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-Afirmativo.<br />
A partir <strong>de</strong> esos momentos, la conversación discurrió por otro rumbo, aunque<br />
íntimamente ligado a estos planteamientos.<br />
No toda la culpa <strong>de</strong> este caos e intransigencia era <strong>de</strong> Yavé y <strong>de</strong> los celosos<br />
custodios <strong>de</strong> la Ley. Durante siglos, como ya insinué, otras culturas penetraron<br />
el espíritu judío, multiplicando la confusión y fortaleciendo el referido<br />
concepto: «pecado = castigo divino = enfermedad». La babilónica, sin duda,<br />
fue una <strong>de</strong> las más importantes.<br />
Des<strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> Judá en el 587 a. <strong>de</strong> C., y el consiguiente <strong>de</strong>stierro a<br />
Babilonia, la normativa <strong>de</strong> Yavé se vio alterada por las creencias y costumbres<br />
<strong>de</strong> los vencedores. Cincuenta años más tar<strong>de</strong>, cuando Ciro permitió la vuelta<br />
<strong>de</strong> los judíos a Yehud (así se conocía entonces a la provincia persa <strong>de</strong> Judá),<br />
la élite político-religiosa <strong>de</strong> Israel se hallaba contaminada por la filosofía<br />
babilónica. Aquel pueblo, al igual que Moisés y sus <strong>de</strong>scendientes, pensaba<br />
que la enfermedad era consecuencia <strong>de</strong> la cólera <strong>de</strong> los dioses. Esta actitud,<br />
en <strong>de</strong>finitiva, reafirmó y redon<strong>de</strong>ó el pensamiento judío sobre dicho particular.<br />
Los textos cuneiformes, anteriores al éxodo <strong>de</strong> Egipto, son muy claros: «Al<br />
que no tiene dioses, cuando anda por la calle, el dolor <strong>de</strong> cabeza le cubre<br />
como una vestidura.»<br />
Para los babilónicos, cuando alguien caía enfermo, lo primero consistía en<br />
<strong>de</strong>terminar la falta cometida y, a continuación, averiguar la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l dios<br />
injuriado. Si esto era posible, se procedía a la «penitencia». Los sacerdotes,<br />
entonces, recitaban salmos y el «pecador» <strong>de</strong>bía «congraciarse» <strong>de</strong> nuevo<br />
con la <strong>de</strong>idad, confesando sus errores. Por último, como obligado tributo, se<br />
efectuaban las correspondientes ofrendas. Un «sistema», en suma, muy<br />
similar al establecido por el Dios <strong>de</strong>l Sinaí.<br />
Hasta los «pecados» eran idénticos o muy parecidos. Veamos algunos<br />
ejemplos: violar las leyes religiosas, mal<strong>de</strong>cir a los padres, robar, pisar una<br />
libación, tocar unas manos sucias, mentir, adular, incumplir las promesas,<br />
cometer adulterio, <strong>de</strong>struir los mojones que señalizaban las propieda<strong>de</strong>s,<br />
practicar la hechicería, adulterar pesos y medidas, asesinar, sembrar la<br />
discordia y <strong>de</strong>sunir a las familias, <strong>de</strong>spreciar a los dioses y a sus legítimos<br />
representantes, no cumplir con los sacrificios y ofrendas, tomar la comida <strong>de</strong><br />
los dioses o poseer un corazón falso, entre otros.<br />
Y <strong>de</strong> esta antigua cultura, los judíos tomaron también las creencias en los<br />
ángeles y en los espíritus diabólicos. Babilonia, en <strong>de</strong>finitiva, era la gran<br />
«exportadora» en <strong>de</strong>monología. Fueron los primeros, incluso, que representaron<br />
a los ángeles con alas...<br />
Cuando las casi 5 000 familias hebreas exiliadas a Babilonia <strong>de</strong>scubrieron que<br />
la i<strong>de</strong>a «pecado = castigo divino = enfermedad» era algo tan viejo como<br />
arraigado entre sus conquistadores no tuvieron reparo alguno en hacerla suya.<br />
Y <strong>de</strong> ahí, muy probablemente, nació el segundo concepto: «diablo = pose-<br />
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