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dominical - La Opinión de Zamora

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VI / <strong>dominical</strong> <strong>La</strong> Opinión - El Correo / Domingo, 27 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 2007<br />

(XLIII)<br />

Aquellos paseos por la ciudad<br />

JOSE MANUEL GARCIA RUBIO<br />

●<br />

<strong>La</strong> sorpresa que os tenía reservada<br />

para iniciar el siguiente paseo<br />

por la ciudad, estaba en situarnos<br />

en la calle <strong>de</strong>l Riego, siempre llamada<br />

así excepto en el largo periodo <strong>de</strong><br />

postguerra civil en que llevó el nombre <strong>de</strong><br />

Calvo Sotelo.<br />

Merece la pena recordar el pasado <strong>de</strong> la<br />

que fue una <strong>de</strong> las principales vías comerciales,<br />

aunque su estrechez era tanta, que<br />

la hacía sombría y húmeda en exceso. En<br />

sus añosas casas campeaban escudos <strong>de</strong><br />

marcado abolengo zamorano; apellidos <strong>de</strong><br />

la tierra, tales como: Docampo, Sanabria,<br />

Sotelo… hacían resaltar la alta sociedad<br />

<strong>de</strong> dicha calle. En el solar que ocupó la casa<br />

<strong>de</strong> los Sanabria, el año 1944 fue instalada<br />

la llamada Gota <strong>de</strong> Leche, centro sanitario<br />

y <strong>de</strong> alimentación, con capacidad para mil<br />

niños. Hoy tenemos un comedor para personas<br />

necesitadas; y en la fachada es conservado<br />

el escudo heráldico <strong>de</strong> los Sanabria.<br />

Era tal el tipismo <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong>l Riego,<br />

que su estrechez y pasadizos <strong>de</strong> servidumbre<br />

particular, le proporcionaban cierto<br />

tono <strong>de</strong> embrujo árabe. Allí estaba el<br />

Rastro <strong>de</strong> la ciudad, pequeños comerciantes<br />

<strong>de</strong> compraventa <strong>de</strong> toda clase <strong>de</strong> artículos.<br />

También los artesanos <strong>de</strong> banquillos<br />

y tajos para lavar en el río, los cuales<br />

exponían en la puerta. Otra industria era el<br />

arrendamiento <strong>de</strong> borricos: Situada casi<br />

abajo, la casa <strong>de</strong> alquiler <strong>de</strong> asnos, <strong>de</strong>l señor<br />

Paco Díez, era conocida y visitada por<br />

muchos zamoranos que llegada la primavera<br />

sentían <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> pasar domingos y<br />

festivos en las frescas pra<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> Guimaré,<br />

el Puerto o Gijón.<br />

En esta calle también estaba la se<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

un periódico <strong>dominical</strong> que por el precio<br />

<strong>de</strong> 10 céntimos informaba a los zamoranos<br />

<strong>de</strong> la situación política, sobre todo <strong>de</strong><br />

Romanones y su partido, <strong>de</strong>l cual era enfervorizado<br />

enemigo, <strong>de</strong>dicándole continuas<br />

y duras críticas. “El Tartarín”, nombre<br />

<strong>de</strong>l Semanario, estaba dirigido por D.<br />

Enrique Morante.<br />

Comienza el S.XX; el día 4 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong><br />

1905, en sesión municipal presidida por el<br />

alcal<strong>de</strong> D. Isidoro Rubio se propuso el<br />

arreglo <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong>l Riego: “Pues está intransitable<br />

a causa <strong>de</strong>l abundante número<br />

<strong>de</strong> carros que pasan por ella”.<br />

Medio siglo <strong>de</strong>spués, año 1958, fue or<strong>de</strong>nado<br />

el tráfico <strong>de</strong> la ciudad, quedando<br />

suprimida la libre circulación <strong>de</strong> vehículos<br />

en ambas direcciones, por calle <strong>de</strong>l Riego,<br />

Santa Clara, San Torcuato y San Andrés.<br />

De la calle que nos ocupa este paseo salen<br />

otras entre las que se encuentra la <strong>de</strong><br />

San Vicente, don<strong>de</strong> nada más comenzar a<br />

subirla, a la <strong>de</strong>recha, conocimos hasta mediado<br />

el S.XX el por todos llamado Trinquete<br />

Gran<strong>de</strong>, cuyo lugar era propiedad<br />

<strong>de</strong>l vizcon<strong>de</strong> <strong>de</strong> Garci-Gran<strong>de</strong>, quien en el<br />

