MÉXICO - Acceso al sistema - Cámara de Diputados

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64 EONAJAIME emergentes, la economía mexicana está hoy en día más expuesta que nunca a los desafíos que presenta el ambiente internacional, precisamente debido a sus nexos más amplios con la economía global. Esos desafíos incluyen obtener una mayor productividad, enfrentarse a la revolución tecnológica y de conocimientos, y ajustarse a la creciente competencia de países como China. Si la economía mexicana no logra completar su proceso de transformación, se arriesgará al estancamiento económico o se enfrentará a un futuro con un crecimiento tan limitado que la nación no podrá resolver muchos de sus problemas sociales ancestrales. La realidad económica de hoyes consecuencia de las decisiones que se tomaron en el pasado. Nuestro particular tránsito hacia una economía de mercado tiene necesariamente la impronta de los intereses de quienes le dieron el impulso inicial. Para empezar, la necesidad de reformar en los años ochenta provino de una crisis. No obedeció a un diseño preconcebido sino a una emergencia. No fue convicción sino instinto de sobrevivencia. La reforma económica, entonces, se orientó por un criterio: cambiar lo necesario para no tocar lo esencial. En la década de los ochenta, México venía de experimentar con políticas económicas diversas pero una permaneció constante por más de 25 años: la protección de la competencia exterior que se brindó a los productores nacionales, estrategia que llegó a ser conocida como industrialización por sustitución de importaciones. Durante esos años la economía tuvo altas de crecimiento, lográndose una rápida industrialización y urbanización y un aumento significativo de las clases medias. En las décadas de 1950 y 1960, este crecimiento se presentó dentro de un ambiente extremadamente estable, con políticas monetarias y fiscales ortodoxas. El gobierno no gastaba más de lo 'que recaudaba, lo que significaba que la deuda pública también era moderada, y este gasto, orientado principalmente hacia la infraestructura, tuvo el efecto de aumentar la productividad de la inversión privada. Sin embargo, en la década de 1970 y a principios de los años ochenta se presentó un rápido aumento en los gastos (el

LA AGENDA ECONÓMICA DE FOX 65 déficit fiscal aumentó a 17 por ciento del PIE en 1982),2 en la deuda pública (que aumentó de menos de 2,000 millones de dólares a más de 82,000 millones),3 y en la producción petrolera. El abandono de las prácticas fiscales y monetarias ortodoxas pronto se dejó sentir en forma de devaluación monetaria, de inflación, y sobre todo, de una enorme deuda externa, cuyo servicio se había tornado imposible en 1982. La crisis de la deuda en ese año mostró que el modelo de sustitución de importaciones ya no era válido y que, lejos de ser fortalecidas por la protección, las empresas mexicanas habían creado procesos ineficientes, cuyo costo lo pagaban los consumidores. El problema se hacía más complejo porque esas empresas eran incapaces de exportar para obtener divisas. Este modelo había creado varios grupos con intereses especiales que, protegidos por las regulaciones que restringían la competencia, disfrutaban de ganancias monopólicas. México había desarrollado una economía a la que se puede calificar de "rentista", en la que los burócratas, por medio de permisos, restricciones, y subsidios, determinaban en gran medida la forma en que se distribuían los recursos y cómo se concedían los privilegios (por ejemplo, los subsidios Y los permisos de importación). Este arreglo se ajustaba perfectamente a la estructura y lógica del sistema político mexicano. El gobierno estaba en posición de compartir los privilegios económicos a cambio de la lealtad de los grupos organizados y de las empresas dentro del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) -un intercambio que beneficiaba al partido, pero perjudicaba al país en términos de eficiencia y competitividad. En 1985 se empezaron a realizar reformas importantes, debidas ante todo a la incapacidad del gobierno para restablecer el crecimiento usando los mecanismos tradicionales. En medio de 'Carlos Salinas de Gortan, Sexto Informe de Gobierno, México, Presidencia de la República. ¡ 994. ') José López Portillo, Cuarto Informe de Gobierno, México, Presidencia de la RepúbLica, 1980; Carlos Salinas de Gortari, Sexto Informe de Gobierno, México, Presidencia de la República, ¡ 994.

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emergentes, la economía mexicana está hoy en día más expuesta<br />

que nunca a los <strong>de</strong>safíos que presenta el ambiente internacion<strong>al</strong>,<br />

precisamente <strong>de</strong>bido a sus nexos más amplios con la<br />

economía glob<strong>al</strong>. Esos <strong>de</strong>safíos incluyen obtener una mayor<br />

productividad, enfrentarse a la revolución tecnológica y <strong>de</strong> conocimientos,<br />

y ajustarse a la creciente competencia <strong>de</strong> países<br />

como China. Si la economía mexicana no logra completar su<br />

proceso <strong>de</strong> transformación, se arriesgará <strong>al</strong> estancamiento económico<br />

o se enfrentará a un futuro con un crecimiento tan limitado<br />

que la nación no podrá resolver muchos <strong>de</strong> sus problemas<br />

soci<strong>al</strong>es ancestr<strong>al</strong>es.<br />

La re<strong>al</strong>idad económica <strong>de</strong> hoyes consecuencia <strong>de</strong> las <strong>de</strong>cisiones<br />

que se tomaron en el pasado. Nuestro particular tránsito<br />

hacia una economía <strong>de</strong> mercado tiene necesariamente la impronta<br />

<strong>de</strong> los intereses <strong>de</strong> quienes le dieron el impulso inici<strong>al</strong>. Para<br />

empezar, la necesidad <strong>de</strong> reformar en los años ochenta provino<br />

<strong>de</strong> una crisis. No obe<strong>de</strong>ció a un diseño preconcebido sino a una<br />

emergencia. No fue convicción sino instinto <strong>de</strong> sobrevivencia. La<br />

reforma económica, entonces, se orientó por un criterio: cambiar<br />

lo necesario para no tocar lo esenci<strong>al</strong>.<br />

En la década <strong>de</strong> los ochenta, México venía <strong>de</strong> experimentar<br />

con políticas económicas diversas pero una permaneció constante<br />

por más <strong>de</strong> 25 años: la protección <strong>de</strong> la competencia exterior<br />

que se brindó a los productores nacion<strong>al</strong>es, estrategia que llegó<br />

a ser conocida como industri<strong>al</strong>ización por sustitución <strong>de</strong> importaciones.<br />

Durante esos años la economía tuvo <strong>al</strong>tas <strong>de</strong> crecimiento,<br />

lográndose una rápida industri<strong>al</strong>ización y urbanización y un<br />

aumento significativo <strong>de</strong> las clases medias. En las décadas <strong>de</strong><br />

1950 y 1960, este crecimiento se presentó <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un ambiente<br />

extremadamente estable, con políticas monetarias y fisc<strong>al</strong>es<br />

ortodoxas. El gobierno no gastaba más <strong>de</strong> lo 'que recaudaba, lo<br />

que significaba que la <strong>de</strong>uda pública también era mo<strong>de</strong>rada, y<br />

este gasto, orientado princip<strong>al</strong>mente hacia la infraestructura,<br />

tuvo el efecto <strong>de</strong> aumentar la productividad <strong>de</strong> la inversión privada.<br />

Sin embargo, en la década <strong>de</strong> 1970 y a principios <strong>de</strong> los<br />

años ochenta se presentó un rápido aumento en los gastos (el

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