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Fragmentos sobre la Democracia - Tecnoedu.net

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ANEXO B<br />

DEMOCRACIA<br />

La pa<strong>la</strong>bra “democracia” proviene de los<br />

vocablos griegos demos, pueblos y kratos,<br />

autoridad o gobierno.<br />

Frente al “poder divino” que decían<br />

encarnar y ejercer los monarcas de tiempos<br />

pasados, o a <strong>la</strong> “predestinación” que invocan<br />

ciertas doctrinas en favor de <strong>la</strong>s “minorías<br />

selectas”, <strong>la</strong> democracia propugna el concepto de<br />

<strong>la</strong> “soberanía popu<strong>la</strong>r”, o sea, el derecho del<br />

pueblo todo a gobernarse por sí mismo, con<br />

finalidades que representen el interés de todo el<br />

pueblo…<br />

El hecho de adoptarse <strong>la</strong> decisión de <strong>la</strong><br />

mayoría no significa que prescinda de <strong>la</strong> minoría.<br />

La minoría ejercita también <strong>la</strong> parte que le<br />

corresponde en <strong>la</strong> soberanía popu<strong>la</strong>r, al<br />

desempeñar <strong>la</strong>s funciones de crítica y control que<br />

incumben a <strong>la</strong> oposición.<br />

La democracia presupone <strong>la</strong> igualdad de<br />

los hombres y su derecho igualitario tanto a<br />

ejercer <strong>la</strong> soberanía popu<strong>la</strong>r como alcanzar los<br />

fines que… tiene el hombre…”Todos los hombres<br />

nacen iguales; a todos les confiere su Creador<br />

ciertos derechos inalienables entre los cuales<br />

están <strong>la</strong> vida, <strong>la</strong> libertad y <strong>la</strong> consecución de <strong>la</strong><br />

felicidad.<br />

El profesor George Sabine dice lo que<br />

sigue, en re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong> amplitud y el espíritu<br />

armónico que deben caracterizar al régimen<br />

democrático liberal: “El programa liberal de un<br />

gobierno libre y <strong>la</strong> defensa liberal de sus<br />

procedimientos, tales como el sufragio, <strong>la</strong><br />

representación, <strong>la</strong> organización de partidos y el<br />

control del gobierno por los partidos, surge<br />

naturalmente y, al mismo tiempo, depende de <strong>la</strong><br />

concepción de una sociedad libre que ha logrado<br />

encontrar una re<strong>la</strong>ción eficaz entre el bienestar<br />

colectivo y una multiplicidad de interese privados,<br />

de grupo y de c<strong>la</strong>se.” Lo cual significa que, así<br />

como es inadmisible <strong>la</strong> existencia de privilegios<br />

individuales, tampoco se concibe el predominio de<br />

intereses de grupos o c<strong>la</strong>ses a expensas del<br />

bienestar colectivo.<br />

Mas que un programa concreto, <strong>la</strong><br />

democracia es una filosofía política que se<br />

caracteriza por su e<strong>la</strong>sticidad, por su flexibilidad.<br />

En medio de tal flexibilidad, hay ciertos<br />

requisitos que, cumplidos, dan sello de<br />

autenticidad a un régimen democrático y que,<br />

junto con un factor de orden educativo y moral que<br />

se mencionará después, constituyen los<br />

instrumentos políticos y jurídicos imprescindibles<br />

para el funcionamiento de una verdadera<br />

democracia:<br />

a) El sufragio o voto popu<strong>la</strong>r a través del<br />

que se expresa <strong>la</strong> voluntad del pueblo.<br />

Al emitir su voto, cada ciudadano pone<br />

en juego, voluntariamente, <strong>la</strong> parte que<br />

le toca de <strong>la</strong> soberanía popu<strong>la</strong>r. Así<br />

designa a sus representantes; a<br />

aquellos que, en el gobierno, actuarán<br />

por él… Por eso también el pueblo, al<br />

cabo de un término seña<strong>la</strong>do, puede<br />

retirarles <strong>la</strong> representación, eligiendo a<br />

otros ciudadanos para remp<strong>la</strong>zarlos. Los<br />

requisitos esenciales del voto son <strong>la</strong><br />

libertad y el secreto, para eliminar toda<br />

posibilidad de coacción o corrupción.<br />

b) Un estatuto constitucional, o cuerpo<br />

fundamental de leyes, que establece y<br />

limita los derechos y atribuciones del<br />

individuo y del Estado.<br />

c) La división de poderes dentro del<br />

Estado. Un Estado centralizado tendería<br />

naturalmente al autoritarismo despótico.<br />

d) La adopción y vigencia de principios<br />

fundamentales…destinados a garantizar<br />

<strong>la</strong> vida, <strong>la</strong> igualdad y <strong>la</strong>s formas<br />

