You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
-Eso obe<strong>de</strong>ce a los <strong>de</strong>signios <strong>de</strong>l Padre..., y a los míos, como Creador. En su<br />
momento te hablaré <strong>de</strong> las <strong>de</strong>sdichas <strong>de</strong> este agitado y confundido mundo.<br />
Nada, en la creación, es fruto <strong>de</strong>l azar o <strong>de</strong> la improvisación!.<br />
Lamentablemente, mi hermano volvió a interrumpirlo, cortando lo que, sin<br />
duda, podía hacer sido una revelación. Pero quien esto escribe no lo olvidó.<br />
-Entonces, Señor, tú vas por tu reino, por tu universo, revelando al Padre...<br />
¿Ése es tu trabajo?<br />
La capacidad <strong>de</strong> asombro <strong>de</strong> aquel Hombre no parecía tener límite. Abrió los<br />
luminosos ojos y, conmovido, replicó:<br />
-Sí y no... Entrar a formar parte <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> mis criaturas, como te dije, es<br />
una exigencia para todo Hijo Creador. Antes <strong>de</strong> esta encarnación, por ejemplo,<br />
yo he sido ángel... Y también me he sometido voluntariamente a la naturaleza<br />
<strong>de</strong> otros seres a mi servicio. Otros seres que tú, ahora, ni siquiera imaginas...<br />
-¿Tú has sido un ángel?... Pero, ¿cómo?<br />
-Hijo mío, ¿pue<strong>de</strong>s explicar a los hombres <strong>de</strong> este tiempo <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> vienes y<br />
cómo lo haces?<br />
Eliseo negó con la cabeza.<br />
-Pues bien, <strong>de</strong>ja que el conocimiento y la revelación lleguen a su <strong>de</strong>bido<br />
tiempo. Disfruta <strong>de</strong> la maravillosa aventura <strong>de</strong> la ascensión hacia el Padre.<br />
Nada quedará oculto..., pero ten fe. Aguarda confiado.<br />
Y Jesús puso el <strong>de</strong>do en la llaga.<br />
-Dime: ¿crees en lo que digo?<br />
Esta vez me uní a la rotunda afirmación <strong>de</strong> Eliseo.<br />
-Absolutamente, Señor...<br />
-Entonces, <strong>de</strong>jadme hacer. Mi Padre «sabe». No lo olvidéis..<br />
-Ahora lo entiendo -susurró el «pinche»-, ahora lo entiendo... 11<br />
Señaló las <strong>de</strong>sdibujadas nieves <strong>de</strong>l Hermón y proclamó triunfante:<br />
-Ha llegado tu hora... El Creador ha recuperado lo que es suyo. Ahora sabe<br />
quién es. Aquí y ahora se ha hecho el milagro. Jesús <strong>de</strong> Nazaret, el hombre, es<br />
consciente, al fin, <strong>de</strong> su verda<strong>de</strong>ra naturaleza divina..<br />
-Hijo mío, eres afortunado... Es mi Padre quien habla por ti.<br />
Las llamas oscilaron, tan electrizadas como nuestros corazones. Mi hermano<br />
-no sé cómo- lo resumió a la perfección. Y nosotros, por la generosidad <strong>de</strong> los<br />
cielos, fuimos testigos. Testigos <strong>de</strong> excepción <strong>de</strong>l «gran cambio»...<br />
Aunque creo haberlo mencionado, bueno será recordarlo.<br />
En esas fechas, justamente, agosto <strong>de</strong>l año 25, en la montaña santa, el Hijo<br />
<strong>de</strong>l Hombre, arrastrado por el Destino, «<strong>de</strong>spertó». Mis sospechas se vieron<br />
así confirmadas. Jesús <strong>de</strong> Nazaret nació y vivió como un ser humano normal<br />
y corriente. Durante años -tal y como reconocería en aquellas conversaciones<br />
nocturnas- no supo quién era en realidad. Él mismo, antes <strong>de</strong> su encarnación,<br />
se impuso esta condición. Sólo así, con esa generosa renuncia, fue posible<br />
vivir, sufrir y experimentar, en <strong>de</strong>finitiva, la naturaleza humana. Fueron años<br />
251