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Revista Peruana del Pensamiento Marxista N°1

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Revista Peruana del Pensamiento Marxista<br />

la agudización de la crisis. La administración<br />

aprista ha sido desastrosa, con culpas y exculpaciones<br />

de rango más bien anecdótico; la presencia<br />

de Sendero Luminoso en la vida nacional<br />

opacó el ostentoso proyecto de restauración<br />

oligárquica, cambiando el rumbo de las preocupaciones<br />

hacia la solución de los problemas de la<br />

violencia que se enseñorea en el país. El gobierno<br />

de Velasco apareció como respuesta a los<br />

alzamientos populares en la década del 60, e<br />

inició un programa de reformas que permitieron<br />

resolver las demandas de cambio que iban<br />

llevando ya a un pronunciamiento armado de<br />

sectores insurrectos y a una creciente movilización<br />

de campesinos y trabajadores urbanos.<br />

Frente al alzamiento campesino –que incluía<br />

reclamos sobre el derecho a la propiedad– se<br />

propuso un programa de reforma agraria<br />

teóricamente modernizante y orientado al<br />

cooperativismo, el alzamiento de las capas<br />

nacionalistas que habían formado el Frente de<br />

Defensa del Petróleo fue respondido con la<br />

nacionalización de la International Petroleum<br />

Company y las evidentes malformaciones del<br />

acceso al crédito y a la información fueron<br />

respondidas con intervenciones en el sector<br />

financiero y en la tenencia de los medios masivos<br />

de comunicación.<br />

La debilidad de las reformas, cuyos defectos de<br />

operación fueron además muy fuertes, se<br />

expresó en la facilidad con que la contrarreforma<br />

(1975-1980) desbarató las pocas conquistas<br />

populares obtenidas, restaurando –con<br />

defectos agregados– el viejo régimen, cuyas<br />

deficiencias más sensibles se había intentado<br />

corregir. Es así como quedó un Estado sobredimensionado<br />

en la forma y el ámbito de sus<br />

injerencias, frente a una sociedad civil que se<br />

proponía un modelo neoliberal. Esto desencadenó<br />

la ruptura de las ligazones formales entre<br />

las instituciones y las gentes; la legalidad se<br />

convirtió en traba de las expectativas liberales e<br />

indujo a la "informalidad" de las transacciones,<br />

que es una especie de lock-out contra el Estado,<br />

al negarle el acceso a las rentas derivadas del<br />

trámite económico. Por eso, la informalidad se<br />

convirtió en un modelo, y el Estado se quedó<br />

con un costoso excedente burocrático, inservible<br />

e indeseable.<br />

Podría decirse que la descomposición comenzó a<br />

partir del pronunciamiento velasquista o, si se<br />

quiere, de la etapa de restauración prooligárquica<br />

que le sucedió. Pero, ocurre que el<br />

uno y la otra son consecuencia, a su vez, de<br />

antecedentes traumáticos en la historia del Perú.<br />

La contrarreforma posvelasquista apostó por el<br />

retorno al proyecto republicano tradicional,<br />

manejando con las viejas reglas de juego, que<br />

habían sido repudiadas desde las décadas del 20<br />

y el 30, no sólo en el nivel crítico que dio lugar a<br />

las reflexiones de Mariátegui, Haya o Basadre,<br />

sino en el terreno mismo de las organizaciones<br />

del pueblo.<br />

En esas dos décadas se dio inicio a la formación<br />

de un espacio político popular, constituido por<br />

una clase obrera incipiente y un campesinado<br />

muy vario, con intervención de una clase media<br />

urbana igualmente novata. Pero ese espacio<br />

político se creó en el marco de una reorganización<br />

de la República dentro de un modelo<br />

diseñado y sustentado por una capa de terratenientes<br />

exportadores que no tenían otra opción<br />

de vida que la asociación oligárquica. Era una<br />

asociación que nacía de la necesidad de implantar<br />

formas de producción capitalistas que<br />

evidentemente estaban en conflicto con sus<br />

tradicionales mecanismos de sustento. Ese es el<br />

país que en la década del 60 e inicios del 70 se<br />

trataba de cambiar. Es el que la contrarreforma<br />

iniciada en 1975 intentaba restaurar.<br />

No era un país democrático o progresista, sino<br />

todo lo contario. La democracia estaba restringida<br />

a la participación de las gentes en los procesos<br />

electorales, sin ninguna opción de intervenir en<br />

las decisiones de soberanía; además, los períodos<br />

democráticos nunca fueron consecutivos ni<br />

estables, pues cada vez que el ascenso popular<br />

–en democracia– ponía en peligro los intereses<br />

del proyecto oligárquico, se cambiaban las reglas<br />

de juego, y aparecían los militares para proceder<br />

a restaurar las debilitadas consignas del "orden<br />

establecido". Es lo que pretendían los restauradores<br />

del 75 al 85, sólo que en ese tiempo no<br />

contaron con un proletariado fogueado en varias<br />

décadas de lucha, un campesinado organizado y<br />

liberado de servidumbres deteriorantes y una<br />

clase media proletarizada y ávida de poder. Una<br />

4<br />

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