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Caballo de Troya 6 - IDU

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Y entre el Gebel-esh-Sheikh (la «montaña <strong>de</strong> cabellos blancos» <strong>de</strong> árabes y<br />

beduinos o el «Sirión» <strong>de</strong> los sidonios, cantado en el Deuteronomio) y estos<br />

perplejos exploradores, otro «milagro» <strong>de</strong> los laboriosos felah <strong>de</strong> la Gaulanitis:<br />

la olla <strong>de</strong>l Hule, un inmenso «cuenco» ovalado <strong>de</strong> 29 kilómetros <strong>de</strong> diámetro<br />

mayor por 10 <strong>de</strong> diámetro menor. Un vergel, todavía en sombra, aguardando<br />

respetuoso el <strong>de</strong>spertar <strong>de</strong> su otro dueño y señor: el manso y ver<strong>de</strong> «corazón».<br />

El lago Hule, el antiguo Merón <strong>de</strong> la Biblia. Un pantano <strong>de</strong> 9 por 7 kilómetros,<br />

casi en el centro geométrico <strong>de</strong>l jardín y, justamente, con forma <strong>de</strong><br />

corazón. Y enganchada al Hermón, <strong>de</strong>scendiendo hacia el «corazón», una<br />

ma<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> vitales «arterias»: cuatro ríos con la correspondiente prole <strong>de</strong><br />

afluentes. Y a diestro y siniestro, por el este, por el norte y por el oeste, orbitando<br />

el Hule, una constelación <strong>de</strong> lagunas <strong>de</strong> todos los tamaños, agazapada<br />

entre una «jungla» <strong>de</strong> cañas, juncos y papiros. Una «selva» dominante<br />

en los pantanos, difícilmente mantenida a raya por los campesinos. Una espesura<br />

alta, cimbreante y peligrosa por la que macheteaban violentos y<br />

rumorosos los tributarios <strong>de</strong>l Jordán.<br />

Creí distinguir el más nervioso: el nahal Hermón, el río más oriental, saltando<br />

por las estribaciones, a casi 200 metros <strong>de</strong> altitud. Se <strong>de</strong>speñaba suicida por<br />

cañones y cascadas hasta que, agotado, iba a reunirse, a nueve kilómetros<br />

<strong>de</strong>l Hule, con su hermano, el nahal Dan. Allí, sereno y patriarcal, nacía<br />

realmente el padre Jordán.<br />

Más al oeste, también salvajes e indomables, <strong>de</strong>scendían el Senir y el lyyon.<br />

El primero se sometía al Jordán, <strong>de</strong>sembocando en el bíblico cauce a tres o<br />

cuatro kilómetros al norte <strong>de</strong>l «corazón». El lyyon, en cambio, arisco, pagano<br />

a fin <strong>de</strong> cuentas, evitaba a los anteriores, vaciándose en la margen occi<strong>de</strong>ntal<br />

<strong>de</strong>l Hule.<br />

Aquella bendición, nacida fundamentalmente en las nieves perpetuas <strong>de</strong>l<br />

Hermón, hacía fructificar toda la Gaulanitis, proporcionando al mar <strong>de</strong> Tibería<strong>de</strong>s<br />

un caudal aproximado <strong>de</strong> 150 millones <strong>de</strong> metros cúbicos anuales.<br />

Y al socaire <strong>de</strong> este tesoro, los felah, como digo, ganaron la batalla, transformando<br />

la olla que se abría ante nosotros en floreciente y envidiado vergel.<br />

Allí don<strong>de</strong> la «jungla» se quedaba quieta aparecían <strong>de</strong> inmediato disciplinadas<br />

legiones <strong>de</strong> olivos, huertos inclinados o en terrazas y un rizado oleaje <strong>de</strong><br />

frutales, entre los que sobresalían <strong>de</strong>cididos y dominantes manzanos <strong>de</strong> Siria.<br />

Aquí y allá, tímidas y adormiladas, se distinguía una veintena <strong>de</strong> al<strong>de</strong>as.<br />

Todas con sus finas y blancas columnas <strong>de</strong> humo recién pintadas.<br />

Des<strong>de</strong> aquella posición, la senda, feliz como el caminante, olvidaba alturas y<br />

promontorios, precipitándose rectilínea hacia el Hule. Una vez allí, tras lamer<br />

el lago por la cara este, renunciaba <strong>de</strong> nuevo a la comodidad <strong>de</strong> la llanura,<br />

trepando en zigzag y sin prisas hacia el norte. Finalmente se reunía con la<br />

capital <strong>de</strong> la región: Paneas (Cesárea <strong>de</strong> Filipo).<br />

Por el oriente, apareciendo y <strong>de</strong>sapareciendo entre las masas forestales, se<br />

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