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Editorial
E
s notable y sentido el cambio de conciencia que vivimos en México
en los últimos años en todos los ámbitos, lo que ha dado como
resultado el nacimiento de enfoques audaces que procuran comprender
y explicar, en toda su complejidad, aspectos diversos sobre el
mundo que hemos creado. Y uno de los grandes temas que se ha convertido
en esencial para el crecimiento armónico entre los seres humanos son los
estudios de género.
Indudablemente, tanto a mujeres como a hombres nos ha tocado vivir
situaciones difíciles, ambos somos vulnerables a distintas amenazas, pero
también es cierto que a la mujer mexicana se le ha heredado un papel
difícil en la sociedad; sin embargo, la reacción de trabajar a favor de los
mismos derechos, las mismas obligaciones y trato justo, se ha fortalecido
con el afán de rescatar lo esencial de la personalidad de cada uno como
individuos.
Existen varias formas de manifestar nuestro rechazo en contra de la
iniquidad. El discurso escrito es el medio por el cual estudiosos de diferentes
artes y disciplinas emiten sus puntos de vista para recrear la realidad, para
que el lector tome conciencia y las mejores decisiones que le permitan
entenderse a sí mismo y a los demás en un marco de respeto y tolerancia.
En este segundo número de Caminos hacia la equidad concentramos
aportaciones de gran valía. En la sección de Enlace aparece la contribución
de especialistas sobre estudios de género de otras instituciones, Gilberto
Rincón Gallardo, Marta Torres Falcón, Beatriz Eugenia Díaz Gómez; en
la sección de Semblanzas, investigadoras de nuestra Universidad
reconocen, a través de una biografía, a dos mujeres destacadas por su
trabajo; en Vida Plena encontramos tres artículos, también de investigadores
de esta Máxima Casa de Estudios, quienes plantean temas interesantes
sobre las relaciones interpersonales, la mujer y el proceso migratorio y la
fotografía; en Palabras Sueltas, nos complacemos con la lectura de
creaciones artísticas, entre ellas: acrósticos, aforismos y paradojas morales,
poemas y autobiografías; finalmente, en la sección de Confeti, presentamos
información diversa sobre estudios de género.
1
La posibilidad de equilibrar los distintos intereses, capacidades y conceptos
sociales entre mujeres y hombres, así como la probabilidad de sostener un
trato igualitario, dependen, primero, de que se entienda y acepte la equidad
de género y, después, de las acciones que se realicen para lograrlo. La
Federación de Asociaciones Autónomas de Personal Académico de la
Universidad Autónoma del Estado de México, ha creado este espacio
abierto para trabajar en pro de la igualdad entre géneros. Gracias por ser
parte de este esfuerzo.
COMITÉ EJECUTIVO

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Presentaciónn
1
Enlace
El reto de las mujeres en México
Gilberto Rincón Gallardo
4
CAMINOS HACIA LA
EQUIDAD
Secretario General
MAE. ADOLFO VELA OLIVARES
Importancia de la incorporación
de la perspectiva de género en las
instituciones de educación superior
Marta Torres Falcón
9
Secretario del Interior
M. en E.U. y R. Pedro Leobardo Jiménez
Sánchez
Secretario de Finanzas
L. en D. Horacio Zepeda Manjarrez
Los derechos políticos de las mujeres
en el ámbito internacional
Beatriz Eugenia Díaz Gómez
17
2
Secretario de Actas y Acuerdos
Quím. Sergio Martinez Mejía
Secretaria de Asuntos Laborales
M. en D. María Guadalupe Marín Urbina
Secretaria de Comunicación y Extensión
D.C.G. Maria del Carmen García Maza
Secretaria de Promoción Gremial
C.P. Leticia Angelica Mercado Rodarte
Secretario de Organización
Dr. en E. Carlos C. Elizalde Sanchez
Secretario de Asuntos Académicos
M. en S. A. Roberto Mendoza Vilchis
Secretario de Seguridad Social
M. en S.H.O. Manuel Laredo Moysén
Secretario de Difusión Cultural
L.A.E. Miguel Ángel Velazquez Zenón
Secretario de Actividades Deportivas y
Recreativas
L. en E. José Antonio Panchi Vanegas
Secretaria de Equidad de Género
M. en E.L. Hilda Ángela Fernández Rojas
Directora Editorial
M. en E.L. Hilda Ángela Fernández Rojas
Semblanzas
Vida y Obra de
María Elena Bribiesca Sumano
Catedrática-Investigadora de la UAEM
Hilda Lagunas Ruíz
Una despedida cariñosa y una bienvenida
permanente a tus ideas
Graciela Hierro (1928-2003)
Graciela Vélez Bautista
Vida Plena
Vida Plena
La participación de la mujer en el proceso
migratorio en el Estado de México
Delia Esperanza García Vences
23
28
31
Diseño Editorial
María del Carmen García Maza
Diseño de interiores y portada
Emmanuelle Ramos Jiménez
Corrección de estilo
Luz del Carmen Martínez Ruiz
Gabriela Mañón Romero
Cartera de Árbitros
Aristeo Santos López
Eugenio Núñez Ang
Ivonne Vizarra Bordi
Margarita Tapia Arizmendi
Caminos hacia la equidad es una revista
especializada sobre género, semestral y de
cobertura nacional de la Federación de
Asociaciones Autónomas de Personal
Académico de la Universidad Autónoma del
Estado de México.
Género y fotografías decimonónicas:
imágenes simbólicas de la sociedad
mexicana, 1860-1890
Héctor P. Serrano Barquín
Encuentros y desencuentros en
La veleta oxidada de Emilio Carballido
Martha Elia Arizmendi Domínguez
Portada:
Martha Silvia Díaz
Título “Renacimiento”
37
61

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Palabras Sueltas
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Mujer dual
Elizabeth López Correa
71
Autoentrevista
Esperanza Camarena Cardoso
73
Insomnio académico universitario
María Elena Arizmendi Arizmendi
La organización del discurso y manejo de
contenido en las colaboraciones son
responsabilidad exclusiva de los autores. Caminos
76
Oda al barro
Martha Silvia Díaz
hacia la equidad no asume responsabilidad alguna
por cualquier tipo de infracción. Se autoriza la
reproducción total o parcial de los materiales
señalando la fuente hemerográfica.
77
¿Quién soy?
Gonzalo Pozas Cárdenas
Tiraje: 2,000 ejemplares
Oficinas: Federación de Asociaciones Autónomas
de Personal Académico de la Universidad
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Una mujer
Coral Herrera
Autónoma del Estado de México. Av. Juárez Nte.
No. 111-A, segundo piso, col. Centro. C.P. 50000.
Toluca, Estado de México. Teléfonos y fax:
(01 722) 2 14 99 97 2 15 86 46.
79
Actitud ante el existir (aforismos y paradojas morales)
Mijail Malishev Krasnova
Email: equidad_de_genero_faapa@hotmail.com
Impreso en: JANO S.A. DE C.V. Lerdo Pte. 864,
Confeti
esq. Agustín Millán Col. Electricistas Locales,
Toluca, Méx. Tels. 2-14-54-63,
2-14-54-77, FAX: 2-14-82-67
83
Urge garantizar salud sexual y reproductiva
de las y los jóvenes mexicanos
COLABORADORES PERMANENTES
85
86
87
Te invitamos a leer
Gabriela Mañón Romero
Círculo de lectura
Taller de autobiografía
Requisitos para publicar
Olga Ayala González
Leonor Delgadillo Guzmán
Dulce María Gómez Olguín
Aída Mercado Maya
Clementina Jiménez Garcés
Ma. Florinda Vilchis García
Patricia Mireles Lezama
Elena Gónzalez Vargas
Antonia Cordera Cárdenas
Lilia Pérez Jiménez
Graciela Vélez Bautista
Yolanda Sandoval Santana
Martha Elia Arizmendi Domínguez
Estela Ortiz Romo
Susana Ortiz Higuera
María Teresa Osorio Ávalos
Ana María Oheler de la Mora
Beatriz Cabrera Monroy
Elizabeth López Correa
Patricia Elena Vilchis Bernal
Guadalupe González Aguilar
3
Revista ilustrada con la obra de:
Martha Silvia Díaz

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Título: Xinantécatl
Técnica: Óleo
El reto de las
mujeres en México
E
Gilberto Rincón Gallardo
Presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación
n el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, una de nuestras
grandes prioridades es atender los reclamos y promover las oportunidades de esa
mayoría que ha sido tratada demasiado tiempo como minoría: las mujeres. Nuestra
sociedad tiene una deuda pendiente con ellas y está obligada a utilizar todos los
recursos legales, institucionales y educativos para hacer posible una condición de
igualdad que todavía se halla muy lejana.
En el caso de la discriminación contra las mujeres, existe una estructura
legal e institucional, así como una serie de representaciones culturales y simbólicas
que determinan cuál es su lugar; desde luego, se trata de algo subordinado, revestido
de imágenes compensatorias de abnegación, maternidad idealizada, bondad
obligada, de sexualización, entre otras, que lo hacen aceptable y hasta deseable.
4
A diferencia de otros grupos sujetos a la discriminación, el de las mujeres
tiene la característica distintiva de no constituir una minoría, pues tanto en nuestro
país como en el mundo son una mayoría poblacional. De esta manera, la
discriminación contra las mujeres no sólo implica la violación de derechos humanos
fundamentales, como el de la igualdad entre los hombres y las mujeres, sino también
un agravio contra el principio democrático de prioridad de la mayoría para la toma
de decisiones sociales.
La discriminación hacia las mujeres se ejerce a través de múltiples
mecanismos: en la socialización familiar, donde se reproducen los estereotipos acerca
de su lugar y de la condición femenina; en el sistema educativo, donde se refuerzan
estos conceptos y se perfilan las trayectorias profesionales y vitales “adecuadas”
para hombres y mujeres; en los espacios laborales, donde priva la iniquidad de
percepciones económicas, reconocimiento y expectativas de desarrollo entre hombres
y mujeres y donde se sufre acoso sexual frecuente; en el sistema de salud, donde los
requerimientos de atención sanitaria y, en particular los relativos a la salud
reproductiva, no se pueden hacer valer en términos de derechos; y, de manera crucial,
en el entramado de imágenes, símbolos y prejuicios, alimentado y potenciado por
los medios masivos de comunicación, donde con frecuencia se denigra la condición
femenina y se condena moralmente a las mujeres que no se someten a los estereotipos
prevalecientes.

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Resulta claro que las prácticas discriminatorias en general,
y las que se ejercen contra las mujeres en particular, rebasan
con mucho el espacio de acción del Estado. Su particularidad
reside en que se diseminan también en los espacios de la vida
civil y privada.
Debido a esto, su eliminación implica un cambio social
que va más allá de lo político y se plantea como una tarea cultural
de amplio alcance. Por consiguiente, erradicar la discriminación
sólo será posible con la participación de las organizaciones civiles
y sociales, que trabajan por la protección y promoción de los
derechos y el bienestar de las mujeres, y con el concurso de
educadores, patrones, proveedores de servicios, dirigentes de
distinto tipo y de toda persona relacionada con los rangos y las
jerarquías sociales que enmarcan las relaciones entre los sexos.
Sin embargo, sabiendo que el Estado no agota la lucha
contra la discriminación, se tiene que insistir en que es su único
eje posible; es decir, la protección legal y la acción institucional
de los poderes públicos son condiciones esenciales para reducir
no sólo la estigmatización que está a la base de la exclusión de
las mujeres, sino para enfrentar los actos concretos de
discriminación y para aplicar o, en su caso, animar medidas de
compensación y estímulo orientadas a instaurar una igualdad
real de oportunidades entre varones y mujeres.
La igualdad entre hombres y
mujeres no está en la naturaleza, sino en
la capacidad de una sociedad democrática
para equilibrar y compensar las
desigualdades de género que, por
azarosas, a muchos les parecen
fatales e irreversibles.
5

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En México, se ha registrado una serie de avances en
materia de derechos de las mujeres. El Artículo 4° Constitucional
establece que: “El varón y la mujer son iguales ante la ley”,
mientras que el Artículo 1°, en el marco de la llamada “cláusula
antidiscriminatoria”, prohíbe “toda discriminación (...) por género
(…) que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto
anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.
La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación,
reglamentaria de este último párrafo constitucional, prohibe
las prácticas discriminatorias contra las mujeres y señala una
serie de medidas positivas y compensatorias para garantizar la
igualdad de oportunidades; asimismo, crea la figura de los procedimientos
de queja y reclamación que son conducidos por el
Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y que ya tienen
ustedes a su disposición.
Nuestro país está comprometido a cumplir, mediante la
incorporación en nuestra legislación y en nuestras prácticas
institucionales, los acuerdos de la Convención de la ONU para la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las
Mujeres (CEDAW, por sus siglas en inglés) y de su recientemente
aceptado Protocolo Facultativo, el cual autoriza que el Comité
de la CEDAW pueda recibir, atender e investigar denuncias por
violación de los derechos de las mujeres, que generen recomendaciones
al Estado Mexicano.
6
También, en el terreno de la justicia penal se han logrado
avances. La legislación contra la llamada “violencia
intrafamiliar”, más allá de su sentido estrictamente penal, tiene
la virtud de hacer socialmente visible y condenable la violencia
más frecuente que se da en nuestra sociedad: aquélla que se ejerce
en su mayor parte contra las mujeres y los niños.
Un terreno interesante es la introducción de medidas
compensatorias por cuota para el ejercicio de derechos políticos
pasivos en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos

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Electorales. La obligación de los partidos políticos nacionales
de que no más de un 70% de sus candidaturas propietarias sean
de un sexo es un avance neto en la participación política de las
mujeres. Se trata del primer cambio relevante en los derechos
políticos de éstas; desde hace cincuenta años les fue reconocido
el derecho al sufragio; desde luego, es insuficiente, y la paridad
completa entre hombres y mujeres es la meta a alcanzar, pero
esta medida tiene la virtud de mostrar que sin la llamada “acción
afirmativa” de carácter obligatorio será muy difícil revertir la
situación de desventaja inmerecida de las mujeres.
Todavía queda mucho por avanzar en el terreno de los
ordenamientos legales. Por lo pronto, una tarea obligada es
incentivar el trabajo legislativo con perspectiva de género para
depurar al sistema legal de las normas injustas y discriminatorias
contra las mujeres.
Las instituciones públicas que trabajan a favor de los
derechos de las mujeres son múltiples y necesarias. Destacan,
desde luego, el Instituto Nacional de las Mujeres y los distintos
institutos estatales dedicados a esta problemática, las diferentes
instancias dentro de las Secretarías de Estado especializadas en
atender el tema de las mujeres; los Ministerios Públicos dedicados
de manera exclusiva a delitos sexuales y violencia de género. Se
cuenta también con las estrategias o políticas públicas dedicadas,
de manera prioritaria, a las mujeres en el terreno de la política
social, de la salud, de la educación, del trabajo o de la integración
a nuestra legislación de las normas y compromisos internacionales
en la materia. Asimismo, las comisiones de “equidad y género”
en el Congreso de la Unión y en los Congresos de los Estados y,
por supuesto, el Consejo Nacional para Prevenir la
Discriminación, creado recientemente.
7
Todas estas instituciones y las políticas estables de mediano
y largo plazos tienen que encontrar mecanismos de colaboración
y agregación. La llamada “transversalidad de género”
en la acción del Estado Mexicano no puede ser otra cosa que la
articulación de los esfuerzos institucionales para cambiar el lu-

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gar de las mujeres en la sociedad. Por ende, estos esfuerzos del
Estado tienen que articularse a su vez, sin pretender sustituirlos
o desplazarlos, con los de las organizaciones civiles, los partidos
políticos y los distintos movimientos ciudadanos. La
transversalidad de género o es una red de redes que vaya de lo
público a lo civil y viceversa, o seguirá siendo un eslogan casi
publicitario.
Es obligación del Estado facilitar a las mujeres la denuncia
de actos discriminatorios, y encontrar la ruta para su reparación;
tener abierto el camino de la acción penal cuando se trate de
figuras explícitamente delictivas contra su integridad y permitir
el acceso a los derechos y libertades constitucionalmente
tutelados, sobre todo en el caso de los llamados derechos
reproductivos. Igual nivel de exigencia debe haber para la
pavimentación de las áreas educativas, laborales, sanitarias y
políticas que hagan realidad la meta de equidad entre los sexos.
El Estado, en fin, debe hacerse cargo de la implementación,
en su dominio directo, de la acción afirmativa y
compensatoria a favor de las mujeres y debe promover y estimular
este tipo de acción en el terreno privado.
8
La igualdad plena entre mujeres y hombres no se
puede alcanzar sólo mediante la eliminación de la
llamada “discriminación por género o sexual”. La
lucha contra la discriminación de las mujeres, aunque
esencial en esta tarea, no es suficiente ni excluyente.
Junto a la eliminación de las prácticas
discriminatorias, el Estado Mexicano tiene la obligación
legal y moral de atajar la criminalidad y
violencia abierta contra las mujeres, de priorizarlas
en los programas sociales y educativos y de promover
la nivelación de sus ingresos salariales en
relación con los varones.
En el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación
estamos ya haciendo nuestra parte. Quisiera
que vieran a esta naciente institución como
una palanca para impulsar el cambio hacia una
sociedad más equitativa e incluyente, una sociedad
en la que, como todos y todas aquí deseamos,
podamos vernos y tratarnos como iguales.
Título: Mi tristeza
Técnica: Bronce

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Importancia de la incorporación
de la perspectiva de género
en las instituciones de
educación superior
Marta Torres Falcón
Directora del Programa Interdisciplinario de
Estudios de la Mujer del Colegio de México
E
Introducción
n la actualidad hablar de género es casi
común; se menciona en discursos de muy
diversa índole aparece en programas de
trabajo, como para dar un aviso de solidaridad
a los términos empleados adicionalmente,
se le escucha en programas de radio
y televisión, se lee en proyectos de investigación
y, por supuesto, en textos académicos.
No hay duda, la fórmula “perspectiva de género” ha ganado un
lugar en el lenguaje contemporáneo. El hecho refleja, por una parte,
que la problemática referida a las mujeres y a las relaciones sociales,
cuyo eje fundamental es la construcción realizada sobre los cuerpos
sexuados, tiene cada vez mayor arraigo, y no se limita a un reducido
número de iniciadas.
AUTOentrevista
Esperanza Camarena Cardoso
UAEM
Sin embargo, el uso indiscriminado de los vocablos adolece
de una falta de precisión que plantea algunos problemas, al grado
que se le llega a despojar de su contenido. Así, al utilizar las palabras
sin atender a los conceptos, se trivializan sus alcances, se les reduce
a la mera inclusión numérica de las mujeres en datos estadísticos,
se queda en la descripción de algunos hechos, sin profundizar en
el análisis, ni mucho menos debatir las causas y los efectos de los
fenómenos sociales en cuestión. En casos extremos, la “perspectiva
de género” parece agotarse con una simple fórmula gramatical.
El problema es más grave de lo que parece: se pierde el
sentido, se anulan los contenidos, se ignoran los significados y,
peor aún, se piensa que el problema está resuelto, que el género
está incorporado con sólo nombrarlo y que no hay nada más que
hacer. Los siguientes son algunos ejemplos de este uso trivial que
colinda con lo ridículo: un funcionario público, en total
concordancia con lo políticamente correcto, habla de las mexicanas
y los mexicanos, las profesoras y los profesores, etcétera; pero en
su mismo discurso se advierten expresiones como “todo tipo de
personas, incluso mujeres”, y en los hechos concretos se reduce el
presupuesto para programas de apoyo a las mujeres y se elimina el
servicio de guarderías. En otro contexto, una estudiante de doctorado
solicita que se le asigne un(a) asesor(a) que conozca la problemática
de las mujeres indígenas y la estructura de parentesco; la
coordinadora se encoge de hombros y le dice: “No te preocupes,
en la actualidad ya todos manejan género”, como si fuera un
programa de computadora. También en una institución académica,
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recibimos una propuesta de investigación sobre los nuevos sistemas
de riego para cultivos de invierno; el desarrollo del proyecto,
con un lenguaje técnico muy especializado, concluía con
las palabras mágicas: “todo lo anterior desde una perspectiva de
género”. Finalmente, se pueden comentar los informes estadísticos
que incluyen el número de hombres y de mujeres, pero
no cruzan el análisis con otras variantes, por ejemplo,
horarios de trabajo, salarios, estabilidad laboral, ascensos
o despidos.
Son sólo algunos ejemplos, pero no
están aislados ni deben pasar inadvertidos. El
peligro que implica la trivilización de los términos
y su uso indiscriminado es real. Para eliminar confusiones
y rescatar el valor conceptual de una categoría
de análisis, habría que empezar por definir en qué
consiste la tan llevada y traida perspectiva de género
y, posteriormente, ver cómo puede incorporarse
de una manera realista y que además resulte eficaz
para lograr un cambio. Para ello, resulta útil un
breve recuento de lo que ha sido la investigación,
la docencia e incluso la militancia en las últimas
décadas.
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Título: Euterpe
Técnica: Bronce

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La perspectiva de género
A partir de los años setenta, reducidos grupos de
académicas se dieron a la tarea de revisar sus propias disciplinas
y rescatar la presencia de las mujeres, con el primer objetivo de
hacerlas visibles. El contexto en el que se realizaban estas
investigaciones era casi clandestino; no sólo faltaban apoyos
institucionales, sino que la actividad misma era mal vista y la
problemática abordada se consideraba más un asunto de
militancia y activismo que un tema de reflexión y análisis
académico. Estos estudios pioneros desataron, en palabras de
Joan Scott (1990: 23-56), una actitud parricida; se pretendió
borrar todo el pasado, anular las explicaciones androcéntricas y
empezar de nuevo, literalmente desde cero. Pronto se advirtió
que ese camino extremo era poco prometedor y se modificó el
rumbo: se recuperaron cuestiones esenciales de las diversas
ciencias y disciplinas, y con ese bagaje se produjeron textos
invaluables, en cuyo centro estaba la gran ausencia de las mujeres
y en sus conclusiones se destacaba la necesidad de incluir el
género como una variante en el análisis de las relaciones sociales.
El campo de la historia fue particularmente fértil para
este nuevo abordaje y los esfuerzos de las investigaciones se
articularon con las propuestas de la historia de las mentalidades,
la historia de la vida cotidiana, y en general con los trabajos que
buscaban recuperar la presencia de los “sin historia”: hombres y
mujeres comunes y corrientes, dedicados a un sinfín de
actividades que no suelen registrarse en la historia oficial que
recoge gobiernos, instituciones, acontecimientos bélicos y luchas
por el poder. Así, por ejemplo, conocemos la historia de Sor
Juana Inés de la Cruz y los múltiples análisis de su obra literaria,
su enjundia a toda prueba, su determinación para estudiar y su
ingreso al convento como única opción para conservar la libertad
de pensamiento y escritura. Pero, ¿qué pasaba con las mujeres
concretamente en el siglo XVII? ¿Cómo transcurrían los días de
las adolescentes y las jóvenes? ¿Cómo estaban configuradas las
relaciones familiares? ¿Qué comían, qué vestían, qué hacían las
mujeres ancianas? ¿Cuáles eran las diferencias en la vida rural y
urbana? Estas y muchas otras interrogantes empezaron a
plantearse hace relativamente poco tiempo y se abrieron nuevas
vetas en los estudios históricos.
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En Antropología la riqueza de las
aportaciones etnográficas, a partir de la
utilización de la categoría género, es también
incuestionable. (Lamas: 1986, 173-198) Los
análisis pioneros de Margaret Mead (1982)
en Samoa Occidental demostraron que
prácticas como las relaciones sexuales, la
crianza de los hijos y el amamantamiento
distaban mucho de ser naturales y estaban
atravesadas por las construcciones culturales.
La división sexual del trabajo, los roles
asignados a hombres y mujeres, la definición
misma de lo que era o debía ser femenino y
masculino variaba notoriamente de una
cultura a otra. Sin embargo, había algo que
permanecía como una constante en todas las
sociedades conocidas y estudiadas: siempre
se atribuía un valor social superior y se
colocaba en posiciones jerárquicas de poder
y decisión a los hombres y a lo masculino.
Según Sherry Ortner (1979: 109-131), detrás
de este hecho universal estaba la asociación
simbólica del hombre con la cultura y de la
mujer con la naturaleza, es decir, con lo que
se debe controlar, dominar, subyugar. Aquí
encontramos ya un elemento crucial del género: no se trata de
describir las diferencias, sino de identificar, debatir y
problematizar las desigualdades.
Título: Despúes del amor (detalle)
Técnica: Bronce
Fecha: 2000
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En muchas otras áreas del conocimiento se han realizado
numerosos estudios en el mismo tenor. En la literatura se
recuperaron las obras escritas por mujeres y también se
analizaron las de los hombres a partir de esta nueva concepción:
el tratamiento que se da a lo femenino y a lo masculino, la forma
en que se delinean los personajes, los atributos que se les
confieren, etc. Sólo como ejemplo puede citarse lo que después
sería un clásico en los estudios de género: Política sexual, de
Kate Miller, escrita en 1975. En esta obra, la autora empieza
analizando pasajes de obras conocidas en la literatura universal
(Sexus, de Henry Miller, y The Thief’s Journal, de Jean Genet)
para adentrarse en la dinámica de la opresión de las mujeres y
hace resaltar, como una de sus expresiones paradigmáticas, la
violencia sexual.

