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Material de Trabajo<br />
TP nº 4<br />
Humor, complicidad y vínculo<br />
II FORO INTERNACIONAL DE INVESTIGADORES Y<br />
CRÍTICOS DE TEATRO PARA NIÑOS Y JÓVENES<br />
NOMBRE Y APELLIDO: Carlos Alejandro Uncal<br />
INSTITUCIÓN DE PERTENECIA: Grupo teatral “Vuelve<br />
en Julio”<br />
ABSTRACT<br />
Entendemos que el humor cumple una función social<br />
valiosa y específica: crea o profundiza vínculos entre<br />
diferentes individuos o sectores de una sociedad, una<br />
relación activa que motive una constante búsqueda y<br />
redefinición de la misma.<br />
Pero determinados recursos cómicos pueden también<br />
incitar a la segregación y legitimar el conformismo.<br />
El teatro, como disciplina artística colectiva por naturaleza,<br />
es un entorno ideal para analizar este fenómeno.<br />
Así pues en los espectáculos realizados por adultos,<br />
pero orientados al público infantil o juvenil, el humor puede<br />
ser la clave para generar un código compartido al<br />
mismo tiempo por artistas y audiencia: un puente intergeneracional<br />
que los conecte, aún cuando simultaneamente<br />
refuerce la conciencia de pertenecer a un grupo<br />
etario propio.<br />
El humor sólo resulta una experiencia superficial cuando<br />
determinado espectáculo, ofreciendo un código<br />
pobre o predecible, subestima la capacidad de los espectadores<br />
o desaprovecha las infinitas posibilidades<br />
del arte escénico.<br />
Relacionarse a través de un hecho cómico puede<br />
devenir en una auténtica complicidad, un enlace que<br />
demuestre la continuidad entre las etapas de la vida:<br />
activa el niño que hay en el adulto, o al adulto que late<br />
en cada adolescente.<br />
HUMOR<br />
Entendemos el humor como una actividad humana<br />
que cumple una función social valiosa y específica: crea<br />
o profundiza vínculos entre diferentes individuos o sectores<br />
de una sociedad, una relación activa que motive<br />
una constante búsqueda y redefinición de la misma.<br />
Más allá de cualquier valoración moral, reconocemos<br />
como esencia de este fenómeno la idea de una superioridad<br />
propia frente a un otro, partiendo del concepto<br />
que plantea Thomas Hobbes y que desarrolla Charles<br />
Baudelaire en su texto “L'essence du rire” 1 .<br />
Baudelaire pone el punto de partida de la risa en cierto<br />
orgullo que nos provoca contemplar alguien menos<br />
apto, física o mentalmente, en algún aspecto de la vida.<br />
Esta idea se resume en lo que llamamos el “Silogismo<br />
del hombre que cae”. Según nuestra adaptación, este<br />
silogismo se desglosa en:<br />
-Un hombre tropieza, se muestra torpe<br />
-Yo, que lo miro, no tropiezo<br />
-Ergo: Yo no soy torpe, y río por sentirme superior a él.<br />
Este ejemplo simple y cotidiano demostraría el funcionamiento<br />
más inmediato de un hecho que motive la<br />
risa.<br />
Sobre éste tipo de sucesos también escribe Bergson,<br />
en su estudio del fenómeno de la risa 2 , donde plantea<br />
dos cuestiones que traeremos a colación: la primera, el<br />
carácter intelectual de la risa: la superioridad que nos<br />
provoca una torpeza ajena no debería confundirse con<br />
una sensación emocional. Es un orgullo intelectual y<br />
humano, provocado por sentirse más capaz que otro<br />
individuo o incluso que otros seres o fenómenos de la<br />
Naturaleza misma, si les otorgamos algún tipo de personificación.<br />
La segunda cuestión es la de la función social de la<br />
risa: el autor mencionado pone el foco en cierta virtud<br />
correctiva, por la cual la risa pone en relieve alguna torpeza<br />
o “rigidez” de un individuo, que la sociedad nota y<br />
desea perfeccionar 3 .<br />
No nos corresponde en este trabajo analizar los alcances<br />
del humor en cualquier aspecto de la vida, sino<br />
tratar de concentrarnos en el arte escénico (y dentro de<br />
éste, en los espectáculos que apuntan a públicos de<br />
edades variadas). Así pues, tomaremos entonces del<br />
humor sólo lo que lo caracteriza como un fenómeno<br />
buscado, diferenciando entre lo gracioso (aquello que<br />
genera risa aún sin un deseo manifiesto) y lo cómico:<br />
una construcción de cualquier tipo en la que se elaboran<br />
o utilizan recursos para provocar conscientemente<br />
la risa.<br />
Dentro de ésta vertiente inscribimos la comedia, en<br />
cuya versión infanto-juvenil buscamos promover dos<br />
avances: llevar ese “sentimiento de superioridad” a un<br />
nivel colectivo y no egoísta: sentir orgullo no ante una<br />
figura presentada como inferior, sino por un código en<br />
común que podemos compartir. Y por otra parte, definir<br />
una función social de lo cómico como elemento vincu-<br />
1. Baudelaire, Charles, Lo cómico y la caricatura. Visor, Madrid, 1988<br />
2. Bergson, Henri, La risa, ensayo sobre la significación de lo cómico.<br />
Losada, Buenos Aires, 1953<br />
3. “Ninguna persona es ridícula sino mediante cierto estado que se<br />
asemeja a la distracción (…) Pero todo esto se observa desde fuera y<br />
puede corregirse. Además, siendo el objeto de la risa una corrección,<br />
es muy útil que la corrección alcance al mayor número posible de personas”.<br />
Bergson, Henri, Op Cit, pp 128-129<br />
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