año 1856 mandó construirlo, dándole vida<br />

y animación al entorno, pues según las crónicas<br />

allí acudían buen número <strong>de</strong> zamoranos<br />

a competir y presenciar partidos <strong>de</strong><br />

pelota. En un principio contaba con otras<br />

clases <strong>de</strong> juegos para hacerlo más concurrido.<br />

En realidad había un trinquete cubierto<br />

y otro <strong>de</strong>scubierto; este último <strong>de</strong>sapareció<br />

pronto, pues D. Eduardo Calmarino<br />

lo compró, juntamente con el antiguo<br />

teatro Principal, haciendo <strong>de</strong> ambos<br />

un solar para construirlo nuevamente, pero<br />

más espacioso, en el año 1876; quedando<br />

un mo<strong>de</strong>rno salón <strong>de</strong> comedias, según escritos<br />

<strong>de</strong> la época.<br />

Continuando nuestra bajada por el Riego,<br />

pero esta vez a la <strong>de</strong>recha, encontramos<br />

la Costanilla <strong>de</strong> San Antolín, llamada<br />

entonces “<strong>de</strong> los laneros”, por ser uno<br />

<strong>de</strong> los accesos al que fuera típico barrio<br />

<strong>de</strong> <strong>La</strong> <strong>La</strong>na, el cual formaba parte <strong>de</strong> la<br />

Inicio <strong>de</strong> la Calle <strong>de</strong>l Riego en el cruce con San Torcuato<br />

<strong>La</strong> calle <strong>de</strong>l Riego<br />

En sus añosas casas campeaban escudos <strong>de</strong> marcado<br />

abolengo zamorano; apellidos <strong>de</strong> la tierra, tales como<br />

Docampo, Sanabria, Sotelo… hacían resaltar la alta<br />

sociedad <strong>de</strong> dicha calle<br />

Puebla <strong>de</strong> San Torcaz, extramuros <strong>de</strong> la<br />

ciudad.<br />

Nada más comenzar a subir tan empinada<br />

cuesta, a la izquierda, conocimos el<br />

otro trinquete hasta comienzos <strong>de</strong> la segunda<br />

mitad <strong>de</strong>l S.XX. Más pequeño que<br />

el anterior pero más solicitado, pues a pesar<br />

<strong>de</strong> ser más antiguo, estaba mejor conservado.<br />

Llegamos arriba <strong>de</strong> la cuesta para ver la<br />

ermita <strong>de</strong> San Antolín, cubiertos sus pétreos<br />

muros hasta hace unos años, pues<br />

hasta entonces los tapaban unas pare<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> mampostería encaladas <strong>de</strong> blanco.<br />

Como todos sabemos, dos fechas hay en<br />

el año que dan especial relevancia a dicho<br />

templo: <strong>La</strong> primera el 17 <strong>de</strong> enero, día <strong>de</strong><br />

San Antón, durante cuya tar<strong>de</strong> viene conservándose<br />

la antigua tradición <strong>de</strong> subastar<br />

cualquier clase <strong>de</strong> productos en beneficio<br />

<strong>de</strong>l Santo. Pero dicho día también<br />

tuvo otro momento tradicional, hoy <strong>de</strong>saparecido:<br />

Reuníanse junto a la ermita buen<br />

número <strong>de</strong> vecinos, acompañados <strong>de</strong> sus<br />

respectivos borricos, adornados con la típica<br />

Rosca <strong>de</strong> San Antón; una vez ben<strong>de</strong>cidas,<br />

como el resto <strong>de</strong> animales que se llevasen,<br />

preparaban carreras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí hasta<br />

el final <strong>de</strong> la calle <strong>La</strong>rga (Sancho IV). Y<br />

así pasaban los amantes <strong>de</strong> las tradiciones<br />

la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> San Antón, la cual no <strong>de</strong>jamos<br />

