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fuera una escuela normal y corriente. Lo hicimos para engañarlos. No fue más que una<br />
farsa para que los inspectores creyeran que estábamos recibiendo el mismo tipo de<br />
educación que el resto de los niños. Naturalmente, no era así.<br />
»Lo que más vivamente recuerdo fue la vergüenza que sentí al tener que mentir y el<br />
hecho de que mi padre me dijera que en aquel caso mentir estaba justificado. Este fin de<br />
semana, cuando mi padre me dijo que se estaba muriendo y que a mi madre le ocurría lo<br />
mismo, me pidió que no le dijera nada a ella. Me dijo que en aquel caso la mentira estaba<br />
justificada. Y fue entonces cuando recuperé la memoria de golpe. Recordé la escuela, y<br />
mis juegos en la mina contigo. Todo me vino bruscamente a la cabeza. Fue asombroso.<br />
—De niña, en Milwaukee, ¿no sabías nada de la historia de tus padres?<br />
—Pues la verdad es que no. Me parecía que, por algún extraño motivo, eran<br />
distintos. De pequeña, fantaseaba con la idea de que fueran científicos y estuvieran<br />
trabajando en un proyecto supersecreto. Como el Proyecto Manhattan de Los Álamos. Me<br />
contaba a mí misma que sus investigaciones eran importantísimas y que un día se harían<br />
muy famosos, pero que, de momento, había que mantener el secreto. No podíamos decir<br />
ni una palabra, porque había fuerzas malignas decididas a desbaratar los trabajos de mis<br />
padres. Aunque todo era pura fantasía, muchos de los elementos de esa fantasía eran<br />
reales, y yo, de algún modo, debí de percibirlo.<br />
—¿Sabías tú a qué tipo de investigaciones científicas se dedicaban tus padres?<br />
Tizzie respondió sin una vacilación.<br />
—Sólo hasta cierto punto. Sabía que la vida era importante, y la longevidad<br />
deseable. Sabía que yo debía ampliar mis horizontes, llenar mi cerebro de conocimientos<br />
científicos. Y también sabía que cuidar de mi propio cuerpo era importante. Ésos fueron<br />
los valores que me inculcaron en la infancia.<br />
»En especial el cuidado del cuerpo. Siempre que me ocurría algo malo, que me<br />
resfriaba, que me cortaba o, en el peor de los casos, que me rompía un brazo, las<br />
atenciones llovían sobre mí. A fin de cuentas, mi padre era médico y ningún cuidado era<br />
excesivo. A la más mínima me administraban antibióticos.<br />
Tizzie tomó aire. Estaba llegando a la parte más difícil.<br />
—Ahora bien, si lo que quieres saber es si yo, cuando necesité el riñón, estaba al<br />
corriente de lo que sucedía, si supe de dónde procedía el órgano, entonces la respuesta<br />
es no. Lo que te conté era cierto. De jovencita, cuando tenía quince o dieciséis años (es<br />
asombroso hasta qué punto había reprimido estos recuerdos) me puse enferma. Tuve<br />
una infección que no me trataron a tiempo y que llegó a revestir una considerable<br />
gravedad. Estaba siempre con fiebre y era tan doloroso orinar que me aguantaba las<br />
ganas, con lo cual agravé aún más el problema. No quería decirle nada a mi padre, pero<br />
él terminó dándose cuenta y me administró gentamicina. Durante un tiempo parecí<br />
mejorar, pero luego sufrí una recaída y me puse mucho peor. Recuerdo que me llevaron a<br />
un hospital de Milwaukee y me conectaron a una máquina de diálisis. Y luego, un día, me<br />
operaron. La intervención se efectuó en una pequeña clínica. No recuerdo gran cosa de la<br />
operación, sólo que estuve mucho tiempo en cama y que falté tanto a clase que tuvieron<br />
que ponerme un profesor particular.<br />
Tizzie hizo una breve pausa como si buscara las palabras adecuadas.<br />
—Nunca me paré a preguntarme de dónde había salido aquel riñón. ¿Por qué me lo<br />
iba a preguntar? Yo en aquella época no era más que una chiquilla. Pero lo que sí resulta<br />
extraño es que creo que desde entonces no había vuelto a pensar en la operación. En<br />
algún momento debió de parecerme raro, porque, como ahora sé de sobra, los ríñones<br />
para trasplantes siempre han escaseado. Además, mucho después de la operación, se<br />
me hizo extraño que no me hubieran administrado drogas inmunodepresoras, ni me<br />
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