07.11.2014 Views

Darnton, John - Experimento

Darnton, John - Experimento

Darnton, John - Experimento

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Montó en el coche, lo puso en marcha y al cabo de cinco minutos llegó a una<br />

desviación a la derecha, un angosto sendero de tierra lleno de agujeros y surcado por<br />

rodadas. Un maltrecho cartel señalaba el camino hacia la mina Gold King. Jude supo,<br />

incluso antes de fijarse en el polvo que levantaban los motoristas, que por allí debía<br />

desviarse. Todo lo que lo rodeaba le era familiar: los árboles, la inclinación del terreno, el<br />

aspecto del cielo. Era como si de pronto hubiera vuelto a su pasado a través de una<br />

puerta mágica. La sensación resultó al mismo tiempo estremecedora y tonificante.<br />

El camino era corto. Tras una breve cuesta, llegaba a la cima de una colina. Cuando<br />

Jude bajó la vista desde el interior del coche fue como si mirase hacia el cráter de un<br />

volcán. Allá abajo había una mina a cielo abierto y un grupo de edificios de madera<br />

compuesto por viejos almacenes, dormitorios, despensas y una docena de cobertizos.<br />

También se veían grandes montones de piedras y un tendido ferroviario. Y en el centro un<br />

gran horno de fundición gris provisto de una gigantesca chimenea de ladrillo rojo. Jude la<br />

recordó inmediatamente. La había visto desde todos los ángulos posibles. Se conocía al<br />

dedillo todo aquel paisaje, sólo que ahora, comparándolo con las imágenes que durante<br />

tantos años habían dormitado en su memoria, todo le parecía mucho más pequeño, casi<br />

liliputiense.<br />

Condujo lentamente por la vía de acceso que corría paralela al borde de la mina. En<br />

la ladera, un poco más arriba, había una pequeña cabaña frente a la cual se hallaban las<br />

motos, apoyadas en sus soportes. Sobre una de ellas, un hombre que llevaba una<br />

camiseta negra fumaba un cigarrillo sin quitarle ojo a Jude. El periodista detuvo el coche<br />

antes de llegar al sendero de descenso hacia la mina, y estacionó en un pequeño istmo<br />

que separaba la mina de la alta escarpadura desde cuya cima se dominaba todo el valle<br />

Verde.<br />

Jude cogió una linterna de la guantera y echó a andar camino abajo. En algunos<br />

tramos, la bajada era tan pronunciada que tenía que clavar los talones en la tierra. Al<br />

llegar abajo, el instinto le dijo que debía seguir derecho. Entró en un gran edificio que en<br />

tiempos había albergado las oficinas de la explotación minera. Muchas generaciones de<br />

botas habían dejado su cóncava huella en los peldaños de madera. Creo que he estado<br />

aquí cientos de veces, se dijo Jude. Volvió sobre sus pasos y, desde el umbral de la<br />

entrada, examinó el paisaje. Qué extraño hallarse allí, como un gigante de regreso en el<br />

hogar, contemplando aquellos minúsculos edificios y la chimenea, que era lo único que no<br />

parecía misteriosamente empequeñecido.<br />

De pronto, y con la misma certidumbre que lo había conducido hasta allí, supo<br />

adónde debía dirigirse a continuación. Salió del edificio y dejó que sus pies lo llevaran a<br />

través del campamento y por un sendero quebrado que conducía hacia la cumbre de la<br />

colina. Siguió caminando y al fin se detuvo frente a un enorme orificio abierto en el<br />

costado de la montaña. Era la entrada de la mina subterránea. Se metió por ella y tocó las<br />

ásperas paredes de roca con la palma de la mano derecha. Luego se dio media vuelta y<br />

contempló el paisaje: los tejados de los edificios, la fundición, la chimenea... Todo<br />

encajaba a la perfección con el molde de sus recuerdos. Sin saber por qué, sintió una<br />

extraña inquietud.<br />

Giró sobre sus talones y se adentró veinte pasos en el túnel, hasta que las sombras<br />

lo envolvieron. Encendió la linterna y la apuntó arriba y abajo; su haz iluminó el techo de<br />

la galería, que estaba formado por una masa compacta de tierra y rocas. De algún remoto<br />

lugar de su recuerdo surgieron prudentes advertencias acerca del peligro que suponían<br />

los derrumbes y los corrimientos de tierra, y Jude volvió a sentir el terror infantil a ser<br />

enterrado vivo. Pese a ello, siguió adelante y, según se adentraba en el oscuro pasadizo,<br />

se fue sintiendo más y más tranquilo. Llegó a una intersección; a la izquierda había una<br />

gran galería surcada por los raíles que utilizaban las vagonetas de mineral, y en el barro<br />

188

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!