Nº 31, Septiembre 2010 - Centro de Estudios Garrigues

Mi primer salario:
alea jacta est * ?
CENTRO DE ESTUDIOS
GARRIGUES
GLOBAL ALUMNI
EL CENTRO POR DENTRO
Martín Vergara Pinto
Antiguo Alumno Máster en Recursos Humanos 2006-2007
En época de crisis, un sabio
consejo para aquellos jóvenes
que acaban de egresar de la
Universidad es que apuesten por seguir
formándose a fin de tener un perfil
más atractivo y competitivo de entrada
al mercado laboral. El consejo es
cierto, y más que una apuesta por la
formación o por la especialización estamos
frente a una inversión, cuyos
resultados serán evidentes muy probablemente
a “largo plazo”.
Permítaseme plantear el siguiente
supuesto hipotético: Mario es un licenciado
en Derecho, egresado del Máster
de RRHH de una prestigiosa casa de
estudios, cuenta con experiencia en
prácticas y está en la búsqueda de su
primer contrato de trabajo. La empresa
multinacional “Z” ha visto en él al candidato
ideal para cubrir una posición
estratégica dentro del Departamento
de RR. HH pero, teniendo en cuenta
la situación actual del mercado laboral
(mucha demanda de trabajo y poca
oferta de empleo), decide ofrecerle
4.000 € anuales menos de lo que sabe
que vale dicho puesto. Mario acepta la
propuesta de “Z”, habida cuenta que
no tiene otras ofertas para elegir.
A continuación, analizaremos si la
decisión adoptada por ambas partes
ha sido la correcta o si resulta eficiente.
En lo que respecta a la empresa,
ésta ha sabido aprovechar un coste
de oportunidad: conseguir al candidato
más cualificado al menor coste
posible. En lo que corresponde al
empleado, la prioridad es entrar en el
mercado laboral aún cuando la oferta
salarial no sea atractiva. La decisión
de ambas partes es lógica y razonable
de acuerdo a las reglas que impone el
mercado. Este análisis se circunscribe
al momento de la contratación; es decir,
al corto plazo.
Sin embargo, nos preguntamos
qué ocurrirá en el mediano / largo plazo.
Resulta pues, que la empresa, al
haber determinado un primer salario
muy bajo, tiene en favor de sus intereses
un amplio margen de maniobra
para gestionar la carrera salarial de
Mario. Si por ejemplo, el primer salario
es 20.000 € y, a consecuencia de
su óptimo rendimiento, durante un periodo
de 5 años, consigue una subida
del 20 %, tendríamos que para el año
2015 Mario percibiría 24.000 €; es decir,
las mismas condiciones salariales
que la empresa pudo ofrecerle en el
momento de su contratación.
Por otra parte, durante ese periodo
el empleado ha ganado un “valor”
muy apreciado por las empresas, el
que a su vez incrementa su poder de
negociación en el mercado laboral: la
experiencia profesional. En ese sentido,
la nada atractiva carrera salarial
que ofrece “Z” será un incentivo para
que Mario, en el mediano / largo plazo,
salga al mercado a buscar una mejor
oferta laboral haciendo valer su experiencia
profesional.
Vemos pues que la balanza cambia
de lado: lo que en un primer momento
era considerado un ahorro para
la empresa podría resultarle costoso
para el día de mañana – la pérdida
del empleado mejor cualificado. Sin
embargo, también es verdad que las
reglas que a futuro imponga el mercado
son difíciles de predecir. Tan solo
indicar en este punto que la compensación
es un factor sensible en toda
política de recursos humanos ya que
con ella le decimos al empleado cuánto
vale su trabajo para nosotros, y ello
exige un ejercicio responsable de esta
tarea por parte de quienes nos dedicamos
a esta materia.
En mi país: Perú, existe un panorama
similar al español ya que la oferta
laboral es un bien escaso, y además
al empezar ¡te exigen mucho y te pagan
poco! Sin embargo, dicha realidad
obliga a que los profesionales se
adapten al mercado laboral en el que
están inmersos, el cual a pesar de no
ser atractivo no deja de tener oportunidades.
La formación académica sirve
de “base” pero necesariamente debe
complementarse con la demostración
de cualidades y aptitudes profesionales
durante la vida laboral.
Joven lector, la entrada al mercado
laboral resulta difícil y las condiciones
ofertadas no son las mejores, pero el
hecho de tener un primer salario “bajito”
no debe desanimarnos o hacernos
sentir que la suerte ya está echada,
tomemos ese riesgo pero tengamos el
enfoque correcto: el de una inversión a
“largo plazo”.
* Frase célebre pronunciada por Julio César cuando cruzó el río Rubicón para invadir Roma, significa: “la suerte ya está echada”
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