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Caballo de Troya 6 - IDU

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Como es fácil imaginar, el próspero comercio arrastraba consigo gentes,<br />

lenguas, costumbres, religiones y problemas <strong>de</strong> mil orígenes y naturalezas,<br />

convirtiendo la Gaulanitis en un foro tan internacional como atractivo. Esa<br />

riada humana -no conviene olvidarlo- fue testigo, en numerosas oportunida<strong>de</strong>s,<br />

<strong>de</strong> las palabras y prodigios <strong>de</strong>l Galileo.<br />

Si tuviera que sintetizar tan rico tránsito <strong>de</strong> razas, culturas y mercancías lo<br />

haría en cuatro gran<strong>de</strong>s grupos, según los puntos <strong>de</strong> partida. A saber:<br />

Los que procedían <strong>de</strong>l norte y <strong>de</strong>l oeste.<br />

En las prolongadas estancias en la región asistimos a un continuo, casi diario,<br />

transporte, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los espesos bosques <strong>de</strong> la Fenicia (hoy Líbano), <strong>de</strong> las más<br />

nobles y codiciadas ma<strong>de</strong>ras. Por esta senda, rumbo a Israel, la Nabatea, etc.,<br />

circulaba el «rey» <strong>de</strong> los árboles, el cedro, en interminables y lentos convoyes.<br />

Junto a los troncos, o a la ma<strong>de</strong>ra ya cortada, los fenicios exportaban también<br />

el costoso aceite balsámico que se extraía <strong>de</strong> dichos cedros y que los egipcios<br />

precisaban para los rituales <strong>de</strong> momificación <strong>de</strong> sus príncipes y faraones. Era<br />

Egipto, igualmente, el principal consumidor <strong>de</strong> coniferas, mer (un árbol <strong>de</strong><br />

ma<strong>de</strong>ra roja) y enebro, utilizados en la fabricación <strong>de</strong> navíos, mástiles,<br />

muebles y ataú<strong>de</strong>s. El mer, sobre todo, era talado en la región <strong>de</strong> Nega,<br />

famosa por sus bosques impenetrables.<br />

También <strong>de</strong>l norte, en toda suerte <strong>de</strong> carros y animales <strong>de</strong> carga, vimos<br />

<strong>de</strong>sfilar a tirios y sidonios, orgullosos con uno <strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s «inventos»: el<br />

vidrio. Aquélla era una <strong>de</strong> las mercancías más habituales en esta senda. El<br />

inimitable vidrio fenicio, cuyo secreto <strong>de</strong> fabricación fue robado, casi con<br />

seguridad, a los egipcios, llegaba a todas partes. El bajo costo logrado por Tiro<br />

y Sidón repercutía en las ventas, haciendo que espléndidos jarrones, copas,<br />

botellas, vasijas, platos, perlas y tejas vidriadas pudieran entrar hasta en los<br />

hogares más humil<strong>de</strong>s. Y poco a poco, estas piezas transparentes reemplazaron<br />

a los enseres <strong>de</strong> barro y ma<strong>de</strong>ra.<br />

Y junto a la «especialidad» <strong>de</strong> Fenicia -el <strong>de</strong>licado y barato vidrio-, otra no<br />

menos próspera fuente <strong>de</strong> ingresos para la vecina costa norteña: la púrpura,<br />

el emblema <strong>de</strong> los fenicios. Los hábiles comerciantes, siempre en carros cerrados<br />

y permanentemente vigilados, enviaban las telas ya teñidas a todo el<br />

mundo conocido. En ocasiones, no <strong>de</strong>masiadas, aceptaban ven<strong>de</strong>r los pequeños<br />

gasterópodos <strong>de</strong> los que extraían el precioso y preciado tinte. En este<br />

caso, las panzudas cántaras o los cestos <strong>de</strong> mimbre que los transportaban<br />

viajaban siempre <strong>de</strong> noche y, como digo, fuertemente escoltados por mercenarios<br />

a sueldo. A diferencia <strong>de</strong>l vidrio, la púrpura era un artículo <strong>de</strong> lujo, al<br />

que sólo tenían acceso los más po<strong>de</strong>rosos. El color en sí, en aquella época, era<br />

símbolo <strong>de</strong> realeza y <strong>de</strong> máximo po<strong>de</strong>r. Algo que nació, justamente, <strong>de</strong>l<br />

humil<strong>de</strong> Murex.<br />

En clara competencia con los fenicios, otros países -incluido Israel- se procuraban<br />

una púrpura, <strong>de</strong> menor calidad y brillantez, que obtenían <strong>de</strong> un<br />

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