Revista Derecho en Sociedad, n.° 2 - Febrero 2012 - Ulacit
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DERECHO EN SOCIEDAD, N. º 2. <strong>Febrero</strong> de <strong>2012</strong><br />
<strong>Revista</strong> Electrónica de la Facultad de <strong>Derecho</strong>, ULACIT – Costa Rica<br />
Desde estos fundam<strong>en</strong>tos básicos, el demos desdeña la noción monolítica que lo<br />
id<strong>en</strong>tificaba con un sujeto colectivo con voluntad propia y, al contrario, se define desde<br />
la inclusión de todos aquellos individuos que, al <strong>en</strong>contrarse subordinados a un<br />
concreto ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico, deberían estar capacitados para participar activam<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> su configuración. Porque si bi<strong>en</strong> reivindicar la democracia puede que sea anhelar lo<br />
imposible -y sabemos que la política es el arte de lo posible-, mejor pret<strong>en</strong>der lo<br />
imposible que caer el reverso amargo de la política: esa tiranía real que siempre<br />
am<strong>en</strong>aza al gobierno de, por y para todos los que compart<strong>en</strong> los mismos espacios públicos.<br />
De ahí nuestra apuesta final por un Estado constitucional de derecho que, sin<br />
embargo, es lo sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te avanzado para no pret<strong>en</strong>der ni la excluy<strong>en</strong>te<br />
homog<strong>en</strong>eidad sustancial del Estado-nación de siglos pretéritos -y sus políticas de<br />
asimilación, expulsión o erradicación de la pluralidad y del difer<strong>en</strong>te-, ni debe sucumbir<br />
ante una concepción más cívica, pero tan positivista y vacía de cont<strong>en</strong>idos que olvida<br />
que la democracia no es mera forma e imposición de la mayoría. La reconstrucción de<br />
la ciudadanía democrática será siempre adecuación a los procedimi<strong>en</strong>tos jurídicos, pero<br />
también, y, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te, el desarrollo de la mayor libertad de todos los<br />
individuos <strong>en</strong> la consecución de sus derechos, el cumplimi<strong>en</strong>to de sus deberes públicos<br />
y el increm<strong>en</strong>to del bi<strong>en</strong> común.<br />
La democracia no es una forma de Estado <strong>en</strong>tre otras posibles, sino la única manera<br />
de fundam<strong>en</strong>tar la legitimidad de un ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to jurídico, siempre coercitivo, siempre<br />
distingui<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tre gobernantes/repres<strong>en</strong>tantes y gobernados/repres<strong>en</strong>tados. La<br />
legitimidad democrática no será determinada sólo como forma, como procedimi<strong>en</strong>to<br />
ord<strong>en</strong>ado, sino por los valores y fines a salvaguardar e increm<strong>en</strong>tar.<br />
Por todo lo dicho, la limitación de una visión absoluta de la soberanía estatal -y no<br />
sólo de los repres<strong>en</strong>tantes como poderes constituidos, sino incluso de su titular, el<br />
pueblo como Poder constituy<strong>en</strong>te- estará <strong>en</strong> la base de una nueva definición de la<br />
ciudadana que necesita la inclusión de todos los sometidos al ord<strong>en</strong> jurídico y defi<strong>en</strong>de<br />
el valor material de la democracia.<br />
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