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Revista Peruana del Pensamiento Marxista N°1 Revista Peruana del Pensamiento Marxista N°1

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Revista Peruana del Pensamiento Marxista pensamiento revolucionario (Marx, Engels, Lenin, etc.). Y, hoy como ayer, el punto central de diferencia es el problema del Estado. Ya veremos a continuación cómo el discurso de Holloway está lastrado por su punto de vista dogmáticamente ácrata. Así tenemos que en Agrietar el capitalismo se dice lo siguiente: "La tradición anarquista es en esencia trascendental para el conjunto de discusión sobre las grietas, tema especialmente desarrollado en la segunda parte de este volumen" (p. 221). Ya que, a diferencia del marxismo ortodoxo (de Marx), "… la teoría anarquista se ha concentrado más claramente en el hacer concreto, al menos en el sentido de romper aquí y ahora con las restricciones del trabajo abstracto" (p. 221). Aún más, el nuevo mundo que surgiría después del apocalipsis revolucionario propugnado por Holloway sería: "un mundo donde quepan muchos mundos como dice la consigna zapatista" (p. 246). Un mundo que se basaría en unidades de producción fundamentalmente pequeñas y con un alto grado de autonomía… Un mundo donde quepan muchos mundos no sería una nueva totalidad, sino una cambiante constelación o confederación de particularidades. No un comunismo, sino un comunizar (p. 246). Lo anterior es Kropotkin actualizado, pero también debemos mencionar la influencia de la Escuela de Frankfurt: Gran parte de lo que se propone aquí –dice Holloway- en particular la crítica del trabajo abstracto, ya ha sido adelantado por la teoría crítica clásica –la teoría de la Escuela de Frankfurt-, pero su crítica al capitalismo proviene de un punto de vista no explicitado (p. 236). Ahora bien, la argumentación de Holloway ya había sido señalada hace algunos años como centralmente anarquista, pero él prefiere presentarse como marxista (crítico o abierto), influido por la realidad latinoamericana. Y se declara explorador de "una nueva teoría revolucionaria, un nuevo marxismo: la teoría no de la lucha del trabajo contra el capital, sino de la lucha del hacer en contra del trabajo y, en consecuencia, en contra del capital" (p. 191). Se supone que no se declara explorador de un nuevo anarquismo, porque éste no da la talla para ser considerado como teoría revolucionaria. Así, tenemos a un anarquista vergonzante y acomodaticio llamado John Holloway. De la lectura de Agrietar… se deduce que Carlos Marx y, especialmente Lenin, son marxistas tradicionales, ortodoxos, congelados, etc., porque no le dieron la importancia necesaria a la contradicción entre el "hacer y el trabajo abstracto" que, según Holloway es la clave de la revolución. Y aquí el mayor "pecador" es, sin duda, el descubridor de la naturaleza bifacética del trabajo. La pregunta es: ¿por qué Marx no le dio la trascendencia revolucionaria que según Holloway tiene, pese a haber señalado su importancia para la comprensión de la economía política? Porque para Marx su descubrimiento tenía, sobre todo, importancia teórica para comprender al capitalismo, para calar hondo en su naturaleza y desentrañarlo. No le otorgaba importancia para realizar la revolución en contra del capital o para destruir al capitalismo. Su propuesta para cancelar definitivamente la naturaleza bifacética del trabajo, y al capitalismo, tenía otras coordenadas: pasaba por la dictadura del proletariado, es decir, por un Estado. Y de modo semejante a cómo resalta su contribución de exponer críticamente la naturaleza bifacética del trabajo; también resalta su contribución de demostrar "que la lucha de clases conduce, necesariamente a la dictadura del proletariado" (Carta a Weidemeyer); y que esta dictadura es el tránsito a la sociedad sin clases, es decir, al comunismo. También es cierto que Marx consideraba que el sujeto revolucionario era un colectivo organizado y no los individuos con sus pequeñas y personales rebeldías en contra del capitalismo. Rebeldías que se basan en el individualismo burgués y que ya se mostraban en el movimiento romántico contemporáneo de Marx. El anar- 52 Lecturas