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En Psicología, Carol Gilligan, en su libro In a differente
voice (1982), revela como algunas teorías no tienen respuesta
para el desarrollo emocional de las niñas, y pueden incluso
considerarlas inferiores, inmaduras o poco desarrolladas si se
les aplican parámetros masculinos. Si se tomaran en cuenta
aspectos racionales, y la preocupación por los demás fuera un
indicador de desarrollo emocional y no de estancamiento, las
interpretaciones serían muy distintas. Más allá de las críticas y
cuestionamientos que ha recibido este trabajo, hay que señalar
el mérito de haber puesto el dedo en la llaga de la construcción
misma del conocimiento. No se trata únicamente de revisar las
aplicaciones prácticas de los conceptos, sino de ver cómo se
formulan éstos.
Para terminar este breve recorrido por los primeros
trabajos en los estudios de género, es indispensable citar a Gayle
Rubin (1996: 35-96). En un artículo pionero de 1975, la autora
denomina sexo-género al sistema de opresión y subordinación
de las mujeres y lo femenino. Analiza las aportaciones de Levi-
Strauss sobre las estructuras elementales del parentesco y lo que
la autora denomina “tráfico de mujeres”, revisa los conceptos
fundamentales de psicoanálisis freudiano –una teoría feminista
inconclusa– y decide adentrarse un poco más en ese laberinto
conceptual para estudiar a Lacan y la deconstrucción del
lenguaje. No es posible trasladar la densidad teórica del texto de
Gayle Rubín a esta ponencia, pero sí vale la pena rescatar, pues
ya desde entonces apuntaba, que una construcción más equitativa
de las relaciones sociales entre hombres y mujeres liberaría a
todos de la camisa de fuerza: el género.
Para sintetizar, las investigaciones producidas en esta
primera etapa permitieron, entre otras cosas, lo siguiente:
a) Dar visibilidad y presencia a la mitad de la especie humana,
hasta entonces ignorada y marginada.
b) Evidenciar que la construcción misma del conocimiento tiene
un marcado sesgo androcéntrico, y que este hecho no se
constriñe al campo de las Ciencias Sociales y las
Humanidades.
c) Abrir nuevas vetas en el análisis de las estructuras sociales y
acuñar nuevas categorías de indudable utilidad: patriarcado,
androcentrismo, historia de la vida privada, género.
d) Poner en la mesa de debates el tema de la desigualdad social,
basada en el género. Este aspecto es el que más claramente
permite la articulación de la academia con las instituciones
Título: Sueño parte III
Técnica: Temple sobre tela
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gubernamentales, específicamente con respecto al diseño de
políticas públicas y con los organismos de la sociedad civil.
e) Vincular el género con otras categorías de análisis, como la
clase social, la raza, la etnia, la pertenencia a grupos sociales
particulares, la discapacidad, la preferencia sexual, etc. El
género redefine cada una de estas variantes y además existe
en su propia especificidad; por ello, algunas autoras la han
denominado la alteridad radical.
Perspectiva de género y educación superior
Título: Sueño parte I
Técnica: Temple sobre tela
Después de este breve recorrido sobre los debates
teóricos, podemos apuntar cuál es la situación de las mujeres en
el campo de la educación. Por una parte, ha aumentado la tasa
de matriculación. Carreras como Derecho, Administración,
Economía, Sociología, Ciencia Política, Medicina, y en menor
grado, Arquitectura, Biología y Ciencia de la Salud han recibido
cada vez más mujeres en sus aulas; en ocasiones, el porcentaje
rebasa la mitad del alumnado. Sin embargo, la mayor
concentración de la población femenina universitaria sigue
dándose en educación y en las áreas de humanidades, disciplinas
sociales y administrativas. Así, la tendencia de ubicarse en tareas
que constituyen una suerte de prolongación de las actividades
del hogar, tradicionalmente consideradas femeninas, parece
persistir. Las llamadas ciencias duras, las ingenierías y las carreras
tecnológicas continúan siendo un mundo masculino.
14
Por otro lado, es posible advertir que aún cuando las
mujeres representan un porcentaje considerable, incluso
mayoritario del alumnado y del personal docente, siguen
excluidas de puestos de dirección y toma de decisiones. En efecto,
es muy reducido el número de directoras de facultades, centros
de investigación y rectoras. La Universidad Autónoma
Metropolitana es de las pocas instituciones de educación superior
que ha contado con rectoras de unidad (tanto en Atzcapotzalco
como en Xochimilco), pero no ha habido una mujer en la rectoría
general.
La presencia de las mujeres se refleja en un incremento
en las licenciaturas y también en los posgrados; en estos últimos
han demostrado ser consistentes en los estudios y en la elaboración
de tesis, lo que se refleja en un aumento sensible de la eficiencia
terminal; sin embargo, el porcentaje de mujeres en el Sistema
Nacional de Investigadores sigue siendo bajo y disminuye
conforme avanza el nivel.

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Esta información nos permite visibilizar a las mujeres.
Ya sabemos dónde están y qué hacen. ¿Significa esto que ya
está incorporada la perspectiva de género? Ciertamente no. Las
cifras constituyen un primer paso, necesario pero no suficiente.
Desde un nuevo enfoque tendrían que formularse nuevas
preguntas y sobre todo nuevas respuestas.
¿Por qué ha aumentado la matrícula? ¿Qué ha significado
este hecho para las mujeres, para los hombres y para el personal
docente de las instituciones de educación superior? ¿Por qué las
mujeres siguen en áreas consideradas femeninas? ¿Qué
mecanismos operan para la selección de carreras? ¿Qué
consecuencias ha tenido la mayor eficiencia terminal? ¿Por qué
no se traduce en la reducción de brechas salariales y la remoción
de techos de cristal? Y en un terreno más subjetivo, habría que
preguntarse: ¿qué dificultades concretas enfrentan las mujeres
para entrar y permanecer en las instituciones? ¿Cómo es el trato
que reciben por parte de los profesores y compañeros? Y, de
manera destacada, ¿qué estrategias se han utilizado para enfrentar
el hostigamiento sexual?
En síntesis, para incorporar la perspectiva de género en
las instituciones de educación superior de una manera seria y
abarcativa, se tendrían que poner en marcha, entre otras, las
siguientes acciones:
1) Abrir las puertas a las mujeres en las mismas condiciones
que a los hombres. Aunque puede parecer que este tema ya
está superado, sigue siendo una meta por alcanzar.
2) Revisar en profundidad las condiciones de estudio: horarios,
guarderías, ambiente libre de violencia, etc.
3) Abrir líneas de investigación sobre mujeres y relaciones de
género. En este campo vale la pena reconocer y aprovechar
la experiencia de los programas y centros específicos, cuya
trayectoria se sitúa alrededor de los 20 años. Como esfuerzos
pioneros, es posible citar el Programa Interdisciplinario de
Estudios de la Mujer de El Colegio de México, el Programa
Universitario de Estudios de Género de la UNAM y el área
Política y Cultura de la UAM Xochimilco. En los últimos
años, el feminismo académico se ha extendido
considerablemente, y casi en la totalidad de los Estados de
la República existen programas o líneas de investigación
sobre esta problemática.
4) Revisar programas de estudios y contenidos. No es suficiente
agregar una materia sobre la condición social de las mujeres
Título: Sueño parte II
Técnica: Temple sobre tela
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mexicanas. Es necesario profundizar en la construcción
misma del conocimiento y en las aplicaciones prácticas.
Por último, hay que puntualizar que con la incorporación
del enfoque de género en las instituciones de educación superior
pueden obtenerse múltiples beneficios: se abren nuevas vetas
para el análisis académico y se desarrolla sensiblemente la del
conocimiento de una manera amplia e incluyente, se crean nuevos
campos de interlocución y estudios específicos, y,
fundamentalmente, se sientan las bases para el establecimiento
de relaciones sociales cifradas en la equidad y no en la exclusión.
Bibliografía
Scott, Joan (1990). “El género, una categoría útil para
el análisis histórico”, en James S. Amelang y Mary Nash
(eds). Historia y género: las mujeres en la Europa
moderna y contemporánea. Valencia, Edicions Alfons
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Lamas, Marta (1986). La antropología feminista y la
categoría género. México, Nueva Antropología, Vol.
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Ortner, Sherry (1979). “¿Es la mujer con respecto al
hombre lo que la naturaleza con respecto a la
cultura?”, en Olliva Harris y Kate Young (comp)
Antropología y feminismo. Barcelona, Anagrama.
16
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Gilligan, Carol (1982). In a different voice. Psychological
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University Press.
Rubin, Gayle “El tráfico de mujeres: notas sobre la
economía política del sexo”. Marta Lamas (comp), El
género, la construcción cultural de la diferencia sexual.
México, Miguel Ángel Porrúa, UNAM.
Título: La maravilla de color
Técnica: Temple sobre tela
Fecha: 1994

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E
l título del presente artículo
podría generar en la mente del lector
cuestionamientos, debido al
tratamiento ideológico patente a lo
largo del discurso, el cual abarca
desde una óptica feminista
hasta lo establecido por el
derecho internacional.
La intención de
abordar el tema desde
múltiples perspectivas en
un sólo artículo sería
excesivo; por tal motivo,
el objetivo central es
presentar algunas
reflexiones sobre la
mujer, con el deseo de
manifestar la preocupación
por el desarrollo
de la vida socio-política
de hombres y mujeres.
LOS DERECHOS
POLÍTICOS DE LAS
MUJERES EN EL ÁMBITO
INTERNACIONAL
Beatriz Eugenia Díaz Gómez
Directora General del Instituto para la Educación
Integral del Bachiller, S. C.
Actualmente, en el
ámbito mundial ha surgido
una revaloración del género
femenino, el cual ha sido
trastocado, olvidado y lastimado
a lo largo de su historia.
La revisión de los derechos
políticos de las mujeres exige una serie
de preguntas: ¿de qué mujeres hablamos?,
¿de la latina, de la europea, de la china, de la
iraquí, de la sudafricana o de la australiana? y de
ellas ¿son un tipo de mujer? ¿todas las mujeres latinas
podrían pertenecer a una categoría? ¿acaso existe una
Título: Espirales en el alma
Técnica: Bronce
Fecha: 2000
taxonomía de ellas? ¿cómo podría llevarse a cabo dicha
intención?
17 17
Para hablar de la mujer rescato lo dicho por Nelly Gayol “la tarea tiene dos etapas, la de
reintegrar a las mujeres a la historia en primer lugar y, en segundo término, la de restituir a las
mujeres su historia”. (Gayol, 1992: 10)

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El término “mujer” se utiliza para
designar al género femenino, pero no para
comprender la naturaleza, intenciones, papel social
o político, fines, esencia, presencia, motivos,
entre otros, de la mujer nacida en un grupo social
determinado.
Dicha mujer puede o no profesar una
religión, contar con una historia personal,
pertenecer a una nación y, dentro de ésta, a una
etnia, participar en la vida social y política, con
propuestas o sin ellas, con voto o con
abstención, con gritos o con silencio. Todo esto
nos revela la complejidad del tema, motivo por
el cual se dedicará una ardua reflexión para
restituir la historia de las mujeres y construir
nuestro presente.
Por derechos hemos de entender
“los ordenamientos normativos que
tienen por contenido la reglamentación
de relaciones fundamentales para la
convivencia y la supervivencia del
grupo social.” (Bobbio,1987:515) Se
clasifican en civiles, políticos y
sociales. Los primeros se refieren a
la personalidad del individuo
(libertad de pensamiento y de
creencias religiosas); los
sociales incluyen aspectos
como el derecho al trabajo y
la protección de la salud.
Los políticos están
vinculados con la
formación del
estado democrático
representativo, e
implican una libertad
activa, una participación de
los ciudadanos en la determinación
de la dirección política del Estado.
Indistintamente, todos existen en mayor o menor
medida en las sociedades contemporáneas y se
les debe dar el reconocimiento y respeto que
merecen.
El maestro de Turín, Norberto Bobbio
refiere que la mayor parte de los Estados del
contexto mundial han firmado pactos,
declaraciones, convenciones y acuerdos, que les
obliga a reconocer, al menos formalmente, un
cúmulo creciente de derechos que supone su
universalidad o generalización, por tanto, no es
sólo una cuestión teórica, sino histórica,
imposible de ser retractada.
La igualdad ante la ley “isonomía” es
un ideal ético y político que armoniza y
humaniza el constructo social; por ello, de
acuerdo con el grado de evolución de quienes
lo integran, se podría hablar de un mayor o
menor progreso social.
Los referentes normativos que sustentan
los principios de igualdad de la mujer y defensa
contra toda forma de discriminación, se
encuentran contenidos en los siguientes
documentos:
Título: Paternidad
Técnica: Bronce
La Carta de las Naciones Unidas, con
vigencia desde el 24 de octubre de 1945,
señala que los países signatarios
“reafirmaban la fe en los derechos
fundamentales del hombre, en la
dignidad y el valor de la persona
humana, en la igualdad de
derechos de hombres y mujeres
y de las naciones grandes y
pequeñas”. (Declaración de la
Organización de las Naciones
Unidas)
Este planteamiento puede
considerarse como el primer
acuerdo internacional, en el
que se estableció expresa y
claramente, la igualdad de derechos
para la mujer y el hombre. Sin embargo, el
documento se suscribió 60 años después del
primer movimiento feminista a favor del
sufragio, acaecido en el siglo XIX.

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En 1946, el Consejo Económico y Social
de las Naciones Unidas estableció la
Comisión de Derechos Humanos, cuya primera
presidenta fue la Sra. Eleanor Roosevelt. Esta
comisión creó un comité de redacción con la
especial encomienda de elaborar la Declaración
Universal de los Derechos Humanos que,
finalmente, fue adoptada por la ONU el 10 de
diciembre de 1948, en París, Francia.
Entre los puntos más interesantes de esta
declaración, se encuentran los dos primeros
artículos: el 1º a la letra dice: “todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos y, dotados como están de razón y
conciencia, deben comportarse fraternalmente
los unos con los otros”. (Declaración Universal
de los Derechos Humanos) Asimismo, el 2º
habla de la prohibición de cualquier distinción
de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra
condición.
El 7 de julio de 1954, la Convención
sobre los Derechos Políticos de la Mujer,
estableció:
Artículo I. Las mujeres tendrán derecho a votar
en todas las elecciones en igualdad de
condiciones con los hombres, sin discriminación
alguna.
Artículo II. Las mujeres serán elegibles para
todos los organismos públicos electivos.
Artículo III. Las mujeres tendrán derecho a
ocupar cargos públicos y a ejercer todas las
funciones públicas establecidas por la legislación
nacional, en igualdad de condiciones que los
hombres, sin discriminación alguna.
La Organización de las Naciones
Unidas creó la Comisión de la Condición
Jurídica y Social de la Mujer, como parte
integrante del Consejo Económico y Social,
cuyo objetivo es el estudio del progreso logrado
hacia la igualdad de las mujeres en el planeta y
la ejecución de recomendaciones para
promover sus derechos en los planos políticos,
económico y social.
Esta comisión ha convocado a cuatro
conferencias mundiales sobre temas de la mujer,
donde sobresale la celebrada en Beijing, China,
en 1995, por su enérgica postura en el asunto
de la violencia con incidencia a la mujer.
En 1999, se adoptó un Protocolo
Opcional (PO) para las mujeres, donde los
Estados ratificaron el acuerdo, a fin de que éstas
pudiesen entablar denuncias de violación a sus
derechos para su respectiva adjudicación.
También se las facultó para investigar los casos
de violaciones graves o sistemáticas en torno a
la libre expresión, el renglón laboral y la acción
política.
La Declaración de los Derechos
Humanos ha sufrido diversos problemas
políticos y conceptuales. Políticos en cuanto a
la dificultad de hacer valer los derechos en todos
los rincones de los países; conceptuales por la
dificultad de crear un significado y un
significante universales, aplicables en el sentido
expreso de la norma.
En realidad, los derechos humanos han
sido tratados y comprendidos como presupuestos
teóricos y normativos; sin embargo, el fin
igualitario perseguido no puede ser visto bajo
esa limitada óptica, porque “la igualdad no es
una cualidad del ente, sino una situación, un
tipo de relación” (Otero, 1999: 101), cuya
vivencia provoca la negación de la mujer como
persona.
Actualmente, en Francia, se encuentra
expresada la igualdad política de la mujer en la
Ley Constitucional Número 99-569, vigente
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desde el 8 de julio de 1999, en su artículo 3º de
la Constitución de la Quinta República, del 4
de octubre de 1958, establece que: “la ley
favorece el igual acceso de las mujeres y de los
hombres a los mandatos electorales y a las
funciones electivas”. (Rials, 2001: 98) Esta
fracción se materializa al ejercer el sufragio, ya
que los franceses en el boletín electoral
encuentran el mismo número de hombres que
de mujeres como candidatos (as) al puesto
electivo. Esto se denomina “Ley de paridad” y
representa un avance real de la equidad de
géneros en el ámbito político, así como una
conquista más de la organización de las mujeres.
Título: ¿Qué está chueca la botella?
Técnica: Temple sobre tela
Fecha: 1994
La mayoría de los países tiene un
artículo de corte constitucional que expresa la
igualdad de los géneros; pero muy pocos lo
adjetivizan para lograr que las mujeres tengan
las mismas oportunidades que los hombres en
los puestos de elección y representación popular;
por lo tanto, este fenómeno evidencia la voluntad
política y la evolución del pensamiento
contemporáneo sólo de algunas sociedades. Este
ha sido uno de los motivos de la insistente
demanda de la mujer para que se reconozca su
valor y su posición histórica.
Las demandas del feminismo son como
heridas del cuerpo humano, es decir, cada
persona las siente a partir de su umbral al dolor;
algunas por constantes y experimentadas en la
niñez parecen parte de la natura, otras se
descubren a través de comparar la vida de los
semejantes, algunas más mediante el estudio de
la historia y del descubrimiento de su no
mención en ella. Así, la herida que la mujer ha
sufrido al observar cómo sus “semejantes”, los
hombres, no son sometidos a la agresión de
nulidad; por el contrario, son protegidos y
estimulados al cuidado de su género. Este hecho
hiere, porque la mujer sabe que es igual que el
hombre, y que ambos pertenecen a un único
género: el humano.
En el siglo XIX, se sancionó y se repudió
a quienes osaron expresar que éramos
naturalmente iguales con excepción de los
órganos de reproducción que nos complementaban.
Pero, las (os) antropólogas (os)
explican cómo en las sociedades modernas los
roles sexuales varían de una sociedad a otra e
identifican el rol jugado por la cultura en la
formación de las normas y estereotipos asumidos
en ellas, acerca de qué es “naturalmente”
femenino o masculino. Margaret Mead expresa
cómo las sociedades perciben de manera
diferente el género y advierte que se ha
ingresado en un período sin precedente en la
historia, donde el futuro se capta prefigurativamente,
lo cual seguramente alterará la forma
de entender al género en el siglo XXI.
Los sistemas políticos han favorecido la
visión masculina en la esfera pública y
restringido la femenina; sin embargo, hoy
difícilmente se dice que no somos iguales
después de que en e1 año 2000, Francis Collins,
Director del Instituto Nacional de Estudios sobre
Genoma Humano; Craig Venter, Investigador
de la Compañía Celera Genomics, y el Presidente
Clinton, de los Estados Unidos, presentaron al
mundo el resultado de su investigación, la cual
revela que el 99.9% de las características genéticas
de todos los seres humanos son iguales.

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Por ello, la mujer irrumpió en los años
60, para que su derecho al sufragio fuera
reconocido, demanda que se mantuvo al paso
del tiempo y que adquirió multifacéticas
interpretaciones: la consignación de la lucha
entre el hombre y la mujer, la búsqueda de la
equidad entre el género masculino y femenino.
Por otro lado, existe un claro e
indiscutible vínculo en la forma en que ambos
géneros nos relacionamos: el papel reproductivo
de la mujer (embarazo y lactancia) y la
imposibilidad de la masculinidad para ello.
Asimismo, el cuidado y alimentación de los
hijos se considera una situación cotidiana, que
no representa mayor dificultad y que tiene una
menor significación e importancia social, a
diferencia del rol masculino, al que se ubica en
un lugar privilegiado, asociado con actitudes
consideradas valores, como la competencia y el
logro de gran trascendencia en el ámbito social.
Actualmente, ha sido el motivo de inspiración
de algunas mujeres, que plantean que lo personal
es político; es decir, que los problemas
personales de cada mujer no emergen de su
naturaleza propiamente femenina, sino del
sistema político y social en los cuales la división
de géneros encuadra su opresión. Esta
declaración ha reivindicado los derechos y la
posición de las mujeres en las esferas social y
política y, a la vez, dio lugar a movimientos que
han luchado por conservar sus puestos en las
estructuras del poder.
A favor del aborto se han declarado
posturas radicales, cuyo fundamento radica en
que la mujer puede hacer con su cuerpo lo que
ella decida. También se ha considerado que se
debe luchar por una sociedad andrógena, libre
de diferencia artificial y represión, donde la
maternidad sea vista como una trampa
biológica que podría ser superada únicamente
por un avance científico, es decir, que el feto
humano pudiera ser desarrollado fuera del
cuerpo.
No obstante, el feminismo ha sido
subordinado por el movimiento socialista, razón
por la cual se cambiaron sus prioridades,
proponiendo descentralizar las responsabilidades
de la esfera doméstica y hacer
partícipes a los hombres en ella; cuya estrategia
lógica para la maternidad, indicada por la teoría
de género, consiste en promover la custodia
compartida, es decir, dar al hombre la misma
responsabilidad en la crianza de los hijos.
Asimismo, el feminismo negro identifica
al racismo como otro distintivo del sistema
opresivo, ya que es difícil hacer coincidir
experiencias de vida tan diversas entre mujeres
negras y blancas, quienes presentan una
diversidad de condiciones.
También, es importante destacar la
visión del feminismo como una categoría
política: la holística, cuya pretensión es
revalorizar a la mujer a lo largo de la historia y
dentro de todos los contextos sociales, ya que
es parte del género humano.
Todos estos movimientos han sido
determinantes en la instauración de la política;
sin embargo, las ideas feministas radicales que
tuvieron tanto impacto, hoy ya no representan
metas, porque en su momento se lograron.
Actualmente, el impacto del feminismo es
limitado como viva influencia social y se
mantiene como estudio político; no obstante de
que las mujeres gozan de derechos que en el
pasado no tenían, todavía existen muchas
insuficiencias en el respeto y reconocimiento de
su dignidad. Es fundamental que la mujer no
confunda los caminos en la política, ni se alíe
con el hombre para satisfacer intereses
personales, por el contrario, debe clarificar su
mente y su intelecto para mantenerse en
constante solidaridad hacia su género.
En México, en el siglo XXI, es
indispensable que las mujeres concibamos que
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el género es una construcción cultural, que se
aprende y, por ende, puede ser modificada hasta
lograr una concepción de equidad entre hombres
y mujeres.
Una feminista contemporánea se respeta
como persona, se entusiasma de los logros de
otras mujeres en los puestos de dirección política,
en el hogar, en el trabajo; estimula a las nuevas
generaciones a participar en los ámbitos del
poder en pro del bien social, defiende sus
convicciones en beneficio de una sociedad más
equitativa y se manifiesta por una credibilidad
hacia su género, se prepara académicamente,
ejerce sus derechos políticos, civiles y sociales
con responsabilidad y los defiende, porque se
sabe merecedora de ellos y de la defensa de su
dignidad; comparte y solidariza las necesidades
de otra, porque está convencida del valor que
como persona tiene, lo cual le ha brindado la
naturaleza y la razón misma.
Por lo anteriormente expuesto, insisto
en promover los derechos políticos de la mujer
que ya son reconocidos en el ámbito
internacional, y hacer valer los que ya están
consagrados en nuestra ley suprema; sin olvidar
que éstos han sido el resultado de una lucha
revolucionaria de otras mujeres, que pensaron
en mejorar la condición de las generaciones
venideras.
Bibliografía
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Diccionario de Política. Ed. Siglo XXI.
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Título: El gallito
Técnica: Temple sobre tela
Fecha: 1994

