dominical - La Opinión de Zamora

Domingo, 27 de mayo de 2007 / La Opinión - El Correo
dominical / VII
MANUEL
RIVERA
LOZANO
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Continuamos un día
más tratando el interesante
tema del señorío
de Fermoselle que comenzaba
allá en los albores del siglo
XIII y más concretamente en el
año 1205 cuando el rey de León,
Alfonso IX, cedía la villa y
su castillo en propiedad al obispo
de Zamora, Don Martín
Arias, en señorío eclesiástico.
A partir del siglo XVI el rey Carlos I entrega la
villa en nuevo señorío a Don Antonio del Castillo
Portocarrero, aunque el obispo sigue manteniendo
ciertos derechos de propiedad, como más adelante
veremos.
Y de nuevo acudimos a la misma fuente de información
de nuestro anterior trabajo, que no es
otra que Atilana Moreno Sebastián, autora de un
magnífico trabajo que abarca la investigación de
una larga etapa histórica en torno a los señoríos de
la Iglesia dentro de los límites de la antigua provincia
de Zamora, incluyendo todas las jurisdicciones
señoriales pertenecientes a órdenes monásticas
y militares, obispo y cabildo de la iglesia-catedral.
Conociendo como conocimos a Atilana podemos
asegurar que hizo un estudio completísimo
referido al señorío eclesiástico de nuestra villa,
pues al rigor y precisión de su estudio añadió un
especial afecto y predilección, puesto que pasaba
largas temporadas en Fermoselle con su hermana
Julia, esposa de Don Andrés Alvarez Fresco, maestro
y director de la Agrupación Escolar nº 1,
compañero con el que compartimos docencia durante
varios años.
Y ya sin más seleccionamos lo siguiente: (1)
“En el año 1537 el obispo, mediante autorización
papal entregaba a foro perpetuo los lugares
de Pinilla, Hornillo y Cibanal, de la jurisdicción
señorial de Fermoselle. Lugares solariegos los tres
donde la dicha dignidad episcopal era dueña y señora
en propiedad de todas las casas, prados,
montes, aguas corrientes estantes y manantes y todo
lo demás. No obstante ser el obispo dueño absoluto
de esta propiedad y que, en todo caso, la
entrega a foro siempre salvaguardaba a perpetuidad
esa propiedad, había de hacerlo con la autorización
papal, aquí con la de Paulo III.
El fuero concertado con los vasallos de Fornillos
se fijó en 40 cargas de centeno, 5 de cebada y
12 pares de perdices, más una gallina por vecino;
el de Pinilla, pactado en condiciones idénticas al
anterior, en 40 cargas de centeno, 11 de cebada,
36 perdices cada año y una gallina por vecino y finalmente
el fuero establecido con los vasallos de
Cibanal lo era por un importe de 20 cargas de centeno,
28 de cebada y 60 reales de aves.
En los propios contratos quedan manifiestas las
causas que empujaban al obispo a hacer esta cesión
del dominio útil a sus vasallos y, con ello, las
ventajas que esperaba de lo mismo. Hasta el año
1537 estos términos venían siendo arrendados al
cuarto y luctuosa, forma de arrendamiento que le
había resultado de poca utilidad, en una tierra que,
como reflejan los documentos, era estéril y peñascosa,
con dominio de monte y escaso labrantío.
Con la entrega de los términos aforo o censo
perpetuo, el obispo esperaba que de desmontaran
los mismos y labraran más pan y labraran en las
casas y edificaran otras… y que se poblaran de
más vecinos, dándoles, para conseguir ese fin, facultades
para obrar en el término como si de cosa
suya se tratara.
Como cosa suya les dejaba que en cada uno de
esos términos plantaran viñas y olivares y todos
los árboles y hacer guardado y cercado y desmontar
y desarraigar, manteniendo los sueños de propiedad
del vasallo sobre una tierra cuyo dueño a
perpetuidad seguiría siendo el obispo que, con
mejor vida de la agricultura y ganadería, resultaría
también gratificado con un mayor provecho en los
diezmos que tiene. Si para el obispo constituía situación
más ventajosa esta entrega del dominio
útil, reservándose el dominio directo sobre esa
propiedad, ¿lo sería en la misma medida el vasallo?
Sin que el contrato supusiera para ninguno de
estos vasallos foreros declinar su obligación de
pagar a la iglesia los diezmos de pan, vino, legumbres,
hortalizas y diezmos de los ganados y lanas
y quesos y todas las otras cosas que se criasen y
ser obligados a diezmar. Como tampoco el contrato
significaba la cesión de los derechos señoriales
El señorío de la Villa de
Fermoselle (III)
El Papa Paulo III autoriza al obispo la entrega a foro
de las propiedades de los lugares de la jurisdicción
de Fermoselle: Pinilla, Fornillos y Cibanal
como ocurría en el foro de Pinilla con
respecto a los días que habían de cazar
o acompañar al señor en la caza y darle
posada.
Los contratos de arrendamiento nunca
rebasaban los nueve años y la renta
se pagaba al señor fuera o no vasallo,
venía a ser: Para una carga de trigo en
sembradura, una carga de pan mediado,
más una gallina. El pan mediado lo era,
bien de trigo y cebada, por mitad o de
trigo y centeno, conforme siempre con
lo producido en el lugar, y con respecto
a las gallinas el documento estipulaba
que éstas “habían de estar buenas, vivas
y en pie”. En los foros quedaba establecido
el pago de una multa en el supuesto
de que los vasallos cazasen en el
monte reservado sirviéndose de “cuerda
o tuviesen hurón”.