Revista Peruana del Pensamiento Marxista quismo es la cara política de esta inadecuación individualista que dio a luz a Bakunin y seguidores y, también, a los dandis, excéntricos, "figurettis", poetas malditos, etc., que hacían todo lo posible por realizar actos que fastidien al burgués (epater le bourgeois). Holloway reivindica a todos los actuales herederos de estos "excéntricos" y los coloca en el ejército de los agrietadores (payasos, gays). Marx optaba por la acción colectiva, organizada y partidarizada de la clase obrera, no por la acción individualista de hacedores obreros o filisteos, y consideraba que el proletariado, además de generar su propio partido, debería tener teoría y conciencia revolucionarias; una conciencia de alto nivel que garantice el triunfo y la persistencia de la revolución. Su confianza estaba puesta en la acción organizada y consciente de las masas guiadas por una teoría revolucionaria. El propio Holloway cita lo siguiente: La teoría es capaz de apoderarse de las masas en cuanto se demuestra ad hominem. Y se demuestra ad hominem en cuanto se hace radical. Ser radical es atacar las cosas en la raíz; pero para el hombre la raíz es el hombre mismo (p. 32 sub). Proponer que los obreros individualmente se dediquen al hacer y dejen de realizar trabajo abstracto no significa gran cosa como vía práctica y verdadera para la revolución, por la poca importancia y gravitación de la rebeldía individualista. Esta acción sólo tendría significación si todos los obreros dejaran de efectuar trabajo abstracto y se dedicaran al hacer, y esto es ya la huelga o algo semejante; y así volvemos a la vieja propuesta anarquista de la huelga universal que de un día para otro trae abajo al capitalismo. Recordemos como Engels ironizaba sobre este facilismo revolucionario: Una buena mañana, los obreros de todas las industrias del país y hasta del mundo entero dejan el trabajo y, en cuatro semanas a lo sumo, obligan a las clases poseedoras a darse por vencidas o a lanzarse contra los obreros, con lo cual dan a estos el derecho a defenderse y a derribar, aprovechando la 2 ocasión, toda la vieja sociedad . Siguiendo esta corriente de banalización de la revolución, por demás presente en la "teoría de las grietas", Holloway le quita toda posibilidad revolucionaria a los productores obreros organizados sindical y políticamente, diciendo que la contradicción trabajo-capital que ellos protagonizan es funcional al capitalismo. Y, más bien, pone sus esperanzas en campesinos, pequeños productores y pequeñoburgueses como sujetos de veras revolucionarios. Para él más importante es la pequeña burguesía que el proletariado. No es extraño, por esto, que para apuntalar la propuesta de las grietas y de la espontaneidad revolucionaria de las personas, recurra al ejemplo histórico de la formación y crecimiento de la burguesía en las entrañas de la sociedad feudal. Holloway considera que algo semejante podría darse para transitar del capitalismo al comunismo, o al "comunizar". No quiere ver que ambas situaciones no son equiparables, pues bien se sabe que entre burgueses y señores feudales había comunidad de intereses y que ambas clases estaban totalmente de acuerdo en promover la explotación del hombre por el hombre. La historia muestra cómo tales clases se retroalimentaban y cómo la burguesía financiaba las empresas guerreras de reyes y señores feudales. Es explicable, entonces, la facilidad como la burguesía creció dentro de la feudalidad y llegó a tener primacía económica, para luego tomar el poder con relativa facilidad. Circunstancias semejantes no se dan en las entrañas de la sociedad capitalista porque, entre otras cosas, entre los revolucionarios que quieren cancelar el capitalismo y los burgueses capitalistas e imperialistas no hay comunidad de intereses. Pero, como ya lo hemos visto, entre el anarquismo que informa a Holloway y la burguesía explotadora sí hay grandes coincidencias: ambos propugnan el individualismo burgués y la promoción de la propiedad privada de pequeños y grandes propietarios, respectivamente. Quizá estas coincidencias hagan abrigar a Holloway la esperanza de una espontánea y creciente difusión de las "grietas", de modo semejante a cómo creció la burguesía en las entrañas de la feudalidad. Lecturas 53

