17.10.2014 Views

Revista Derecho en Sociedad, n.° 2 - Febrero 2012 - Ulacit

Revista Derecho en Sociedad, n.° 2 - Febrero 2012 - Ulacit

Revista Derecho en Sociedad, n.° 2 - Febrero 2012 - Ulacit

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

DERECHO EN SOCIEDAD, N. º 2. <strong>Febrero</strong> de <strong>2012</strong><br />

<strong>Revista</strong> Electrónica de la Facultad de <strong>Derecho</strong>, ULACIT – Costa Rica<br />

diversidad étnica, religiosa, nueva inmigración, etc.) como una <strong>en</strong>fermedad pasajera y,<br />

por ello, tratable -<strong>en</strong> mayor o m<strong>en</strong>or tiempo y con “antídotos” más o m<strong>en</strong>os severospero,<br />

<strong>en</strong> todo caso, curable. De ahí la necesidad de recomponer la relación de la<br />

ciudadanía con el Estado.<br />

La ciudadanía moderna, tal y como la conocemos <strong>en</strong> su adhesión a la nacionalidad<br />

de un Estado concreto, se ha visto cuestionada por difer<strong>en</strong>tes, pero imbricados fr<strong>en</strong>tes:<br />

por un lado la globalización (inmigración masiva) y, por otro, la recuperación de lo local<br />

(reafirmación de nacionalismos minoritarios). El Estado-nación precisa una<br />

reconstrucción democrática y ¿cómo afrontarla? Civilizando el ethnos de la nación y<br />

posibilitando la mejor plasmación del demos de un pueblo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido como el conjunto de<br />

individuos que, <strong>en</strong> cuanto sujetos a un determinado ord<strong>en</strong> estatal, deberían t<strong>en</strong>er la<br />

capacidad de participar <strong>en</strong> los asuntos públicos que lo conforman.<br />

Ahora no sirve apelar a una unidad estatal que se construye desde la voluntad,<br />

consci<strong>en</strong>te y actuante, de un pueblo llamado nación, ni nos podemos refugiar <strong>en</strong> la<br />

mera técnica jurídica de un supuesto ord<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, coher<strong>en</strong>te y pl<strong>en</strong>o. El<br />

Estado no puede ser visto como monopolio de la decisión política, ni nos vale su<br />

id<strong>en</strong>tificación cerrada con todo el derecho (Carl Schmitt versus Hans Kels<strong>en</strong>; Sanz Mor<strong>en</strong>o<br />

2002). Y, sin embargo, sigue gozando de muy bu<strong>en</strong>a salud.<br />

El Estado ha perdido su doble monopolio (de lo político y de lo jurídico) y, no<br />

obstante, manti<strong>en</strong>e su pret<strong>en</strong>sión de monopolio legítimo de la viol<strong>en</strong>cia (Weber 1993:<br />

43-44; Ordóñez 2002: 139-140). Pero si apelamos a la legitimidad su única fu<strong>en</strong>te será la<br />

plasmación democrática; y, aquí, el nuevo papel de la ciudadanía obti<strong>en</strong>e toda su fuerza<br />

<strong>en</strong> la reconstrucción de lo estatal. De ahí el último monopolio det<strong>en</strong>tado por el Estado:<br />

el control de sus fronteras y la atribución y adquisición de la nacionalidad. En un mundo<br />

global/local, cada vez más interconectado e interdep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te, el Estado reti<strong>en</strong>e la<br />

definición de la ciudadanía a través de la determinación de la nacionalidad.<br />

Hoy, el concepto de ciudadanía nos sirve: para rep<strong>en</strong>sar el pasado; modular o<br />

transformar el pres<strong>en</strong>te de los Estados, <strong>en</strong> su adecuación a los nuevos tiempos; y, también,<br />

para vislumbrar cómo afrontar el futuro <strong>en</strong> un modelo más democrático. Del pasado poco<br />

cabe decir ahora: dejando de lado los modelos clásicos de Grecia y Roma y el rico<br />

pasado medieval (“el aire de la ciudad nos hace libres”), nos referiremos únicam<strong>en</strong>te a la<br />

ciudadanía del Estado moderno y a la vinculación paradójica del modelo liberal con la<br />

construcción nacional. Respecto al pres<strong>en</strong>te, queremos destacar los últimos esfuerzos de<br />

una doctrina política que sólo puede ser teoría de la democracia y, por ello, la<br />

ciudadanía acaparará todos los focos: los excesos devastadores del siglo XX, con su lazo<br />

5

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!