capitales de libertad de los ciudadanos:<br />

libertad de pensamiento, de culto, de<br />

expresión, de petición, de reunión, de<br />

tránsito, etc… Los derechos de cada<br />

uno se extienden, sin trabas, hasta el<br />

punto en que pudieran ser lesivos para<br />

los derechos de los demás y allí se<br />

detienen. El concepto de que esos<br />

derechos existen como atributo<br />

inherente a <strong>la</strong> condición humana, y de<br />

que se deben respetar, constituye <strong>la</strong><br />

esencia ético-política de <strong>la</strong> democracia.<br />

Es difícil imaginar ningún espíritu<br />

democrático en <strong>la</strong>s sociedades primitivas en <strong>la</strong>s<br />

que el miedo, <strong>la</strong> superstición y <strong>la</strong> fuerza eran los<br />

tres pi<strong>la</strong>res <strong>sobre</strong> los que se asentaba el poder.<br />

Es en Grecia, y concretamente en Atenas,<br />

donde se enuncian expresamente y se ponen en<br />

práctica <strong>la</strong>s primeras nociones y formas de vida<br />

democrática.<br />

El culto de <strong>la</strong> razón, el debate libre de<br />

todas <strong>la</strong>s ideas y el desarrollo general de <strong>la</strong> cultura<br />

griega contribuyen, decisivamente, a liberar de<br />

trabas el espíritu humano y a dar al hombre una<br />

c<strong>la</strong>ra noción de su valor y de su destino.<br />

El hombre no sólo tiene derecho a ser libre<br />

(lo que equivale, muchas veces, al dudoso<br />

privilegio de morirse libremente de hambre). Tiene<br />

también derecho, un derecho inherente a su<br />

condición de hombre y de ciudadano, a liberarse<br />

de <strong>la</strong> necesidad, en vez de que esa liberación sea<br />

un simple accidente que puede o no ocurrir en <strong>la</strong><br />

evolución del fenómeno económico. Así como <strong>la</strong><br />

justicia, tiene derecho al pan de cada día. Porque<br />

si es cierto que “no sólo de pan vive el hombre”<br />

-como reza el viejo refrán- no es menos cierto que<br />

ninguna doctrina política, moral o religiosa ha<br />

inventado todavía <strong>la</strong> forma de vivir sin pan.<br />

La democracia no puede, pues, limitarse a<br />

<strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ción extática de sus altas<br />

concepciones ético-jurídico-políticas, sino que, en<br />

respuesta a una demanda perentoria, tiene que<br />

ahondar hasta <strong>la</strong> entraña del problema económico.<br />

Es digna de anotarse <strong>la</strong> extraordinaria<br />

amplitud del ideal democrático. Tan es así que,<br />

excepción hecha de <strong>la</strong>s tendencias aristocráticas


(sin valor en <strong>la</strong> actualidad) y del nazifascismo<br />

(partidario de <strong>la</strong>s “minorías selectas”), todas <strong>la</strong>s<br />

corrientes políticas, así <strong>la</strong>s democráticas<br />

propiamente dichas como <strong>la</strong>s socialistas,<br />

convergen hacia <strong>la</strong> meta final de realizar formas<br />

democráticas de organización social. Los propios<br />

comunistas critican y atacan a <strong>la</strong> democracia<br />

liberal precisamente “por no haber cumplido una<br />

función verazmente democrática” y haber<br />

defraudado a <strong>la</strong>s grandes mayorías al vincu<strong>la</strong>rse<br />

con el sistema capitalista. Se proponen superar<br />

dicho estadio de <strong>la</strong> evolución política con objeto de<br />

alcanzar -lo dice textualmente el Manifiesto<br />

comunista- lo que ellos consideran <strong>la</strong> verdadera<br />

democracia, en <strong>la</strong> sociedad sin c<strong>la</strong>ses. Sigue,<br />

pues, vigente el ideal democrático aunque, según<br />

los marxistas, una ma<strong>la</strong> forma de democracia<br />

hubiera fracasado.<br />

Y es indudable que el ideal democrático,<br />

en su esencia conceptual, encierra <strong>la</strong>s mejores,<br />

más amplias y elevadas aspiraciones del hombre,<br />

considerado como individuo y como parte<br />

integrante del organismo social.<br />

Gracias a <strong>la</strong>s instituciones democráticas<br />

(aunque fueran incipientes), el hombre adquirió<br />

una libertad y una noción de su dignidad que no<br />

había conocido nunca, salvo quizá, y en medida<br />

re<strong>la</strong>tiva, en Atenas. Aprendió a orientar su propio<br />

destino, sin que para ello fuera obstáculo <strong>la</strong><br />

posición que ocupara en <strong>la</strong> sociedad. Si al adoptar<br />

decisiones procedió o no acertadamente es<br />

cuestión aparte, dependiente de un factor que<br />

examinaremos después. Lo que importa es que<br />

tomó posesión de <strong>la</strong> materia prima de ese destino;<br />

se evadió para siempre de situaciones en que su<br />

suerte, como <strong>la</strong> de un rebaño, era barajada por<br />

otros que, para ello, invocaban poderes divinos o<br />

prerrogativas hereditarias.<br />

Pero en el imperio de <strong>la</strong> decisión<br />

mayoritaria -sustancia y fuerza motriz de <strong>la</strong><br />

democracia- los que <strong>la</strong> detractan creen también<br />

ver su debilidad. Las preguntas que hacen son<br />

éstas: ¿es siempre <strong>la</strong> decisión de <strong>la</strong> mayoría <strong>la</strong><br />