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VIDA Y OBRA DE
MARÍA ELENA BRIBIESCA SUMANO
CATEDRÁTICA-INVESTIGADORA DE LA UAEM
M
Hilda Lagunas Ruiz
Nivel Superior UAEM
aría Elena Bribiesca Sumano nace en la
ciudad de México, el 7 de marzo de 1936; sus padres,
el médico cirujano Gilberto Bribiesca Conde y
su mamá la señora Agripina Sumano Contreras, de
origen Oaxaqueño, salieron de su ciudad natal
cuando todavía eran muy jóvenes, cada uno por su
lado, ya que entonces no se conocían. El señor
Bribiesca para terminar su carrera de medicina en la
UNAM y la señora Sumano para buscar trabajo, los
dos con la idea de encontrar nuevos horizontes en la
famosa ciudad de México, lugar donde se encontraron
y después de cuatro años, contrajeron matrimonio.
El señor Bribiesca desarrolló su carrera en un
consultorio privado, como médico general, profesión
que desempeñó con grandes dones, ya que por
herencia lo traía en la sangre, pues su padre, el señor
Macario Bribiesca, también fue un excelente médico,
muy respetado y querido por los vecinos, un hombre
altruista, que a sus pacientes de bajos recursos
económicos los atendía y les daba la medicina en
forma gratuita.
El matrimonio Bribiesca Sumano procreó dos
hijos, una mujer a la que le pusieron por nombre María
Elena, en honor a su abuela materna y, quince años
después, un niño a quien le nombraron Marco
Antonio.
Cuando María Elena tenía aproximadamente
27 años y su hermano 12, su padre murió de efisema
pulmonar, razón por la cual ella tuvo que hacerse
cargo de la manutención de su familia, ya que su
mamá siempre se dedicó al hogar. Después de 30
años de la muerte de su padre, en 1996, María Elena
perdió a su madre, quien coincidentemente también
murió de una deficiencia pulmonar.
Una despedida cariñosa
y una bienvenida
permanente a tus ideas
Graciela Hierro (1928-2003)
Maria Elena Bribiesca Sumano
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María Elena Bribiesca en la escuela
Como toda niña capitalina a la edad de
cuatro años y por su gran deseo e insistencia de
ir a la escuela, sus padres la llevaron al Kinder
particular “Pestalozzi”, institución en donde
estuvo tres años. Posteriormente hizo sus
estudios de educación primaria en la escuela
“Fray Melchor de Talamantes”. Cuando terminó
la educación básica, su madre quería que María
Elena hiciera una carrera corta, por lo que
ingresó a la Escuela Comercial “Miguel Lerdo
de Tejada”, ubicada en la esquina de las calles
Guatemala y Correo Mayor, donde estudió
Auxiliar de Contabilidad. Sin embargo, por el
deseo de superación que demostró desde muy
pequeña, continúo sus estudios en la Escuela
Secundaria No.6 y después ingresó al Colegio
Hispano Americano, donde hizo la carrera
Normal, graduándose como profesora de
Educación Primaria; finalmente, ingresó a la
Escuela Normal Superior de México, donde
obtuvo el título de Maestra en Pedagogía.
María Elena Bribiesca en el trabajo
A la edad de 15 años, María Elena entró
a trabajar al Archivo General de la Nación
(AGN), por invitación de uno de sus primos,
Gilberto Martínez Bribiesca, empleado de más
de tres años en esta institución, cuando la
dirección estaba a cargo de Don Julio Jiménez
Rueda, excelente literato, escritor y poeta, y
hombre de gran generosidad.
El primer trabajo de María Elena en el
AGN fue como auxiliar del Sr. José Suárez
Varela, Administrador del Archivo, con la
categoría de Oficial 5º, en cuyo cargo estuvo
de tres a cuatro años. Posteriormente, gracias a
las enseñanzas del eminente paleógrafo Miguel
Saldaña y por realizar un ejercicio de
transcripción paleográfica, Ma. Elena pasó al
Departamento de Tierras y Aguas, dedicándose
totalmente a la transcripción documental y a
entregar copias certificadas de las escrituras a
las personas solicitantes que, en su mayoría, eran
campesinos o indígenas; en esta dependencia
estuvo aproximadamente 25 años.
En 1964, llegó a la jefatura de la
sección administrativa del AGN el eminente
Historiador Miguel Civeira Taboada, con quien
después de un largo romance contrajo
matrimonio María Elena Bribiesca.
Al terminar su carrera en la Normal
Superior, se ausentó con permiso del Archivo
unos meses, para dedicarse de tiempo completo
a la docencia en la escuela secundaria
“República de Filipinas”; hasta que estuvo al
frente de la dirección del AGN la Dra. Alejandra
Moreno Toscano, quien la llamó para que
reanudara su labor de catalogación.
Durante la administración de la Lic.
Leonor Ortiz Monasterio, se le confirió la
Jefatura del Departamento de Diplomática y
Certificación, en donde estuvo aproximadamente
7 años dependiente del acervo histórico
central, que estaba a cargo de la Dra. Stella María
González Cicero.
En 1987, después de haber trabajado 35
años y 6 meses en esta reconocida Institución,
se jubiló, recibiendo de todo el personal un
homenaje muy emotivo y de gran significación
en su vida, haciéndose acreedora de una
medalla con el logotipo y el nombre del AGN
por su ardua labor desempeñada.
Durante su estancia en el archivo
impartió varios cursos de paleografía y elaboró,
junto con otras personas, catálogos
documentales; de 1996 a 1998, nueve años
después de su jubilación, impartió el Diplomado
de Paleografía y Diplomática. La maestra María
Elena fue simultáneamente asesora de
paleografía en el Departamento de Legislación
y Consulta de la Secretaría de la Reforma
Agraria durante tres años.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
María Elena Bribiesca en la
Universidad Autónoma del Estado de México
En 1968, por sugerencia de la maestra
Rosaura Hernández y por invitación de la
maestra Josefina Vélez de Garduño, entonces
directora de la Escuela de Filosofía y Letras de
la Universidad Autónoma del Estado de
México, María Elena inició su labor docente en
esta Institución, ubicada en el edificio central
de Rectoría. Es importante señalar que en esta
época no era necesario tener título universitario
para poder dar clases en la Universidad.
Inició su labor docente impartiendo la
materia de Paleografía, en la Licenciatura de
Historia que, en este tiempo, solamente tenía
turno vespertino. Por ello, María Elena
distribuía su tiempo en dos trabajos: entraba a
trabajar al AGN a las 8 de la mañana y como
tenía permiso de dar clases en Toluca, salía a
las 2 de la tarde, para dirigirse inmediatamente
a la terminal de autobuses México-Toluca, y así
llegar puntual como siempre a su respectiva
clase. La sesión se impartía de 16:00 a 20:00
horas, al término de ésta regresaba a la ciudad
de México, para continuar al siguiente día con
su labor en el AGN.
A partir de 1974, la Escuela de Filosofía
y Letras se llamó “Instituto de Humanidades”
y se trasladó al cerro de Coatepec, donde la
maestra siguió impartiendo la asignatura de
Paleografía en el turno vespertino; sin embargo,
se creó un segundo curso, por lo que María
Elena tuvo que trasladarse a Toluca dos veces a
la semana. En esta ciudad la maestra no conocía
un archivo para realizar sus prácticas de
Paleografía, por lo cual llevaba a sus alumnos a
la ciudad de México, quienes se organizaban
para asistir una vez por semana al AGN. Varios
de ellos al terminar sus cursos de Paleografía se
quedaron a trabajar un tiempo muy largo en esta
Institución, apoyando en la realización de
catálogos, incluso, algunos de ellos se ganaron
becas para salir al extranjero a especializarse; y
otros, en diversos espacios, continuaron
investigaciones del periodo colonial.
En la década de los setenta, el profesor
Javier Romero Quiroz ofreció a la maestra
conseguir un permiso para que los alumnos
hicieran sus prácticas en el archivo de la Notaría
No. 1 de Toluca, que se encontraba en una casa
particular, en la calle de Villada, entre Morelos
e Instituto Literario. Sin embargo, el espacio era
muy reducido, no había mesas, ni sillas para
trabajar, por lo que las transcripciones se hacían
en condiciones verdaderamente precarias,
sentados en el suelo, o recargándose en alguna
marquesina.
La maestra año con año, hasta la década
de los noventa, llevó a sus grupos al archivo de
la notaría a efectuar sus prácticas de paleografía
y a la realización de fichas catalográficas, las
cuales tuvieron como fruto la elaboración y
publicación de catálogos.
Cuando en la Facultad de Humanidades
se creó la carrera de Ciencias de la Información
Documental, se abrieron los cursos de
Paleografía y Diplomática, nombre dado desde
1992, en dos semestres que María Elena
impartió. Sin embargo, por tener que desarrollar
trabajos de investigación, los cursos de esta
licenciatura los han impartido ex–alumnos de
la maestra, esto es muy significativo, porque en
su trayectoria docente ha formado una escuela
de paleógrafos en nuestra Universidad y en el
país en general, ya que también dio la materia
durante diez años en la Escuela Nacional de
Biblioteconomía y Archivonomía, así como
cursos extraordinarios en las Universidades de
Yucatán, San Luis Potosí, Pontificia de México,
Hidalgo, Nuevo León, en el Instituto Estatal de
Documentación de Coahuila, en el
Quintanarroense de Cultura, entre otras.
25

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
26
En 1987, María Elena fue invitada a
trabajar como maestra de Tiempo Completo
Interina en el Centro de Investigación en
Ciencias Sociales y Humanidades, en donde
hasta 1998 continuó con la elaboración de los
Catálogos de Protocolos de la Notaría No. 1 de
Toluca, en coautoría con las maestras en historia
Guadalupe Yolanda Zamudio Espinosa e Hilda
Lagunas Ruiz. Hasta la fecha, se han elaborado
catorce catálogos, con 10,000 protocolos de la
misma notaría de Toluca, de los cuales se han
publicado ocho y los seis restantes se encuentran
en trámites de impresión.
La maestra Bribiesca ha participado con
temáticas históricas y de archivonomía en
conferencias, congresos,
simposiums, coloquios, mesas
redondas, seminarios,
encuentros, entre otros, en
diversas instituciones del
Estado, del país y del
extranjero. Asimismo, ha
elaborado varios manuales y
una Antología de Paleografía y
Diplomática, editados por el
Archivo General de la Nación,
la Escuela Nacional de
Biblioteconomía y Archivonomía, por la
Universidad Pontificia de México y por la
Universidad Autónoma del Estado de México.
María Elena fue integrante fundadora
del Consejo Cultural de Toluca, desde 1978, de
la Academia Nacional de Historia y de la
Unidad de la Crónica de la Ciudad de Toluca,
así como miembra de la Sociedad Mexicana de
Geografía y Estadística y del Ateneo del Estado
de México.
Los premios que María Elena ha recibido por
su excelente labor académica son:
“Una mujer
que es amada
siempre tiene
éxito”
la UAEM, le otorgó un diploma por su brillante
desempeño académico, firmado por el entonces
Presidente, Eusebio Gómez, por la
Vicepresidenta Graciela Ruiz, y el Secretario
General, Santiago Almazán.
En 1978, 20 de julio, la Academia
Nacional de Historia y Geografía le otorgó un
reconocimiento por el trabajo que presentó al
ingresar como miembra activa.
En 1982, la Federación de Asociaciones
Autónomas de Personal Académico de
la Universidad Autónoma del Estado de
México le entregó un reconocimiento por
sus 15 años de servicios en la Facultad de
Humanidades.
En 1984, 18 de octubre,
la Sociedad Mexicana de
Geografía y Estadística le
otorgó un reconocimiento
por su trabajo de ingreso.
En 1989, 6 de julio,
recibió el premio Banamex
“Atanacio G. Sarabia”, que le
fue otorgado por su obra
“Catálogo de Protocolos de la
Notaría No. 1 de Toluca”, volumen 1, que
elaboró con varios alumnos de la Facultad de
Humanidades. El jurado que emitió el veredicto
estuvo conformado por: Dr. Edmundo O
Gorman, Dr. Roberto Moreno de los Arcos,
Mtra. Bertha Ulloa, Lic. Teresa Franco. Como
miembros del Consejo participaron la Dra.
Guadalupe Pérez San Vicente, el Dr. Silvio
Zavala y el Dr. Israel Cavazos Garza.
Baum, Vicki
En 1987, 15 de mayo, la Universidad
Autónoma del Estado de México le entregó una
“Nota Laudatoria”, por su brillante desempeño
académico en la Facultad de Humanidades
En 1968, 7 de junio, la Sociedad de
Alumnos de la Escuela de Filosofía y Letras de
En 1992, 4 de octubre, el Comité de la
Facultad de Humanidades le otorgó un

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reconocimiento por su labor durante 25 años en
la formación de historiadores 1967-1992,
firman: Rodolfo Alanis Boyso e Hilda Lagunas
Ruiz; también recibió un testimonio por su labor
académica en 25 años.
En 1994, la Academia Mexicana de
Archivos Históricos, presidida por el Lic. Jorge
Nacif Mina, exalumno de la maestra María
Elena, la nombra Académica de Honor y la hace
merecedora del Premio Archivístico “Carlos de
Sigüenza y Góngora”, el cual reconoce la labor
de los archivistas e investigadores, tanto a los
que se han distinguido por su actividad
académica en los archivos históricos y en el
rescate de documentación testimonial en los
archivos administrativos, como a los
investigadores que con sus estudios y
conocimientos en la materia forman archivistas
y difunden la memoria histórica documental de
ciudades, pueblos y países.
En 1995, 27 de marzo, el AGN le otorgó
un reconocimiento por sus 30 años de
desempeño profesional en la archivística del
Estado de México, firmado por la Directora de
la Institución, Patricia Galeana, y el Oficial
Mayor de la Secretaría de Gobernación,
Fernando Agraz.
En 1997, 26 de noviembre, la
Universidad Autónoma del Estado de México
y la Federación de Asociaciones Autónomas de
Personal Académico de la Universidad
Autónoma del Estado de México le otorgaron
un reconocimiento por su labor de más de 25
años en la formación de universitarios.
En 1998, 27 de enero, la Facultad de
Humanidades, le entregó un reconocimiento por
sus 30 años de desempeño académico.
En marzo de 2004, la Federación de
Asociaciones Autónomas de Personal
Académico de la Universidad Autónoma del
Estado de México, le otorgó la Presea
FAAPAUAEM a la Mujer Académica
Universitaria.
Actualmente, a sus 68 años de edad y
36 de trabajo en nuestra Universidad, continúa
con sus cursos de Paleografía y Diplomática en
la Facultad de Humanidades, donde trabaja
como Profesora de Tiempo Completo;
asimismo, sigue con la elaboración de catálogos
de la Notaría No. 1 de Toluca.
Título: Después del amor (detalle)
Técnica: Bronce
Fecha: 2000
27

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Una despedida cariñosa
y una bienvenida
permanente a tus ideas
Graciela Hierro (1928-2003)
Graciela Vélez Bautista
Nivel Superior UAEM
G
raciela Hierro Perezcastro mostró a las
mujeres el camino para ser ellas mismas, con
independencia y autonomía. Su pensamiento rompió
las cadenas invisibles del sistema patriarcal que las
atan y desvalorizan, aún cuando el discurso proclama
lo contrario.
Hierro afirmaba: “Soy filósofa feminista de
tiempo completo”; su convicción y entrega a la
investigación del género como categoría de análisis
en la filosofía, la condujo a replantear la ética con
base en una moral igualitaria para ambos géneros;
por ello, su obra es fundamental para comprender,
desde las perspectivas epistemológica, ética y política,
el fenómeno social tan debatido: la desigualdad de
género. El legado teórico-metodológico que aportó
a los estudios de género ha trascendido las fronteras
de nuestro país, en tanto que su pensamiento es tan
valioso como el de connotadas filósofas feministas,
entre las que se puede mencionar a Celia Amorós y Judith Butler, por escribir algunos
nombres.
Su pensamiento profundo nos invita a reflexionar sobre la situación de
marginalidad de las mujeres, desde un punto de vista ético, cuando plantea:
28
“La tarea actual de la ética feminista desde el constructivismo es elaborar
preguntas que no han sido planteadas antes, para descubrir las lagunas y deconstruir
lo dado, abriendo nuevas posibilidades de expresión moral y de
jerarquización de valores. En el entendimiento que lo masculino y lo femenino
son construcciones de identidades sociales, sobre un ser que tiene instintos,
disposiciones características anatómicas y patrones de conducta. La ética
feminista tiene que habérselas con esta circunstancia y rechazar lo rechazable,
para intentar superar el dualismo moral vigente y alcanzar una visión unitaria
de la ética. Es decir, erosionar la doble moral sexual y conformar una ética
hedonista para mujeres y hombres”.
Con su obra, Hierro contribuyó y sigue contribuyendo a la construcción de
un entorno social que haga visibles a las mujeres y que tome en cuenta su diferencia
y, al mismo tiempo, su derecho a la igualdad.
Su empeño por difundir una cultura de género equitativa, la llevó a recorrer
diversos ámbitos de la República Mexicana, apoyando con sus conocimientos a
distintas Organizaciones no Gubernamentales, a protagonizar foros, coloquios y

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congresos en las instituciones de educación superior, para apoyar a los centros y
programas de estudios de género, como es el caso del Programa Universitario de
Estudios de Género de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Organizó diversos talleres para mujeres, en los que explicaba el significado
del feminismo, las causas de la desigualdad y las estrategias y formas de superarla.
Entre sus últimos estudios se encuentra el de la violencia simbólica de género
hacia las mujeres mayores, en el que indica: “la vejez es el resultado final de una
vida, que si es de gran productividad y experiencia, hará la vejez más rica, eliminando
la visión de la vieja arrinconada por su familia, comodín de la nada”. Para lograrlo
es necesario que, así como muchos hombres, las mujeres edifiquen un proyecto de
vida propio, que las independice de la marca tradicional de “vivir para los otros”.
De este modo, llegada la etapa de la vejez o el abandono familiar, las mujeres podrán
estar solas, “pero no solitarias”, como ella lo decía.
Que mejor homenaje que dejar fluir sus palabras para que se inserten
provocadoras en las mentalidades femeninas, despertando reflexiones que invitan a
la auto-realización, a la autonomía, a ser libre para elegir, a ser persona, a seguir su
ejemplo de justicia en el empeño de lograr la igualdad entre hombres y mujeres.
En su libro Gracias a la vida. Para mujeres que se atreven a contar su
historia (ensayo autobiográfico), con el que obtuvo el premio CIMAC (1999-2000),
Graciela escribe: “Leer es el sentido de la vida, porque es una actividad que depende
de ti y que nadie te puede arrebatar. La felicidad son los libros, la carrera de filósofa
es un pretexto para leer. El castigo mayor es no poder hacerlo. La riqueza de una
casa es su biblioteca. Yo soy mi casa y los libros llenan todas mis habitaciones.”
Al hablar sobre su vida dice: “Mis hijas y mi hijo me educaron, cada una(o)
aportó algo que me hizo mejor persona. Son cuatro: tres mujeres y un hombre. La
mayor me convirtió en feminista: gracias a ella me liberé del yugo de los patriarcas:
el cura, el médico y el suegro. Mi niña me había dado la fuerza para sentirme una
mujer en control de mis situaciones vitales; cuando fue mayor, ella controló las
suyas frente a mí cuando yo trataba de inmiscuirme en lo que consideraba su derecho.
‘Yo te eduqué’, me decía a menudo. En efecto, así fue. Si no eres dueña de tu
cuerpo, ¿de qué eres dueña?, ¿cómo podrás ser persona si no decides tu vida sexual,
de género? Más tarde esa idea ha sido el centro de mi batalla feminista. Yo hice a mi
madre feminista. Más tarde, ya anciana, ella me lo decía”. Para Graciela la madurez
en las mujeres significa, como lo dijo Sor Juana “pongo las bellezas en mi
entendimiento, y no mi entendimiento en las bellezas”.
29
“Conocerme a mí misma —continúa Graciela— ha sido el arranque del
sentido de mi vida. Descubrí lo que deseaba ser cuando la maestra de Introducción
a la Filosofía dijo que había una materia llamada Metafísica que estudiaba al ser
‘¿Qué es el ser?’, pregunté. ‘La totalidad, la divinidad’. ‘¿Dónde se estudia eso?’

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Pregunté. ‘En la Facultad de Filosofía y Letras’, respondió, en la ‘carrera de Filosofía’.
Allí quedó sellado mi destino.”
Graciela se inscribió en la UNAM hasta concluir el doctorado, dice: “cuando
tuve trabajo pedí el divorcio, ya podía mantenerme sola y seguir mi vida
independiente, claro, con todas mis hijas y mi hijo viviendo conmigo”. Ser Directora
de un Centro de Investigación para Mujeres le costó el segundo matrimonio.
“Entonces aprendí la siguiente lección: las mujeres somos polizones de la cultura
masculina, espías a medias. No somos aceptadas plenamente como filósofas si
intentamos investigar temas diferentes de los tradicionales”.
La tesis doctoral de Graciela fue un gran reto, como lo relata, puesto que el
feminismo no era considerado un tema filosófico: “me salvé orientando mi
investigación en el filósofo John Stuart Mill, defensor de las mujeres; primero que
defendió la ciudadanía femenina en Inglaterra. Escribí sobre la ética y la condición
femenina, en adelante la filosofía y el feminismo se han convertido en una pareja
aceptable”.
Graciela señala: “la investigación básica que desarrollo es la filosofía
feminista de la diferencia, cuya pretensión es superar la exclusión de las mujeres en
la vida teórica y en la práctica para alcanzar la equidad, porque la equidad significa
que la ley se aplique de acuerdo con las necesidades de nosotras, las excluidas, no
que las excluidas cambien para apegarse a la ley”.
Autora de obras clásicas sobre la teoría de género y pionera de una ética de
la libertad, reivindica a las mujeres como sujetos sociales bajo un paradigma de
igualdad, que implica la distribución equitativa del poder entre los géneros, desde la
familia hasta el Estado.
30
¡A ti ilustre filósofa feminista mexicana,
hoy las académicas universitarias de la Universidad
Autónoma del Estado de México, te rendimos un
solemne homenaje!
¡Tu cuerpo se fue, pero tu magnánimo
espíritu nos fortalece para prolongar tu obra, hasta
lograr la igualdad de género como tú lo deseaste,
lo escribiste y lo llevaste a la práctica!
¡Graciela, te queremos de hierro porque te
atreviste a romper las estructuras del pensamiento!

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER
EN EL PROCESO MIGRATORIO EN
EL ESTADO DE MÉXICO
Introducción
E
Delia Esperanza García Vences
Nivel Superior UAEM
l presente artículo muestra un análisis de
la situación en la que viven las mujeres en
nuestro país, específicamente en el Estado de
México, ya que al igual que en otros lugares del
mundo existe una búsqueda imperecedera por
mejorar sus condiciones de vida, lo cual las
obliga a tener una mayor participación en el
mercado laboral, en donde no importa la
necesidad de abandonar temporalmente, y en
algunos casos hasta definitivamente, su lugar
de origen, dando como resultado la migración
rural–urbana. En nuestro Estado se ha generado
una gran concentración de población en las
ciudades, ello se relaciona con la cercanía con
el Distrito Federal, ya que es un importante polo
de atracción poblacional, debido a que en las
ciudades los individuos pueden hacer realidad
sus expectativas, pues es ahí donde se manejan
las actividades económica, administrativa y de
servicios, mismas que resultan atractivas y
originan grandes flujos migratorios.
Urbanización que se ha generado en el
Estado de México
La actitud del hombre se ha visto
trastornada en los últimos cincuenta años, debido
a la indiscriminada expansión de ciudades como
resultado de la migración rural-urbana. Las
grandes urbes han sido afectadas por la invasión
de provincianos, quienes se establecen, en el
común de los casos, en zonas periféricas. Sin
embargo, los asentamientos “rurales” en el
contexto citadino no se caracterizan por su escala
social (riqueza o pobreza), sino por la falta de
servicios inherentes a ellos. Tal situación se
origina en parte por el destino de los recursos
gubernamentales, los cuales se enfocan en gran
medida a las grandes metrópolis. El incremento
poblacional asciende a 97,483,412 individuos
en el año 2000, cifra exorbitante en relación con
el año 1940, cuando la población ascendía a
3,928,000 habitantes. Asimismo, los altos
índices de fecundidad y el descenso en la
mortalidad han originado un rápido crecimiento
urbano.
A partir de 1950, el proceso de
urbanización ha sido notorio en todo el país;
uno de los Estados con mayor concentración
de la población en las ciudades es el Estado de
México, debido a su cercanía con el Distrito
Federal.
Crecimiento de la población en el Estado
de México
La estructura de la población
mexiquense se ha visto alterada debido a la
migración del campo a la ciudad de una gran
cantidad de individuos, pero sobre todo al
proceso de industrialización. En 1940, la
población urbana representaba el 22.7% (16.1%
pertenecía a localidades de 2,500 a 14,900
habitantes, y el 6.6% a localidades de más de
15,000 habitantes), y la rural el 77.3%. En 1995,
se presenta un cambio significativo en la
población urbana al ascender al 85.6% (en
donde 73.1% se registra en localidades de más
de 15 000 habitantes y 12.5% en localidades de
2,500 a 14,900 habitantes), descendiendo a
15.6% la población rural como se observa en el
cuadro no. 1.
31

