26.10.2014 Views

Caballo de Troya 6 - IDU

Caballo de Troya 6 - IDU

Caballo de Troya 6 - IDU

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

chamos un griterío.<br />

Nos miramos inquietos. Parecían voces infantiles...<br />

Y en guardia nos aproximamos a uno <strong>de</strong> los escasos claros. Al contemplar el<br />

«espectáculo» entendí. Tranquilicé a Eliseo y, rogando pru<strong>de</strong>ncia, continuamos.<br />

En el reducido calvero se dibujaba un cruce <strong>de</strong> caminos. Otra pista angosta, e<br />

igualmente trabajada con la negra escoria volcánica <strong>de</strong> la región, se aupaba<br />

con dificultad hacia un cerro <strong>de</strong> doscientos o trescientos metros. Arriba,<br />

amurallado por el apretado bosque, se distinguía un conato <strong>de</strong> ciudad. Era<br />

Beth Saida Julias, la población levantada por Filipo y, en cierto modo, «capital»<br />

administrativa <strong>de</strong> la zona. Una ciuda<strong>de</strong>la azabache y caótica que evitaríamos,<br />

<strong>de</strong> momento.<br />

Debí suponerlo. Al igual que en casi todas las rutas, los lugareños aprovechaban<br />

estas encrucijadas para sentar sus reales y ven<strong>de</strong>r toda suerte <strong>de</strong><br />

mercancías.<br />

Por supuesto, era un lugar estratégico. Y tomamos buena nota.<br />

Consultamos el sol. Volaba hacia el cénit. Estábamos cerca <strong>de</strong> la hora «sexta»<br />

(mediodía).<br />

Lo comentamos y, necesitados <strong>de</strong> un respiro, <strong>de</strong>cidimos hacer un alto.<br />

Lentamente, con precaución, nos mezclamos en aquel caos. Treinta o cuarenta<br />

miradas nos siguieron curiosas.<br />

Entre los asnos amarrados a los árboles y los improvisados ten<strong>de</strong>retes, una<br />

chiquillería incansable e incombustible <strong>de</strong>safiaba el calor, corriendo y saltando<br />

ante la lógica irritación <strong>de</strong> los paisanos. Semi<strong>de</strong>snudos, con las cabezas rapadas<br />

y las costillas al aire, los niños iban y venían, atosigando y mortificando<br />

a los altos onagros con cardos espinosos y largos y puntiagudos palos. Los<br />

justificados rebuznos y el peligroso cocear, lejos <strong>de</strong> intimidar a la gente<br />

menuda, la excitaba, haciéndola volver a la carga con renovados bríos y entre<br />

incontenibles gritos y risas malévolas y contagiosas.<br />

Varias y mo<strong>de</strong>stas columnas <strong>de</strong> humo huían perezosas <strong>de</strong> otras tantas y<br />

herrumbrosas marmitas, sofocando el lugar con los típicos y ya familiares<br />

olores a pescado frito y carne guisada.<br />

Allí, en aquellos «mercadillos» en miniatura, el caminante encontraba <strong>de</strong><br />

todo.<br />

Con aire cansino, sin <strong>de</strong>masiada contun<strong>de</strong>ncia, campesinos y pescadores<br />

espantaban un ejército <strong>de</strong> moscas <strong>de</strong> todos los portes que caía negro y<br />

zumbante sobre personas, enseres y mercancías. La plaga, sencillamente,<br />

formaba parte <strong>de</strong>l paisaje. No tendríamos más remedio que acostumbrarnos.<br />

Así era la Palestina <strong>de</strong> Jesús...<br />

Frutas, hortalizas, huevos, especias, tilapias y «sardinas» <strong>de</strong>l yam -frescas o<br />

saladas-, pan recién horneado, agua, vino recio y caliente e, incluso, zumo <strong>de</strong><br />

melón convenientemente enfriado con la nieve transportada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Her-<br />

123

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!