Darnton, John - Experimento
Darnton, John - Experimento Darnton, John - Experimento
Skyler tenía un aspecto terrible. El color había desaparecido de su rostro y la frente se le había perlado de sudor. Se tumbó en la cama y se volvió cara a la pared. Jude temió haberle dado la noticia de lo de Raisin con demasiada brusquedad. Tizzie le preguntó si se encontraba mal, le tocó la frente con la palma de la mano y dijo que parecía tener algo de fiebre. Skyler dijo que deseaba quedarse solo. Sus acompañantes salieron de la habitación y cerraron la puerta con suavidad. En el pasillo, Tizzie cogió a Jude por el codo. —¿Cómo supiste que el cuerpo era de Raisin? —preguntó. —No estaba seguro, era una simple sospecha. Pero una sospecha bastante fundada. McNichol, el forense de Ulster County, identificó inicialmente el cuerpo como el del juez. El ADN era el mismo. Por lo tanto, se trataba de un clon. Y no fueron tantas las personas que huyeron de la isla. Además, recordé que el juez estaba tomando Depakote, que se usa para el tratamiento de la epilepsia. Una de las organizaciones a las que el juez pertenecía se dedicaba a reunir fondos para la investigación de desórdenes neurológicos. Hasta que oí la historia de Skyler, no supe que Raisin también sufría de epilepsia. Tizzie lo miraba impresionada. —¿No te das cuenta? —continuó él—. Cada uno de los que están en esa isla es un clon de alguien del continente. Ése es el motivo de que los tuvieran allí. Una legión de dobles, eso es lo que son. Todo esto no es más que un horrible experimento. Jude era consciente de que lo que estaba diciendo preocupaba a Tizzie, pero necesitaba airear las dudas que a él mismo lo estaban reconcomiendo. —Hay algo que no entiendo en absoluto. Cuando el juez me vio, se llevó un susto de muerte. Prácticamente, se cayó de su sillón. Y no me explico por qué... En mi vida lo había visto. ¿Qué tengo que ver yo con él, o qué tiene que ver él conmigo? »Y otra cosa. Cuando McNichol efectuó la autopsia, tomó muestras de los órganos para luego analizarlos, y alguien forzó la entrada en el quirófano y robó las muestras. ¿Por qué lo hicieron? Lo lógico habría sido que fuera para destruir las pruebas, de modo que a nadie le resultara posible demostrar que el cadáver era el de un doble. Pero, entonces, ¿por qué no se llevaron también las muestras de ADN? Fueron éstas las que al final establecieron la identidad del cadáver. Es absurdo, y la única explicación que se me ocurre es que no supieran lo que estaban haciendo. Pero no creo que fuera así. Querían aquellas muestras por algún motivo. Tizzie, que parecía casi tan alarmada como Jude, retiró la mano del codo de éste. Dijo que se sentía indispuesta y que no le apetecía cenar. Dio media vuelta y se dirigió hacia su habitación. Jude la observó alejarse, con los hombros caídos, cosa inusitada en ella. Deseó seguirla, pero al comprender que hacerlo sería un error sintió un súbito aguijonazo de soledad. Jude llamó al servicio de habitaciones y pidió un sándwich de jamón y queso, Cocacola light, patatas fritas y café. Mientras esperaba a que se lo trajesen, abrió el ordenador y lo enchufó a la salida del teléfono. Se conectó a la red y no tardó en encontrar la página web de W en Jerome, Arizona. De nuevo la pantalla se llenó con la extraña imagen del lagarto encaramado a la roca. Entró en la sala de chat, en la que se estaba desarrollando un animado debate. —¿...Recuerdas a Titón? —¿A quién? 177
—A Titón... un personaje de la mitología griega. Era un joven y atractivo príncipe. Un día, Aurora, la diosa del amanecer, se enamoró de él. Quiso tomarlo como esposo, pero al fin y al cabo Titón no era más que un simple mortal con un lapso de vida corto, así que Aurora acudió a Zeus y le pidió que le concediera la vida eterna. Zeus lo hizo, y Aurora se llevó a Titón a su palacio. Durante años, todo fue bien y la pareja disfrutó de una permanente dicha. Pero hubo algo que Aurora olvidó. —¿El qué? —Se le olvidó pedir para su príncipe el don de la juventud eterna. Así que Titón envejeció más y más, hasta que perdió toda su fortaleza, el cuerpo se le encogió, y su voz se convirtió en un débil quejido. El pobre sufría todo tipo dolores y apenas podía moverse. Se encogió tanto que Aurora lo metió en un cesto y lo dejó en un rincón de su palacio, donde Titón, que se sentía totalmente infeliz, sólo deseaba morir. Pero no podía, así que siguió encogiéndose y encogiéndose, hasta que al fin se transformó en cigarra, cosa que siguió siendo por el resto de la eternidad. —Entiendo lo que dices, pero, a pesar de todo, sigo queriendo vivir muchos años. Pensándolo bien, ¿qué tiene de malo la vejez? —Todo. La