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circo, de otredad, de desviación del orden provoca<br />

una impresión de incongruencia agresiva, cómica,<br />

generadora de malestar ligado por otra parte a un<br />

profundo placer. De alguna manera la representación, el<br />

mundo de las imágenes, sustituyen y materializan, a la<br />

vez que desplazan esta relación bello-feo, placer-horror,<br />

considerando una tipología formal, o una dialéctica de<br />

las formas.<br />

Inestabilidad y exceso, comicidad y horror revelan los<br />

mecanismos de que se valió también el grotesco en su<br />

devenir histórico, entendiendo por ello su asentamiento<br />

como estilo, como género teatral, como forma<br />

decorativa cercano a la caricatura o como categoría<br />

estética. En todos estos asentamientos el grotesco<br />

exagera las formas, produce mezclas, metamorfosis,<br />

contrasta temas, muestra las escisiones del hombre y<br />

de la sociedad.<br />

La desmesura, remontándonos a lo largo de la historia,<br />

actuo desde los márgenes de lo instituido como<br />

bello, bueno, acorde a las normas del gusto, en fin, lo<br />

placentero. La desmesura genero poéticas de lo feo, de<br />

lo caótico, de lo malo u horroroso, liberando la fantasía,<br />

el mundo inconsciente, la dialéctica formal y esencial<br />

a lo humano subrayada por Bataille. El horror a lo otro,<br />

a la diferencia, a lo no ajustado a la naturaleza, es<br />

histórico: pero cobra total actualidad en nuestros días,<br />

en nuestro caótico fin de milenio. La inquietud ante lo<br />

indecible y lo inmostrable se convierte en la experiencia<br />

estética y en experiencia cotidiana. Lo monstruoso<br />

toma la forma de lo siniestro, en el sentido freudiano (lo<br />

cercano transformado en raro, lo familiar desconocido,<br />

portador de fuerzas desconocidas y temibles). Lo<br />

grotesco toma el carácter de un realismo, que por<br />

fuerza de repetición e hiperbolización muestra sin más<br />

la realidad descarnada que tematiza.<br />

La fruición estética que experimentamos roza el<br />

espanto, entre lo sublime y lo pintoresco. Lo sublime,<br />

la experiencia de lo indecible se situó siempre entre<br />

el monstruo y el grotesco. Hoy toca lo pintoresco<br />

provocando alternativamente horror y comicidad,<br />

inquietud e indiferencia. A pesar de la domesticación<br />

de estas figuras y su desplazamiento a los discursos<br />

no ficcionales en el terreno de la producción artística,<br />

el desarrollo de lo monstruoso y lo grotesco provocan<br />

algunos quiebres significativos en las formas, los temas<br />

y las valoraciones.<br />

Es decir, si la estética de lo feo o el humor negro ya<br />

tienen una historia signada por la experiencia de algunas<br />

vanguardias, en las producciones de nuestro país ello<br />

comporta una historia marginal. Esta marginalidad fue<br />

construida a través de restricciones de gusto y censura.<br />

Por ello, a pesar de sostener que aquello que comporta<br />

la desmesura se ha extendido al punto de conformar<br />

una modalidad de producción, una estética, se puede<br />

considerar que la desmesura, siendo marca de época,<br />

es además una marca de las producciones icónicas<br />

de borde (aun cuando este borde tenga contornos<br />

borrosos).<br />

Gilles Lipovetszky en La era del vacío caracteriza<br />

la sociedad actual como una suerte de sociedad<br />

humorística. El autor sostiene que la sociedad<br />

posmoderna en la única que puede ser llamada<br />

humorística en tanto se ha constituido en un proceso<br />

que tiende a disolver la oposición de lo serio y lo no serio<br />

(oposición que en la estructura del grotesco existe por<br />

presencia, oscilante, vacilante). La burla en el humor Pop<br />

no violaría ninguna norma, sino que se presenta como<br />

amplificación de lo cotidiano. En el presente pareciera<br />

que toda valoración está suspendida, neutralizada por la<br />

visibilidad permanente de diferentes tipos de discursos<br />

sobre temas cotidianos, banales, triviales o privados<br />

que dominan la esfera pública. Sin embargo, dentro<br />

del desenlace de la cultura visual hay ciertas zonas no<br />

transitadas, ciertos juegos entre lo llamado “alto” y lo<br />

llamado “bajo”, que siguen manteniendo vacíos; por<br />

otra parte, también las relaciones entre lo explicito y<br />

lo implícito, entre lo publico y lo privado constituyen<br />

un campo vasto para el trabajo del humor. ¿Ha dejado<br />

de ser el grotesco un modo de representación en<br />

una sociedad caracterizada por el tono grotesco? Si<br />

bien los procesos simbólicos parecen presentarse<br />

ya como simples reflexiones del devenir paródico de<br />

las representaciones sociales, podemos distinguir<br />

algunos rasgos característicos en las producciones<br />

contemporáneas. La parodia, la utilización de algunos<br />

motivos, funcionan como operaciones características de<br />

los mecanismos humorísticos (repetición, exageración,<br />

inversión). La presencia del humor negro y el exceso<br />

permiten la objetivación del cuerpo, instalando como<br />

Producción de Textos | Cátedra A - Prof. Alonso | Facultad de Bellas Artes | UNLP<br />

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