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Revista Derecho en Sociedad, n.° 2 - Febrero 2012 - Ulacit

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DERECHO EN SOCIEDAD, N. º 2. <strong>Febrero</strong> de <strong>2012</strong><br />

<strong>Revista</strong> Electrónica de la Facultad de <strong>Derecho</strong>, ULACIT – Costa Rica<br />

Por ejemplo, <strong>en</strong> el ámbito financiero, ¿cuál inversionista, si pudiera prever que el<br />

resultado de su inversión abriga un riesgo de impago, la hará, si no existe una adecuada<br />

comp<strong>en</strong>sación <strong>en</strong> términos del r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to esperado? Si el inversionista, como actor,<br />

pudiera prever esta situación, su prud<strong>en</strong>cia haría que la decisión decantara <strong>en</strong> pos de la<br />

opción de no hacer la inversión evaluada.<br />

Lo anterior permite exponer el compon<strong>en</strong>te necesario para el ejercicio de la<br />

soberanía de parte del inversionista <strong>en</strong> forma prud<strong>en</strong>te: la exist<strong>en</strong>cia de un objetivo<br />

previam<strong>en</strong>te definido. El inversionista ha de t<strong>en</strong>er claro qué es lo que persigue y debe<br />

ser capaz de precisar de la mejor manera posible tal propósito, con el fin de minimizar<br />

el riesgo de selección adversa (el riesgo de escoger mal) <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de tomar una<br />

decisión.<br />

En tanto la compr<strong>en</strong>sión de estas cosas sea más amplia y profunda, más precisa será<br />

la definición del objetivo que se persiga y más prud<strong>en</strong>te será el inversionista <strong>en</strong> el<br />

mom<strong>en</strong>to de tomar sus decisiones. Así, ante la car<strong>en</strong>cia de la presci<strong>en</strong>cia que permita<br />

t<strong>en</strong>er la certeza de alcanzar efici<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> sus decisiones, el inversionista ha de ver <strong>en</strong> la<br />

prud<strong>en</strong>cia el ayo que ofrece la confianza como mejor paliativo de certidumbre<br />

(Matarrita, 2009).<br />

3. La prud<strong>en</strong>cia: una perspectiva económica<br />

Como se ha visto, la imposición de la prud<strong>en</strong>cia trasci<strong>en</strong>de la mera concepción justa<br />

y precisa de un objetivo financiero, implica considerar las consecu<strong>en</strong>cias económicas y<br />

éticas, y su adecuado conocimi<strong>en</strong>to.<br />

Dado que la responsabilidad es intrínseca a la soberanía, ha de considerarse más que<br />

conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te que el inversionista se apropie de información y conocimi<strong>en</strong>to, de manera<br />

que conciba más correctam<strong>en</strong>te los b<strong>en</strong>eficios, los costos y los riesgos que acarreará su<br />

decisión, a fin de pot<strong>en</strong>ciar con ello la posibilidad de calibrar los riesgos ante la<br />

pres<strong>en</strong>cia de la incertidumbre.<br />

Pero, ¿es la experi<strong>en</strong>cia la única ruta de apr<strong>en</strong>dizaje <strong>en</strong> los términos que dicta la<br />

prud<strong>en</strong>cia? Si de prud<strong>en</strong>cia se trata, ha de haber una forma más prud<strong>en</strong>te que la<br />

experi<strong>en</strong>cia propia: ¡la experi<strong>en</strong>cia aj<strong>en</strong>a!<br />

En virtud de la prud<strong>en</strong>cia, la consideración de los efectos perniciosos de lo que<br />

podría d<strong>en</strong>ominarse un exceso de confianza ha llevado a unos a adquirir conocimi<strong>en</strong>tos que<br />

otros podrían apr<strong>en</strong>der por contemplación y observancia. De esta forma, la educación<br />

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