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CUADRO NO. 1. ESTADO DE MÉXICO POBLACIÓN RURAL
Y URBANA 1921-2000 (MILES DE HABITANTES)
POBLACIÓN RURAL POBLACIÓN URBANA
TOTAL
AL MENOS DE 2500 DE 2500-14900 DE 15000
HABITANTES
ANTES
HABITANTES
ANTES
HABITANTES
ANTES
Año
EDOMEX % % %
1921 884.6 730.3 82.5 120.1 13.6 34.3 3.9
1930 990.1 787.2 79.5 137.9 13.9 65 6.6
1940 1146 8854.8 77.3 185.1 16.1 75.1 6.6
1950 1392.6 1024.9 73.6 263.1 18.9 104.5 7.5
1960 1897.9 1165.1 61.4 629.7 33.2 103 5.4
1970 3833.2 1143.3 37.7 1549.3 40.4 840.7 21.9
1980 7564.3 1556.9 20.6 1558.9 20.6 4448.5 58.8
1990 9815.8 1530.6 15.6 1287.5 13.1 6997.7 71.3
1995 11707.9 1689.4 14.4 1465.6 12.5 8552.9 73.1
2000 13,096,686 1,792,276 13.7 1,752,449 13.38 9,551,961 72.93
Fuente: elaborado con base en información del GEM e INEGI.
32
De acuerdo con el cuadro no. 1, se
puede percibir que posterior al período
revolucionario del país, el sistema agrícola en
el Estado de México concentraba más de tres
cuartas partes de la población estatal, mientras
que en las zonas urbanas de la época, sólo una
mínima parte lo hacía.
A partir de 1970, las áreas rurales
comenzaron a ser despobladas, ya que se dio
un salto de 61.4% de individuos que vivían en
las zonas agrícolas en el año 1960, a un nivel
de 37.7% al inicio de la década, hasta llegar a
un 13.7% en el año 2000. Es importante señalar
que actualmente la cercanía con el Distrito Federal
marca la pauta para que el Estado de México
concentre la mayor parte de su población en el
área urbana, pues el 86.3% de ésta forma las
ciudades o zonas, mientras que el resto habita
en comunidades rurales.
Por otra parte, podemos observar que la
población femenina ha crecido en relación con
el total, ya que en 1980 representaba el 50.35%,
y en el 2000 asciende a 51.08%; por lo tanto, se
puede establecer que la mujer ha tomado un
papel importante en su entorno, como se muestra
en el cuadro no. 2.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
CUADRO NO. 2. POBLACIÓN FEMENINA RESPECTO AL TOTAL DE LA
POBLACIÓN, 1980-2000
Población total 1980 1990 2000
Total
otal
Mujeres
Total
otal
Mujeres
Total
otal
Mujeres
Estados Unidos Mexicanos 66846833 33807526 81249645 41355676 97483412 49891159
Porcentaje 100% 50.57% 100% 50.90% 100% 51.18%
México 7564335 3808466 9815795 4981246 13096686 6689473
Porcentaje 100% 50.35% 100% 50.75% 100% 51.08%
Fuente: Sistema Municipal de Bases de Datos. INEGI, 2000. Elaborado con datos del X Censo General de
Población y Vivienda, XI Censo General de Población y Vivienda y XII Censo General de Población y Vivienda.
La mujer ha tomado un papel importante
en su entorno, ya que juega un rol diferente en
comparación con décadas pasadas y comienza
a tener una mayor participación en el mercado
laboral. De acuerdo con los datos emitidos en
el censo del año 2000, la población en edad de
trabajar (12 años y más) es de 9’093,033 personas;
de éstas 4’536,232 pertenecen a la
población económicamente activa (PEA), de las
cuales 4’462,361 se encontraban ocupadas y
73,871 desocupadas. Del total de la PEA,
3’107,694 son hombres, mientras que 1’428,538
son mujeres; como podemos observar en el
cuadro no. 3, las mujeres se han incorporado
activamente al mercado laboral, pero no han sido
capaces de absorber a toda la fuerza de trabajo,
por lo que este sector de la población, al buscar
otras alternativas de empleo, emigra. Debido a
esto, el fenómeno migratorio ha adquirido una
escala considerable en el Estado de México y
su efecto sobre la dinámica demográfica.
33
CUADRO NO. 3. POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA DE 12 AÑOS
Y MÁS EN EL ESTADO DE MÉXICO, 2000
Población total 4’536,232
PEA ocupada 4’462,361
PEA desocupada 73,871
Hombres (total) 3’107,694
Mujeres (total) 1’428,538
Fuente: Consejo Estatal de Población, 2000.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
Con el paso del tiempo, se ha
incrementado la responsabilidad económica de
la mujer, ya que “son varios los factores que
determinan su condición actual, como
reconocen López e Izazola, entre éstos:
migración femenina urbana, menor edad de las
mujeres al casarse, ruptura de las uniones,
aumento de las madres solteras, menor
tendencia en viudas a contraer segundos
matrimonios y elementos relacionados con la
irresponsabilidad masculina” (Enríquez Rosas,
1995: 77); aunque desde hace mucho se ha dado
a la tarea de buscar una solución a los problemas
colectivos, independientemente de la estructura
familiar, es decir, solas, o al lado de su cónyuge.
Es importante señalar que la composición de
los hogares también se ha modificado en función
del sexo del jefe de familia, en donde 2,319,180
corresponden a hogares de jefatura masculina y
529,812 a jefatura femenina. (INEGI, 2000) La
cantidad de hogares con jefatura femenina tiende
a crecer, modificándose el estado conyugal de
la mujer (viuda, divorciada, separada o madre
soltera), lo cual obliga a las mujeres a buscar
fuentes de empleo que muchas veces, por su
nivel educativo, no les permite tener acceso a
cargos bien remunerados y, por lo tanto, obtienen
bajos ingresos que no son suficientes para
satisfacer sus necesidades básicas. Sin embargo,
si la mujer es el único sostén de la familia,
buscará la manera de salir adelante, aunque para
ello tenga que salir del lugar donde reside.
¿Por qué deciden
migrar las mujeres?
La relativa escasez de oportunidades de
trabajo, la falta de apoyos económicos y técnicos
para desempeñar actividades productivas y el
bajo o nulo nivel de ingreso de las actividades
que realizan, son factores determinantes para que
decidan migrar, siempre con intención de
mejorar el bienestar propio y de su familia.
Entonces, la decisión de la mujer de
migrar implica diversas dificultades: desajustes
sociales, económicos y demográficos, tanto en
el lugar de origen como en el de su destino. El
proceso migratorio es más que el
desplazamiento de la población de su lugar de
origen a las grandes urbes, porque involucra
cambios en la estructura productiva. Aunque
sólo sea de una localidad a otra o de municipio
a municipio, alcanza la categoría de migración
interna, misma que se desarrolla de la siguiente
manera en la figura no. 1:
34
FIGURA NO. 1 PROCESO DE MIGRACIÓN
Toma de
decisión
Trabajo
Emigrante
Migración
Fuente: elaboración propia.
Establecer
el lugar de
destino

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
Título: La calabaza
Técnica: Temple sobre tela
Para la mujer es importante garantizar
el bienestar de su familia mientras ella trabaja.
Por ende, inicialmente los movimientos
migratorios que genera son temporales, pero
dadas las condiciones laborales y algunos
factores socioculturales, los procesos migratorios
de las mujeres son definitivos, ya que logran
capitalizar alguna actividad productiva que
difícilmente podrían realizar con éxito en sus
lugares de origen; esto no siempre implica que
su residencia en zonas urbanas sea el ambiente
adecuado para alcanzar mejores condiciones de
vida.
Muchas de ellas tienen hijos pequeños
y no cuentan con alguien que les apoye en el
cuidado de los mismos, lo cual ocasiona que
elijan un autoempleo, buscando asegurar un
ingreso monetario y, a la vez, poder combinarlo
con sus actividades domésticas; difícilmente
obtendrán más de un empleo, por simple que
éste sea. Los trabajos informales se convierten,
entonces, en una fuente de ingresos para las
mujeres, aunque, por ende, reciben menos
beneficios económicos, tales como: salud,
vivienda y alimentación.
Se puede establecer que mientras no
exista la igualdad de género, la condición de la
mujer seguirá siendo la misma, ya que el marco
jurídico no refleja la importancia económica que
ha adquirido en la asignación del ingreso; por
lo que su participación más activa, la pone a
competir decididamente por alcanzar la equidad
social.
Cuando las mujeres no tienen garantías
laborales, se sienten inseguras y, por consiguiente,
no desarrollan adecuadamente sus actividades y
se deteriora su ambiente familiar. Para las mujeres
que obtienen ingresos a partir de un trabajo
informal, la preocupación es mayor, ya que no
obtienen un nivel económico fijo y se cumple el
lema: “quien no trabaja, no come”.
“El comercio es una de las actividades
económicas que las mujeres más prefieren (sic),
por la posibilidad que les ofrece de hacer
compatibles el trabajo doméstico y la generación
de ingresos, permitiendo que los tiempos de venta
se adapten a los requerimientos del trabajo
doméstico, e incluso que los hijos acompañen a la
madre.” (Alatorre,1997: 202)
35

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
36
El medio ambiente, donde la mujer se
desenvuelve, determina muchos de los patrones
de conducta. Si el ambiente no es del todo sano,
las oportunidades de crecimiento son mucho más
limitadas, lo cual motiva que las mujeres vivan en
la pobreza y se vean en la necesidad de abandonar,
temporal o definitivamente, su lugar de origen.
Conclusiones
Finalmente, se puede establecer que la
migración en el Estado de México es un
fenómeno con profundas raíces históricas, cuyas
características en las últimas décadas han
experimentado transformaciones significativas,
especialmente en el aumento de mujeres que
migran. Por ende, el resultado de algunos de
los cambios sociodemográficos y económicos,
por los que el fenómeno ha atravesado en el
período reciente, además de relacionarse con la
situación conyugal y la posición en el hogar,
consecuencia de las transformaciones sociales
(la estructura familiar y su jefatura) y de la
apertura de nuevos espacios para las mujeres
en el mercado laboral, ha contribuido en
ponderar el rol trascendental que las mujeres
desempeñan en la migración en esta Entidad.
Bibliografía
Alatorre, Javier (1997). Las mujeres en la
pobreza. México, Colegio de México.
Enriquez Rosas, Rocío (1995). Hogar, pobreza y
bienestar. México, Edit. ITESO.
Gaceta del Gobierno. Plan de Centro de Población
Estratégico de Toluca. Poder Ejecutivo del Estado.
México, Periódico Oficial del Gobierno
Constitucional del Estado de México.
Gobierno del Estado de México (1985).
Estadística Básica Municipal. Toluca, México.
INEGI (1970, 1980, 1990, 1995 y 2000). Censos
Generales de Población y Vivienda en el Estado
de México. http://www.inegi.gob.mx
Instituto de Información e Investigación
Geográfica, Estadística y Catastral (1993).
Panorámica Socioeconómica del Estado de
México. Toluca, México, Secretaria de Finanzas
y Planeación.
Secretaría de Finanzas y Planeación e Investigación
Geográfica. (1993). Panorámica Socioeconómica
del Estado de México. México, Estadística y
Catastral. Estado de México.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
GÉNERO Y FOTOGRAFÍAS DECIMONÓNICAS:
imágenes simbólicas de la sociedad mexicana,
1860–1890
Héctor P. Serrano Barquín
Nivel Superior UAEM
S
ocialmente todos los seres humanos somos asignados o
ubicados dentro de las concepciones culturales acerca de lo
masculino y lo femenino, entendidas como categorías
complementarias, pero claramente excluyentes. Esto deriva en
la configuración de cada cultura hacia un sistema simbólico o de
significados. Es así que “la construcción cultural del sexo y su
transformación en género, y la asimetría que caracteriza en todas
las culturas a los sistemas genéricos (…), se pueden entender
como procesos sistemáticamente vinculados con la organización
de la desigualdad social” (De Lauretis citada en: Ramos, 1991:
238), la cual está fincada en el secular dominio masculino. De
este modo, dichas construcciones culturales, relativas a la
identidad individual y genérica, constituyen un complejo y
dinámico aparato semiótico, según opinión de la autora citada.
Parte de dicho aparato es visible o está registrado en numerosas
fotografías, que pueden ser revisadas a la luz del contenido
simbólico, derivado de las diferencias entre las imágenes de
varones y de mujeres.
En el campo de las artes visuales podemos aplicar estas
consideraciones, ya que las imágenes fotográficas significan
productos o bienes simbólicos de cada cultura que, de acuerdo
con múltiples referentes, adquieren diferentes significados. De
ahí que la fotografía, como toda expresión plástica, puede ser
analizada ahora desde diversos enfoques y teorías, dentro de un
proceso donde los paradigmas y visiones, unitarias o estables,
se dejan de lado, para entonces situarse en posturas que tienden
a relativizar y encontrar nuevas lecturas o miradas sobre un mismo
o varios objetos artísticos. Para el caso que nos ocupa, los estudios
de género constituyen el marco de análisis para una lectura
diferente sobre ciertas obras fotográficas, las cuales han sido
Ninguna sociedad se ha preocupado tanto por su
imagen, y por la imagen del otro, como la del siglo
XIX (...) El retrato fotográfico se convertirá en el
instrumento ideal de las apariencias sociales...
Rosa Casanova. (1989: 53)
Un acercamiento a las consideraciones de la
simbolización del orden social en la fotografía
37

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38
1
Esta mujer, al casarse con el pintor
neoclásico Charles Eastlake, en
1849, empezó su carrera literaria.
Había trabajado con un publicista
en Edimburgo, quien le presenta
David O. Hill, un artista – fotógrafo.
Este último y su socio, le hicieron
varios retratos; uno de ellos, el
primer calotipo que vio el príncipe
Albert, de Inglaterra, incrementó el
interés de la escritora por la
fotografía. Como su esposo fue
miembro y después presidente de la
Real Academia de Artes, Elizabeth
se vio muy interesada en los temas
de las artes visuales como resultado
de su cercanía con la Galería
Nacional de Artes. Asimismo, Lord
Eastlake fue el primer presidente de
la Sociedad Fotográfica de Londres,
por lo que ella continuó escribiendo
sobre dicho tema por varios años
más. (Trachtenberg, s/f: 39,40)
obtenidas principalmente en México, durante el periodo
finisecular del XIX, de 1860 a 1890, pero con claras referencias
francesa e inglesa.
Antes de abordar las aplicaciones de los estudios de género a la
fotografía, es relevante dejar por asentado que, desde la misma
aparición de la fotografía, o en su caso del daguerrotipo, las
imágenes captadas por una cámara se consideran arte. En
particular, una mujer inglesa, Lady Elizabeth Eastlake 1 , dejó en
claro esta definición, ya que en 1857 publicó un importante
artículo, donde pretendía definir lo que en ese contexto era la
fotografía, así como los rápidos sucesos que condujeron a su
afirmación como disciplina artística de gran valor documental y
del que se traducen algunos párrafos a continuación:
“Las pruebas de un nuevo y misterioso arte fueron
exhibidos por primera vez ante un grupo de miradas
sorprendidas. Estos personajes eran (en una imagen
‘primitiva’) unas cuantas cabezas de personas, de cierta
edad, representados en pruebas sobre papel de color
desvanecido. Sus cabezas medían cerca de una pulgada,
fueron sólo parches y partes de amplias zonas de luces y
formas que muestran una idealización frustrada, ya que
se suaviza la dureza y los accidentes algo rudos de una
fisonomía con cierto estilo. Por el contrario, los ojos
estaban decididamente contrariados, las bocas
expandidas y las líneas, así como las arrugas, se ven
intensificadas en la imagen desvanecida (...)
Nunca examinamos (las fotografías primeras) con la
admiración de un agudo sentido de la vista y sentimos
que el espíritu de Rembrandt ha revivido (...), hasta
podemos pensar que esto ha sido una larga mentira del
legado sin dueños y sin nombre que dejó Humphry Davy.
Desde entonces, la fotografía ha sido de la misma manera,
arte y ciencia, por amor o negocio y por la acción de la
justicia se la encuentra desde el suntuoso salón, hasta en
el bolsillo del detective, en el expediente del convicto o
en el portafolio del pintor o del arquitecto (...)
Al mencionar los aportes de Daguerre, introductor del
uso del mercurio para lograr claras ‘copias de la
naturaleza’. Eastlake aclara que ‘copiar’ o fotografiar
también se empleaba a modo de dibujo (de imitación).
La autora menciona la aportación innovadora de Fox

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Talbot, que fue, desde el principio, el exitoso uso del
papel sensibilizado para ‘finalmente ganar la victoria’ de
la fotografía a favor de Inglaterra. Ella cita el esfuerzo
francés en metal y el inglés en papel —que era inalterable
ante la exposición posterior de la luz— eventos que
sucedieron, en ambos casos, en enero de 1839. También,
se menciona que en una exposición temprana los
franceses lograron destacar con sus interesantes tomas
arquitectónicas, mientras los ingleses lo hicieron en el
paisaje natural.
(...) Cuántos fotógrafos son realmente agentes de lo
pintoresco por sus éxitos y sus fallas, y encuentran en el
sentido del arte que lo último es ‘lo mejor, lo más
interesante del todo, del cielo y sus cambiantes nubes;
las olas del mar que se levantan pesadamente y que han
sido rebasadas en su curso por una fuerza más rápida
que ellas mismas’ (...) Difícilmente, alguna vez nosotros
hemos visto una fotografía, en la cual no hubo algo más
que sólo una exquisita bondad, asegura Eastlake. ‘El arte
no se preocupa del correcto acabado, a menos que esto
se ubique en el lugar correcto. Su gran propósito es
producir un todo; el más destacado de los fotógrafos
avanza en la ejecución de las partes, al menos, da la idea
de la complementación’ en su obra.” 2
Con estas apreciaciones, Lady Eastlake se constituye en una de
las primeras críticas e historiadoras de la fotografía y deja en
claro su apreciación sobre el papel artístico de ésta; si bien el
tono agudo y firme de su artículo no deja entrever una postura
de género o feminista (ya que ambos conceptos surgen en la
segunda mitad del siglo XX), sí constituye un testimonio
interesante —dado lo agudo y sensible de sus observaciones—
en lo relacionado con los aportes de las mujeres a la fotografía,
cuyo señalamiento, finalmente, es uno de los propósitos de este
trabajo. Es evidente que los introductores de la fotografía, tanto
Louis Jacques Mandé Daguerre 3 , antes escenógrafo y pintor de
dioramas, como Henry Fox Talbot, más investigador aristócrata
que artista, coincidieron en que el “dibujo de la luz” sobre las
superficies sensibilizadas, es toda una expresión estética –
plástica, de múltiples aplicaciones científicas.
Pretender un enfoque desde la perspectiva de los estudios de
género, permite aplicar algunos conceptos de autores como
2
El texto original se denomina
“Photography, Lady Elizabeth
Eastlake (1809-1893)”, en: Classic
essays on photography e incluye
datos biográficos de la historiadora
de arte, así como un ensayo de su
autoría; ambos publicados en inglés.
(Trachtenberg, s/f: 39 a 59)
3
Daguerre argumentaba que los
avances de la egiptología (todavía
muy en boga cuando se inventa el
daguerrotipo) hubieran sido aun
mayores si los investigadores y
arqueólogos hubiesen contado con
su invento.
39

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
40
4
Este filósofo francés emplea el
término “tecnología del sexo” para
definir varios mecanismos, procesos
o sistemas impuestos y reproducidos
por la misma sociedad, a través de
sus instituciones de control. Al
hablar de las primeras tecnologías,
Foucault relaciona los controles que
ejerció la religión, como fueron la
tecnología del pecado o la invasión
del puritanismo del siglo XIX
dentro de la sexualidad privada, o
bien, la individualidad del goce
reprimido: “esta invasión de su
propio sexo por una tecnología de
poder, que ella misma inventaba, la
burguesía hizo valer el alto precio
político de su cuerpo, de sus
sensaciones”; por otro lado, la
promoción o valoración del matrimonio
legítimo y su fecundidad
inherente estuvieron presionados o,
más bien, reprimidos por la noción
de “la tecnología cristiana de la
carne.” (Foucault, 2001: 147 y 149)
Teresa de Lauretis, Michel Foucault y Pierre Bourdieu, para dar
una lectura de las fotografías en términos de femenino y masculino
que, entre otros, identifican con más claridad los asuntos
simbólicos del género contenidos en este tipo de imágenes. Así,
desde estos aportes se harán algunas aproximaciones sobre cómo
han fotografiado los artistas varones a las mujeres y, en general,
cómo han captado la idea del género en lo superficial y de lo
“femenino” dentro de su producción artística. Por otra parte, de
acuerdo con la teoría feminista, la autorrepresentación de las
mujeres en este arte —una vez que ellas históricamente han
logrado tener una presencia importante en la fotografía—,
buscará los vínculos entre lo que representan las fotógrafas y
dichos aspectos teóricos que dan soporte a las simbolizaciones
sociales y las oposiciones de los géneros, entre otros conceptos
sociológicos y antropológicos. Ambas tendencias de
simbolización de fotógrafos y fotógrafas serán analizadas desde
un punto de vista de complementariedad de género —en lo que
hace a las posturas diferenciadas de lo masculino y lo femenino—
por lo que a continuación se presenta un avance sobre los
planteamientos referidos.
Representación o tecnología de género en la fotografía
Uno de los conceptos, derivado de la teoría feminista, que puede
ser adaptado al campo de la fotografía, corresponde al de la
“tecnología de género”, para el que la teórica Teresa de Lauretis
—quien a su vez se basa en Michel Foucault— 4 encuentra su
argumentación en la autorreproducción del sistema de
simbolización, que va más allá del concepto de diferencia sexual
que opone el género masculino al femenino, para pretender
buscar una noción más flexible y adaptable a consideraciones
variadas. En este marco, se pueden insertar definiciones más
complejas, como las diferencias en el interior de las mujeres
(diferenciadas por raza, clase, etc.) o la misma y amplia diversidad
sexual, que no necesariamente se construye a partir de las
diferencias entre ambos sexos.
Entendido también como tecnología del género, el arte de la
fotografía —como lo ha sido la pintura y después el cine— ha
contribuido con la definición o construcción de la mujer como
imagen. En muchos de los daguerrotipos y fotografías posteriores
al siglo XIX, las imágenes de las mujeres captadas por varones
parecen favorecer la “acumulación del capital simbólico” de la
sociedad (Bourdieu, 2000: 61), que tiende a reproducirse por su
propia fuerza dentro de un orden social androcéntrico y donde

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la llamada economía de los bienes simbólicos (consumo,
intercambio y transferencia) organiza la percepción del mundo
social. La tecnología de género es un sistema que se
autorreproduce y forma parte de un “sistema de reglas que
definen lo permitido y lo prohibido, lo prescrito y lo ilícito; el de
la sexualidad funciona según técnicas móviles, polimorfas y
coyunturales de poder.” 5 (Foucault, 1991: 129, 130) De ahí que
estas tecnologías de género, que invariablemente buscan
reafirmarlo, están plenamente aceptadas y estabilizadas, es decir,
institucionalizadas y, por lo mismo, son incuestionables, e
incluso, hasta imperceptibles para la generalidad de los
individuos.
De lo anterior, podemos aceptar que, desde su invención, la
fotografía se ha sumado a la reproducción del orden de la sociedad
y al fortalecimiento de las ideas sobre el capital simbólico que
cada mujer u hombre, que han sido fotografiados, asumen
consciente o inconscientemente a lo largo de la historia. Sus roles,
relaciones de dominio o de poder, han quedado fijados en la
imagen como testimonios adicionales a esa permanente y
continua jerarquía implícita de las personas que pertenecen a un
determinado conglomerado social.
En palabras de Teresa de Lauretis, “dentro de un sistema de
representación, cada cultura asigna significados a la identidad,
valor, prestigio, ubicación en la estructura de parentesco, estatus
en la jerarquía social y otros que, de acuerdo con la lectura que
se dé a cada imagen o fotografía, desde un enfoque relativizante,
permitirá también variar o multiplicar los referentes y sus distintas
posiciones dentro del análisis triádico que propone la teoría
semiótica (signo, objeto, referente). Es así que las
representaciones de género constituyen posiciones sociales
cargadas de significados diferentes, el hecho de que alguien sea
representado y se represente a sí mismo como hombre o mujer,
implica el reconocimiento de los efectos de esos significados
(…)”. La construcción del género es tanto el producto, como el
proceso de su representación. (Ver De Lauretis en: Ramos, 1991:
238-239) A partir de esta apreciación, se podría adecuar el
análisis representacional de las fotografías ligadas a la temática
femenina —independiente de la connotación del género que la
plasmó o capturó—.
Así, desde la segunda mitad del siglo XIX, numerosos estudios
de fotógrafos sirvieron de efímeros escenarios, donde atmósferas
artificiales y mediante rígidas poses, los diferentes personajes de
5
Asimismo, existe un nexo entre la
contención del género y la diferencia
sexual, que obliga a ambos a ser
develados y desconstruidos; por lo
que autores, como Teresa de Lauretis,
recomiendan como posibilidad de
comprensión del género, hacerlo
desde la teoría de la sexualidad de
Foucault, quien argumenta que “el
género —como representación y autorrepresentación—
es producto de
diversas tecnologías sociales, como
el cine y los discursos institucionalizados.”
(Ramos, 1991: 249)
41

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
la sociedad fijaron su fisonomía, su prestigio y su posición en la
escala social decimonónica y contribuyeron con la representación,
en este caso visual, de los géneros. No sólo la obtención de
rápidas imágenes perennes que muestran las ocupaciones, oficios,
la misma identidad sexual y el aporte simbólico de cada
individuo, como parte de la consolidación del edificio social y
de la búsqueda personal de su “eternización” en una primera
parte del proceso. Luego, mediante otras formas de obtención
de imágenes fotográficas, buscar la reproducción masiva en
“originales múltiples”, cuya veracidad y detalles desbancaron a
la pintura —patrocinada por los grupos socioeconómicos más
altos— como la indiscutible disciplina aprehensora de las
imágenes de las personas.
42
La producción fotográfica en serie, la propaganda, los retratos
oficiales, la popularización de estos medios fotográficos—
económicos y cada vez más sencillos— tuvieron impactos
inesperados, como la venta de millones de cartas de visita y,
posteriormente, de postales que desarrollaron toda una industria,
incluida la cartomanía, y generaron el encumbramiento y
proliferación de cientos de artistas y estudios fotográficos, donde
trabajaban tanto técnicos, como académicos y empíricos. Basta
mencionar el toque de favoritismo y elitismo de Napoleón III al
pasar cerca del estudio de André Alphonse Disdéri, para quien
logró un rápido encumbramiento social y económico: “cuando
(el emperador) pasaba con toda pompa por los bulevares,
encabezando el cuerpo del ejército que salía para Italia, paró en
seco ante el establecimiento Disdéri para que se le retratara (...)
el ejército (...) aguardó a que el fotógrafo sacara el cliché del
emperador. Con esto, el entusiasmo por Disdéri se hizo
delirante” 6 . En México, también un gobernante se hizo retratar
apenas se instalaron en la capital los estudios de daguerrotipistas,
como el de H. Custin, quien expuso varios trabajos en 1850,
entre ellos el del “Exmo. Sr. Presidente y otra multitud de
personas muy respetables y conocidas en México.” 7 (Casanova,
1989: 41)
6
Testimonio del fotógrafo francés
Nadar. (Sougez, 1999: 149)
7
Los autores de esta obra mencionan
una cita de El Monitor Republicano,
de 1850, cuando el país era
gobernado por Manuel de la Peña y
Peña.
Es así como en el siglo XIX los miles de estudios fotográficos de
todo el mundo, contribuyeron al montaje de una enorme
estructura para, adicionalmente, favorecer la tecnología de
género, donde reprodujeron el sistema de simbolizaciones
genéricas y de un modo más explícito, una nueva estética y un
nuevo arte poderoso y “mágico”, como lo había sido la previa
producción de imágenes etéreas e inaprehensibles de los
dioramas, las linternas y las cámaras oscuras. El reconocimiento

