26.10.2014 Views

Caballo de Troya 6 - IDU

Caballo de Troya 6 - IDU

Caballo de Troya 6 - IDU

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

el irritante asunto <strong>de</strong> la escasez <strong>de</strong> fondos.<br />

El gobernador, como anunciara el primípilus, no <strong>de</strong>scansaría hasta capturar al<br />

«po<strong>de</strong>roso mago» que había osado <strong>de</strong>jarle en ridículo. La verdad es que poco<br />

podía hacer. Amén <strong>de</strong> las ya habituales y conocidas medidas personales <strong>de</strong><br />

seguridad, sólo me restaba extremar la pru<strong>de</strong>ncia y confiar...<br />

Eliseo, discreto, no <strong>de</strong>seando cargar mi ánimo, aligeró <strong>de</strong> hierro el conflicto,<br />

recordándome algo que ya sabía:<br />

-Resistiremos... Con el tercer «salto», todo eso <strong>de</strong>saparecerá.<br />

Otra cuestión fue el enojoso dilema planteado por el ópalo blanco. En principio,<br />

yo había perdido una primera oportunidad <strong>de</strong> canjearlo en Jerusalén. Sin embargo,<br />

contemplando las sensatas recomendaciones <strong>de</strong>l anciano Zebe<strong>de</strong>o,<br />

advirtiéndome sobre las torcidas intenciones y la rapacidad <strong>de</strong> banqueros y<br />

cambistas, ya no estuve tan seguro. Es más: Eliseo se congratuló ante la<br />

aparentemente loca huida <strong>de</strong> la Ciudad Santa. ¿Qué hacer entonces con<br />

aquella valiosa gema? Como se recordará, según Claudia Procla, gobernadora,<br />

la pieza fue tasada en unos dos millones <strong>de</strong> sestercios (algo más <strong>de</strong> trescientos<br />

treinta mil <strong>de</strong>narios-plata). Toda una fortuna...<br />

Podía arriesgarme a viajar a Jerusalén con ella. Podía, incluso, negociar la<br />

venta. Pero, ¿era aconsejable el transporte <strong>de</strong> tan abultado y pesado cargamento<br />

<strong>de</strong> monedas hasta la «cuna»?<br />

Mi hermano se negó en redondo. El sentido común le dictaba cautela. Esperaríamos.<br />

Fue entonces, al llevar a cabo el recuento <strong>de</strong> las menguadas reservas existentes<br />

en la bolsa <strong>de</strong> hule, cuando aquellos exploradores, lejos <strong>de</strong> caer en un<br />

más que lógico <strong>de</strong>sánimo, rompieron a reír.<br />

Otro indicio, sí, <strong>de</strong> que «algo» espléndido y prometedor estaba naciendo en lo<br />

más profundo...<br />

Eliseo acarició las monedas y cantó por segunda vez:<br />

-Diez <strong>de</strong>narios y veinte ases...<br />

Y al mirarnos, inexplicable e irrefrenable, una risa contagiosa se <strong>de</strong>sbordó <strong>de</strong><br />

nuevo, colocándonos al filo <strong>de</strong> las lágrimas.<br />

¿Desconcertante? No <strong>de</strong>l todo. Hoy creo saber el porqué <strong>de</strong> tan paradójica<br />

reacción. En parte, la explicación fue apuntada por mi amigo en el siguiente y<br />

certero comentario:<br />

-Tu «Jefe» tiene un problema...<br />

Y la risa regresó, poniendo en fuga cualquier vestigio <strong>de</strong> pesimismo.<br />

Insisto. Hoy lo sé. Allí se había producido un «milagro». Aquellos hombres<br />

empezaban a compren<strong>de</strong>r. Mejor aún: aquellos locos aventureros empezaban<br />

a confiar en «algo» aparentemente poco científico..., pero sublime.<br />

En efecto, Ab-bá, nuestro «Jefe», tenía un problema.<br />

Por último, maravillados ante nuestra propia actitud, repasamos los <strong>de</strong>talles<br />

<strong>de</strong>l más que estudiado tercer «salto». Eliseo me observó con complacencia.<br />

5

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!