sin recordar nuevamente tan sabrosas roscas<br />

<strong>de</strong> pan blanquillo, a<strong>de</strong>rezadas con anís;<br />

y la clásica mano <strong>de</strong> cerdo que llevaban los<br />

postulantes atada en la vara a la que acompañaban<br />

hucha <strong>de</strong> lata pidiendo para el<br />

Santo. Era un día en el que comenzaban<br />

las primeras bromas <strong>de</strong>l cercano Carnaval,<br />

haciéndose popular aquel refrán que <strong>de</strong>cía:<br />

“<strong>La</strong>s mocitas <strong>de</strong> poco seso por San Antón<br />

empiezan el antruejo”. Dicho día los<br />

muchachos cumplían con otra vieja tradición,<br />

consistentes en pegar a la espalda <strong>de</strong><br />

los distraídos, monigotes recortados <strong>de</strong> papel<br />

o simplemente se las manchaban con<br />

yeso.<br />

Pero el día gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> la ermita <strong>de</strong> San<br />

Antolín llega <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempo inmemorial el<br />

segundo día <strong>de</strong> Pascua <strong>de</strong> Pentecostés, en<br />

cuyo entorno se reúne una <strong>de</strong> las mayores<br />

concentraciones <strong>de</strong> zamoranos. Ese lunes<br />

dicho templo siempre se adornó con las<br />

mejores galas que la naturaleza pueda ofrecer;<br />

tomillo y romero llenan la atmósfera<br />

<strong>de</strong> todo el entorno con tan peculiar y exquisito<br />

aroma <strong>de</strong> primavera; la Virgen <strong>de</strong><br />

la Concha es preparada para realizar un<br />

año más el agradable camino hasta el cercano<br />

pueblo <strong>de</strong> <strong>La</strong> Hiniesta, cumpliéndose<br />

paso a paso un sinfín <strong>de</strong> tradiciones que<br />

el recorrido ofrece y que ya contaremos.<br />

Continuando nuestro paseo por el Riego<br />

abajo, a la <strong>de</strong>recha tenemos estrecha<br />

pero muy típica calle que sube al barrio<br />

<strong>de</strong> <strong>La</strong> <strong>La</strong>na, llamada Alberguería; su<br />

nombre lo dice todo, era uno <strong>de</strong> los lugares<br />

don<strong>de</strong> buscaban alojamiento las gentes<br />

llegadas en días <strong>de</strong> feria a este entorno,<br />

el cual adquiría gran ambiente popular;<br />

muy a mano principalmente para sanabreses<br />

y alistanos.<br />

Junto a la anterior tenemos la que da<br />

nombre al barrio, típica y estrecha Costanilla<br />

<strong>de</strong> los <strong>La</strong>neros; frente a la que sale<br />

otra, cuya subida conduce a la parte posterior<br />

<strong>de</strong>l nuevo Ayuntamiento; con llamarla<br />

simplemente Costanilla, todos nos<br />

enten<strong>de</strong>mos. Debido a su excesivo <strong>de</strong>snivel,<br />

tuvo que ser rebajada en la parte superior.<br />

También fue uno <strong>de</strong> los puntos más<br />

comerciales <strong>de</strong> la ciudad durante varios siglos,<br />

sufriendo varias crisis industriales;<br />

una <strong>de</strong> ellas la <strong>de</strong>l S.XVII. Como ejemplo<br />

<strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za en tiempos pasados, basta<br />

<strong>de</strong>cir que la antigua y gran fábrica <strong>de</strong> paños<br />

“<strong>La</strong> Costanilla” había disminuido el<br />

número <strong>de</strong> trabajadores <strong>de</strong>bido a citada crisis,<br />

que la hizo cerrar sus puertas, contando<br />

todavía con casi mil operarios. Lo mismo<br />

tuvieron que hacer el gremio <strong>de</strong> espa<strong>de</strong>ros,<br />

algunos muy famosos por la calidad<br />

en sus trabajos, como los hermanos Pedro<br />

y Juan <strong>de</strong> Toro. Tan progresiva <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia<br />

afectó también a los gremios <strong>de</strong> curtidores,<br />

paños, calcetines, salaleros y por supuesto<br />

el comercio en general, que llegó a<br />

encontrarse en completa ruina, todo ello<br />

<strong>de</strong>bido a la <strong>de</strong>spoblación tanto en ciudad<br />

como provincia.

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