MÉXICO - Acceso al sistema - Cámara de Diputados
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LA POLÍTICA DEMOCRÁTICA EN <strong>MÉXICO</strong>: NUEVAS COMPLEJIDADES 41<br />
tadas simultáneamente por todos estos problemas. Las ina<strong>de</strong>cuadas<br />
reformas condujeron inexorablemente a graves dificulta<strong>de</strong>s:<br />
un ejemplo es la m<strong>al</strong> concebida privatización <strong>de</strong>l <strong>sistema</strong> bancario<br />
a principios <strong>de</strong> los noventa, que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la <strong>de</strong>v<strong>al</strong>uación <strong>de</strong><br />
1994, tuvo que ser rescatado a un enorme costo, equiv<strong>al</strong>ente <strong>al</strong><br />
12 por ciento <strong>de</strong>l PIB. Aunque las reformas eran (y son) indispensables,<br />
en la práctica su instrumentación en muchas ocasiones<br />
fue confusa, contradictoria y corrupta.<br />
Si bien el antiguo <strong>sistema</strong> político se <strong>de</strong>bilitó por la pérdida<br />
<strong>de</strong> sus instrumentos <strong>de</strong> control tradicion<strong>al</strong>es, hasta fin<strong>al</strong>es <strong>de</strong> la<br />
década <strong>de</strong> 1990 la disciplina <strong>de</strong>l partido persistió. Las críticas <strong>al</strong><br />
Presi<strong>de</strong>nte, imposibles durante el apogeo <strong>de</strong>l dominio priísta,<br />
fueron cada vez más frecuentes, pero cuando llegaba el momento<br />
<strong>de</strong> votar, nadie dudaba. La pérdida <strong>de</strong> la mayoría priísta en el<br />
Congreso <strong>de</strong> 1997, significó el principio <strong>de</strong>l fin para el régimen.<br />
Ahora la oposición no sólo podía esforzarse por imponer sus<br />
preferencias, también lo podían hacer miembros <strong>de</strong>scontentos<br />
<strong>de</strong>l PRI. Para los legisladores priístas, per<strong>de</strong>r la mayoría equiv<strong>al</strong>ió<br />
a una liberación. A partir <strong>de</strong> entonces ya no necesitaban aceptar<br />
los dictados <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte. Pero, por la misma razón, también<br />
perdieron los medios que por años habían permitido dirimir las<br />
disputas entre ellos mismos así como el mecanismo <strong>de</strong> imposición<br />
para nominar a su candidato presi<strong>de</strong>nci<strong>al</strong>.<br />
Las elecciones <strong>de</strong> julio <strong>de</strong>l 2000 transformaron aún más el<br />
escenario político. Al cortar los vínculos entre el partido y la<br />
Presi<strong>de</strong>ncia, los votantes privaron <strong>al</strong> Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los instrumentos<br />
con los que se había gobernado tradicion<strong>al</strong>mente. El<br />
Presi<strong>de</strong>nte ya no podía entrar en negociaciones sistemáticas con<br />
los miembros <strong>de</strong>l partido dominante y ejercer su influencia sobre<br />
la legislatura y la sociedad. La combinación <strong>de</strong> un Congreso rebel<strong>de</strong><br />
-en el que la mayoría <strong>de</strong> miembros rechazó negociar con<br />
el Presi<strong>de</strong>nte y repudió cu<strong>al</strong>quier esfuerzo <strong>de</strong> éste para influir en<br />
su manera <strong>de</strong> votar-, junto con una Presi<strong>de</strong>ncia mucho menos<br />
po<strong>de</strong>rosa, produjo un estancamiento.<br />
Todo pue<strong>de</strong> haber cambiado para los políticos mexicanos,<br />
pero para los ciudadanos las transformaciones son casi impercep-