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
a las identidades regionales o nacionales, la búsqueda del
exotismo —principalmente de América y del Medio Oriente—,
la redefinición geográfica de Europa y sus colonias, constituyen
algunos de los signos del siglo XIX; este proceso de formación
del Estado-Nación es paralelo y consecuencia de la modernidad,
y también tiene evidentes repercusiones en México. Estos
cambios estructurales y procesos de definición de identidades,
tanto individuales como nacionales, encuentran en la producción
de imágenes fotográficas una industria igualmente moderna.
Mientras Eastman y otros empresarios no lograran, hasta bien
entrado el siglo XX, popularizar el uso de cámaras fotográficas
maniobrables, económicas y transportables, quedarían
encapsuladas miles de imágenes decimonónicas en millones de
copias, en las que quedó impresa la estructura social y su
inalterable orden. Esta retención o impronta de la estructura social
—configurada a través de la suma de todas las fotografías de los
individuos— observa, asimismo, la gran ortodoxia en la
determinación de la posición en la escala social, el puritanismo
en la moralidad que expresan buena parte de las fotografías y el
sexismo imperante que determina un conjunto de códigos para
el comportamiento genérico de las personas retratadas; es decir,
dentro de un sofisticado código de posturas y gestualidad: “entre
1840 y 1860 la sociedad aprende a ser retratada, aprende a posar
fijamente ante la lente abierta, aprende también los modales
imitados de las estampas europeas. El daguerrotipo fue
relacionado, por antonomasia, con los medios de representación
tradicionales, la pintura y el grabado, que le impusieron cánones
reguladores o normativos y limitaron en alguna medida su
potencial.” (Casanova, 1989: 47)
De lo anterior, se observa que el análisis de la representación en
el arte de la fotografía, al abordarse desde una perspectiva de
género, lleva implícitas las connotaciones y diferencias —más
allá de la sexual— desde el mismo inicio del proceso creativo,
derivado de la selección del objeto o tema, el encuadre y el resto
de pasos en la consecución de este arte. De ahí que la imagen
resultante no sea, necesariamente, el elemento fundamental de
ese análisis, sino una parte de todo el proceso; es decir, no bastaría,
para fines de dicho enfoque genérico, la observación contextual
e iconológica de la obra fotográfica como expresión cultural
terminada o como un producto final e indivisible, sino como
sucesivas aproximaciones a otro tipo de lecturas de la obra
fotográfica.
43

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
44
8
Lagarde ha realizado diversas
investigaciones, en las que destaca
el encierro de las mujeres; es autora
del libro Los cautiverios de las
mujeres: madresposas, monjas,
putas, presas y locas, donde la
autora analiza diversas formas de
cautiverio y espacios, en los que han
sido históricamente confinadas; ver
bibiliografía.
La investigadora De Lauretis considera que la subjetividad y la
experiencia femenina se encuentran entretejidas en una relación
específica con la sexualidad. Eso queda mayormente definido a
través de la noción de un complejo de hábitos, asociaciones,
percepciones y disposiciones, que engendran a un individuo como
mujer, donde la experiencia del género contiene los “efectos del
significado y las autorrepresentaciones producidas en el sujeto
por las prácticas socioculturales.” (De Lauretis en: Ramos, 1991:
260) La autora, después de establecer estos postulados, comenta
que sus análisis se han concentrado en el cine, la narrativa y la
teoría, asimismo, considerados por ella como tecnologías del
género.
La feminidad, a diferencia de la masculinidad, es una
representación que, según los posestructuralistas —como Lacan
y Foucault— es cercana a la naturaleza, al cuerpo, a lo maternal
o al inconsciente, y esa representación es una posición dentro
del modelo fálico del deseo y la significación; en otras palabras,
De Lauretis afirma que “en el orden fálico de la cultura occidental
y de su teoría, la mujer no puede ser representada, a menos que
lo sea como mera representación” (De Lauretis en: Ramos, 1991:
261) y se da por descontado que el psicoanálisis define a la mujer
en relación con el hombre y partiendo de su mismo marco de
referencia. Una de las observaciones que se pueden hacer de
este acervo fotográfico inicial, es la falta de conceptuación de la
mujer como ser alejado de la fertilidad social, ya que
prácticamente en ninguna fotografía se le representa fuera de la
posibilidad de procrear y educar hijos, no sólo porque aparezca
invariablemente en espacios privados o cerrados, sino porque
las actitudes observadas sugieren mujeres apegadas a ese encierro
y dependencia del hogar; nunca aparecen en posturas de gran
movilidad o independencia de cuerpo y mente, como sí las
reflejan las de los varones. Estos conceptos de “cautiverio”,
entendido así por la antropóloga feminista Marcela Lagarde 8 y
como permanencia de “la mujer dentro de espacios privados”
por Pierre Bourdieu —mismo que se mencionará más adelante—
constituyen, además de una evidencia de la división desigual
del trabajo entre los sexos, el confinamiento de la mujer al encierro
hogareño, con las permanentes justificaciones sociales de sus
funciones biológicas o “naturales”.
Muchas fotografías de mujeres comunes representan la idea de
“madre cuidadora” o mujer nerviosa que refiere Foucault, cuando
define la histerización del cuerpo de la mujer, donde ella fue
puesta “en comunicación orgánica con el cuerpo social, cuya

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
fecundidad regulada debe asegurar.” (Foucault, 2001: I, 127)
Las grandes faldas y crinolinas, que constituyen atuendos
fuertemente diferenciados de los de los varones —donde aquéllas
fueron minuciosamente fotografiadas— arropan y protegen un
vientre dispuesto a ser preñado y son parte de la representación
ideal de las mujeres durante el siglo XIX.
Como se verá más adelante, la posición de las mujeres en dichas
fotografías tiende a ser sugerida por todo el aparato de la
simbolización para estar generalmente sentada, de perfil o en
tres cuartos, es decir, bien resguardada para facilitar la fecundidad.
Curiosamente, —tanto en fotografía como en óleos de gran
formato— la imagen de una mujer condenada a no tener hijos
como fue Carlota, la efímera emperatriz de México, aparece
frecuentemente en pose de pie 9 . Otras emperatrices, como
Eugenia de Montijo, su contemporánea y protectora, cuando
posa de pie aparece delante el príncipe imperial, confirmando
así su maternidad, como se observa en una de las fotografías de
Levitsky de 1865. (Saber Ver, 1993: 13)
“El movimiento hacia el género —como representación
ideológica— y fuera de él (...) es lo que caracteriza al sujeto del
feminismo” (De Lauretis en: Ramos, 1991: 270); asimismo, es
un movimiento de ida y vuelta entre la representación del género
y lo que ésta deja fuera, a modo “de un space off
cinematográfico”. Esta ausencia permanente en la fotografía de
mujeres está evidenciada por la no escenificación del espacio
exterior, en el que los varones si tienen diversidad de empleos y
actividades profesionales que han sido privilegiadas para su
género. En estas imágenes construidas como “femeninas” el
espacio fotografiado o teatralizado debe ser el del ámbito interior,
familiar, privado que, no obstante, sea el de un estudio de
fotografía y represente igualmente el hogar o el escenario no
público que autorizaba entonces la rígida sociedad de moral al
estilo victoriano.
45
Por otro lado, el beneficio simbólico que esas imágenes procuran,
desde la óptica de Bourdieu, depende, por una parte, del propio
valor de las mujeres para el intercambio dentro de la sociedad;
es decir, “de su reputación y especialmente de su castidad,
constituida en medida fetichizada de la reputación masculina, y
por tanto del capital simbólico de todo el linaje (…) que lleva
una vigilancia tan minuciosa, prácticamente paranoica, como la
de los esposos.” (Bourdieu, 2000: 63) Así es posible advertir,
para la mayoría de las imágenes fotográficas del siglo XIX, esa
9
En las seis imágenes de la
emperatriz Carlota que aparecen en
la revista Saber Ver (1993), a modo
de iconografía de esta controvertida
mujer, aparece siempre de pie, tanto
en fotografías como en óleos de gran
formato, donde posa con gran
solemnidad.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
significación de la mujer como personificación del honor de los
padres y de los esposos o hermanos y principalmente, en su
función social, como oferente elemento de la reproducción
biológica. De este modo, en retratos posados y escenas
costumbristas es representada como recatada madre de familia y
virtuosa educadora de los hijos, a excepción de las fotografías
erótica y pornográfica, las cuales fueron transgresoras en esta
época, e imágenes de circulación estrictamente masculina y
sumamente discreta.
Bourdieu afirma que:
“El juicio estético a menudo asume la forma de una
hipótesis que se apoya explícitamente en el
reconocimiento de , para los que un mismo
concepto define a la vez la y el campo de
aplicación (…) el juicio que suscita la primera lectura de
la imagen es casi siempre genérica: , , . El esfuerzo de
reconocimiento culmina con la clasificación en un género
o, lo que viene a ser lo mismo, con la atribución un uso
social.” (2003 b: 153 – 154)
El uso social de las madres fotografiadas, además de su división
del trabajo, sería la reafirmación de sus funciones reproductivas;
para el caso de las solteras, sus fotografías, especialmente
mediante cartas de visita, circularían entonces como medio de
consumo o, más implícitamente, como promoción de la imagen
aprobada de las mujeres “disponibles” dentro de ese intercambio
o “mercado” social.
46
Las mujeres solteras son especialmente cuidadosas en las poses
de las fotografías: su pudor, su virginidad como partes del capital
simbólico de un padre de familia, y deben ser representadas con
toda claridad e intensidad. La mirada de ellas debe brillar en ese
sentido, evitando cruzarse con las miradas de los hombres o, en
algunos casos, dirigirse al piso, ya que deben acentuar su “casta”
representación, deliberadamente buscada. El “resguardo” que
provee el espacio privado es aún mayor que en el de mujeres
maduras.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
Un acercamiento a las consideraciones de la
simbolización del orden social en la fotografía
Para explorar las estructuras
simbólicas representadas en la
fotografía, inicialmente en la
decimonónica, se parte de los
estudios de Bourdieu 10 , tanto
en los de carácter antropológico
como en los sociológicos, que
están plasmados en La dominación
masculina (2003) y en
otras obras de este influyente
pensador contemporáneo.
Sería de utilidad iniciar esta parte con la idea de que, en términos
simbólicos, la representación de los seres humanos respecto a
sus propios roles, identidades sexuales, divisiones laborales y
todo tipo de simbolizaciones que ellos construyen, asumen,
reflejan y reproducen son para, en fin último, perpetuar el orden
social. Este complejo sistema de representaciones puede
constituirse mediante imágenes, tanto individuales como
colectivas, mentales o artísticas, incluidas dentro de estas últimas
las que se han recogido a lo largo de más de ciento sesenta años
de existencia de esta disciplina de la plástica. La visión
androcéntrica con la que ha estado construido nuestro mundo,
en la fotografía se plasma como algo inherente al propio orden
social; es decir, las imágenes reflejan las posturas androcéntricas
de la sociedad; son representaciones plásticas y documentales
de la misma.
El retrato fue ampliamente desarrollado en el siglo XIX; sin
embargo, los paisajes naturales y urbanos también ocuparon un
lugar determinante en la fotografía, dada la obsesiva “necesidad”
de la sociedad por conocer lugares exóticos o lejanos, y
manifiestan seguramente el gusto de distintas sociedades que
privilegiaron la obtención, proyección y retención de las imágenes
desde los lejanos días de la linterna mágica 11 , las cámaras oscuras
y los dioramas 12 , todos ellos dispositivos o instrumentos para
producir imágenes 13 . De estos tres tipos o grupos genéricos de
fotografías, el retrato es donde se encuentran muchos de los
aspectos de representación simbólica que son analizados por
Bourdieu. En los paisajes naturales y urbanos, los individuos
son más etéreos, a lo que se suma la extensa duración de las
primeras exposiciones a la luz, que diluye las imágenes de muchos
10
El autor analiza los cambios o
permanencia del orden sexual, a
partir de diferentes observaciones de
carácter antropológico (incluido su
estudio sobre la cultura cabileña),
donde desentraña las estructuras
objetivas y las estructuras cognitivas
de la sociedad androcéntrica, que
después extrapola a las sociedades
contemporáneas.
11
Sor Juana Inés de la Cruz, en su
poema Primero sueño, da cuenta de
la linterna mágica, ampliamente
documentada por el jesuita Kircher.
Ella define como figuras fingidas,
las que se proyectan de una fuente
de luz hacia una “pared blanca y
lisa.” (Miquel, 2003: 14)
12
Athanasius Kircher describe los
aparatos empleados en la proyección
de imágenes. Estas formas de
proyección a distancia de letras,
imágenes de personas o relojes de
sol, a partir de una pequeña cámara
con fuente de iluminación, a partir
de una vela, un espejo cóncavo, su
chimenea y “con ayuda de un
telescopio” proyectaba hacia una
pared de un espacio oscurecido. Lo
que hoy conocemos como diapositivas,
entonces se construían a
partir de un “vidrio plano muy
trabajado, en el que se ha de pintar
con colores al agua y diáfanos”, para
ser proyectados a cierta distancia
sobre una superficie blanca. La
temática de estos vidrios se centraba
en asuntos religiosos como la
representación de la pasión, muerte
y resurrección de Cristo y diversas
representaciones en series o conjuntos
de imágenes de entre tres y siete
imágenes distintas. (Miquel, 2003)
13
Para el caso de México, en 1842,
se introdujo un “elegante Cosmorama,
o Viaje Pintoresco, conteniendo
varias vistas de las principales
ciudades de Europa y otras buenas
pinturas.” (Miquel, 2003: 40)
47

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
48
14
Casanova y Debroise (1989: 47)
aclararán que “la clientela (de los
estudios de fotografía) con ínfulas
aristocráticas, escasa pero exigente,
de los primeros años, no atribuye
quizás a la daguerrotipia el valor
artístico y estimativo que confería a
la pintura, pero le reconoce un valor
nuevo, inapreciable, aunque difícil
de aprehender: la magia de la
imagen “verdadera”, la exactitud”.
peatones, así como el aporte de la fotografía al buscar horizontes
más altos, es decir, perspectivas aéreas que minimizaban las
facciones y la expresión de los rostros.
Cabe aclarar que a partir de 1855 se empezaron a retocar los
retratos, contribuyendo así a magnificar el sentido simbólico; en
este caso, hacia fines estéticos de la personalidad, no sólo era
importante “eternizarse” con una o varias fotografías, sino que
habría también que permanecer bellos y acicalados en ellas;
finalmente, para la época eran más documentos de precisión y
veracidad que sólo retratos artísticos . 14
Aunque no se considera suficiente el acervo fotográfico
decimonónico, inicialmente empleado para este trabajo, se han
seleccionado provisionalmente las fotografías contenidas en
libros o revistas, como: La historia de la fotografía (1999),
Mujer, arte y sociedad (1999), Sobre la superficie bruñida de
un espejo, Fotógrafos del siglo XIX (1989); Cruces y Campa
(2000), Charles B. Waite (1998), Saber Ver (1993) y otros que
contienen imágenes fotográficas publicadas y ampliamente
divulgadas, pese a que no necesariamente constituyan una
muestra muy representativa de la época.
El material de análisis que provee el retrato decimonónico
permite, dado el acercamiento de las personas a la lente, observar
el cuerpo y su tratamiento; es decir, su expresión gestual y las
actitudes corporales, ya que el “mundo social construye el cuerpo
como realidad sexuada y como depositario de principios de visión
y de división sexuantes (...) (todo ello) se aplica a todas las cosas
del mundo, y en primer lugar al cuerpo en sí, en su realidad
biológica.” (Bourdieu, 2003: 22)
A diferencia de lo que sucede en el siglo XX, en el XIX la
fotografía posee cierta rigidez corporal o, en términos más
artísticos, de expresión casi hierática. Inicialmente los tiempos
de exposiciones de esas placas exigían tal inmovilidad del cuerpo,
pero es evidente que la sociedad decimonónica valoraba las poses
acartonadas de los retratados; es como si se asomaran al mundo
y pudieran quedar sorprendidos por una instantánea para la que
no estuvieran preparados ... ni acicalados; es decir, no debían
abandonarse a ser captados sin la suficiente limpieza de espíritu
y cuerpo y, como se ha enfatizado, de tal suerte que podrían no
revelar su exacta posición en la pirámide social. Así, los hombres,
cuando aparecen solos, generalmente están de pie; si, por el
contrario, la escena es familiar, ellos suelen estar sentados y el

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
sillón adquiere el carácter del trono de la masculinidad. Cuando
la escena es militar, la expresión es estoica o de gran dramatismo,
aunque tenga un propósito más retratístico que propiamente
militar. Si el oficio u ocupación del retratado es de mucha tradición
social, la fotografía representa un personaje grandilocuente que,
generalmente está en pose frontal.
Bajo este esquema las mujeres quedan confinadas, no sólo al
ambiente interior del hogar, sino que, invariablemente, representan
la única ocupación que les era permitida en el caso de ser casadas;
también se representaban como novias o como madres, pero
nunca desarrollando actividades externas a su casa. La
representación visual de la mujer es entonces dentro de una
atmósfera de intimidad y privacidad; si está sola, se fotografía
sentada o apoyada sobre una mesa; si es madre de familia, está
amorosamente rodeada de sus hijos y el esposo refleja una
expresión satisfactoria por ese estado, así como una actitud
vigilante; ya que constituye el modelo central y la propia
personificación del orden social.
Es incuestionable la existencia de una multitud de
simbolizaciones de las que estamos cargados y que, reproducimos
constantemente para reafirmar y reflejar nuestra cosmovisión en
cada uno de nuestros actos, en nuestros ambientes y en nuestros
cuerpos. Todas estas simbolizaciones o representaciones derivan
de un orden social que, un tanto androcéntrico, expresa las
posiciones como los papeles asumidos en el ejercicio de la
dominación aceptada o asimilada socialmente. Las divisiones
constitutivas del orden social, incluidas las relaciones sociales
de dominación y explotación, se inscriben en hábitos de “visión
y de división, que conducen a clasificar todas las cosas del mundo
y todas las prácticas, según unas distinciones reducibles a la
oposición entre lo masculino y lo femenino” (Bourdieu, 2003:
45), por lo que en las artes visuales también han quedado impresas
estas oposiciones de género.
Para Bourdieu, “la división sexual de las legítimas utilizaciones
del cuerpo, se establece el vínculo entre el falo y el logos: los
usos públicos y activos de la parte superior, masculina, del cuerpo
—enfrentarse, afrontar, dar la cara, mirar a la cara, a los ojos,
tomar la palabra públicamente— son monopolio de los hombres;
la mujer (...) se mantiene alejada de los lugares públicos” (2003:
31), situación que en la mayoría de las fotografías del siglo XIX
queda de manifiesto, como ya se aclaró, al igual que la evasión
de las miradas femeninas a sus interlocutores 15 , los fotógrafos
15
Cabe aquí la diferenciación de dos
momentos en la fotografía decimonónica
respecto a la mirada de las
mujeres: de 1840 a 1860, aproximadamente,
las mujeres (tanto en
daguerrotipos, calotipos y
ambrotipos) parecen observar
fijamente a la lente, mientras que
posteriormente y hasta principios
del siglo XX (propiamente en
fotografías) mirarán de modo más
esquivo al fotógrafo.
49

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
50
16
Este autor señala que, a partir de
una economía de los bienes
simbólicos, la disposición de las
mujeres en dicha economía las
reduce al estado de objetos de
intercambio: se “impone adquirir la
aptitud y la propensión, constitutivas
del sentido del honor.”
(Bourdieu, 2003: 64)
17
En esta misma fuente, el
antropólogo establece que este tipo
de representaciones deriva de una
relación “entre un hábito construido
de acuerdo con la división
fundamental de lo recto y de lo
curvo, de lo erguido y de lo abatido,
de lo fuerte y de lo débil, en suma,
de lo masculino y de lo femenino.”
(Bourdieu, 2000: 66)
varones, como se verá más adelante cuando se aborde el caso de
Margaret Cameron.
Por otro lado, en la época de oro del cine mexicano —otra
tecnología del género— la idea del “honor” de los padres,
respecto al patrimonio de las mujeres de la familia, recobra valor,
ya que los villanos generalmente tuvieron la malévola
encomienda de mancillar esa estricta concepción del honor
familiar, basado en el pudor y castidad de la madre y de las hijas,
principalmente en el contexto rural. Se ha insistido en el papel
de la tecnología de género, entre las cuales el cine ha sido una
de las más influyentes, tanto a fines del siglo XIX como durante
todo el XX.
Por ello, en esa época la mujer es representada a partir de la
división sexual del trabajo: en escenarios privados (que los
estudios de los fotógrafos comerciales idealizan o escenifican),
mismos que son “casi secretos, continuados y cotidianos (…).
Las mujeres están excluidas de todos los lugares públicos,
asambleas y mercados (…) o en las clases privilegiadas de las
sociedades capitalistas, (donde están) todas las prácticas directa
o indirectamente orientadas hacia la reproducción del capital
social y del capital simbólico, como el hecho de negociar una
boda o de tomar la palabra (…), el hecho de practicar un deporte
elegante, de recibir en casa, de dar un baile o de inaugurar una
institución benéfica” (Bourdieu, 2000: 65), siempre y cuando
estas actividades sociales sean improductivas, desde el punto de
vista económico. En contraparte, los intercambios 16 del género
masculino o sus tareas sociales tienden a ser representadas
públicamente, son discontinuas y extraordinarias, es decir, son
productivas, opuestas y no naturales. La oposición genérica más
documentada, tal vez sea la de la fotografía de los reportajes de
las distintas guerras, tanto europeas como la de secesión en
Norteamérica —que según Casanova dan cuenta del heroísmo
y anuncian el “reportaje gráfico”— y que tuvieron lugar durante
la segunda mitad del siglo XIX y difieren, o más bien, carecen
de cualquier parangón femenino en fotografías de época.
En diversas imágenes fotográficas se observan mujeres adultas
impecablemente vestidas (en tanto la fotografía no sea documento
de denuncia de problemática social), sentadas pudorosamente;
es decir, en actitudes pasivas y, dicho en los términos de
Bourdieu, describiendo múltiples curvas 17 y expresando
debilidad; mientras al hombre se le representa sugiriendo su
oficio o actividad y generalmente erguido, esto es, manifestando

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
su virtud, virilidad, sentido de honor y, en conjunto, la expresión
misma del orden social. Si bien en diversas fotografías, tanto el
varón como la mujer aparecen impecablemente vestidos, el detalle
en el arreglo femenino parece ser representado con mayor detalle,
donde anteriormente los pintores habían desarrollado toda una
técnica para el tratamiento de paños, que expresaba finura al
tacto y texturas sedosas y, por lo mismo, “sacralizadas”. La
propia caída de dichos paños en la fotografía genera nuevas
curvaturas y brillos, que contribuyen a representar una de las
ataduras más atávicas de las mujeres.
“Esta especie de confinamiento simbólico queda asegurado
prácticamente por su vestimenta (de la mujer), que tiene como
efecto, a la vez que disimular el cuerpo, recordar en todo momento
el orden (...) porque condiciona de diferentes maneras los
movimientos, como los tacones altos o el bolso que ocupa
constantemente las manos, y sobre todo la falda, que impide o
dificulta cualquier tipo de actividades (la carrera, diferentes
maneras de sentarse, etc.), o porque sólo se las permita a costa
de constantes precauciones (...) (como cuando) tienen que realizar
auténticas acrobacias para recoger algo sin abrir las piernas. Estas
maneras de mantener el cuerpo, profundamente asociadas a la
actitud moral y al pudor que deben mantener las mujeres, sigue
imponiéndose en estos tiempos.” (Bourdieu, 2003: 44)
Es evidente que en la gran mayoría de las fotografías
decimonónicas, las mujeres aparecen envueltas en complicadas
vestimentas que confirman este orden y reafirman el control
masculino, sobre todos esos modos de comportamientos y sus
actitudes corporales. Pocas veces, mutilados por el encuadre del
fotógrafo, los vestidos —clara y detalladamente enfocados—
representan en sí mismos todos estos “valores” para la estructura
social, donde hasta los más irrelevantes detalles o actitudes tienen
un aporte a los significados simbólicos de los hombres y las
mujeres, que han sido fotografiados durante un siglo de este arte.
El varón sugiere desarrollar
actividades ecuestres,
mientras ella permanece en
su hogar
51
Curvo vs. recto
Virtudes, honor

