INFORME DE DDH ALERTA ARGENTINA - Maristella Svampa

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29.10.2014 Views

colección de gente marginal en varios tomos, un bestiario que se amontona en las periferias. Un inventario de monstruos reunidos por letras. Pero no habrá una sola “carpeta”, en realidad habrá tantas “carpetas” como Comisarías haya. Las “carpetas” son territoriales. Cada Comisaría llevará su propio álbum de fotos de acuerdo a la reglamentación 2019/67, donde habrá de compilar las esfinges de la pobreza, afiliar a los “revoltosos” del barrio, a los menores hijos de esos pobres. Las carpetas Modus Operandi son una manera sutil de apresurarse a prejuzgar al otro por el sólo hecho de ser pobre, estar desocupado o ser un “negro”. Hoy en día, estas carpetas Modus Operandi, han llegado a conformar voluminosos libros con imágenes fotográficas de miles de ciudadanos que desconocen por completo los usos que se le da a su rostro, como así el riesgo que corren cada vez que son expuestos ante los ojos descarnados de las víctimas de cualquier ilícito, quienes en pro de dar con un culpable seguro, no pierden la oportunidad de apuntar con su dedo a diestra y siniestra (la mayoría de las veces con la sugestiva indicación policial), dejando a personas absoluta­mente inocentes libradas a la peor suerte judicial: una prisión preventiva que de seguro durará varios meses. En el Fuero Penal Provincial, el Modus Operandi constituye en prueba de cargo suficiente para fundar prima facie la libre convicción de un juez de garantías respecto a la autoría y responsabilidad de un imputado. Poder Policial y Judicial inician el proceso de simpatía que convalidará toda esta actividad. Pues no nos escapa que en un punto, las facultades discrecionales de la Policía en la Provincia en lo que hace a las carpetas de Modus Operandi, producen información esencial a administrar y justificar en el área judicial. Si el hecho exhibir fotografías de ciudadanos inocentes a las víctimas de un ilícito resulta un modo de convalidar el proceso en el que recae la sospecha policial (el olfato policial); también resulta el punto de partida para fraguar procesos judiciales. De este modo, las carpetas de Modus Operandi dejan la puerta abierta para el “armado de causas”, en cuanto generan una suerte de derecho penal paralelo

dedicado a engrosar las estadísticas en “la lucha contra el delito”; creando una imagen de “efectividad” ante las autoridades y la sociedad. Tan fácil como pedir documentos y detener por averiguación de identidad; tan sencillo como tomarle una fotografía; y tan simple como mostrar un álbum de fotos a quienes se acercan a la Comisaría más cercana a denunciar los hechos de los que fueron víctimas hace un rato. Las “carpetas modus operandi” es para nosotros la manera que tiene la Policía de imprimir una identidad cuando se ha desmantelado el Estado social. Cuando se anda sin trabajo y la escuela se vuelve expulsiva; cuando se rompe la sociedad salarial y el Estado se descompromete de toda una serie de problemas que hasta entonces constituían su razón de ser; la manera de imprimir una identidad, estabilizar, de fijar, marcar, señalar, será a través de las “carpetas modus operandi”. Devenir ilegal, al margen de las “buenas costumbres” y el consumo civilizado que será cartografiado en base a la utilización de estereotipos morales muy difundidos en las fuerzas de seguridad. Las carpetas de Modus operandi son entonces la manera de disciplinar a los excluidos, de marcarlos y ubicarlos en un futuro en el espacio. Semejante actividad afecta de manera directa derechos humanos básicos como asimismo garantías constitucionales del debido proceso y defensa en juicio, todas ellas reconocidas en la carta constitucional y en tratados internacionales de máxima jerarquía. Quizás en adelante, los Modus Operandi pasarán a ser pieza de museo. La era digital está entrando, las técnicas de mapeo y registro digital de imágenes antropomórficas dejará más que nunca en claro que Lombroso ha sido y sigue siendo el padre de la criatura. A través de estos universos informático­policiales, se podrá acceder con facilidad al rostro de poblaciones enteras. Sin embargo, por más inteligente que pueda presentarse el sistema, el mismo no nos podrá engañar, toda su inteligencia radica en recaer sobre los sospechosos de siempre: los pobres de siempre, que ahora estarán allí, a disposición de cualquier Comisario de turno que desde el despacho su comisaría, podrá acceder con su computadora al registro centralizado que le sabrá dar de inmediato detalles sobre la cara y detalle de todos los delincuentes de su zona.

colección de gente marginal en varios tomos, un bestiario que se amontona en las<br />

periferias. Un inventario de monstruos reunidos por letras.<br />

Pero no habrá una sola “carpeta”, en realidad habrá tantas “carpetas” como<br />

Comisarías haya. Las “carpetas” son territoriales. Cada Comisaría llevará su propio<br />

álbum de fotos de acuerdo a la reglamentación 2019/67, donde habrá de compilar<br />

las esfinges de la pobreza, afiliar a los “revoltosos” del barrio, a los menores hijos<br />

de esos pobres. Las carpetas Modus Operandi son una manera sutil de apresurarse<br />

a prejuzgar al otro por el sólo hecho de ser pobre, estar desocupado o ser un<br />

“negro”.<br />

Hoy en día, estas carpetas Modus Operandi, han llegado a conformar voluminosos<br />

libros con imágenes fotográficas de miles de ciudadanos que desconocen por<br />

completo los usos que se le da a su rostro, como así el riesgo que corren cada vez<br />

que son expuestos ante los ojos descarnados de las víctimas de cualquier ilícito,<br />

quienes en pro de dar con un culpable seguro, no pierden la oportunidad de<br />

apuntar con su dedo a diestra y siniestra (la mayoría de las veces con la sugestiva<br />

indicación policial), dejando a personas absoluta­mente inocentes libradas a la<br />

peor suerte judicial: una prisión preventiva que de seguro durará varios meses.<br />

En el Fuero Penal Provincial, el Modus Operandi constituye en prueba de cargo<br />

suficiente para fundar prima facie la libre convicción de un juez de garantías<br />

respecto a la autoría y responsabilidad de un imputado. Poder Policial y Judicial<br />

inician el proceso de simpatía que convalidará toda esta actividad.<br />

Pues no nos escapa que en un punto, las facultades discrecionales de la Policía en<br />

la Provincia en lo que hace a las carpetas de Modus Operandi, producen<br />

información esencial a administrar y justificar en el área judicial. Si el hecho exhibir<br />

fotografías de ciudadanos inocentes a las víctimas de un ilícito resulta un modo de<br />

convalidar el proceso en el que recae la sospecha policial (el olfato policial);<br />

también resulta el punto de partida para fraguar procesos judiciales.<br />

De este modo, las carpetas de Modus Operandi dejan la puerta abierta para el<br />

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