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¿CUÁL DIGNIDAD HUMANA? - Universidad Iberoamericana

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contenido de fe concreto. El mero uso de la palabra «creador» ya es algo así como la confesión<br />

de que «nosotros» pertenecemos concretamente a la tradición judeo-cristiana de la que<br />

hablamos al inicio.<br />

Esto es importante en relación con la argumentación tradicional de que a toda persona<br />

humana le corresponde una dignidad por el mero hecho de haber sido creada por Dios como<br />

su imagen y semejanza – lo que se ha dado en llamar la «teoría de dote» 56 . A partir de<br />

nuestra propia realidad no podemos saber ni si somos imagen de Dios, ni cómo lo somos; el<br />

discurso sobre la imagen es una afirmación de fe, que se distingue cualitativamente de toda<br />

afirmación de razón en que se refiere a nuestra participación en la relación entre Jesús y su<br />

Padre 57 . Esto significa que la designación de la persona como imagen de Dios solo es comprensible<br />

en la fe y para el creyente y que, por eso, no puede ser demostrado como verdad a<br />

un no-creyente. Ya en este lugar empieza a hacerse problemática la argumentación tradicional<br />

– y aparentemente piadosa – a partir de la teología de la creación. El problema es<br />

doble: 1. hemos visto en el apartado antropológico que sí es posible fundamentar la dignidad<br />

de la persona sin recurso a la fe y, además, que solo y exclusivamente por eso la dignidad<br />

de la persona puede ser llamada universal; y 2.: si fuera cierto que la dignidad de la<br />

persona solo puede ser entendida desde la fe en la creación, estaríamos de hecho defendiendo,<br />

y en nombre de la fe, un nuevo – esta vez piadoso – exclusivismo, porque para todos<br />

los no-creyentes, por más que se les siga atribuyendo la dignidad de la persona, ésta se<br />

convertiría en un concepto totalmente vacío por ser incognoscible. En tal caso, ¿no serían<br />

los creyentes tan solo gentes que se atribuyen un mayor conocimiento que el que conceden<br />

a los demás? 58 . En relación a las muchas preguntas discutidas al principio debe aceptarse<br />

que el discurso sobre la dignidad de la persona necesita un lenguaje «abierto», mientras que<br />

el lenguaje teológico tradicional sobre la creación es más bien un lenguaje «cerrado», es<br />

decir, excluyente 59 .<br />

Aquí mismo cambia radicalmente la argumentación teológica: no puede ser cuestión de<br />

fundamentar teológicamente la dignidad de la persona, por la sencilla razón de que ya ha<br />

sido fundamentada por la razón. La verdadera pregunta teológica reza: ¿qué es lo que la fe<br />

cristiana contribuye a la comprensión de la dignidad de la persona? Incluida en esta pregunta<br />

está la pregunta por la praxis de nuestra fe: ¿cómo actuamos, en cuanto creyentes,<br />

ante los demás? Aquí está el lugar del cómo de la autoevidencia ética: ¿cómo podemos regalarle<br />

dignidad al otro, también a alguien severamente discapacitado o a un demente, también<br />

en el pavor ante las escenas psicóticas y en el agotamiento o en el conocido «colapso<br />

del cuidador»; y cómo podemos, en estas circunstancias, seguir siendo capaces de recibir la<br />

dignidad como regalo? Antes de tratar de responder a estas preguntas conviene explicar un<br />

56<br />

Cf. A. Augustin, Argumentationsmuster: Menschenwürde im Zusammenspiel von Recht und<br />

Philosophie, en: Menschenwürde ..., nota 8, 103-118, aquí 114.<br />

57<br />

P. Knauer, Der Glaube kommt vom Hören ..., 214-216.<br />

58<br />

En el mismo sentido se expresa J. Fuchs, Christian Morality ..., nota 36, 754, en el contexto de una<br />

ética cristiana: se trata de «a devastating message for humanity which is to a great extent non-Christian or de-<br />

Christianized!».<br />

59<br />

G. Collste, Is Human Life Special? …, nota 1, 165s., introduce la distinción importante entre un lenguaje<br />

«abierto» y un lenguaje «cerrado». Las dificultades de un lenguaje «cerrado» resaltan con claridad en W.<br />

Principe, The dignity and rights of the human person as saved, as being saved, as to be saved by Christ,<br />

Gegorianum 65,2-3 (1984) 389-430.<br />

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