26.10.2014 Views

Caballo de Troya 6 - IDU

Caballo de Troya 6 - IDU

Caballo de Troya 6 - IDU

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Al comentarlo, mi hermano rechazó la, aparentemente, peregrina posibilidad.<br />

¿Y por qué iba a ocurrir algo así? Llevaba razón..., hasta cierto punto. Entonces<br />

lamenté no haberle puesto al corriente <strong>de</strong> la magnitud <strong>de</strong>l mal que nos<br />

acechaba. Si la memoria se hundía, si quedaba bloqueada -hipótesis verosímil<br />

en el proceso <strong>de</strong> envejecimiento prematuro que pa<strong>de</strong>cíamos-, ¿qué sería <strong>de</strong><br />

aquellos exploradores? Si nos pillaba fuera <strong>de</strong>l Ravid, ¿cómo ingresaríamos <strong>de</strong><br />

nuevo en el módulo?<br />

Mi compañero, siempre optimista, se burló <strong>de</strong> estas reflexiones y <strong>de</strong> quien las<br />

formulaba, tachándome <strong>de</strong> «pájaro <strong>de</strong> mal agüero».<br />

Encajé el rapapolvo. Quizá exageraba. A<strong>de</strong>más, en ese nefasto supuesto, si<br />

perdíamos la memoria, poco importaba el «santo y seña». Quién sabe dón<strong>de</strong><br />

nos sorpren<strong>de</strong>ría semejante catástrofe... Pero el instinto (?) había avisado.<br />

¿Cuándo apren<strong>de</strong>ré? ¿Cuándo seré capaz <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r las certeras y rumorosas<br />

«palabras» <strong>de</strong> la intuición?<br />

Y, torpe <strong>de</strong> mí, olvidé la sutil «advertencia», no adoptando las medidas<br />

oportunas.<br />

Lo pagaríamos caro. Muy caro...<br />

7 horas.<br />

Todo se esfumó. Todo cayó en el olvido... Estábamos en marcha. Inaugurábamos,<br />

al fin, la búsqueda <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre.<br />

Él nos esperaba. Él nos cubriría... Sacrificios, penalida<strong>de</strong>s, angustias..., todo<br />

fue relegado. Olvidado. Y ansiosos iniciamos el <strong>de</strong>scenso, alejándonos <strong>de</strong>l<br />

«portaaviones».<br />

La plaga y las modificaciones ya referidas nos retrasaron, <strong>de</strong>morando en dos<br />

horas la partida.<br />

Observé el cielo. Radiante. El presagio se me antojó inmejorable. Temperatura:<br />

27° C. No importaba. ¡A<strong>de</strong>lante! En dos o tres días, a lo sumo, si el<br />

Destino se mostraba benévolo, estaríamos <strong>de</strong> nuevo frente al añorado rabí <strong>de</strong><br />

Galilea. La i<strong>de</strong>a, como digo, nos motorizó, sumándose a la misteriosa<br />

«fuerza» que ahora, más que nunca, parecía levantarnos en vilo.<br />

¡Dios!... ¡Qué magnetismo el <strong>de</strong> aquel Hombre! En la plantación <strong>de</strong> los felah<br />

poco o nada había cambiado. Camar, el viejo nómada, nos atendió con su proverbial<br />

hospitalidad.<br />

No pu<strong>de</strong> evitarlo. Un escalofrío me sacudió al llegar a su presencia.<br />

¿Me reconocería? ¡Qué absurdo! Yo sabía que eso no era posible. «Estábamos»<br />

en el «pasado». Ahora «vivíamos» cinco años atrás...<br />

Y así fue. El «luna» no supo quién era. Su aspecto y talante tampoco variaron<br />

gran cosa.<br />

Adquirimos algunas provisiones -las justas- y <strong>de</strong>shicimos lo andado, situándonos<br />

frente a la rampa que <strong>de</strong>nominábamos «zona muerta». Des<strong>de</strong> allí,<br />

según lo convenido, torceríamos hacia el norte, al encuentro <strong>de</strong>l nahal (río)<br />

116

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!