.<br />

Jude recordó lo furiosa que Betsy se había puesto durante algunas de las últimas peleas<br />

que tuvieron mientras eran pareja. Incluso en una ocasión lo abofeteó, haciéndole una<br />

pequeña herida en la mejilla con su anillo. Ella le había gritado que él era incapaz de<br />

sentir nada, que era un «deficiente emocional». Y añadió que ¿qué otra cosa podía<br />

esperarse, sobre todo teniendo en cuenta la desastrosa infancia que Jude había tenido?<br />

Y, dicho esto, se echó a llorar, cosa que él detestaba.<br />

24

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!