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Cleofás y Jacobo, unos pastores <strong>de</strong> Ammaus que, al parecer, conocían las<br />
enseñanzas <strong>de</strong>l Maestro.<br />
Lo más grave, sin embargo, se escon<strong>de</strong> en la tercera y última «presencia». El<br />
evangelista -que la i<strong>de</strong>ntifica con la mal llamada «ascensión»-, sin el menor<br />
pudor, «olvida» lo que realmente dijo Jesús en aquella mañana <strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> abril<br />
e inventa con un <strong>de</strong>scaro inaudito...<br />
«El que crea y sea bautizado -pone en boca <strong>de</strong>l rabí-, se salvará; el que no<br />
crea, se con<strong>de</strong>nará.»<br />
¡Dios <strong>de</strong> los cielos! ¿Cuándo y dón<strong>de</strong> pronunció el Maestro una sentencia tan<br />
impropia <strong>de</strong> su amoroso y misericordioso talante?<br />
Creo intuir que Marcos -o quien fuera el artífice <strong>de</strong> semejante <strong>de</strong>spropósitosupo<br />
o escuchó <strong>de</strong> «algo» que sonaba relativamente parecido. Y lo retorció,<br />
ajustándolo a los intereses <strong>de</strong>l momento y <strong>de</strong> la naciente iglesia. Ese «algo»<br />
fueron unas palabras lanzadas el martes, 16 <strong>de</strong> mayo, en la aparición a los<br />
gentiles <strong>de</strong> Tiro. En dicha ocasión, como se recordará, Jesús manifestó:<br />
«La salvación es un don <strong>de</strong> Dios, pero los que nacen <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong>muestran<br />
los frutos inmediatamente, a través <strong>de</strong>l servicio a sus semejantes. Éstos son<br />
esos frutos: servicio amoroso, abnegación <strong>de</strong>sinteresada, fi<strong>de</strong>lidad, equilibrio,<br />
honra<strong>de</strong>z, permanente esperanza, confianza sin reservas, misericordia,<br />
bondad continua, piadosa clemencia y paz sin fin. Si los creyentes no aportan<br />
estos frutos en su vida diaria..., ¡están muertos! El Espíritu <strong>de</strong> la Verdad (no<br />
os engañéis) no resi<strong>de</strong> en ellos. Son sarmientos inútiles <strong>de</strong> una viña viva y, a<br />
no tardar, serán podados.»<br />
La diferencia es elocuente...<br />
Jesús nunca habló <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación, ni tampoco <strong>de</strong> bautismo. Eso fue otra<br />
instrumentalización <strong>de</strong> unos hombres que renunciaron al gran mensaje y que<br />
no tuvieron más remedio que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> los múltiples ataques interiores y<br />
exteriores.<br />
¿Fi<strong>de</strong>lidad? ¿Honra<strong>de</strong>z? ¿Misericordia? ¿Piadosa clemencia?<br />
Siendo consecuentes con la exposición <strong>de</strong>l Resucitado en Fenicia, ¿dieron los<br />
«embajadores <strong>de</strong>l reino» y los evangelistas los frutos señalados por el<br />
Maestro? ¿Fueron honrados con la verdad? ¿Se mostraron fieles a lo ocurrido?<br />
¿Era <strong>de</strong> hombres misericordiosos y clementes una actitud tan severa y radical?<br />
Lo más triste es que esa «invención» siguió galopando a lo largo <strong>de</strong> la Historia,<br />
chantajeando a millones <strong>de</strong> hombres y mujeres <strong>de</strong> buena voluntad...<br />
Sí, probablemente, apoyándome en las palabras <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, fueron ellos<br />
los «muertos».<br />
El resto <strong>de</strong> las afirmaciones <strong>de</strong> Marcos es pura anécdota.<br />
¿Señales? ¿Cuándo se refirió el Maestro a <strong>de</strong>monios, lenguas, serpientes y<br />
venenos?<br />
No hace falta ser muy <strong>de</strong>spierto para <strong>de</strong>scubrir que sus alocuciones, tras la<br />
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