You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Lástima que el profesor Beals, <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Beirut, no tuviera oportunidad<br />
<strong>de</strong> verificar semejante <strong>de</strong>rroche. Seguramente habría modificado sus<br />
conclusiones. No pongo en duda los argumentos <strong>de</strong> los expertos: la tala indiscriminada<br />
<strong>de</strong> la codiciada riqueza <strong>de</strong>l Hermón -el cedro- pudo hacer peligrar<br />
la supervivencia <strong>de</strong> los venerados erez. Testimonios como el <strong>de</strong>l primer<br />
libro <strong>de</strong> los Reyes (5, 20) y el <strong>de</strong> Esdras (2, 7) así lo atestiguan. Pero <strong>de</strong> eso<br />
hacía ya mucho tiempo. La montaña, evi<strong>de</strong>ntemente, se recuperó, convirtiendo<br />
el norte <strong>de</strong> la Gaulanitis en el más gran<strong>de</strong> e intrincado bosque <strong>de</strong> toda<br />
Palestina.<br />
Recuerdo bien los primeros pasos entre los altos erez-la «gloria <strong>de</strong>l Líbano»,<br />
según Isaías-, la mayoría <strong>de</strong> 20 y 30 metros, con el ramaje en can<strong>de</strong>labro,<br />
filtrando con cuentagotas los audaces rayos <strong>de</strong>l sol. Mi hermano, sonriente, se<br />
volvió, <strong>de</strong>stacando la fortísima y dulce fragancia <strong>de</strong> la espesura. Un aroma<br />
casi sofocante que terminaría impregnando ropas y enseres.<br />
Y en lo más alto, entre el ramaje y los ondulados troncos gris plomo, la inevitable<br />
y <strong>de</strong>senfada tropa alada, <strong>de</strong>scendiendo en ocasiones hasta un nahal<br />
Hermón igualmente <strong>de</strong>spreocupado, rápido y prematuramente encanecido<br />
por rocas, <strong>de</strong>sniveles y pequeñas cascadas.<br />
No soy capaz <strong>de</strong> explicarlo, pero, al ingresar en aquellas alturas, conforme<br />
ascendíamos, «algo» en mi interior <strong>de</strong>splegó las alas, convirtiéndome en otra<br />
persona. No voy a <strong>de</strong>cir que mejor, pero sí más feliz. ¿O fue quizá la seguridad<br />
<strong>de</strong>l inminente encuentro con el rabí <strong>de</strong> Galilea?<br />
Y rondando la «nona» (las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>), Tiglat se <strong>de</strong>tuvo.<br />
En mitad <strong>de</strong>l bosque, a escasa distancia <strong>de</strong>l escandaloso aprendiz <strong>de</strong> río, se<br />
alzaba el famoso «refugio» <strong>de</strong> piedra. Toda una <strong>de</strong>silusión...<br />
Pero, ¿qué habíamos imaginado? ¿Una casa robusta y espaciosa? Nada <strong>de</strong><br />
eso.<br />
El mo<strong>de</strong>sto habitáculo -por llamarlo <strong>de</strong> alguna manera- consistía en un<br />
montón <strong>de</strong> pequeñas y medianas rocas, apiladas en semicírculo, <strong>de</strong> un metro<br />
<strong>de</strong> diámetro por otro <strong>de</strong> altura y techado con ramas <strong>de</strong> cedro. En suma: una<br />
especie <strong>de</strong> «<strong>de</strong>spensa» o «almacén», habilitado únicamente para las provisiones.<br />
El guía, adusto y en silencio, procedió a la <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong>l asno, introduciendo<br />
las viandas en el «refugio». No permitió que le ayudásemos.<br />
El corazón aceleró.<br />
¿Dón<strong>de</strong> estaba el Maestro?<br />
Por un momento, siendo lunes, uno <strong>de</strong> los días acordado para el suministro <strong>de</strong><br />
comida, imaginé que estaría allí, aguardando...<br />
Nueva <strong>de</strong>silusión.<br />
El bosque aparecía <strong>de</strong>sierto. Y me consolé: «No pue<strong>de</strong> tardar...»<br />
Y durante algunos minutos me entretuve en una minuciosa inspección <strong>de</strong> la<br />
falda a la que fuimos a parar. La rampa apuntaba directamente al norte. El<br />
233