dentadura se te echa a perder, bajas de estatura, caminas como un inválido, pierdes el control de la vejiga, te quedas sin memoria... ¿Le llamas a eso vivir? —Bueno, ya conoces el viejo dicho: donde hay vida hay esperanza. —Tonterías. Prefiero mil veces al doctor Kevorkian. —Veo que tenemos a un nuevo visitante. Hola, Ludita. Estamos hablando sobre la vejez y aquí, el amigo Maquiavelo, es de los que prefieren vivir deprisa y morir joven. ¿Qué opinas tú? Jude escribió la primera tontería que se le ocurrió. —Creo que la vejez es demasiado buena para desperdiciarla en los ancianos. —Ja ja. Eres tan gracioso como tu nombre. —¿Alguno de vosotros ha hablado recientemente con Matusalén? —preguntó Jude yendo al grano. —¿Quién es? —Yo lo conozco, pero ya no viene por aquí. Llevo varias semanas sin hablar con él. ¿Por qué? —Por nada. Simple curiosidad. Otra cosa: ¿por qué se llama esta web Jerome Arizona? —No lo sé. —Creo que porque en Jerome estaban los propietarios de la web cuando ésta apareció, hace mucho tiempo. Pero ninguno de ellos ha vuelto a asomar por aquí. —¿Quiénes eran ellos? —preguntó Jude. —No lo sé. —Yo tampoco. Jude no deseaba permanecer conectado a la red más tiempo del imprescindible. —Tengo que marcharme —escribió. —Okey. Recuerda: dentro de un minuto, te quedarán sesenta segundos menos de vida. Ja ja. —Y hace un minuto a ti te quedaban sesenta segundos más de vida. Ja ja. Salió de la sala de chat y estaba a punto de apagar el ordenador, cuando advirtió que el icono del buzón estaba parpadeando. Alguien le había mandado un e-mail. Hizo clic sobre el icono, e inmediatamente apareció un mensaje en la pantalla cuyo remite no 178
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—A Titón... un personaje de la mitología griega. Era un joven y atractivo príncipe. Un<br />
día, Aurora, la diosa del amanecer, se enamoró de él. Quiso tomarlo como esposo, pero<br />
al fin y al cabo Titón no era más que un simple mortal con un lapso de vida corto, así que<br />
Aurora acudió a Zeus y le pidió que le concediera la vida eterna. Zeus lo hizo, y Aurora se<br />
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permanente dicha. Pero hubo algo que Aurora olvidó.<br />
—¿El qué?<br />
—Se le olvidó pedir para su príncipe el don de la juventud eterna. Así que Titón<br />
envejeció más y más, hasta que perdió toda su fortaleza, el cuerpo se le encogió, y su voz<br />
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Se encogió tanto que Aurora lo metió en un cesto y lo dejó en un rincón de su palacio,<br />
donde Titón, que se sentía totalmente infeliz, sólo deseaba morir. Pero no podía, así que<br />
siguió encogiéndose y encogiéndose, hasta que al fin se transformó en cigarra, cosa que<br />
siguió siendo por el resto de la eternidad.<br />
—Entiendo lo que dices, pero, a pesar de todo, sigo queriendo vivir muchos años.<br />
Pensándolo bien, ¿qué tiene de malo la vejez?<br />
—Todo. La dentadura se te echa a perder, bajas de estatura, caminas como un<br />
inválido, pierdes el control de la vejiga, te quedas sin memoria... ¿Le llamas a eso vivir?<br />
—Bueno, ya conoces el viejo dicho: donde hay vida hay esperanza.<br />
—Tonterías. Prefiero mil veces al doctor Kevorkian.<br />
—Veo que tenemos a un nuevo visitante. Hola, Ludita. Estamos hablando sobre la<br />
vejez y aquí, el amigo Maquiavelo, es de los que prefieren vivir deprisa y morir joven.<br />
¿Qué opinas tú?<br />
Jude escribió la primera tontería que se le ocurrió.<br />
—Creo que la vejez es demasiado buena para desperdiciarla en los ancianos.<br />
—Ja ja. Eres tan gracioso como tu nombre.<br />
—¿Alguno de vosotros ha hablado recientemente con Matusalén? —preguntó Jude<br />
yendo al grano.<br />
—¿Quién es?<br />
—Yo lo conozco, pero ya no viene por aquí. Llevo varias semanas sin hablar con él.<br />
¿Por qué?<br />
—Por nada. Simple curiosidad. Otra cosa: ¿por qué se llama esta web Jerome<br />
Arizona?<br />
—No lo sé.<br />
—Creo que porque en Jerome estaban los propietarios de la web cuando ésta<br />
apareció, hace mucho tiempo. Pero ninguno de ellos ha vuelto a asomar por aquí.<br />
—¿Quiénes eran ellos? —preguntó Jude.<br />
—No lo sé.<br />
—Yo tampoco.<br />
Jude no deseaba permanecer conectado a la red más tiempo del imprescindible.<br />
—Tengo que marcharme —escribió.<br />
—Okey. Recuerda: dentro de un minuto, te quedarán sesenta segundos menos de<br />
vida. Ja ja.<br />
—Y hace un minuto a ti te quedaban sesenta segundos más de vida. Ja ja.<br />
Salió de la sala de chat y estaba a punto de apagar el ordenador, cuando advirtió<br />
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