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Revista Peruana del Pensamiento Marxista N°1

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Revista Peruana del Pensamiento Marxista<br />

La historia del "siglo XX corto" comienza con<br />

una era de catástrofes, seguida, luego, por una<br />

edad de oro y culmina con lo que Hobsbawm<br />

denomina "el derrumbamiento". Estas son las<br />

tres grandes partes en que se divide el texto de<br />

Hobsbawm. La era de las catástrofes está<br />

referida al mundo burgués que después de un<br />

floreciente y optimista siglo XIX se da de bruces<br />

con la I Guerra Mundial y, especialmente, con<br />

la revolución de octubre. Nunca antes los<br />

grandes países capitalistas y los imperios<br />

habían tenido una guerra de tal envergadura;<br />

nunca las pugnas entre imperialistas había<br />

llegado a tales niveles. Sin embargo, tal matanza<br />

no era un exabrupto de la historia, tenía<br />

antecedentes perfectamente identificables,<br />

aunque el más evidente y conocido fue el afán<br />

del retrasado imperio alemán de ponerse a la<br />

par con los ingleses y franceses en la carrera por<br />

dominar o prevalecer en el mundo. La revolución<br />

proletaria, por su parte, ya había tenido un<br />

formidable antecedente en la Comuna de París<br />

(1871), aunque los acontecimientos de 1917<br />

protagonizados por los comunistas bolcheviques<br />

tenían (y tienen) una mayor importancia<br />

histórico-universal.<br />

La era de las catástrofes culminó en 1945 y fue la<br />

época de la guerra total, donde se atacó no<br />

solamente a los ejércitos sino a la población civil<br />

y a la infraestructura que sostenía a los países y<br />

ejércitos en pugna. "La segunda guerra mundial<br />

significó el paso de la guerra masiva a la guerra<br />

total" (p. 51). Se calcula que en ella murieron tres<br />

a cinco veces más personas que en la primera<br />

guerra mundial, con un enorme porcentaje de<br />

población civil. Las bajas en los territorios<br />

soviéticos se calculan entre 7 y 30 millones de<br />

personas, el holocausto que exterminó a la<br />

población judía europea involucra entre 4 a 6<br />

millones de personas y el asedio nazi de 900 días<br />

a Leningrado significó la muerte de medio a un<br />

millón de personas por efecto del hambre y el<br />

agotamiento. Murieron más hombres que<br />

mujeres y en "la URSS, todavía en 1959, por cada<br />

siete mujeres comprendidas entre los 35 y 50<br />

años había solamente cuatro hombres de la<br />

misma edad… Una vez terminada la guerra fue<br />

más fácil la reconstrucción de los edificios que de<br />

las vidas de los seres humanos" (p. 51).<br />

Las guerras masivas y totales del siglo XX, que<br />

movilizaron a tanta gente aceleraron el progreso<br />

técnico y consumieron tantos recursos, que<br />

necesitaron de una organizada y cuidada<br />

gestión, y de una amplia utilización de mano de<br />

obra civil; esto dio lugar al reforzamiento de las<br />

organizaciones obreras y "produjeron una<br />

revolución en cuanto a la incorporación de la<br />

mujer al trabajo fuera del hogar" (p. 52). A partir<br />

de la II Guerra Mundial esta transformación fue<br />

permanente.<br />

2. La revolución bolchevique que se dio en el<br />

ambiente de la I Guerra Mundial, fue una<br />

verdadera catástrofe para el mundo burgués y<br />

capitalista. Por primera vez y a un gran nivel, se<br />

comenzaron a llevar a la práctica las propuestas<br />

de Marx que enfilaban a cancelar el capitalismo y<br />

abrir una nueva era para la humanidad. Sin<br />

embargo, los bolcheviques solamente se consideraron<br />

una avanzada o detonante de la revolución<br />

proletaria mundial, pues la doctrina<br />

señalaba que esta alcanzaría mayor sustento y<br />

profundidad en países capitalistas avanzados<br />

como Alemania, Inglaterra o Francia y no en la<br />

semifeudal Rusia. El triunfo revolucionario en<br />

los países de capitalismo desarrollado nunca se<br />

dio, pero en los dos años siguientes a la revolución<br />

de octubre, "una oleada revolucionaria<br />

barrió el planeta". La convocatoria a la revolución<br />

se escuchó "en todos los lugares donde<br />

existían movimientos obreros y socialistas, con<br />

independencia de su ideología, e incluso más<br />

allá. Hasta los trabajadores de las plantaciones<br />

de tabaco de Cuba, muy pocos de los cuales<br />

sabían dónde estaba Rusia, formaron 'soviets'.<br />

En España, al periodo 1917-1919 se le dio el<br />

nombre de "bienio bolchevique", aunque la<br />

izquierda española era profundamente anarquista,<br />

que es como decir que se hallaba en las<br />

antípodas políticas de Lenin. Sendos movimientos<br />

estudiantiles revolucionarios estallaron en<br />

Pekín (Beijing) en 1919 y en Córdoba (Argentina)<br />

en 1918, y desde este último lugar se difundieron<br />

por América Latina generando líderes y partidos<br />

marxistas revolucionarios locales" (p. 73).<br />

Pero la onda expansiva de la transformación<br />

bolchevique fue más duradera y tuvo diversos<br />

efectos. Transformó en comunistas el naciona-<br />

Lecturas<br />

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