Revista Peruana del Pensamiento Marxista<br />

quismo es la cara política de esta inadecuación<br />

individualista que dio a luz a Bakunin y seguidores<br />

y, también, a los dandis, excéntricos, "figurettis",<br />

poetas malditos, etc., que hacían todo lo<br />

posible por realizar actos que fastidien al<br />

burgués (epater le bourgeois). Holloway<br />

reivindica a todos los actuales herederos de estos<br />

"excéntricos" y los coloca en el ejército de los<br />

agrietadores (payasos, gays).<br />

Marx optaba por la acción colectiva, organizada<br />

y partidarizada de la clase obrera, no por la<br />

acción individualista de hacedores obreros o<br />

filisteos, y consideraba que el proletariado,<br />

además de generar su propio partido, debería<br />

tener teoría y conciencia revolucionarias; una<br />

conciencia de alto nivel que garantice el triunfo y<br />

la persistencia de la revolución. Su confianza<br />

estaba puesta en la acción organizada y consciente<br />

de las masas guiadas por una teoría<br />

revolucionaria. El propio Holloway cita lo<br />

siguiente:<br />

La teoría es capaz de apoderarse de las<br />

masas en cuanto se demuestra ad hominem.<br />

Y se demuestra ad hominem en cuanto se<br />

hace radical. Ser radical es atacar las cosas<br />

en la raíz; pero para el hombre la raíz es el<br />

hombre mismo (p. 32 sub).<br />

Proponer que los obreros individualmente se<br />

dediquen al hacer y dejen de realizar trabajo<br />

abstracto no significa gran cosa como vía<br />

práctica y verdadera para la revolución, por la<br />

poca importancia y gravitación de la rebeldía<br />

individualista. Esta acción sólo tendría significación<br />

si todos los obreros dejaran de efectuar<br />

trabajo abstracto y se dedicaran al hacer, y esto<br />

es ya la huelga o algo semejante; y así volvemos a<br />

la vieja propuesta anarquista de la huelga<br />

universal que de un día para otro trae abajo al<br />

capitalismo. Recordemos como Engels ironizaba<br />

sobre este facilismo revolucionario:<br />

Una buena mañana, los obreros de todas las<br />

industrias del país y hasta del mundo entero<br />

dejan el trabajo y, en cuatro semanas a lo<br />

sumo, obligan a las clases poseedoras a<br />

darse por vencidas o a lanzarse contra los<br />

obreros, con lo cual dan a estos el derecho a<br />

defenderse y a derribar, aprovechando la<br />

2<br />

ocasión, toda la vieja sociedad .<br />

Siguiendo esta corriente de banalización de la<br />

revolución, por demás presente en la "teoría de las<br />

grietas", Holloway le quita toda posibilidad<br />

revolucionaria a los productores obreros organizados<br />

sindical y políticamente, diciendo que la<br />

contradicción trabajo-capital que ellos protagonizan<br />

es funcional al capitalismo. Y, más bien, pone<br />

sus esperanzas en campesinos, pequeños productores<br />

y pequeñoburgueses como sujetos de veras<br />

revolucionarios. Para él más importante es la<br />

pequeña burguesía que el proletariado. No es<br />

extraño, por esto, que para apuntalar la propuesta<br />

de las grietas y de la espontaneidad revolucionaria<br />

de las personas, recurra al ejemplo histórico de la<br />

formación y crecimiento de la burguesía en las<br />

entrañas de la sociedad feudal. Holloway considera<br />

que algo semejante podría darse para transitar<br />

del capitalismo al comunismo, o al "comunizar".<br />

No quiere ver que ambas situaciones no son<br />

equiparables, pues bien se sabe que entre burgueses<br />

y señores feudales había comunidad de<br />

intereses y que ambas clases estaban totalmente<br />

de acuerdo en promover la explotación del<br />

hombre por el hombre. La historia muestra cómo<br />

tales clases se retroalimentaban y cómo la<br />

burguesía financiaba las empresas guerreras de<br />

reyes y señores feudales. Es explicable, entonces,<br />

la facilidad como la burguesía creció dentro de la<br />

feudalidad y llegó a tener primacía económica,<br />

para luego tomar el poder con relativa facilidad.<br />

Circunstancias semejantes no se dan en las<br />

entrañas de la sociedad capitalista porque, entre<br />

otras cosas, entre los revolucionarios que<br />

quieren cancelar el capitalismo y los burgueses<br />

capitalistas e imperialistas no hay comunidad de<br />

intereses. Pero, como ya lo hemos visto, entre el<br />

anarquismo que informa a Holloway y la<br />

burguesía explotadora sí hay grandes coincidencias:<br />

ambos propugnan el individualismo<br />

burgués y la promoción de la propiedad privada<br />

de pequeños y grandes propietarios, respectivamente.<br />

Quizá estas coincidencias hagan abrigar<br />

a Holloway la esperanza de una espontánea y<br />

creciente difusión de las "grietas", de modo<br />

semejante a cómo creció la burguesía en las<br />

entrañas de la feudalidad.<br />

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