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Segunda posibilidad: ¿recibió la información <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Jesús, <strong>de</strong> sus<br />
compañeros, los apóstoles, o <strong>de</strong> otros seguidores? Nadie está capacitado para<br />
negarlo. Obviamente, entra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo posible. Sin embargo, si así fue,<br />
<strong>de</strong>tecto algo que no encaja con Mateo. El evangelista era galileo. Conocía las<br />
tradiciones y leyes judías. ¿Qué quiero <strong>de</strong>cir? Muy simple: Mateo Leví difícilmente<br />
habría afirmado que María se quedó encinta antes <strong>de</strong> contraer matrimonio.<br />
De ser así, Jesús <strong>de</strong> Nazaret -como ya expliqué en páginas anteriores-<br />
hubiera sido calificado como mamzer (bastardo). Nada <strong>de</strong> esto ocurrió.<br />
Si lo narrado en el texto, supuestamente sagrado, fuera cierto, la vergüenza<br />
y la marginación habrían caído como una losa sobre la Señora, sobre su<br />
familia y, naturalmente, sobre el Maestro. Y sus actos y palabras no habrían<br />
tenido el menor eco social. Sus enemigos no le hubieran perdonado.<br />
No, Mateo no era un irresponsable. No creo que esas afirmaciones sobre la<br />
virginidad nacieran <strong>de</strong> su pluma...<br />
Tercera posibilidad: una vez más..., alguien metió la mano en el primitivo<br />
texto <strong>de</strong> Mateo. Poco importa quién y cuándo. Lo triste, lo lamentable, es que<br />
<strong>de</strong>formó la realidad. Una realidad, la magnífica maternidad <strong>de</strong> la Señora, que<br />
no precisaba <strong>de</strong> adorno alguno. Porque, en <strong>de</strong>finitiva, ésa parece ser la razón<br />
que movió al «manipulador o manipuladores» a modificar los hechos. La<br />
historia se repetía. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre -su figura, en suma- <strong>de</strong>bía ser «vendido»<br />
con todos los honores. ¿Y qué <strong>de</strong>cían las más antiguas y regias leyendas?:<br />
dioses, héroes y avalares en general nacieron siempre <strong>de</strong> una virgen.<br />
En Alejandría, por ejemplo, mucho antes <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret, el pueblo celebraba<br />
el 6 <strong>de</strong> enero el alumbramiento <strong>de</strong>l dios Fon. Un ser nacido <strong>de</strong> la<br />
virgen Kore. En esa fecha, tras una ceremonia nocturna, las gentes marchaban<br />
en procesión hasta la gruta en la que había nacido el dios. Lo tomaban<br />
en sus brazos, lo paseaban y, finalmente, lo <strong>de</strong>volvían a la cueva en la última<br />
vigilia: la <strong>de</strong>l canto <strong>de</strong>l gallo. Al abandonar el santuario, el grito era unánime:<br />
«La virgen ha dado a luz... Aumenta la luz.» Y otro tanto sucedía en el vecino<br />
reino <strong>de</strong> la Nabatea, al sureste <strong>de</strong> Israel. Allí, en los templos <strong>de</strong> Petra, otra<br />
virgen -«Chaabou»- alumbraba al no menos célebre dios Dusares... (Esta<br />
festividad pagana serviría <strong>de</strong>spués a los árabes cristianos para fijar la fecha<br />
<strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Jesús en el mencionado 6 <strong>de</strong> enero.) ¿Fueron estos, u otros<br />
mitos, los que condicionaron la verdad, reduciéndola a lo que hoy leen los<br />
creyentes? Personalmente, así lo creo. Basta echar una ojeada a la Historia<br />
para comprobar que las iglesias no tuvieron el menor reparo en hacer suyos<br />
algunos <strong>de</strong> estos mitos. Ejemplo: la Natividad. Cualquier investigador medianamente<br />
avisado sabe que ese «25 <strong>de</strong> diciembre» no fue el día <strong>de</strong>l nacimiento<br />
<strong>de</strong> Jesús, sino la usurpación <strong>de</strong> una vieja celebración, igualmente<br />
pagana. Des<strong>de</strong> la más remota antigüedad, sirios y egipcios festejaban en<br />
dicha fecha lo que <strong>de</strong>nominaban «la victoria <strong>de</strong>l sol». Es <strong>de</strong>cir, el lógico<br />
alargamiento <strong>de</strong> los días. Y la iglesia católica, ni corta ni perezosa, proba-<br />
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