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
Al margen de cualquier presión
externa, en palabras de
Bourdieu, el honor gobierna
al “hombre honorable”;
así, el honor se inscribe en
el cuerpo bajo la forma de
un conjunto de disposiciones
consideradas naturales y
resultan visibles en los modos
de comportarse, de mover el cuerpo, de mantener la cabeza,
de dar un paso o revelar una actitud que, inherentes a la manera
de pensar y actuar, son captadas en innumerables fotografías.
Esto se refleja en los requerimientos técnicos de fijar la cabeza y
evitar los movimientos o barridos en las primeras fotografías —
como lo demuestra una caricatura de Daumier (Sougez, 1999:
85)—, cuando era necesario fijar, por cuestiones técnicas, pero
también posar al mismo tiempo, sin que se modificaran los hábitos,
particularmente de las mujeres, de mirar en cierta dirección,
a sus esposos, al piso, o en ocasiones son evasivas y miran al
horizonte; en cambio el hombre, generalmente está en libertad
de dirigir la mirada a la lente en cierta complicidad con el fotógrafo.
52
Incluso las mismas fotógrafas reproducen en sus placas estos
hábitos; al observar Día de verano, de Julia Margaret Cameron
(1815-1879), se aprecia que de cuatro mujeres fotografiadas (dos
niñas y dos adultas), ninguna observa a la lente, mientras que
dos de los retratos conocidos de Baudelaire, uno debido a Nadar
y el otro a Carjat, el personaje está observando fijamente al
fotógrafo.
Miradas evasivas

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
A pesar de que Cameron vivió en diferentes ambientes, como
en la India y Ceilán (nació en Calcuta), y tuvo, como integrante
de la aristocracia inglesa, una formación intelectual y artística
envidiables, a través del juicio que se pueda establecer sobre
esta obra fotográfica, plena del romanticismo imperante en la
época y de los roles sumamente “femeninos” que transmite, es
impensable deducir que su autora proviniese del
mismo ambiente familiar liberal del posterior
icono inglés de la creatividad feminista: Virginia
Wolf, su sobrina nieta.
La decorosa y pudorosa representación de la
mujer en la fotografía decimonónica queda de
manifiesto en las denominadas tarjetas o cartas
de visita, donde no sólo la actitud, sino el
mínimo detalle en su vestuario y accesorios se
plasman con claridad; además muchas de estas mujeres, tanto
casadas como casaderas —es decir, éstas últimas relativamente
disponibles, dentro del intercambio del que ya se habló—, reflejan
su tipo de educación virtuosa, ya que frecuentemente aparecen
con libros en las manos, como si al entrar al estudio del fotógrafo,
hubiesen interrumpido su lectura brevemente. 18 Invariablemente,
el espacio de los estudios fotográficos pretende representar un
carácter privado; cuando se trata de parejas de enamorados, la
escenografía muestra un jardín edénico, pero no público, sino
intimista.
Baudelaire
Entre 1854 y 1860 irrumpe en Francia y, posteriormente, en otros
países, la técnica de imprimir ocho retratos, los cuales se recortan
para distribuir las famosas cartas de visita, que captaban un
modelo que “aparecía de pie o de medio cuerpo y el empaque
general (léase vestimenta y accesorios de identidad u oficio)
contaba más que la expresión de la cara.” (Sougez, 1999: 150)
53
El tipo de espacio fotografiado, o mejor dicho conceptualizado
o representado escenográficamente, la actitud con la que son
captados, tanto social como fotográficamente hombres y mujeres,
expresa, asimismo, las expectativas colectivas: están inscritas en
el entorno familiar, bajo la forma de la oposición entre el universo
público, masculino, y los mundos privados, femeninos, entre la
plaza pública (o la calle, lugar de todos los peligros) y la casa.
Hemos observado muchas veces que en los anuncios y los
dibujos humorísticos las mujeres, casi siempre, aparecen en el
espacio doméstico, a diferencia de los hombres que, raramente
18
Antes de la popularización de las
cartas de visita, que eran realizadas
en estudios fotográficos a las “bellas
señoritas” en estudios improvisados,
también acudieron los artistas a los
domicilios particulares de sus
clientes (Casanova, 1989: 24),
inicialmente en esta clientela
predominaban las mujeres.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
asociados a la casa, se representan frecuentemente en lugares
exóticos (Cfr. Bourdieu, 2000:76), esta representación,
documentada por la fotografía, deja ver a los varones en
excursiones, lo mismo arqueológicas de conquista o en búsqueda
de la magnificencia de la naturaleza, que invariablemente se sitúa
en escenarios lejanos, distantes y diferentes a los eurocéntricos.
De treinta y tres fotografías que ilustran la producción del siglo
XIX en la Historia de la fotografía, ya referida antes, en nueve
imágenes aparecen uno o varios hombres contenidos en
escenarios exteriores, mientras que no existe una sola imagen de
mujeres fotografiadas más que en espacios interiores, lo cual
corrobora la asignación simbólica del espacio público al hombre
(no sólo en daguerrotipos, sino ya en fotografías), según los
planteamientos del antropólogo francés mencionado.
54
En la década de 1860, Lady Clementine Hawarden (1822-1865)
fotografió una modelo, cuya “anchura” en la imagen, dado su
vestuario exagerado y la pose horizontal, resulta imposible de
equiparar con la de algún varón en situaciones semejantes, a
menos que éste estuviese recostado y, por lo mismo, con una
postura no natural para su género, dentro de este catálogo de
simbolizaciones. Lady Hawarden no tuvo el menor interés—
aún si hubiese percibido el código— de modificar la gestualidad
y representación estética del género femenino; es decir, esta obra
refleja, en su totalidad, la percepción jerárquica masculina para
este tipo de imágenes, así como el infaltable tono romántico de
la época. De ello y de la influencia que marca Marie-Loup
Sougez 19 , de parte del fotógrafo Lewis Carroll en la producción
de esta artista, se pude decir que en la segunda mitad del siglo
XIX, no es identificable el trabajo de las fotógrafas, ni se puede
establecer alguna diferencia que exprese determinada temática
o posición de género —con las salvedades ya comentadas—, al
menos, hasta la última década de dicho siglo.
19
Véase de esta autora Historia de
la fotografía. (1999: 152)
Un ejemplo adicional para los simbolismos señalados, es el del
pintor mexicano José María Velasco, conocedor del arte de la
fotografía y tenaz académico, quien en las ilustraciones adjuntas
aparece en dos imágenes de diferente época, erguido, es decir,
en posición muy vertical; viril, según el código de Bourdieu.
Estos efectos de verticalidad resultan más evidentes cuando los
hombres modelos se hicieron fotografiar con sombrero de copa
y algún otro accesorio, como fuetes o guantes, o bien recargados
sobre mesa o silla de líneas igualmente verticales.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
Finalmente la fotografía no sólo sirvió a la afirmación de una
élite que se observa con deliberada complacencia, sino al
reconocimiento de todos aquéllos que no pertenecían a ella.” 20
Otra fotógrafa, Frances Benjamin Johnson, en 1896, a modo de
excepción de la regla y de apartarse de los cánones de
representación andocéntrica, se autorretrata como una mujer
autosuficiente, incluso masculinizada, que deja entrever su
transgresión al orden social establecido, al romper con las
imágenes pudorosas y castas con las que la mayoría de los
fotógrafos varones quisieron representar y captar a “sus” mujeres.
Es así que la fotografía decimonónica, ejecutada fundamentalmente
por hombres, reproduce la visión andocéntrica en “todas
las manifestaciones visibles de las diferencias entre los sexos
(actitud, vestuario, peinado) y, en un sentido más amplio, en los
detalles, aparentemente insignificantes, de los comportamientos
cotidianos cargados de innumerables e imperceptibles llamadas
al orden” (Bourdieu, 2003:78), a la disciplina patriarca, donde
hasta los pequeños hábitos o comportamientos apuntan a reforzar
el sistema de simbolizaciones sociales.
Erguido el personaje mira
fijo al fotográfo
Otro grupo de fotografías, que en México serán más
características del siglo XX que del anterior, son las postales 21 ;
algunas coloreadas, como en el caso de la producción de Charles
B. Waite, muestran un particular interés por documentar los
“tipos” mexicanos, como un reducto del mencionado interés por
lo exótico y el arquetipo del viajero cultural europeo
decimonónico, animado por el romanticismo, ya de salida en
varios países, pero que, al igual que otros fotógrafos viajeros,
muchos de ellos se interesan por captar mujeres indígenas con el
torso desnudo, como alarde del encuentro con lo exótico y
primitivo a la vez.
55
Considerado por algunos mexicanos como tomas indignas de la
imagen del país, el pintoresquismo de Waite lo lleva a documentar
escenas costumbristas y escenas de la vida cotidiana muy alejadas
de las poses de estudio de las fotografías anteriores. En una de
las postales de este fotógrafo, denominada Los novios —más
posada que espontánea—, se observan los mismos simbolismos
de otras fotografías ya mencionadas: el novio aparece en posición
vertical, de pie, vestido de charro, mientras la novia, detrás de
un balcón, literalmente tras las rejas, dialoga pasivamente dentro
del espacio interior de su casa paterna, sentada y resguardada,
mira de perfil a su pretendiente, ignora la cámara u observador.
En otros retratos de Waite, de mayor naturalidad o espontaneidad,
20
Casanova y Debroise señalan que
a la élite se sumaban sirvientes y
trabajadores, obreros y agremiados
de toda clase, más tarde, prostitutas
(1989: 53).
21
Este tipo de correspondencia se
institucionaliza en Austria y Prusia
entre 1865 y 1869. (Montellano,
1998: 9)

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
56
22
Bourdieu se refiere a la fotografía
anterior a 1960, a partir de investigaciones
y entrevistas entre
campesinos franceses y personas de
la clase media, donde predominaban
clubes de aficionados de este arte.
En este libro se mencionan numerosos
testimonios de aficionados que
permiten al autor adelantar juicios
que serán plasmados en su otro libro,
posterior al referido, La dominación
masculina.
23
Misma fuente. (Bourdieu, 2003
b: 175)
los simbolismos parecen perder la fuerza que presentan las
consabidas fotografías de estudio, ya que varias mujeres aparecen
de pie y algunas observan a la cámara. Con seguridad, su
posición está condicionada debido a la ausencia de sus esposos
o padres, y que el fotógrafo extranjero no representa como una
convención de dominio masculino, sino como un elemento ajeno
a su cotidianidad.
Una diferencia sustancial presente entre la fotografía
decimonónica y la del siglo XX, es la proliferación de los
fotógrafos aficionados; es decir, la masificación de esta práctica
a partir de la simplificación y popularización de nuevos
dispositivos y cámaras fotográficas, que disminuyeron de modo
muy sensible la producción de este arte a partir de los estudios
profesionales, absolutamente dominantes desde 1840, hasta la
finalización del siglo XIX.
En sentido contrario, una similitud o constante que ha estado
presente, tanto en la fotografía decimonónica como en la de la
primera mitad del siglo XX, es la representación del orden
simbólico de la sociedad, que deja a este arte como otro
instrumento de la jerarquía social, así como de la “dominación
masculina”. Finalmente, la fotografía “en su forma corriente (es)
a la vez índice y medio de integración social, los miembros de
un club de fotografía 22 serían, en primer lugar, transgresores de
esa función primaria” (Bourdieu, 2003 b: 175), esto en relación
con la libertad de acción de estos fotógrafos aficionados: “Su
primer acto es romper con lo que ligaba la fotografía a la
institución familiar. Aún antes de ser capaces de manejar una
técnica erudita, los nuevos aficionados se ponen de acuerdo en
burlarse de la práctica tradicional, en la que los personajes están
(…) (testimonio de un socio del club de
fotografía de Worsbach) . 23
Al cambio de siglo, otra transformación importante se presenta
en el escenario mexicano: en revistas como La semana ilustrada,
de contenido de interés general o familiar, es decir, con la
suficiente aprobación social como para circular; sus portadas
generalmente se dedicaron a las más famosas tiples o coristas,
tanto mexicanas como españolas, que se presentaban en los
teatros de revista y en zarzuelas, así como otros ambientes no
muy recomendables para su mismo sentido de moral. Las poses
de estas mujeres cambian en cuanto a gestualidad y posturas
respecto con las de sus pudorosas antecesoras del siglo anterior.
Generalmente de perfil, las fotografías son obsesivas respecto a

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
la exaltación de las caderas y posaderas, acentuadas aún por el
“polizón”, así como del busto.
En México, la participación de las fotógrafas es muy reducida y
no presenta mayores diferencias en relación con la de los varones;
sin embargo, influidas por el ambiente de la Academia de San
Carlos se llevaron a cabo concursos de fotografía, donde “el
primer caso registrado (de fotógrafas ) es el de Margarita Henry
y Galdina Melgosa, alumnas de la Escuela de Artes y Oficios
para señoritas, quienes presentaron en 1873 un retrato de
Guillermo Prieto. Hay otro caso, el de Vicenta Salazar, que
expuso dos buenos retratos (...) en la Exposición Municipal de
1874 (...); Claudia H. González se embarcó con su cámara y
placas (para desarrollar esa actividad) (...). Otro suceso es el de
Natalia Baquedano, cuya intrepidez y valor rebasaron las
expectativas morales y laborales de la época”, tanto en Querétaro
como en la ciudad de México, según refiere Olivier Debroise,
citado por Lourdes Almeida . 24
Al finalizar el siglo XIX, se rompe el esquema del retrato
tradicional. Al popularizarse el uso de cámaras portátiles
disminuye el gran protagonismo de los estudios fotográficos,
por lo que buena parte de la producción comercial de fotografías,
bajo los parámetros decimonónicos, también se reduce. La
participación de las mujeres en la fotografía, en el contexto
internacional, se acrecenta y, durante las dos primeras décadas
del siglo XX, se logran aportaciones particulares como la de
Claude Cahun (1894-1954) que, en opinión de la historiadora
de arte y comisaria Oliva María Rubio, 25 es uno de los primeros
“ejemplos en la historia de la fotografía y, casi diría, del arte, que
asume la tarea del cuestionamiento de la identidad, de la
introducción del discurso, de la dualidad en la percepción /
representación de los géneros” (Inmujeres 2002: 101) y que,
según la investigadora, anticipa las propuestas artísticas de la
reconocida artista contemporánea Cindy Sherman. La fotógrafa
Cahun, pseudónimo bisexual de Lucette Lucy-Schwob, al
madurar como fotógrafa, se mueve en el ámbito del Surrealismo,
“caracterizado por una visión más bien mitificada de la mujer y
en alguna medida petrificada en sus roles (musa, madre, amante
...)”, según la misma fuente.
Hasta bien entrado el siglo XX, la actitud, la temática y la
“lectura” de las fotografías hechas por mujeres mexicanas,
presentan cambios significativos y se inician los contenidos de
género, así como la representación de una temática propia. Al
24
Texto de la conferencia de Lourdes
Almeida en el 1er. Coloquio Arte y
Género.
25
En Europa, la figura de curador o
responsable de la investigación,
diseño de la muestra y responsable
del montaje de una exposición de
artes visuales recibe el nombre de
comisario; la historiadora Rubio, de
2001 a 2003, fue directora de
PhotoEspaña, un importante grupo
de exposiciones y certámenes
fotográficos entre las que se
promovió el trabajo de Claude
Cahun, tal vez, la primera fotógrafa
francesa feminista (en su
conceptuación actual).
57

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
58
26
En La dominación masculina,
Pierre Bourdieu plantea un cuadro
que denomina Esquema sinóptico
de las oposiciones pertinentes, del
que se han obtenido algunas de sus
acepciones para su aplicación en el
presente ensayo. (2003: 23)
advenimiento de la convocatoria por el arte nacionalista del
periodo post revolucionario, se enarbolan en México las banderas
reivindicatorias, que permiten el afloramiento de circunstancias
favorecedoras de expresiones plásticas y fotográficas de carácter
plenamente femenino. Simultáneamente, son seleccionados los
íconos de la identidad mexicana, donde las chinas poblanas y
las mestizas costumbristas empiezan a ser sustituidas por una
imagen cargada de exotismo y romanticismo: la tehuana,
zapoteca o mestiza, ricamente ataviada y sin mostrar el torso
desnudo como antes, y cuya presencia domina la mayor parte
del siglo XX, superando cualquier otro estereotipo étnico del
país.
También, durante la primera mitad del siglo XX, al inicio del
proceso de liberación de las artistas visuales, algunas mujeres
extranjeras coadyuvan con la permanencia y consolidación del
trabajo artístico, donde los temas abordados por ellas logran
emanciparlas de sus atavismos seculares. Entre estas artistas,
portadoras de una nueva mirada y de una nueva iconografía, se
cuentan Tina Modotti y, más adelante, Katy Horna y Mariana
Yampolsky que, junto a las activas artistas mexicanas de los
veinte, treinta y, finalmente, los cuarenta, permiten la
consolidación de las expresiones mexicanistas, donde, además
de las pintoras, las fotógrafas como Lola Álvarez Bravo, logran
un lugar destacado dentro de la producción plástica nacional.
Según el código 26 de Bourdieu, se aprecian distintos conceptos
ideográficos en esta fotografía:
• naturaleza cultivada
• curvas (curvado
curvado)
• sagrado
• lleno
• cerrado
• bajo
• debajo
• abajo
• pasivo
• inmóvil
• abatido
• hinchado
• mirada al piso
• ataduras a la
vestimenta y otros obstáculos

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Conclusiones
Desde la perspectiva de género, la fotografía decimonónica —
particularmente la retratística, ejecutada dentro de estudios de
fotografía formales— reproduce y documenta visualmente las
propias reproducciones (culturales y fotográficas) y
construcciones de los personajes captados en ella, acerca de la
construcción del género y de la estructura social androcéntrica
en su conjunto.
Aunque habría que contar con un acervo fotográfico más
representativo y extenso del que fue considerado para este avance,
es evidente que las denominadas oposiciones pertinentes por
Bourdieu se manifiestan con claridad en esta producción
fotográfica, donde el varón se autorrepresenta en su entorno y,
después, el fotógrafo recoge y congela esa representación para
la reafirmación del orden social. El varón, frecuentemente erguido
y en posiciones frontales, muestra, en parte, su actividad
profesional, así como el dominio de la situación; la mujer es
representada en actitudes de debilidad, de sometimiento,
mostrando “sus” valores morales y la función social de la
reproducción de la familia. En muchas ocasiones, aparecen
fotografías en las que su vientre —como la moda también se lo
exigía— es protegido por abundante ropaje que, por otra parte,
la afirman o contienen dentro de los espacios cerrados o
interiores, como obstáculo y clara reproducción de los ambientes
familiares, a los que en toda esta época estuvo confinada la mujer.
59
Titulo: Recordando a Van Gogh
Técnica: Acuarela
Fecha: 1999
Recordando a Van Gogh
Detalle

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Es así que la fotografía, como una de las tecnologías de género
más efectivas y representativas del siglo antepasado, contribuyó
grandemente a la definición de la mujer como imagen, abonando
un camino que después sería retomado por el cinematógrafo. En
el complejo sistema de simbolizaciones, en el que los géneros se
construyen, autorrepresentan y reproducen —de modo
permanente—, se “eterniza” el orden social al que también la
fotografía ha contribuido a perpetuar, pero que empieza a ser
duramente cuestionado por muchas artistas visuales —algunas
de clara filiación feminista— a finales del siglo anterior y
principios del actual.
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Encuentros y desencuentros en
La veleta oxidada
de EMILIO CARBALLIDO
Martha Elia Arizmendi Domínguez
Nivel Superior UAEM
A Esvón, por lo vivido.
E
n el marco de las actuales condiciones sociales, en las que la
mujer ha incursionado en las actividades productivas, antes negadas
para ella, de manera decisiva y combatiente; en las que la relación de
pareja se ve afectada por un sinfín de accidentes ocasionados por el
acelerado modo de vida, la literatura, refractora de esa sociedad, se
afinca como productora de sentido y da muestra de sensibilidad al
recrear esos problemas, de manera virtuosa, en la obra literaria.
Los autores, al tratar de establecer contacto con su auditorio,
dan cuenta de su preocupación y se empeñan por crear ambientes en
los que, lejos de enjuiciar, muestran los problemas y dejan que sea el
lector quien, guiado por ellos, realice acciones en la obra y se convierta
en co-ejecutor, en parte de la obra.
Igual que los productores de literatura, los teóricos hacen lo
propio y ofrecen su visión del mundo, en la cual muestran sus
inquietudes y postura a propósito de los temas más comunes, más
reales o más extravagantes de la sociedad.
61
La actitud asumida por el teórico brinda al estudioso del mundo
una cantidad de material listo para procesarlo e interpretarlo, a fin de
ver en cualquier producto cultural la presencia del ser humano, con
sus defectos y virtudes.
De esta manera, la relación entre literatos y teóricos propicia
una forma de interacción, una transdisciplina que pretende esclarecer
los conflictos presentados en el texto literario, a través de las reglas
emanadas de la mente del teórico.
Así, Erich Fromm (1900, Frankfurt; 1980, Muralto), psicólogo
y psicoanalista alemán, elabora una teoría del amor en la que presenta
su opinión sobre este tema, en la cual afirma que el hombre se enfrenta

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a un conflicto universal: dejar atrás el estado de separación,
separatidad, para lograr amar y ser amado. La preocupación más grande
de este autor es el ser humano contemporáneo, el de su época y el
de todas, pues si retomamos su propuesta nos damos cuenta de la
actualidad de ésta.
En la mayoría de sus obras, por no decir en todas, el teórico germano
procura poner de relieve la incapacidad del hombre para ser feliz,
para amar y ser amado. Fromm concibe al amor como una actitud del
ser humano, en la que éste tiene que adoptar una postura madura,
bajo diversas formas: amor fraternal, erótico, a sí mismo y a Dios.
Éstas son algunas de las consideraciones que aparecen en El arte de
amar (2003), texto que servirá de apoyo para el estudio del texto
literario.
Por su parte, Emilio Carballido, conocido más por su producción
dramática que por la narrativa, crea una novela en la que hombre y
mujer ponen a flor de piel sus conflictos emocionales, su pobreza de
espíritu, su carencia de amor y su soledad, condiciones que perjudican
su relación con ellos mismos y con el resto de los personajes.
En La veleta oxidada, (2002) Carballido plantea esos conflictos
humanos y nos presenta un cuadro de costumbres de manera escueta,
pero bien lograda, tratando de recuperar los derroteros que hacen de
los personajes seres inferiores y carentes de ésa, la gran condición
humana: el amor.
La trama es sencilla, Margaret Sayers (2002: 10) la resume de esta
manera:
62
Tronco y fantasmas (detalle)
“A mitad de la novela, los caracteres de las
tres figuras principales están claramente trazados.
Adán es un hacendado que poco desea
más allá de los placeres que le brinda su
condición.* Martha se nos muestra frustrada
e intelectualmente superficial (a pesar de sus
autoevaluaciones), una mujer inmadura, que
mejor sería la novia y no la esposa de su
marido. Adela es la viuda provinciana que
adora a su hermano y se burla de la mujer
educada y liberada con la que él escogió casarse.”
*El subrayado es con el fin de mostrar la actitud del personaje.

