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Como es fácil imaginar, el próspero comercio arrastraba consigo gentes,<br />
lenguas, costumbres, religiones y problemas <strong>de</strong> mil orígenes y naturalezas,<br />
convirtiendo la Gaulanitis en un foro tan internacional como atractivo. Esa<br />
riada humana -no conviene olvidarlo- fue testigo, en numerosas oportunida<strong>de</strong>s,<br />
<strong>de</strong> las palabras y prodigios <strong>de</strong>l Galileo.<br />
Si tuviera que sintetizar tan rico tránsito <strong>de</strong> razas, culturas y mercancías lo<br />
haría en cuatro gran<strong>de</strong>s grupos, según los puntos <strong>de</strong> partida. A saber:<br />
Los que procedían <strong>de</strong>l norte y <strong>de</strong>l oeste.<br />
En las prolongadas estancias en la región asistimos a un continuo, casi diario,<br />
transporte, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los espesos bosques <strong>de</strong> la Fenicia (hoy Líbano), <strong>de</strong> las más<br />
nobles y codiciadas ma<strong>de</strong>ras. Por esta senda, rumbo a Israel, la Nabatea, etc.,<br />
circulaba el «rey» <strong>de</strong> los árboles, el cedro, en interminables y lentos convoyes.<br />
Junto a los troncos, o a la ma<strong>de</strong>ra ya cortada, los fenicios exportaban también<br />
el costoso aceite balsámico que se extraía <strong>de</strong> dichos cedros y que los egipcios<br />
precisaban para los rituales <strong>de</strong> momificación <strong>de</strong> sus príncipes y faraones. Era<br />
Egipto, igualmente, el principal consumidor <strong>de</strong> coniferas, mer (un árbol <strong>de</strong><br />
ma<strong>de</strong>ra roja) y enebro, utilizados en la fabricación <strong>de</strong> navíos, mástiles,<br />
muebles y ataú<strong>de</strong>s. El mer, sobre todo, era talado en la región <strong>de</strong> Nega,<br />
famosa por sus bosques impenetrables.<br />
También <strong>de</strong>l norte, en toda suerte <strong>de</strong> carros y animales <strong>de</strong> carga, vimos<br />
<strong>de</strong>sfilar a tirios y sidonios, orgullosos con uno <strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s «inventos»: el<br />
vidrio. Aquélla era una <strong>de</strong> las mercancías más habituales en esta senda. El<br />
inimitable vidrio fenicio, cuyo secreto <strong>de</strong> fabricación fue robado, casi con<br />
seguridad, a los egipcios, llegaba a todas partes. El bajo costo logrado por Tiro<br />
y Sidón repercutía en las ventas, haciendo que espléndidos jarrones, copas,<br />
botellas, vasijas, platos, perlas y tejas vidriadas pudieran entrar hasta en los<br />
hogares más humil<strong>de</strong>s. Y poco a poco, estas piezas transparentes reemplazaron<br />
a los enseres <strong>de</strong> barro y ma<strong>de</strong>ra.<br />
Y junto a la «especialidad» <strong>de</strong> Fenicia -el <strong>de</strong>licado y barato vidrio-, otra no<br />
menos próspera fuente <strong>de</strong> ingresos para la vecina costa norteña: la púrpura,<br />
el emblema <strong>de</strong> los fenicios. Los hábiles comerciantes, siempre en carros cerrados<br />
y permanentemente vigilados, enviaban las telas ya teñidas a todo el<br />
mundo conocido. En ocasiones, no <strong>de</strong>masiadas, aceptaban ven<strong>de</strong>r los pequeños<br />
gasterópodos <strong>de</strong> los que extraían el precioso y preciado tinte. En este<br />
caso, las panzudas cántaras o los cestos <strong>de</strong> mimbre que los transportaban<br />
viajaban siempre <strong>de</strong> noche y, como digo, fuertemente escoltados por mercenarios<br />
a sueldo. A diferencia <strong>de</strong>l vidrio, la púrpura era un artículo <strong>de</strong> lujo, al<br />
que sólo tenían acceso los más po<strong>de</strong>rosos. El color en sí, en aquella época, era<br />
símbolo <strong>de</strong> realeza y <strong>de</strong> máximo po<strong>de</strong>r. Algo que nació, justamente, <strong>de</strong>l<br />
humil<strong>de</strong> Murex.<br />
En clara competencia con los fenicios, otros países -incluido Israel- se procuraban<br />
una púrpura, <strong>de</strong> menor calidad y brillantez, que obtenían <strong>de</strong> un<br />
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