más sabia? O, dicho de otro modo, ¿es lo<br />

mayoritario garantía de excelencia? ¿Es justo que<br />

en nombre de <strong>la</strong> igualdad entre los ciudadanos<br />

-ninguno, como tal, es mejor que otro- el voto de<br />

un hombre honorable, culto y consciente de sus<br />

responsabilidades, tenga exactamente el mismo<br />

valor que el de un ignorante, un irresponsable? Y<br />

¿es efectivo que <strong>la</strong>s mayorías propiamente dichas<br />

intervienen en el acto electoral, base misma de <strong>la</strong><br />

función democrática?<br />

La educación es, pues, un requisito<br />

indispensable para el pleno y verdadero ejercicio<br />

de <strong>la</strong> democracia. Puesto que es el pueblo mismo<br />

el que ha de gobernar, nada más lógico que el<br />

pueblo cuente con capacidad para el desempeño<br />

de tan difícil y seria tarea.<br />

Educación, en este <strong>la</strong>to sentido, no<br />

significa exclusivamente alfabetización. La<br />

alfabetización es insuficiente o, peor todavía, da<br />

resultados contraproducentes cuando le falta una<br />

sólida base ético-política. No sirve, en efecto, sino<br />

para leer el fácil y tentador mensaje de <strong>la</strong><br />

demagogia, o para firmar los múltiples<br />

documentos mediante los cuales, en los turbios<br />

ajetreos de <strong>la</strong> política militante, se enajenan y<br />

maltratan los intereses colectivos.<br />

Parafraseando una cita.., es importante<br />

repetir que esa ética contiene una primera<br />

enseñanza que debe asimi<strong>la</strong>rse para poner en<br />

juego <strong>la</strong> democracia: saber perder. Y <strong>la</strong> promesa<br />

que encierra <strong>la</strong> filosofía democrática estriba en <strong>la</strong><br />

respuesta que pueda darse, en el caso concreto<br />

de cada país, a esta pregunta dramáticamente<br />

simple: “¿ha aprendido <strong>la</strong> facción que pierde en<br />

<strong>la</strong>s elecciones a aceptar su derrota?”<br />

Esta es, afirman los campeones de <strong>la</strong><br />

democracia, <strong>la</strong> primera lección del ideario, peor<br />

también <strong>la</strong> última que se practica. Los resultados<br />

de jugar a <strong>la</strong> democracia sin estar dispuestos a<br />

cumplir esa dura y fundamental reg<strong>la</strong> del juego<br />

forman el catálogo de <strong>la</strong>s trampas con <strong>la</strong>s cuales<br />

fulleros de todo jaez han desvalijado a <strong>la</strong> fe<br />

democrática.<br />

A este respecto, dice el filósofo inglés<br />

Bertrand Russell: “La democracia fue concebida<br />

como un recurso para conciliar al gobierno (como<br />

expresión de fuerza opresiva) con <strong>la</strong> libertad…<br />

Pero los partidarios de <strong>la</strong> democracia cometen un<br />

error si creen que puede ser aplicada en países en<br />

los que el ciudadano medio no ha tenido todavía<br />

preparación en el juego de saber dar y saber<br />

recibir golpes, que en <strong>la</strong> democracia es<br />

indispensable.<br />

He aquí un tema al que habitualmente no<br />

se concede <strong>la</strong> importancia que tiene, cuando<br />

-como en el caso de <strong>la</strong> América Latina- se busca<br />

el porqué de <strong>la</strong>s fal<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> democracia: el papel<br />

que le corresponde a <strong>la</strong> oposición.<br />

La oposición que se concreta a combatir el<br />

despotismo con métodos ilegales da lugar a un<br />

mayor despotismo para contrarrestar <strong>la</strong><br />

conspiración, y así se crea el círculo vicioso en<br />

que han venido girando muchas pseudosdemocracias.<br />

La oposición tiene, pues, una<br />

responsabilidad tan grande como <strong>la</strong> del gobierno<br />

en <strong>la</strong> preservación del orden democrático. Y, si<br />

realmente se desea ese orden, habrá que repudiar<br />

<strong>la</strong> falsa noción de que toda forma de oposición es<br />

“heroica” frente al “despotismo” gubernamental.<br />

Porque -con algunas excepciones- es posible que<br />

detrás de aquel despotismo haya una oposición<br />

mucho menos heroica que simplemente<br />

irresponsable.<br />

Nota: Material trascrito de copia de un texto cuyo autor y título<br />

desconocemos.

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