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Martha Cruz Roca es la protagonista, Adán Luna su esposo y Adela
Luna, hermana de éste, mujer viuda que vive con ellos en un pequeño
pueblo de la costa. En las línea de arriba encontramos frases muy
significativas que refieren el carácter y el temperamento de los
personajes de la obra, una “novela de pasiones instintivas que explotan
sin avisar; de incomunicaciones y silencios” (Carballido, 2002:
portada), en los que los personajes se regodean en su soledad y en un
ambiente de inseguridad que les provoca angustia y desconocimiento
de sí mismos y, por ende, de los demás.
Soledad, angustia, inseguridad son actitudes que asumen mujer/hombre
cuando no pueden satisfacer su necesidad de amar y ser amados. Erich
Fromm dice que “el carácter activo del amor se vuelve evidente en el
hecho de que implica ciertos elementos básicos, comunes a todas las
formas del amor. Esos elementos son: cuidado, responsabilidad,
respeto y conocimiento.” (Fromm, 2003: 34) Para este autor, el amor
no puede lograrse si no se ama al prójimo; el amor, entonces, es entrega,
paciencia, disciplina y preocupación por el otro.
En La veleta oxidada el amor se manifiesta de formas diferentes,
algunas veces se transforma en pasión, se disfraza y se confunde
“Odiaba la siesta, odiaba a su cuñada, odiaba a Adán a veces, nada
más a veces, por callado, por inerte...” (Carballido, 2002: 13)
El amor presenta algunas formas vitales que le dan fuerza y al mismo
tiempo lo deterioran, pues no puede reducirse, debe ser total, pleno,
de manera que mujer/hombre, cuando lo experimentan, se sienten
realizados, o tratan de serlo. Una, la que nos interesa resaltar en este
estudio, es la separatidad o estado de separación, del inglés
separateness. “La vivencia de la separatidad provoca angustia; es,
por cierto, la fuente de toda angustia. Estar separado significa estar
aislado... De ahí que estar separado signifique estar desvalido, ser
incapaz de aferrar el mundo —las cosas y las personas—
activamente.”(Fromm, 2003: 19)
63
En La veleta oxidada de Emilio Carballido podemos encontrar esta
forma, la separatidad, dada en los personajes: Martha y Adán, que es,
sin duda, una actitud asumida por las sociedades occidentales
contemporáneas, la mexicana es un ejemplo, pues como afirma
Fromm:
“El hombre moderno está enajenado de sí
mismo, de sus semejantes y de la naturaleza.
Se ha transformado en un artículo,
experimenta sus fuerzas vitales como una

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Tronco y fantasmas (detalle)
inversión, que debe producirle el máximo de
beneficios posibles en las condiciones
imperantes en el mercado. Las relaciones
humanas son esencialmente las de autómatas
enajenados.... Al mismo tiempo que todos
tratan de estar tan cerca de los demás como
sea posible, todos permanecen tremendamente
solos, invadidos por el profundo
sentimiento de inseguridad, de angustia y de
culpa que surge siempre que es imposible
superar la separatidad humana.” (Fromm,
2003: 86-87)
Martha, la protagonista, padece esta actitud, pues a pesar de estar
rodeada de gente, se siente sola. Su soledad la retrae y la aleja más de
los seres que supuestamente la aman. Su forma de ser es la causante
de ello: “—Debió consultarme a mí. Soy la señora, ¿no? ¡Óyelos!
Esas guitarras. Salvajadas. La Edad Media. No, África, los
bosquimanos... —Lo pintarrajearon todo. Pobrecito. ¡Óyelos ahora!
La muerte no es... (¿No es qué?)— calló.” (Carballido, 2002: 32) A
su lado, Adán sufre, sus actividades cotidianas no lo llenan, lo hastían
y lo ponen de mal humor: “Y luego, de repente, un gran vacío, una
angustia, tristeza o rencor, algo, no sabía qué; tenía que galopar hasta
extenuarse.”(Carballido, 2002: 28)
64
Estos estados de ánimo provocan en mujer/hombre otros más
profundos, los cuales hacen de ellos entes llenos de rencor y vicios,
ya que al sentirse solos y angustiados dan rienda suelta a sus instintos
y llegan al punto de perderse en el alcohol y las drogas, lo que Fromm
llama estados orgiásticos. “Éstos pueden tener la forma de un trance
autoinducido, a veces con la ayuda de drogas... En un estado transitorio
de exaltación, el mundo exterior desaparece, y con él el sentimiento
de separatidad con respecto a sí mismo.” (2003: 21)
Éste es el caso de Adán, la soledad y la falta de conocimiento de su
pareja lo lleva a estados de angustia y desesperación que trata de
evadir sumiéndose en el alcohol: “A la mitad, la puerta de la calle se
abrió de golpe. Adán estaba ahí, con la vista perdida, las llaves en la
mano y el pelo sobre los ojos, evidentemente borracho porque no
saludó a nadie.” (Carballido, 2002: 43) Por su parte, Martha se sumerge
en un mundo que la alucina, que la “saca” de su estado rutinario y la
hace sentirse otra, distinta a quienes la visitan en las tertulias literarias
que organiza en su casa “‘Es mi contribución a la cultura nacional’,
contaba, en broma, en alguna carta a México. ‘Los sensibilizo un

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poco, les leo cosas, les corrijo sus producciones y los animo a seguir
escribiendo.’” (Carballido, 2003: 41)
Otras formas que presenta el amor son las llamadas formas inmaduras,
en éstas, mujer/hombre creen encontrar solución a sus problemas,
aunque la dualidad, presente en ellas, provoca sólo más destrucción y
soledad. Existe una parte pasiva que se da en una relación interpersonal
con su contraparte, la activa; no existe una sin la otra. La actitud pasiva
crea la sumisión y la receptividad; en cambio, la activa apunta hacia
la agresividad, dadas éstas en unidad simbiótica.
“La forma pasiva de la unión simbiótica es la sumisión o para usar un
término clínico, el masoquismo. La persona masoquista escapa del
intolerable sentimiento de aislamiento y separatidad, convirtiéndose
en una parte de otra persona que la dirige, la guía, la protege, que es
su vida y el aire que respira, por así decirlo.” (Fromm, 2003: 28)
Tanto ha sido el contacto, no el amor, que tiene Martha con Adán,
que cuando se entera que éste se ha llevado a Nieves — quien espera
un hijo de él — a una finca retirada del pueblo, va a buscarlo y trata
de que regrese con ella a costa de lo que tenga que pagar, incluso
llega a decir:
“Pero tal como soy, debo volverme, ¿cómo decirte?, volverme una
porción de humanidad, tener mi hijo, tener otros hijos, servirte, ser
una esposa cualquiera, ser como la gente de este pueblo... Ahora debo
volverme impersonal, dejar de dar vueltas buscando rumbos, destinos.
Es la edad o el pueblo, algo, lo que ha hecho ver. Entonces (qué
difícil era, qué difícil) quiero pedirte perdón, y quiero que vuelvas
conmigo, o quiero seguirte acá, porque... (no quería llorar, no quería)
porque no puedo seguir sola, porque estoy perdida, perdida...”
(Carballido, 2002. 81)
65
Con el fin de retener a la pareja, la persona masoquista acepta ser
humillada, pese a perder su independencia y autenticidad; se
abandona, se descuida y se funde con la otra, a la que considera más
fuerte, mejor. Esta actitud da paso a una activa; la persona masoquista
llega al grado de ser, a la vez, sádica. La dualidad se da en el momento
en que “la persona sádica es tan dependiente de la sumisa como ésta
de aquélla; ninguna de las dos puede vivir sin la otra. La diferencia
sólo radica en que la persona sádica domina, explota, lastima y humilla.”
(Fromm, 2003: 29)
Durante el desarrollo de la obra, La veleta oxidada, Adán muestra

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una actitud pasiva; sin embargo, al final cambia; ahora se muestra
altivo, humillante, sin respeto; rompe con sus ataduras y cree que con
eso será feliz, tendrá amor, lo cual, sabemos, no es cierto, pues de
nueva cuenta cae en lo mismo “ — Mira — y estalló bruscamente -:
¡No tenemos de qué hablar, ya no nos gusta dormir juntos! — y
bajando la voz -: Y no me gusta el pueblo.” (Carballido, 2002: 81)
Martha y Adán sostienen una relación sadomasoquista que los debilita
como individuos y como pareja, pues llegan a situaciones críticas que
los alejan cada vez más:
Tronco y fantasmas (detalle)
“—¿Qué tienes, tú?
—Nada.
—¿Estás llorando?
—No, Adán. Duérmete.
Él se fue a su cama y allí se quedó sentado,
fumando. Ella tenía un cansancio mental
oscuro y denso. Encendió un cigarro
también; miró las paredes impersonales y
necias del cuarto de hotel y deseó ser así,
porque estaba cansada...
Sentados en las camas gemelas, parecían dos
náufragos indiferentes con la balsa partida.”
(Carballido, 2002: 52)
66
El aislamiento en que se encuentran los personajes los hace vivir sin
vivir; es decir, viven juntos porque contrajeron matrimonio, porque
hicieron un pacto de unión, pero no existe comunicación entre ellos,
poco se hablan o se contestan con monosílabos. Se nota la separatidad,
las formas inmaduras del amor y, por si fuera poco, llevan a cuestas el
peso de sus nombres, lo cual los hace aún más herméticos y más
susceptibles al sufrimiento.
“La Onomatología (del gr. Ónoma-atos, nombre, y logos, tratado), o
tratado del origen de los nombres propios personales y de lugar e
historia de sus variaciones” (Alonso, 1990: 298) nos ayudará a
determinar la significación de los nombres de los protagonistas de La
veleta oxidada: Adán es el hombre formado de tierra, el que salió de
la tierra y, por tanto, es tierra. Aquí tierra se refiere también al arraigo,
Adán no se siente a gusto fuera de su pueblo, a pesar de haber
estudiado en la capital de la república, se pierde en la maraña de gente
y ruido de la ciudad, “Adán no entendía aquello, esa efervescencia de
todos, esa pasión por temas con los que había perdido contacto. ¿Un
autor nuevo? Ah, vaya. Martha trataba de hacerlo entrar en

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
conversación y él contestaba con monosílabos, ajeno y cabizbajo.”
(Carballido, 2002: 47)
Martha (Marta) es la que provoca, la que agrede y la que no debe
ceder ante nada ni nadie, su forma de ser la aisla de los demás, a
quienes considera inferiores, sabe que a Adela, su cuñada, le enfada
la música clásica y la pone muy alto, con lo que aquélla explota:
“¿No podrías ponerlo más suave? – Adela sentía la bilis regársele por
el cuerpo. El “Pierrot Lunar” era la ofensa más violenta que Martha
podía inferirle -. Es una verdadera gata en brama.... Es una gata en
brama.” (Carballido, 2002: 27) Adela no sólo se refiere a la pieza
musical, también a Martha, pues es osada, atrevida e insolente.
Adela, la de linaje, la de noble linaje, no soporta la presencia de Martha,
nunca estuvo de acuerdo con la boda de ésta con Adán, su hermano:
“Eso fue lo que sacó su papá por querer que estudiara: casarlo con
una bachillera, una marimacho, en vez de una esposa como Dios
manda.” (Carballido, 2002: 22)
Adán, Martha y Adela rebasan con mucho la idea de una obra de
corte tradicional, lineal. Son personajes que deambulan por el espacio
literario sin encontrar respuesta a sus inquietudes; su inconstancia y
dualidad, en especial de los dos primeros, los convierte en arquetipos.
Ninguno quiere ceder, se resisten al cambio y esto, por supuesto, los
hace más vulnerables.
Con todo, podemos decir que Carballido crea una novela en la que
muestra la angustia de sus personajes, quienes renuncian a la
convivencia, al conocimiento y se sitúan como seres humanos con
conflictos interpersonales y sociales que los hunden cada vez más.
En la novela, Adán repite patrones sociales y, a la vez, inicia otros, es
un hombre taciturno que desea ser, como lo sugiere su nombre,
“hombre entre los hombres”, y pareciera que en un momento lo logra,
cuando embaraza a Nieves, pero esto sólo lo hace más hermético y
poco sensible, pues debe abandonar la casa conyugal e iniciar otra
relación que poco le beneficiará. Juega un papel sádico, que en
momentos se convierte en masoquista, debido a esa dualidad de la
que hablaba Fromm.
67
Martha asume un rol de forma inmadura activa, sádica, la cual,
culturalmente pertenece al hombre; sin embargo, al final de la obra
cambia de actitud y adopta la contraria, se convierte en masoquista,
sufre por el engaño, pero lo perdona y pide perdón. Esta actitud representa
una conjunción de las formas mencionadas y se da como sadomasoquismo.

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La falta de comunicación, soledad y aislamiento que aparecen en la
obra es una característica de la sociedad contemporánea, ya que las
parejas se ven envueltas en circunstancias no deseadas que les
provocan angustia existencial, pues lo que los demás llaman amor,
sólo es una forma inmadura que debilita la relación mujer/hombre, y
esto lo constatamos en la obra literaria estudiada, como muestra del
aporte de la literatura a la sociedad. Así, en La veleta oxidada
observamos, entre hombre/mujer, encuentros y desencuentros.
Bibliografía citada
1.Alonso, Martín (1990). Ciencia del lenguaje
y arte del estilo. Teoría y sinopsis I. México,
Aguilar.
2. Carballido, Emilio (2002). La veleta
oxidada. México, Editores Mexicanos Unidos.
3. Fromm, Erich (2003). El arte de amar.
Noemí Rosemblant, Tr., México, Paidós.
68
4. Sayers Peden, Margaret (2002) “La veleta
oxidada” (Prólogo) en Emilio Carballido, La
veleta oxidada. México, Editores Mexicanos
Unidos, pp. 7-12.
Bibliografía consultada
Titulo: Tronco y fantasmas
Técnica: Temple sobre tela
Fecha: 1983
1. Chevalier, Jean y Alain Gheerbrant (1999).
Diccionario de símbolos. (Trads. Manuel
Silvar y Arturo Rodríguez), Barcelona, Herder.

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E
stoy consciente que no soy la única mujer que vive el
trajín de la vida diaria en este mundo real, también sé que no soy
la única mujer con un descontento interior latente, que en
ocasiones me siento hastiada, agotada, desesperada, frustrada,
desilusionada, confundida; en otros momentos, me siento
deprimida, con diferentes estados de ánimo, cambios de humor,
que en un día normal realiza y representa varios papeles a la
vez, como: esposa, madre, amante, compañera, amiga, hija,
empleada, estudiante, maestra, sirvienta, administradora, chofer,
llevar y traer a los chicos a la escuela, realizar pagos en el banco,
llevar a los hijos al dentista, a la clase de piano, de inglés, el
entrenamiento de fútbol, hacer la comida, lavar la ropa, vestirme,
arreglarme con un clóset lleno de nada que ponerme, e ir
pintándome los ojos en el trayecto para llegar más o menos
presentable y puntual al trabajo; sin olvidar las angustias
económicas, cuentas vencidas, colegiaturas, pendientes, la
mensualidad del carro, tarjetas de crédito sobregiradas, visitas
imprevistas, limpiar la casa, junta en la escuela, supervisar que
realicen las tareas en casa, llevarlos a hacer un trabajo en casa
del compañero, y como si no fuera poco con esto, aparte se me
ocurrió estudiar un posgrado, que he de confesar me producía
un constante sentimiento de culpabilidad por no estar en casa y
sentía que estaba fallando en algo.
MUJER
DUAL
Elizabeth López Correa
Nivel Superior UAEM
DUAL
Todo este trajín lo realizo casi como autómata, corre de
aquí para allá, angustiada y estresada, pero además cargando un
costal repleto, con una serie de preguntas contradictorias, quizás
para las cuales no tenga aún la respuesta, como:
69
¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Qué diablos estoy
haciendo aquí? Y ¿casada con este extraño a mi lado? ¿Por qué
estudié esa carrera? ¿Cuál es mi misión en esta vida? ¿Para qué?
¿Por qué? Y a veces no tengo ni la más remota idea de lo que
realmente quiero y necesito, ha habido momentos en que me he
vuelto adicta al trabajo como terapia, como para no pensar en
estas cosas. Soy incapaz de recordar la última vez que he sido
amable con mi persona, pero más bien la pregunta es: ¿lo había
sido alguna vez? Fui educada para atender a los demás, a mi
padre, a mi madre, a mis hermanos, a mi marido, a mis hijos, a
los alumnos, al director de la escuela, a mis amigos, a mis
invitados, a mis vecinos, atender el trabajo en casa, en la oficina,

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70
Titulo: Amantes
Técnica: Bronce
en la escuela, siempre es quedar bien con las demás; sin embargo,
creo que es el momento de hacer un alto en el camino, de hacer
una introspección cuidadosa, reflexiva, honesta, de iniciar una
íntima búsqueda y saber realmente qué es lo que ha funcionado
en mi vida y qué es lo que no, o podría concluir que ha sido un
desperdicio todos estos años, ¿no lo sé?
En ocasiones me despierto como una mujer entusiasta
optimista, feliz, alegre, con ganas de hacer muchas cosas, que
experimenta momentos de satisfacción plena, confiada, segura,
y me pregunto ¿cómo hacer para dejar de atormentarme en esta
larga búsqueda interminable?, ¿cómo superar la confusión y dejar
de sufrir con tantas interrogantes?
A través de los años, me he dado cuenta que el camino
es largo y que hay que tener mucha paciencia. Era algo de lo
que carecía, porque era muy alocada, desesperada, perfeccionista
intolerante, creída, egoísta y muy materialista; en fin, era un
mounstrito con muchos defectos, pero considero que era parte
de todo un proceso de aprendizaje y que debe ser poco a poco
poder dar respuesta a cada interrogante. Asimismo, sé que no
hay una receta mágica, cada una debe buscar y elaborar la propia,
agregándole el sazón especial, el ingrediente personal para lograr
esa paz, esa tranquilidad o felicidad. Yo fui reencontrándome al
zambullirme dentro de mí, al realizar una introspección en lo
más recóndito de mi ser desenterré a mi otro yo y pude ir
aplacando mis diablos o temores; lentamente logré fusionar esas
dos mujeres tan distintas, pero a la vez tan parecidas, que hicieron
un pacto espiritual, un acuerdo de totalidad, una explosión de
tranquilidad plena, transformándose en una extraordinaria
metamorfosis, en un estremecedor descubrimiento de una nueva
mujer más fuerte, más segura de sí misma, quizás hasta resulte
difícil reconocer a la mujer que antes fui.
Ahora ya no me atormento, procuro tener calma. Analizo
la situación, busco el lado positivo a todo y encuentro en lo
cotidiano, en la vida sencilla, en el presente, en el momento, en
el hoy, aquí y ahora, la importancia de ser y estar, y puedo darme
cuenta que todo lo que hago en mi vida es tan vital y trascendente,
que todo es y debería ser una constante fuente de reflexión y
percepción de mí misma y de los que me rodean.

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H
AUTOentrevista
Esperanza Camarena Cardoso
UAEM
oy no voy a entrevistar a investigadores, funcionarios,
directores, pintores, maestros, coordinadores. ¡No!, hoy me toca
una tarea más ardua. Entrevistaré a una mujer cuyo nombre tiene
nueve letras, empieza con e y termina con a. Es el sonido más
importante para ella. Cuando le dicen su nombre en tono severo
no hace caso, ignora a quien le habla. Pero si lo dicen en cuatro
letras unidas, sonríe y voltea con amabilidad.
A ella le hubiera gustado ser más alta, sin embargo, con
1.50 de estatura es feliz, porque “cabe donde quiera”. Incluso,
pasa inadvertida cuando se mete entre la fila del banco o del
cine, “no hace gran bulto”.
Le agradan sus ojos, aunque son pequeños, su forma
parece una diminuta almendra por su color y tamaño. Algunas
personas le dicen que tiene nariz de pellizco, por chiquita; sus
labios son delgados y pequeños; su tez morena es una gran
ventaja, porque su piel tardará en arrugarse; la forma de su rostro,
redonda como una luna, le agrada y su cabello lacio y corto,
antes negro como la noche, ahora luce teñido de color borgoña.
En general, su cuerpo le gusta. Una parte que no siempre le
agradó fueron sus manos; sin embargo, al descubrir lo bien que
acarician, las aprecia más.
La primera pregunta que le hago a mi entrevistada es:
¿Cómo fue su infancia? Ella me responde: ¡feliz!, porque tuve
una abuela materna que me dio mucho amor, me enseñó a valorar
a las personas por lo que son, no por lo que tienen materialmente.
También mi madre me dio mucho cariño y protección.
Aparte de educarme con el ejemplo, aprendí algunos dichos y
refranes: “Los hijos y los maridos por sus hechos son queridos”,
“En alguno debe caber la prudencia”, “Juego de manos, juego
de villanos”.
Mi hermano Jesús era discapacitado y pasaba enfermo
largas temporadas; falleció hace varios meses: me enseñó el valor
y el amor a la vida; con él jugaba a las canicas, a los vaqueros y
con sus carritos. ¡Qué tardes tan amenas!
Titulo: Despúes del amor (detalle)
Técnica: Bronce
Fecha: 2000
71

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No todo fue miel sobre hojuelas, porque los negocios de
mi padre lo mantenían viajando constantemente. Con ansia esperaba
su regreso.
La segunda interrogante, la formulo así: ¿Qué le molesta
de los demás?
— Las mentiras, la falta de honestidad y de respeto.
Otra pregunta: ¿Qué admira de los demás?
—- La creatividad, los deseos de superación, el valor ante la
adversidad.
Una más: ¿Qué admira en usted?
— Mi perseverancia, mis deseos de superación en todos los
aspectos, como haber tenido el valor para sacar adelante a mis dos
hijos; mi capacidad para relacionarme fácilmente con las personas,
y aunque en ocasiones soy distraída, un poco lenta al caminar, no
me gusta ir de prisa; disfruto mucho ver aparadores.
Para finalizar, le pregunto a mi entrevistada: ¿Qué proyectos
tiene?
— Seguir luchando, superarme, aportar lo mejor de mí para ser
mejor y contribuir con un granito de arena para un mundo más
sano.
¿Qué espera de la vida?
— Mucha paz, tanto interior como exterior.
72
Mi entrevistada se retira con una gran sonrisa, voltea y me
dice adiós. En su mirada veo a Esperanza.
Titulo: Despúes del amor
Técnica: Bronce
Fecha: 2000

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Insomnio académico
universitario
María Elena Arizmendi Arizmendi
Nivel Superior UAEM
U
na de las noches de insomnio medité sobre lo que es una
mujer académica universitaria. En 1981, inicié mi trabajo académico
sin ninguna formación didáctica, tenía 24 años de edad. Empecé a
alternar el trabajo con el estudio, pensé que no podía quedarme
estática, debía dar más de mí; en la vida hay que tomar decisiones
precisas para seguir adelante. Mi nueva vida al contraer matrimonio
y las nuevas costumbres empezaron a tener un efecto grande
en mi mundo interior, todavía recuerdo las palabras que me pasaban
por la mente: “tengo que equilibrar todos esos retos y actividades
para llevar una vida plena y satisfactoria, sin descuidar ninguno.”
Mi vida ha sido la de una chica acelerada: pienso y actúo,
lo bueno es que, como bendición de Dios, siempre me resultan las
cosas (hasta mi rival más asidua me dijo en son de reproche: “Ay
Malena, tú siempre consigues lo que quieres a como dé lugar”). En
el trabajo vivimos en competencia constante: que si la especialidad,
que si la maestría, que si el reconocimiento, pero también en otros
ámbitos: que si el marido, que si bajé de peso, que si el coche del
año, etcétera. No obstante, lo que más me ha interesado es destacar
en mi profesión y creo que lo he logrado.
73
Soy una chica feliz. Mi prioridad ha sido mi profesión y
tengo la bendición de disfrutar del apoyo familiar. Mi marido tiene
muy presente que, como su esposa, me agrada que me diga que tal
o cual vestido me queda muy bien, o que me peino con buen gusto,
o que nadie me gana a preparar arroz con pollo. Esa costumbre de
halagarme, hasta cuando no lo merezco, hace de mi marido un
hombre con el cual es muy fácil vivir contenta, además no es un
buscafaldas, ni un vicioso; tampoco es un dechado de virtudes,
pero sí un adicto a la comida sabrosa. En veintiún años de matrimonio
ni una sola vez me ha amargado la hora de comida,
poniéndole peros a este o aquel platillo; tampoco recuerdo haber
perdido una hora siquiera de sueño a causa de reparos inútiles o de

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recriminaciones innecesarias. Convengo en que el
hombre que me ha tocado en suerte no es una
perfección, pero, ¿quién quiere eso? Lo que
agradezco es toda la comprensión y el apoyo
constante a mi deseo de superación, sin reproches,
con toda la libertad del mundo de la que tanta gente
carece cuando se tiene un macho por pareja.
¡Gracias Dios mío por haberme dado un marido
maravillosamente comprensivo!, por eso se me hace
tan fácil vivir a su lado.
Al considerar que uno de los objetivos
principales de la universidad es formar
profesionales de alto nivel académico, me surgen
diversas ideas sobre el significado del docente y
de cómo realizar esa actividad con mayor
satisfacción, lo cual me permitirá alcanzar la máxima
calidad y pertinencia social, teniendo presente que
la perseverancia es la madre del cambio personal.
Por otro lado, considero que todos tenemos el poder
magnético de atraer hacia la vida todo aquéllo que deseamos
conseguir; cuando me involucré en el mundo de la competitividad,
pensaba en cómo mejorar día a día, a fin de producir resultados
duraderos que, a la vez, condujeran a cambios positivos. Desde
entonces estuve constantemente en cursos formales e informales;
ni siquiera tenía energía para hacer amigos; todo mi mundo era la
Universidad y el hogar, en ese orden.
74
Al final del día, cuando llegaba a casa, el trabajo académico
me dejaba sin fuerzas, a pesar de eso yo hacía un gran esfuerzo
para cumplir con el hogar. Mi mente empezó a reflexionar sobre
todo lo que estaba mal en mi vida. Por supuesto, tenía una gran
familia y un trabajo estable, pero había momentos en que surgía la
necesidad de hacer algo más. Era importante llenar ese vacío que
empezaba a inundar mi existencia, aún cuando realicé mis estudios
de maestría, en los que tuve la satisfacción de ser la primera en
titularme. Pero siempre quiero algo más y decidí realizar estudios
doctorales; hice los trámites necesarios. En dicho doctorado uno
de los requisitos para ingresar era la edad y por contar solamente
con 46 años, no fui aceptada. Esa respuesta me causó depresión y
desánimo; sin embargo, sumida en la desdicha, adopté un
paradigma positivo acerca del mundo y cuanto hay de mí. Concluí
haciendo un balance, ya que he logrado las metas propuestas en mi
carrera profesional y, tal vez, valga la pena hacer un receso para

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Titulo: Pinsomnio
Autor: Mariana Berdiñas
disfrutar más a mi familia; seguir activa pero con menos presiones,
y tener como resultado una armonía familiar, considerando que
mis hijos están en la difícil etapa de la adolescencia y del inicio del
noviazgo, lo cual requiere orientación, comunicación y sobre todo
convivencia.
En uno de los días más difíciles de mi depresión fui a visitar
a un amigo para platicarle lo que me pasaba; él fue como un ángel
de la guarda: me ayudó a recobrar una profunda sensación de paz
y serenidad interior que jamás había alcanzado. Empecé a
comprender que tengo la ocasión que había estado esperando para
sumar mis fuerzas y construir una vida mucho mejor. La armonía
que estoy buscando vendrá a través de la reflexión sobre los
objetivos que marco y las medidas que tomo a diario para
conseguirlo y, lo más importante, de tener la fuerza de carácter
necesaria para obrar. Siempre he pensado que la vida suele dar lo
que le pedimos si luchamos arduamente para conseguirlo; es casi
como trascender el tiempo y moverse en otra dimensión.
75
No importa lo que ocurra en la vida, porque se tiene la
capacidad de elegir. Viví, formé una bella familia, me superé cuanto
pude, logré lo que quería, en fin, casi tengo todos los ingredientes
para ser feliz; disfrutaré mi receso, para después seguir adelante
con otros proyectos que tengo en mente.

