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los bajaban hasta que, finalmente, el punto <strong>de</strong> mira <strong>de</strong> la dioptra quedaba<br />
alineado con el disco <strong>de</strong>slizante <strong>de</strong>l bastón. Aquélla, probablemente, era la<br />
tarea más difícil y engorrosa. La dioptra, obviamente, no servía para medir<br />
gran<strong>de</strong>s distancias. Ello obligaba a repetir las mediciones hasta un centenar<br />
<strong>de</strong> veces. Teniendo en cuenta que la casi totalidad <strong>de</strong> los 90 000 kilómetros <strong>de</strong><br />
calzadas <strong>de</strong> que disponía el imperio era prácticamente en línea recta, es fácil<br />
imaginar la paciencia, tesón y habilidad <strong>de</strong> dichos topógrafos.<br />
Inmediatamente <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los responsables <strong>de</strong>l trazado aparecían los «excavadores».<br />
Grupos <strong>de</strong> obreros provistos <strong>de</strong> picos y palas que, siguiendo<br />
líneas marcadas por cuerdas, abrían el terreno, practicando dos canalillos<br />
paralelos <strong>de</strong> un metro <strong>de</strong> profundidad y separados entre sí por otros 13. Cada<br />
uno <strong>de</strong> los surcos era entonces rellenado con altos bloques rectangulares <strong>de</strong><br />
basalto, perpendiculares a la ruta. De inmediato, una segunda cuadrilla excavaba<br />
la tierra comprendida entre las hileras <strong>de</strong> piedra, preparando así un<br />
lecho hondo y espacioso, a metro y medio por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong>l terreno. Y<br />
una nueva oleada <strong>de</strong> operarios atacaba la siguiente fase: la cimentación o<br />
statumen propiamente dicha, consistente en gran<strong>de</strong>s piedras. Por encima se<br />
disponía el «rudo» (grava <strong>de</strong> menor consistencia y tamaño) y, por último, el<br />
«núcleo», una tercera capa, generalmente <strong>de</strong> creta. Acto seguido entraban en<br />
acción pesados rodillos <strong>de</strong> más <strong>de</strong> mil kilos, tirados por seis obreros cada uno,<br />
y otra partida <strong>de</strong> trabajadores, provista <strong>de</strong> mazas con las que concluían el<br />
apisonado. El pavimento o stitnma crusta llegaba <strong>de</strong>spués. Dependiendo <strong>de</strong> la<br />
importancia estratégica <strong>de</strong>l summum dorsum (calzada) y <strong>de</strong>l dinero y materiales<br />
disponibles, la nueva ruta era rematada con losas perfecta o medianamente<br />
labradas. En este caso, el pulido no era tan exquisito como el <strong>de</strong> la<br />
célebre Vía Apia. Las lajas <strong>de</strong> basalto negro, sin embargo, presentaban<br />
sendos espolones en las caras inferiores, facilitando el anclaje en la creta.<br />
Pacientes y concienzudos canteros iban encajándolas <strong>de</strong> forma que la flamante<br />
plataforma, a un metro por encima <strong>de</strong>l primitivo suelo, quedara ligeramente<br />
combada en el centro. El agua, así, discurría hacia los laterales,<br />
favoreciendo la marcha y preservando la obra.<br />
Lenta y minuciosamente, los artesanos rellenaban los intersticios, «soldando»<br />
las placas con argamasa (la utilísima pozzolana) y limaduras <strong>de</strong> hierro.<br />
Finalmente, al pie <strong>de</strong> las cantoneras que encorsetaban la calzada, otros<br />
operarios daban el toque <strong>de</strong>finitivo, roturando el terreno y preparando -a<br />
ambos lados- una especie <strong>de</strong> pasillos o caminos paralelos, a base <strong>de</strong> la grava,<br />
por los que, en principio, <strong>de</strong>berían transitar los caminantes y aquellos animales<br />
no acostumbrados a la dureza <strong>de</strong>l summun dorsum.<br />
Todo este «aparato» aparecía susténtalo y abastecido por diferentes talleres<br />
móviles en los que se afanaban cortadores <strong>de</strong> piedra, carpinteros, herreros y<br />
los obligados servicios sanitarios, inten<strong>de</strong>ncia y aguadores. En uno <strong>de</strong> los<br />
cobertizos, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una mesa <strong>de</strong> campaña repleta <strong>de</strong> planos y dibujos,<br />
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