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mental que ocupaba está siendo erosionado por las<br />
miles de Armas de Distracción Masiva que nos rodean a<br />
todos. Es difícil de admitir, pero todos lo sentimos: leer<br />
libros se está convirtiendo en casi físicamente difícil.<br />
Creo que deberíamos empezar por ahí –ya que muestra<br />
por qué es necesario que el libro físico sobreviva, y<br />
alude a lo que tenemos que hacer para asegurarnos de<br />
que lo hace.<br />
En su magnífico librito The Lost Art of Reading –Why<br />
Books Matter in a Distracted Time, el crítico David<br />
Ulin admite una sensación extraña. Toda su vida<br />
había tomado la lectura tan por sentado como comer<br />
–pero entonces, hace unos años, «me di cuenta, en<br />
un apartamento lleno de libros, de que ya no podía<br />
encontrar en mi la necesaria tranquilidad para leer.» Se<br />
sentaba a hacerlo por la noche, como siempre había<br />
hecho, y leía algunos párrafos, y luego encontraba<br />
que su mente vagaba, implorándole que revisara<br />
su correo electrónico, o Twitter, o Facebook. «Con<br />
lo que estoy luchando», escribe, «es la invasión del<br />
zumbido, la sensación de que hay algo ahí que merece<br />
mi atención, cuando en realidad es sobre todo una<br />
serie de momentos desconectados, tomas rápidas y<br />
fragmentos, que se suman a la ansiedad de la edad.»<br />
Creo que la mayoría de nosotros tenemos este<br />
sentimiento hoy en día, si somos honestos. Si lees un<br />
libro con el ordenador portátil zumbando en el otro lado<br />
de la habitación, puede parecer como tratar de leer con<br />
una banda Heavy Metal gritando delante tuyo. Para<br />
leer, es necesario aflojar el paso. Necesitas silencio<br />
mental, a excepción de las palabras. Eso es cada vez<br />
más difícil de encontrar.<br />
No, no me malinterpretéis. Me encanta la web, y<br />
tendrán que arrancar mi Twitter feed de mis frías manos<br />
muertas. Esto no se va a convertir en una diatriba<br />
antediluviana contra las glorias de nuestro mundo<br />
interconectado. Pero hay una razón por la que la<br />
palabra –“wired”– significa tanto “conectado a Internet”<br />
como “alto, frenético, incapaz de concentrarse”.<br />
Así que en la era de Internet, los libros físicos de papel<br />
son una tecnología que necesitamos más, no menos.<br />
En la década de 1950, el novelista Herman Hesse<br />
escribió: «Cuanto la necesidad para el entretenimiento<br />
y la educación general más puedan ser satisfechas por<br />
los nuevos inventos, más recuperará el libro su dignidad<br />
y autoridad. Aún no hemos alcanzado totalmente el<br />
punto en que los jóvenes competidores, como la radio,<br />
el cine, etc, han asumido las funciones del libro que no<br />
pueden permitirse el lujo de perder».<br />
Ahora hemos llegado a ese punto. Y aquí está la<br />
función que el libro –el libro de papel que no emite un<br />
pitido o un flash o un enlace, o te permite ver miles de<br />
videos a la vez– hace para ti y que no hará ninguna<br />
otra cosa. Te da capacidad de concentración profunda<br />
y lineal. Como Ulin lo expresa: «La lectura es un acto<br />
de resistencia en un paisaje de distracción... Requiere<br />
que nos acompasemos. Nos devuelve a un ajuste<br />
de cuentas con el tiempo. En medio de un libro, no<br />
tenemos otra opción que ser pacientes, que tomar<br />
cada cosa en su momento, para que prevalezca la<br />
narrativa. Retomamos el mundo al retirarnos de él un<br />
poco, retrocediendo de los ruidos.»<br />
Un libro tiene una relación diferente con el tiempo<br />
que un programa de televisión o una actualización<br />
de Facebook. Dice que valía la pena sacar algo del<br />
torrente sin fin de datos y fijarlo en un objeto que tendrá<br />
el mismo aspecto en un centenar de años. El escritor<br />
francés Jean-Phillipe De Tonnac dice que «la verdadera<br />
función de los libros es la de salvaguardar las cosas<br />
que el olvido constantemente amenaza con destruir».<br />
Es precisamente porque no es inmediato –debido a que<br />
no sabe lo que pasó hace cinco minutos, en Kazajstán,<br />
o en el apartamento de Charlie Sheen– por lo que el<br />
libro importa.<br />
Es por eso que necesitamos libros, y por qué creo<br />
que van a sobrevivir. Porque la mayoría de los seres<br />
humanos tienen un deseo de involucrarse en una<br />
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