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Material de Trabajo<br />

TP nº 2<br />

Ricardo Carpani cabalga el tigre<br />

VICENT, Manuel: (1994) “Ricardo Carpani cabalga el<br />

tigre”, en: Squirru, Rafael y Vicent, Manuel, Carpani,<br />

Madrid, Ollero & Ramos Editores; pp. 3 y 4.<br />

La rebeldía sometida a la anatomía: está<br />

podría ser la síntesis estética del pintor Ricardo<br />

Carpani. Todas las criaturas salidas de si mano poseen<br />

un tensión muscular que es propiamente su sustancia,<br />

pero a la vez los perfiles de todos los cuerpos logran<br />

sujetar finalmente es gran rabia interior o pasión a<br />

punto de desbordarse. Es la misma sensación que uno<br />

tiene también cuando conoce personalmente al artista.<br />

Ricardo Carpani es un caso de adecuación entre sus<br />

creencias y su obra: ésta no es sólo la expresión visual<br />

de un mundo, sino un acto de fe o de afirmación de<br />

unas ideas.<br />

Aquel joven rebelde, nacido en la isla del<br />

Tigra, en la desembocadura del Paraná, nieto de<br />

un cazador de pumas y que paseaba su ira por la<br />

Universidad de Buenos Aires donde inició estudios de<br />

Derecho, fue ganado para la causa de la lucha obrera<br />

y muy pronto se convirtió en el creador de todo una<br />

iconografía laboral hecha de carteles llenos de héroes<br />

sindicales, de murales con semidioses musculosos<br />

que reclamaban la justicia social como caballos<br />

desbocados. Esa inspiración ha sido el fundamente<br />

estético de su vida y a ella ha ido incorporando Carpani<br />

a lo largo de su creación sucesivos matices, calidades,<br />

complicidades y nexos de una mayor profundidad en el<br />

oficio e igualmente ha ido adecuando la evolución de<br />

su pensamiento.<br />

Ricardo Carpani ya fue soldado insumiso.<br />

Huyó a París para eludir el servicio militar y una vez allí<br />

remedió el hambre prestando su cuerpo como modelo<br />

de dibujo en la Grande Chaumière y después de posar<br />

desnudo durante infinitas horas acabó por interiorizar<br />

los músculos y éstos finalmente se hicieron materia de<br />

los sueños. Carpani siguió siendo un resistente cuando<br />

regresó a Buenos Aires y su nombre siempre fue<br />

asociado a sus carteles de exaltación y reivindicación<br />

obrera. Pronto se convirtió en símbolo del artista<br />

comprometido pero lentamente sus criaturas se fueron<br />

quedando sin referente hasta alcanzar una sustancia<br />

propia: ahora ya son prodigiosas anatomías en tensión<br />

con un valor estético en sí mismo. Al contemplar estos<br />

héroes obreros armado sólo con la ira o la humillación<br />

el espectador ya no se pregunta si tiene o no razón sino<br />

que entabla con ellos una relación de belleza.<br />

He conocido a Ricardo Carpani durante su largo exilio<br />

en Madrid. Le he sorprendido muchas veces haciendo<br />

alguno de sus personajes con la palabra caliente y el<br />

vaso de vino en la mano ante el mundo. Debajo de esta<br />

rabia histórica que mantiene en vilo a Ricardo Carpani<br />

hay también un soñador de amantes, un intérprete de<br />

todas las mitologías literarias de Argentina. La fuerza<br />

atlética de los brazos, Carpani la purifica con el dibujo<br />

que tiene una sutileza magistral y así sus parejas de<br />

amantes se aman como caballos al galope sobre sí<br />

mismos, igual que hacían sus obreros, hasta que la<br />

orgía de Dionisos es sometida a la línea pura de Apolo.<br />

En vista del desastre general de la historia ahora<br />

Ricardo Carpani se ha llevado a todas sus criaturas a la<br />

jungla y en compañía de sus sueños ha celebrado con<br />

ellas un banquete surrealista para celebrar el fin de la<br />

utopía. En grandes lienzos y murales donde alienta la<br />

floresta ingenua del Aduanero, el artista comprometido<br />

ha juntado a los monos con los conquistadores, a los<br />

indios con los leones, los tanguistas y los viejos héroes<br />

y en medio de este festín a Dios como viejo gaucho y<br />

Carlos Gardel como nostalgia comparten el estrellato<br />

en medio de un friso de tiranos abigarrados entre flores.<br />

Con la misma musculatura física y moral de siempre<br />

Ricardo Carpani ha trazado este poderoso acorde de<br />

todas sus obsesiones. El resultado es una fiesta llena<br />

de ironía, de placer y de sarcasmo. Y ésta es la forma<br />

en que Carpani sigue cabalgando su tigre.<br />

Producción de Textos | Cátedra A - Prof. Alonso | Facultad de Bellas Artes | UNLP<br />

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