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Finalmente, amparado por el or<strong>de</strong>nador, busqué soluciones, en un vano intento<br />
<strong>de</strong> frenar o paliar el avance <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción cerebral.<br />
Las propuestas <strong>de</strong> «Santa Claus» me <strong>de</strong>cepcionaron.<br />
Y no porque estuviera equivocado, sino ante la dificultad <strong>de</strong> materializar<br />
aquellos remedios. El banco <strong>de</strong> datos fue muy explícito: sólo unas continuas<br />
dosis <strong>de</strong> glutamato o <strong>de</strong> N-tert-butil-a-fenilnitrona podían luchar contra el<br />
proceso <strong>de</strong> oxidación. A esto, naturalmente, <strong>de</strong>beríamos añadir un consumo<br />
máximo <strong>de</strong> vitamina «E».<br />
¡Dios!... ¿De dón<strong>de</strong> sacábamos estos específicos?<br />
La «farmacia» <strong>de</strong> la «cuna», si no recordaba mal, no fue provista <strong>de</strong> fármacos<br />
tan singulares...<br />
El glutamato, efectivamente, administrado con pru<strong>de</strong>ncia, constituía un excelente<br />
reductor, capaz <strong>de</strong> sanear, a medio o largo plazo, los tejidos infectados<br />
por el óxido nítrico.<br />
En cuanto al segundo compuesto -el tert-butil-, <strong>de</strong> haber contado con él,<br />
también habría sido <strong>de</strong> gran ayuda como antioxidante, colaborando en la<br />
limpieza <strong>de</strong> los radicales libres y precipitando los niveles <strong>de</strong> las proteínas<br />
oxidadas («Santa Claus» advirtió igualmente que los índices <strong>de</strong> superoxidodismutasa<br />
y catalasa, enzimas responsables <strong>de</strong> la inactivación <strong>de</strong>l NO, se<br />
hallaban muy bajos).<br />
¿Qué hacer? ¿Qué partido tomar? ¿Cómo combatir semejante fantasma en<br />
aquel «ahora» y con tan precarios medios?<br />
Me resigné, claro está. E hice lo único que podía hacer: procurar aumentar la<br />
ingesta <strong>de</strong> vitamina E (2).<br />
Para ello convenía seleccionar muy bien la dieta, incluyendo, sobre todo, un<br />
máximo <strong>de</strong> huevos, leche, aceites vegetales, legumbres ver<strong>de</strong>s, mantequilla,<br />
gérmenes <strong>de</strong> trigo, nueces, almendras y algunos pescados muy concretos<br />
(anguilas, sardinas y, a ser posible, extracto <strong>de</strong> hígado <strong>de</strong> bacalao. Este último,<br />
obviamente, <strong>de</strong> difícil obtención en aquel tiempo).<br />
También contaba con el auxilio <strong>de</strong> la vitamina C y el betacaroteno, como<br />
«cazadores» <strong>de</strong> radicales libres.<br />
Éste, en <strong>de</strong>finitiva, era el oscuro horizonte que tenía a la vista.<br />
Pero olvido algo...<br />
La verdad es que, abrumado, no le presté excesiva atención. La solución <strong>de</strong><br />
«Santa Claus», a<strong>de</strong>más, me pareció entonces tan compleja como arriesgada.<br />
Sencillamente mencionó los «nemo». Conocedor <strong>de</strong> la eficacia <strong>de</strong> estos microsensores<br />
sugirió la posibilidad <strong>de</strong> inyectarlos en los tejidos neuronales. Y<br />
trazó, incluso, un minucioso plan, <strong>de</strong>stinado al «ataque» al NO y a la posterior<br />
regeneración <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s neuronas. Los «nemo» se hallaban capacitados,<br />
por supuesto, para una labor como la apuntada por el provi<strong>de</strong>ncial e «imaginativo»<br />
or<strong>de</strong>nador central. Sin embargo -torpe <strong>de</strong> mí-, la i<strong>de</strong>a fue <strong>de</strong>sestimada...,<br />
<strong>de</strong> momento. Y la olvidé.<br />
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