La villa de Fermoselle suscribía un
censo para su liberación del señor por
un importe de diez cuentos treinta y
nueve mil trescientos dos maravedís de
principal. El censo se suscribía el 4 de
abril de 1596 pero este censo no irá dirigido
a la compra de su exención o libertad,
por cuanto otra necesidad más apremiante
le presenta a estos campesinos la
corona: la compra de las tierras públicas
o baldías del término que le sacaba a
venta.
El censo suscrito por la villa de Fermoselle
para la compra de tierras baldías
del término se sitúa dentro de la tasa
de interés de 18.000 el millar, hasta que
llegado el siglo XVIII los vecinos, acogidos
a la Pragmática dada en 1705, solicitaron
del conde de Francos, poseedor
del mayorazgo a favor del que habían
suscrito el censo, la rebaja de esos
intereses, contando con que el convento
de Santa Marta de Zamora se los podía
prestar por un interés más bajo.
Es entonces cuando el conde de
Francos ha de acceder a lo solicitado:
“Otorgo que por mí y los sucesores en
dicho mayorazgo acrezco los dichos
dos cuentos quinientas veintisiete mil
trescientos ocho maravedís a que ha
quedado reducido el capital de dicho
Puerta del Palacio del Marqués de la Liseda, en Salamanca
censo y rebajo los réditos anuales de él
a sólo dos mil reales de vellón los que
dicho concejo y vecinos me han de pagar
y a los que me sucedieren en dicho
mayorazgo.
Y como bienes de administración estaban
los de las memorias pías que ayudaban
a sostener capellanías.
Precisamente a favor de una de estas
capellanías, la de la iglesia de San Ildefonso
de Zamora sostenida con los bienes
de la memoria pía de don Gabriel
López de León, suscribía uno de los
censos el señor de Fermoselle. Este patrimonio
era administrado por el deán y
cabildo de Zamora. El principal de dicho
censo era de 36.000 ducados.
Cuando en el año 1724, el marqués
de La Liseda, vizconde de Amaya, toma
posesión del señorío de Fermoselle y
sus tres aldeas, en una línea de sucesión
que van señalando los herederos del
mayorazgo de Pedro González del Castillo
donde se había incorporado este señorío,
concentraba en su persona los
vínculos y mayorazgos que pertenecieron,
en origen, a Roberto de Santiesteban,
Carlos Enríquez de Cisneros y a
Pedro Orense y Covarrubias. Propiedades
y rentas de los cuatro mayorazgos
que correspondían a un abanico muy
amplio de bienes, tierras, dehesas, molinos,
batanes, aceñas, fueros, censos… y
también a una amplia geografía donde
los mismos se localizaban extendiéndose
por las provincias de Burgos, Palencia,
Salamanca y Zamora”.
Consideramos que hoy no son precisos
nuestros personales comentarios debido
a la claridad y a la concisión que
aporta su autora. Esa y no otra, es la razón
por la que rompemos nuestra habitual
costumbre de opinar sobre los textos
expuestos. Y para finalizar incluimos
a continuación unas cuantas palabras
y su significación con la única intención
de ayudar a la mejor comprensión
del texto:
Foro: Contrato consensual por el
cual una persona cede a otra, ordinariamente
por tres generaciones, el dominio
útil de una cosa mediante cierto canon o
pensión.
Censo: Contrato por el cual se sujeta
un inmueble al pago de una pensión
anual, como interés de un capital recibido
en dinero y reconocimiento de un
dominio que no se transmite con el inmueble.
Luctuosa: Derecho antiguo que se
pagaba en algunas provincias a los señores
y prelados cuando morían sus
súbditos, y a veces consistía en una alhaja
o prenda de ropa del difunto, la que
él señalaba en su testamento, o lo que el
señor o prelado elegía.
Jurisdicción: Poder o autoridad que
tiene uno para gobernar y poner en ejecución
las leyes o para aplicarlas en juicio.
También se refiere al territorio en el
que se aplica.
Capellanía: Fundación en la cual
ciertos bienes quedan sujetos al cumplimiento
de misas y otras cargas pías.
Memoria pía: Obra o aniversario que
instituye o funda uno y en que se conserva
su memoria.
Mayorazgo: Institución de derecho
civil que tenía por objeto perpetuar en la
familia la propiedad de ciertos bienes
con arreglo a normas.
Nobleza obliga: Hoy he de responder
a mi amigo M. Prieto Peromingo con
un saludo afectuoso y el agradecimiento
sincero por su amable dedicatoria en el
artículo del pasado día 21, y le animó a
que nos ofrezca su escogida prosa con
más frecuencia en este diario (el verso
lo borda). Seguro que su próxima y bien
ganada jubilación, después de tantos
años de docencia y de su paso por la Dirección
del IES “Universidad Laboral”,
la dedicará a deleitarnos con escritos salidos
de su magnífica pluma. Gracias
amigo.
Fuente: (1). “Los señoríos de la
Iglesia en la Tierra de Zamora, siglos
XVI-XIX.
Los procesos desamortizadores de
la riqueza señorial”. Atilana Moreno.
Año 1984.