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Darnton, John - Experimento

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CAPÍTULO 2<br />

Jude Harley fue al West Side para efectuar una entrevista, y luego decidió regresar<br />

caminando a la redacción de su periódico, en la Quinta Avenida. Encontró un atasco de<br />

tráfico en la Cuarenta y seis y observó que un taxista tocaba largamente el claxon<br />

produciendo un gran escándalo. Detenido en plena calle, bloqueando el tráfico, había un<br />

camión de plataforma cargado de vigas de acero. De pie sobre ellas, tres obreros de la<br />

construcción tocados con cascos amarillos miraban hacia arriba. Jude siguió la dirección<br />

de sus miradas. Treinta pisos más arriba, una grúa subía una viga que se estremecía al<br />

extremo del cable como un lápiz en equilibrio. El claxon del taxi sonó de nuevo.<br />

A Jude no terminaba de gustarle el nuevo y reluciente Midtown. No era que añorase<br />

los viejos días de los camellos y las prostitutas, sino simplemente que muchas de las<br />

nuevas tiendas eran demasiado llamativas y ostentosas. El comercialismo puro y duro<br />

había vuelto a triunfar. Pasó ante una tienda y le echó un vistazo al escaparate. Vio las<br />

estatuillas del Empire State Building y de Miss Libertad, platos con la línea de los<br />

rascacielos reproducida en ellos, muñecos de más de un palmo de altura de Charlie<br />

Chaplin, Madonna y Elvis. Hasta hacía no mucho, el local había sido uno de sus bares<br />

favoritos, un oscuro antro con reservados de madera, una gramola automática con discos<br />

de Sinatra, y una pintura al óleo tan ennegrecida por el polvo y el humo que sólo los<br />

clientes más antiguos sabían que representaba a Joe Louis asestando el golpe definitivo<br />

a Max Schmeling.<br />

Aquélla era otra de las pegas del cambio: le hacía sentir a uno viejo. Y a la madura<br />

edad de treinta años, habiendo dejado al fin atrás la primera juventud, razonablemente<br />

seguro en su trabajo, soltero y sin compromiso y viviendo en el tumulto de la mayor<br />

ciudad del mundo, si había algo que uno no deseaba sentirse era viejo.<br />

Siguió caminando en dirección este pasando ante las altísimas torres de oficinas de<br />

la Sexta Avenida y al llegar a la Quinta Avenida enfiló hacia la zona residencial. Para ser<br />

una mañana de sábado, no había mucha gente en la calle, aunque la multitud se hizo<br />

más densa en las inmediaciones del Rockefeller Center. Como Jude no tenía prisa por<br />

llegar al trabajo, se metió por un pasadizo comercial lleno de agencias de viajes, librerías<br />

y tiendas de dulces. Su reflejo aparecía y desaparecía intermitentemente en el cristal de<br />

los escaparates.<br />

Jude Harley tenía el rostro alargado y angular. Su cabello era oscuro y largo, y le<br />

caía sobre los ojos cuando se inclinaba sobre el teclado para escribir uno de sus artículos.<br />

En una ocasión una mujer le había dicho que su aspecto era proteico: en determinados<br />

momentos parecía normal y corriente, pero en otros -visto en la esquina de una calle con<br />

el cuello de la gabardina subida, o con la vista fija en las llamas de un incendio, o<br />

contando un chiste escandaloso durante una cena— su aspecto era atractivo y<br />

sumamente seductor. La descripción lo había halagado, pero... Si estaba tan bien, ¿cómo<br />

era que llevaba ya tres meses sin pareja?<br />

Llegó a la plaza situada a un nivel más bajo que el de la calle. Con el buen tiempo, la<br />

pista de hielo había desaparecido y en su lugar se alzaba un bosque de sombrillas.<br />

Lástima. Le gustaba contemplar las evoluciones de los patinadores. Pero en la plaza<br />

había algo que lo hacía sentir incómodo; incluso años atrás, cuando era un recién llegado<br />

a la ciudad, ya había notado la opresiva sensación de anonimato que producía aquel<br />

lugar. De pronto sin saber por qué, pensó en Holden Caufield, el protagonista de El<br />

guardián en el centeno, el eterno adolescente en busca de su lugar al sol, yendo a patinar<br />

con la bonita chica a la que había invitado a salir, y sintió un aguijonazo de soledad.<br />

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