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Darnton, John - Experimento

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CAPÍTULO 15<br />

Aunque deseaba volver cuanto antes a su apartamento para cerciorarse de que<br />

Skyler estaba bien, Jude aún tenía que hacer otra cosa. Conectó su ordenador portátil<br />

con la base de datos Nexis y, utilizando la contraseña que empleaba el Departamento de<br />

Investigación del periódico, accedió a «Nexis en profundidad», una base de datos que<br />

contenía artículos y gacetillas aparecidos en todos los diarios, revistas y publicaciones<br />

profesionales de importancia. Necesitaba echar las redes en una zona muy amplia, pues<br />

no sabía gran cosa acerca del pez que trataba de pescar.<br />

Buscó los nombres de todas las islas del litoral, y luego el de Valdosta, Georgia.<br />

Había cientos de artículos —demasiados para examinarlos en detalle—, pero, aunque se<br />

esforzó por estrechar al máximo la búsqueda, no encontró nada que le fuera útil. Después<br />

probó con los nombres que Skyler había mencionado. En «Baptiste» no encontró nada;<br />

había docenas y docenas de documentos con aquel título, pero sin conocer el apellido<br />

resultaba imposible delimitar la búsqueda. Les echó un buen vistazo, pero ninguno de<br />

ellos parecía estar relacionado con una organización científica. Buscó «Rincón, doctor».<br />

Encontró un solo documento, que correspondía a un tal doctor Jacob Rincón, de Santa<br />

Mónica, California, arrestado hacía tres años por la malversación de unos fondos<br />

destinados al servicio de salud pública. Aquello no parecía encajar con nada. Buscó<br />

«Laboratorio», y en la pantalla apareció un pequeño aviso: «Su búsqueda ha obtenido 0<br />

resultados. Pruebe en otra categoría.»<br />

Jude se desconectó del servicio. Dejó encendida la pantalla de su ordenador, sacó<br />

de un cajón un viejo cuaderno de notas y lo dejó abierto encima del escritorio, sobre cuyo<br />

tablero repartió también libros y un bolígrafo. Después fue a su taquilla, sacó la chaqueta<br />

y la colgó del respaldo de la silla. Hecho todo esto, salió de la redacción, descendió en el<br />

montacargas hasta la planta baja, cruzó el vestíbulo y bajó por la escalera hasta el<br />

sótano, donde se había reubicado el antiguo archivo. El archivo era el banco de memoria<br />

del periódico y contenía artículos aparecidos en el Mirror desde 1907, que fueron<br />

cuidadosamente recortados a mano y clasificados por empleados que ya llevaban años<br />

jubilados o muertos. En el pasado, el archivo ocupó un puesto de honor en la planta<br />

principal del periódico, pero a partir de 1980, cuando fue sustituido por Nexis, dejó de ser<br />

lo que era y fue relegado al purgatorio del sótano. Raros eran ya los que visitaban aquel<br />

departamento subterráneo, cuyos pasillos, apenas iluminados por bombillas que colgaban<br />

del techo, estaban flanqueados por filas y filas de archivadores llenos de amarillentos<br />

recortes tan quebradizos que se rompían al tocarlos como las alas de viejas mariposas.<br />

El archivo contaba con su propio fantasma de la ópera. Su encargado era J. T.<br />

Dunleavy, un dispéptico individuo de edad incierta cuyo atributo más conocido era un<br />

privilegiado cerebro que, si bien no le permitía recordar los contenidos de los cientos de<br />

miles de expedientes allí guardados, sí le servía para comprender la lógica interna del<br />

sistema, de manera que él y sólo él era capaz de decir dónde podía encontrarse una<br />

determinada información.<br />

Lo malo de Dunleavy era que sólo atendía bien a los que le caían en gracia.<br />

Afortunadamente, por alguna desconocida razón, siempre había mostrado simpatía hacia<br />

Jude. Tal vez porque Jude era uno de los escasos reporteros que manifestaban un cierto<br />

respeto hacia los tiempos pretéritos. El propio Dunleavy iba más allá del respeto hacia el<br />

pasado, ya que llegaba a sentir por él una reverencia casi religiosa.<br />

El hombre estaba ordenando en montones un fajo de recortes de prensa. Sus<br />

huesudos dedos se movían con la rapidez de los de un crupier de Las Vegas.<br />

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