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Oda al
barro
Martha Silvia Díaz
Polvo
con gotas de rocío,
tierra
con llanto de madrugada,
barro
con lágrimas de nostalgia
magia que se estira y se contrae,
sueños acumulados y gastados,
iras atesoradas con acre sabor,
dolor que se impregna y grita...
la duda, el amor, el agravio,
la risa, el poder, el hablar...
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El decir está en el barro,
el no hablar, lo habla esta tierra
que mezclada con sudor y llanto
dice a gritos callados
lo que quiere encerrar en su alma,
barro impregnado del alma mía,
barro que tragas mis hondos sufrimientos
tierra bendita que me sufres con humedad guardada y
llorada
¡Barro come mis dolores y mis penas!
¡Barro grita lo que yo no puedo!
Dile al mundo mis angustias
Y conserva para ti el elogio
Que sin ti mi alma no sería.
Barro atesora mi ser con el fuego,
en tus entrañas
llena de formas esta mente mía,
llena de amor estos espacios,
barro que me amas,
barro noble y bien querido,
suave como un beso,
húmedo de salado rocío,
tierra transformada y hechizada
por la mano que tiene la magia y el regalo del supremo:
Barro — Mano— Dios.
Título: Mis manos
Técnica: Bronce

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Gonzalo Pozas Cárdenas
Nivel Superior UAEM
¿Quién SOY?
Soy la marea que impone el ritmo y la secuencia,
el vaivén cuidadoso de un ciclo en el péndulo,
el Galileo en la óptica y la refracción y reflexión.
El harto buscador de tesoros que esconden la curiosidad
obscena de la nada y del todo.
El cobarde dormilón de los domingos y el glotón a toda hora de
los exquisitos frutos de la vida: amor, sexo, vino, maratones.
Soy también el impulsivo defensor de los derechos más
elementales del hombre: justicia, libertad, igualdad.
Soy la endeble hoja que cualquier viento mueve, y por un
instante la roca fuerte y fría,
el mil máscaras que cambia a cada momento.
Soy el sistema nervioso que no logra estabilizar su voltaje y en
cada fibra resiente todo impacto mayor a 125 voltios,
casi siempre.
Pero después de todo me siento un hombre afortunado,
con más suerte que cualquier mortal.
77
Titulo: El faro, Colima
Técnica: Acuarela
Fecha: 1999

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Una
mujer
Coral Herrera
Nivel Superior UAEM
78
Soy el signo que la tierra prefigura
y como el volcán de mi frío pueblo
me yergo presuntuosa ante la nada
y congelo mis sentires y recuerdos.
Tengo en mis ojos las cumbres de los pinos
y tejo impávida los vientos aulladores,
soy pueblerina del siglo temido
y me apuntalan los quejumbrosos sauces
de la avenida donde vivo.
Ya no me espanta la ausencia, ni el llanto,
soy absoluta,
signada desde el parto.
Mi nombre de virgen me precede
y da color el segundo a mis abismos,
soy del tonal de los atardeceres rojos,
reflejo de otoños dolorosos.
No canto a gestas
ni a enfrentamientos honoríficos,
sólo le hablo a mi inmensidad siniestra,
maga de todas las potencias
mi mano escribe
lo que mi alma grita,
recreando el profundo de mi cabellera suelta,
imagen morena
mi cara, claro camino,
donde la huella ha dejado su existencia.
Soy ese otro que me sorprende en los espejos
y que se escapa persiguiendo vientos,
insuflada del cotidiano gélido,
impávida veo pasar los tiempos
porque soy devenir, soy signo abierto.
Titulo: Alcatraces de mi jardín
Técnica: Encausto
Fecha: 1997

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Actitud
ante el existir
(aforismos y paradojas morales)
Mijail Malishev Krasnova
Nivel Superior UAEM
S
i un niño
tiene un caramelo y
antes de saborearlo pasa la mitad a su amiguito:
la humanidad todavía tiene futuro.
Hasta la gente sin escrúpulos protesta
contra el cinismo de algunos políticos. Pero en
su denuncia se fortalece la inmoralidad, ya que
plantean que en su caso se trata de una
“pequeña” desviación de la ley, insignificante
en comparación con la corrupción de los
estadistas.
Disuadir al otro de algo es difícil, y a veces inútil.
Cuando se somete a alguien a ligeros
golpes, le duele no tanto el cuerpo como el alma.
Pero cuando se le somete a duros golpes,
primero atiende sus heridas y luego se ocupa
del alma.
Nada es tan difícil como ser sincero consigo
mismo.
Si pudiéramos revelar las astucias de los
simuladores con la misma eficacia que lo hace
el tiempo, el mundo sería un poco más justo.
¡Cuántas banalidades hace decir el afán de
proferir algo original!
El hombre no puede existir sin consagrar
su vida a algo o a alguien. Si no la dedica a
Dios, a sus próximos o a un futuro mejor, la
consagra a sí mismo.
Solemos explicar el éxito por nuestro
mérito, y la desdicha por la intriga de
nuestro enemigo o la peripecia de la
suerte.
Para algunos toda su vida es
simple ensayo que un día se convertirá
en obra maestra. Esperando el
acontecimiento milagroso que los redima,
pasan a lado de su felicidad sin
reconocerla, sin percatarse de que el milagro
anhelado se encuentra en el acontecimiento que
están viviendo. Dicho brevemente, quien sueña
recorrer todos los caminos de la felicidad, corre
el riesgo de ninguno emprender.
Cada cual puede decir: nací inocente… pero
me duró poco.
El ladrón teme ser saqueado por su
hermano de oficio. Quien pisotee la voluntad
de otro, admite implícitamente que alguien más
fuerte puede pisotear su voluntad; todo
irresponsable legitima la irresponsabilidad de
otro para con él, y el descortés no tiene derecho
a pedir trato amable. El comportamiento de
todos ellos se basa en el imperativo del egoísmo
que, parafraseando a Kant, puede expresarse así:
haz a los demás lo opuesto de lo que tú
desearías que te hicieran.
Al envidioso, la desdicha del envidiado le es
más agradable que pensar en sus propios
méritos.
Entre el autor intelectual de un crimen y
su ejecutor existe una división del trabajo con
el fin de eludir su respectiva culpa. El inspirador
suele acallar su conciencia con el hecho de no
ser ejecutor, y el ejecutor justifica su delito por
79

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80
no ser el inspirador. El primero considera que
no es culpable porque tiene las manos limpias,
y el segundo desea persuadirse que tiene la
conciencia tranquila. Cada uno está dispuesto a
adscribir su responsabilidad al cómplice y de
esta manera atenuar su culpa por el crimen
cometido.
Nadie tiene derecho a tomar el papel de
ángel infalible; quizá en la comprensión de esta
premisa estribe nuestra disposición a disculpar
a quien se arrepiente de sus faltas y
humildemente nos pide perdón.
La moral del Narciso reza: ámate a ti
mismo; ámate tan apasionadamente que ello
te convierta en un ser autosuficiente y jamás
necesites de alguien.
Suele considerarse que antes de hacer
buenas obras debemos purificarnos de malas
inclinaciones e impulsos egoístas. Pero nadie
soportaría esta demanda de elevarse hasta el
grado de angelical perfección. El hombre, por
noble y bueno que sea, no es capaz de erradicar
el conflicto de motivaciones ni de anular
totalmente las tentaciones que le empujan al mal.
Para vivir moralmente debemos sólo reprimir
algunos de nuestros deseos e impulsos y actuar
según las normas exigibles a todos.
Si el fundamento tácito de toda norma
universal —la regla también se aplica a quien
la promulga y la mantiene— se cumpliera, muy
pocos aspirarían a ocupar cargos directivos.
La sociedad no padecería injusticias si sus
integrantes midieran sus derechos con la regla
de sus deberes.
Hasta un delincuente experimentaría
horror y se volvería sensato si fuera capaz de
imaginar sus propios actos llevados hasta las
últimas consecuencias: si se representara a sí
mismo como piltrafa en manos del poder estatal
al que todo le está permitido. ¿Querría el ladrón
que el Estado lo desplumara tan implacablemente
como él mismo lo hace con su
prójimo? ¿Querría el estafador ser víctima del
engaño del gobierno? Lo malo es que, siendo
cobardes, los delincuentes no osan a formularse
estas preguntas.
La falta de imaginación para ponerse en
el lugar del otro se halla en la base del egoísmo.
Pero el exceso de imaginación para sentir el dolor
ajeno degenera en desesperada impotencia.
La moral no puede sustituir al amor ni
reemplazar la felicidad. Pero sin ella el amor
tiende a degenerar en voluptuosidad y la
felicidad en egoísmo.
Si uno hiciera de antemano lo que debe
hacer ¿habría necesidad de usar el poder? El
poder no es sólo amenaza de coacción; también
es fascinación que va más allá de emitir órdenes
y hacerlas cumplir. Quien tiene poder se
complace en él, incluso cuando el súbdito
anticipa su deseo.
Titulo: Un toque de amor
Técnica: Temple sobre tela

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Cuando nos despedimos de los amigos
les deseamos lo mejor: buena suerte, mucha
salud, éxito. Pero en realidad, estos deseos se
transforman en las siguientes frases consoladoras:
¿te secuestraron? ¡qué bueno que no
te mataron!; perdiste dinero, pero ¡aún tienes
ahorros!; ¿causaste una avería? alégrate que no
hubo víctimas; y si de repente muere alguien,
no faltará quien profiera: ¡qué bien que no sufrió
demasiado!
Hay cosas sobre las cuales es indecente
indagar abiertamente, pero se puede elucubrar
y construir hipótesis entre compañeros de
confianza. Y existen otras en que es mejor
preguntar directamente y no inventar historias.
¿Cómo distinguir la curiosidad del chisme?
Nadie ha ofrecido criterios adecuados. Todo
depende de la percepción moral de la gente.
Reconozcamos al hombre tal como es,
pero instemos por mayor exigencia; si cumple,
no acariciemos vana esperanza de convertirlo
en héroe.
Cuando sin argumentos proclamamos
que el otro no merece ser respetado, disminuimos
valor de nuestro propio ser.
No es bueno comportarse mal, dice la
voz de la conciencia. Esta voz, oída por todos,
es sólo escuchada por quien posee la conciencia.
Ninguna prohibición por sí misma
engendra un átomo de bien; su tarea es ser
barrera frente al mal. La educación en el bien
no puede reducirse a la instrucción de
prohibiciones, pero quien violente la libertad
ajena se le debe constreñir, no sólo por la fuerza
de la autoridad, sino con la autoridad de la fuerza.
La generosidad desinteresada es un don
anímico, raro y valioso, pero su propagación se
ve restringida por la gratitud que obliga al
receptor a corresponder el gesto.
Titulo: Mi molcajete
Técnica: Temple sobre tela
Fecha: 1995
Aquél que actúa movido por venganza
es cruel, pero su crueldad no es nada comparada
con el fervor del empleado que ejecuta
ciegamente una orden emanada de autoridad
superior. La crueldad de la venganza se
alimenta de la ira impotente de la ofensa
padecida, en tanto que el ejecutor esgrime una
coartada contra el posible castigo. Le parece que
el cumplir una orden se encuentra más allá del
bien y del mal.
Somos actores cuando adoptamos una
espontaneidad preparada. A menudo
recurrimos, sin siquiera darnos cuenta, a
pequeñas mentiras que nos sirven para limar la
torpeza en la comunicación o suavizar nuestra
inaptitud. El cumplido “me la he pasado muy
bien”, del invitado que huye de una fiesta,
beneficia tanto al engañador como al engañado.
La persona poco original utiliza cualquier
futilidad para resaltar su identidad.
¿Qué desgracia es comparable con el
sufrimiento de quien ha perdido poder y
autoridad? La amarga desesperación, la
sensación de verse degrado, el vacío
existencial... Desgraciadamente, el fracasado no
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Titulo: Para Alfonsina
Técnica: Temple sobre tela
Fecha: 1995
recuerda que antes de sentir el vértigo del reconocimiento
público, él vivó como todos los demás.
La fama, el poder y la riqueza parecieron
convertirlo en superhombre. Pero el
superhombre, descendido al nivel de hombre,
se percibe como infrahombre.
Un fracaso es madre de la cordura, pero dos
fracasos engendran superstición.
Perdona a tu enemigo, pero sin la ilusión de
que él te perdonará.
Para establecer una sólida confianza
entre depositario y recipiendario, éste ha de
conservar la posibilidad de abusar de la
confianza que el depositario abriga en él; más
que eso, la verdadera confianza se consolida,
sólo cuando el recipiendario honra el
compromiso, dejando de lado su propio interés.
Para que el sacrificio de su interés sirva como
confirmación de la confianza depositada, el acto
debe representar por el recipiendario como
oportunidad perdida, y no sólo postergación
temporal del compromiso traicionado después.
Si al hombre no le preocupa mucho su
imperfección, que le consuele por lo menos la
ausencia de esta preocupación.
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Señalar como bueno a un hombre, antes
de saber cómo se comporta al ver dañado su
interés, significa someterse al riesgo de la
decepción.

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Urge garantizar salud sexual y
reproductiva de las y los
jóvenes mexicanos
DDSER INFORMA RED POR LOS DERECHOS
SEXUALES Y REPRODUCTIVOS EN MÉXICO
· Llaman a evitar embarazos no deseados.
· Diputadas se comprometieron a realizar
reformas legales en planificación familiar.
A
30 años de la aprobación de la Ley
General de Población, la Secretaria General del
Consejo Nacional de Población (CONAPO),
Elena Zúñiga, urgió a garantizar la salud sexual
y reproductiva de la población joven, no sólo
para regular su fecundidad, sino para protegerla
de embarazos no deseados.
La funcionaria que participó en el Foro
sobre Población Desarrollo y Salud
Reproductiva, celebrado en la Cámara de
Diputados el 30 y 31 de marzo del presente año,
aseguró que el 90 por ciento de la población
mexicana tiene acceso a servicios de salud
reproductiva.
En su ponencia “Situación Actual y
Desafíos de la Salud Sexual y Reproductiva de
las y los Jóvenes en México”, con base en
información estadística del CONAPO, indicó que
los jóvenes se unen conyugalmente a causa de
un embarazo, fenómeno que se acentúa en los
sectores de menores recursos económicos y
guarda una estrecha relación con el abandono
de sus estudios.
Al presentar el Informe de Ejecución del
Plan de Acción de la Conferencia Internacional
sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), en el
marco del 37 período de sesiones de la Comisión
de Población y Desarrollo de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), Zúñiga aseguró
que, a pesar de la considerable desaceleración
que ha registrado el crecimiento demográfico,
la población de México sigue presentando un
incremento de 1.5 millones de personas al año,
lo que se traduce en una estructura por edad
netamente joven y con un enorme potencial
reproductivo.
Asimismo, señaló que en esta conferencia
se reconoció por primera vez el papel
central que desempeña la sexualidad, la salud
de mujeres y hombres, así como el ejercicio de
sus derechos; que entre 1994 y 2003 se elevó
de 65 a 73 por ciento el uso de anticonceptivos
entre la población, y el número de partos
atendidos por personal médico, pasó de siete a
nueve de cada diez.
Zúñiga recordó que el CIPD estableció
la importancia de favorecer el ejercicio libre,
responsable e informado del derecho a decidir
cuántos hijos tener y cuándo tenerlos,
combatiendo las barreras que imponen las
desigualdades sociales, la pobreza y la
iniquidad.
En este sentido, durante el Foro sobre
Población y Salud Sexual, diputadas federales
se comprometieron a realizar reformas legales,
con el fin de garantizar a las mexicanas el acceso
y ejercicio pleno de sus derechos en materia de
planificación familiar.
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La diputada del Partido de la Revolución
Democrática (PRD), Malú Micher, advirtió
que aún falta avanzar en la legislación, para que,
mediante la educación sexual en los libros de
sexto grado de primaria, se fortalezca el derecho
de las personas a decidir libremente sobre su
sexualidad; una manera, aseguró, de evitar los
abortos y los embarazos en adolescentes.
Cristina Díaz, diputada del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), destacó que,
a 30 años de la creación del Consejo Nacional
de Población (CONAPO) y la Ley General de
Población, se han logrado avances en materia
de planificación familiar, pero apuntó que
existen rezagos en atención a la salud
reproductiva en los Estados de la República.
Asimismo, se pronunció porque las autoridades
sanitarias garanticen la atención médica en salud
sexual reproductiva en áreas rurales y
marginales, y se erradiquen los tabúes en los
usos y costumbres de las poblaciones indígenas
que atentan contra los derechos sexuales y
reproductivos.
Por su parte, el representante del Grupo
Parlamentario Interamericano de Población y
Desarrollo, Hernán Sanhueza, señaló que este
foro servirá para constituir un grupo plural de
diputadas y diputados, para que incidan en las
políticas públicas de población y desarrollo. Un
grupo que trabajará con las organizaciones
civiles, el gobierno y la academia, a fin de vigilar
que el Gobierno Mexicano cumpla con los
compromisos emanados de las conferencias de
El Cairo y Pekín.
El impulso de los derechos sexuales ha
sido el resultado de un proceso de construcción,
reconocimiento y profundización de los
derechos de las mujeres y jóvenes, tanto en el
ámbito local como en el internacional.
Por su parte, el responsable de
Programas del Fondo de Población de las
Naciones Unidas (FNUAP), Javier Domínguez del
Olmo, reconoció que uno de los grandes retos
de México es ofrecer a las y los jóvenes (25%
de la población) servicios de salud sexual y
reproductiva para el ejercicio pleno de sus
derechos.
El funcionario de la FNUAP señaló que
existen esfuerzos de organismos de la sociedad
organizada y del propio gobierno, para que la
información sobre salud sexual y reproductiva
llegue a las comunidades de acuerdo con sus
propias características socioculturales, porque
es un instrumento fundamental en la
construcción de estrategias para reducir la
pobreza.
Finalmente, aseguró que es en esas áreas
donde el gobierno requiere invertir, pues en la
medida en que las y los jóvenes tengan acceso
a la educación y al trabajo, se fortalecerá la
economía.
Información producida por CIMAC. Comunicación e información de la Mujer, A.C. , para
DDSER, Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México, 15 de abril de 2004, No. 26.
Información remitida por: Profra. Gilda Miranda Herrera.

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Te invitamos a leer:
Gabriela Mañón Romero
Estudiante Nivel Superior UAEM
Osho. El libro de la mujer:
sobre el poder de lo femenino.
Tú no me entiendes ¿Por qué es tan
difícil el diálogo: hombre-mujer?
Una de las preguntas más inquietantes y que
merece respuesta urgente para mejorar la
comunicación entre hombres y mujeres está
planteada y contestada en el libro Tú no me
entiendes ¿Por qué es tan difícil el diálogo:
hombre-mujer?
En este libro se expone una investigación
muy interesante, ya que la autora, a través
de anécdotas y de su propia experiencia
laboral como sociolingüista, se aventura a
descifrar la diversidad de significados que
una misma conversación conlleva para cada
sexo, y a la vez ofrece alternativas para
lograr una comunicación armónica y
sustanciosa entre ambos géneros.
Tannen, Deborah (1990). Tú no me entiendes ¿Por qué es tan difícil el
diálogo: hombre-mujer? Argentina, Vergara.
Osho (1931-1990) es un intelectual que,
junto con Gandhi, Nehru y Buda, ha
cambiado el destino de la India. Su filosofía
consiste en proporcionar herramientas para
que las personas se encuentren por sí
mismas. En su texto titulado El libro de la
mujer: sobre el poder de lo femenino plantea
cuestionamientos inquietantes sobre temas
que involucran al ser humano, quién está
por encima de las diferencias de sexos. Es
un libro fascinante que abarca tópicos como
la sexualidad, el amor, la relación de pareja,
el trabajo, la maternidad, el aborto, el cuerpo
femenino, la igualdad. Estamos seguros que
su lectura provocará cambios significativos
en nuestras vidas.
85
Osho (1999). El libro de la mujer: sobre el poder de lo femenino. Trad. José
Ignacio Moraza. España, Debate.

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CÍRCULO DE LECTURA
La FAAPAUAEM y la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEM
se complacen en invitarle a asistir al Círculo de Lectura “Imágenes y
representaciones del cine hecho por mujeres”, que será dirigido por la Dra.
Maricruz Castro Ricalde, y tendrá lugar el lunes 27 de septiembre, de 17:00 a
20:00 horas, en el Centro Cultural Universitario “Casa de las Diligencias”,
actividad por la que se extenderá constancia de participación.
Las inscripciones se llevarán a cabo en la Secretaría de Equidad de Género,
en nuestras oficinas que se encuentran ubicadas en Juárez Nte. 111-A, segundo
piso, Col. Centro, Toluca, Estado de México; en un horario de 9:00 a 15:00
horas. Para mayores informes puede usted comunicarse a los siguientes teléfonos:
(01-722) 2-14-99-97 y 2-15-86-46.
Al momento de la inscripción se entregará el material correspondiente,
ya que se requiere una lectura previa.
La fecha límite para inscribirse es el 20 de septiembre de 2004.
FAAPAUAEM
FACULTAD DE HUMANIDADES DE LA UAEM
Atenta Invitación
TALLER DE AUTOBIOGRAFÍA
86
Nos permitimos extender una cordial invitación a nuestro Personal Académico
Afiliado, para que participe en el Taller de Autobiografía que impartirá el Mtro.
Eugenio Núñez Ang, el cual se llevará a cabo en el Centro Cultural Universitario
“Casa de las Diligencias”, con un horario de 16:30 a 20:00 horas, bajo el siguiente
calendario:
Octubre: días 04, 11, 18 y 25
Noviembre: días 08, 15 y 22
Al término de esta actividad se extenderá constancia con valor curricular.
Las inscripciones se realizarán en la Secretaría de Equidad de Género de nuestra
Federación, en un horario de 9:00 a 15:00 horas. Nuestras oficinas se encuentran
ubicadas en Juárez Nte. No. 111-A, segundo piso, Col. Centro, Toluca, Estado
de México. Para mayores informes favor de comunicarse a los teléfonos: (01
722) 2-14-99-97 2-15-86-46.
Fecha límite de inscripción: 24 de septiembre.

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E
Requisitos para publicar en la revista de la FAAPAUAEM
Caminos hacia la Equidad
s una publicación de la Federación de Asociaciones Autónomas de Personal Académico
de la Universidad Autónoma del Estado de México (FAAPAUAEM).
Esta revista difunde información generada o de interés para el personal académico
sindicalizado y está abierta a todas las áreas del conocimiento. La temática versa sobre asuntos
que identifican y combaten las situaciones que propician o mantienen la iniquidad, a fin de
promover una cultura de equidad de género. La revista consta de cinco secciones, a saber:
Enlace, se incorporan artículos de otras Secretarías de Equidad de Género, o bien de otras
Universidades o Sindicatos; Semblanzas, se hace un reconocimiento a personajes sobresalientes
en la vida académica, empresarial o sindical; Vida plena, en esta sección se concentran artículos
de investigación sobre temas que orienten hacia una vida sana y relaciones interpersonales de
mayor calidad y calidez humana; Palabras sueltas, es una sección en la cual se presentan obras
artísticas: literatura, pintura, entre otros; y, Confeti, se incluyen datos generales sobre eventos
o información que dirijan al lector sobre temas diversos especializados en género.
Se pide a los colaboradores tener en consideración los siguientes criterios editoriales:
1. La extensión de los artículos tendrá un número
de 3 cuartillas como mínimo y 8 como máximo. En
caso de noticias, reseñas o información en general,
un mínimo de 1 cuartilla y un máximo de 3.
2. Las publicaciones deberán ser preferentemente
inéditas, en caso contrario, el autor debe señalar la
referencia bibliográfica correspondiente.
3. Presentarse en formato electrónico en Word para
Windows, a renglón seguido, con tipo de letra times
new roman en 12 puntos. Anexar gráficas, viñetas o
imágenes que ilustren el texto, las cuales podrán
incluirse en el diskette o en un sobre aparte.
4. El archivo digital puede ser enviado a la M. en E.
L. Hilda Ángela Fernández Rojas, Secretaria de
Equidad de Género, de tres maneras:
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a) Por correo electrónico a
equidad_de_genero_faapa@hotmail.com adosando
el archivo al mensaje (file attach) y no en el cuerpo
del mensaje. En caso de imágenes digitales con una
resolución de 600 dp.
b) A través de su Presidente de Asociación.
c) Entrega personal en las oficinas de la
FAAPAUAEM, ubicadas en: Av. Juárez Nte. N° 111-
A, 2° piso, col. Centro, Toluca, Méx.
Titulo: Alcatraces
Técnica: Temple sobre tela
Fecha: 1994

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5. Los artículos deben incluir al comienzo de los mismos:
a) Título.
b) Nombre(s) y apellidos del autor.
c) Breve resumen curricular del autor (1 a 5 líneas).
d) Teléfono donde se pueda localizar.
e) En su caso, nombre de la Asociación a la que pertenece el autor.
6. La estructura de los textos será:
a) Introducción.
b) Cuerpo del trabajo.
c) Conclusiones.
d) Bibliografía.
7. Se usará el sistema de referencia Harvard: apellido del autor: año de edición –entre
paréntesis-. La bibliografía contendrá los siguientes datos, siempre en el mismo orden:
apellidos y nombre(s) del autor. Año de edición entre paréntesis. Título, editorial, lugar y
páginas.
8. Cuando se usen abreviaturas o siglas, la primera vez deberá escribirse el nombre completo
y enseguida la abreviatura o la sigla correspondiente entre paréntesis.
9. La construcción del discurso y manejo de contenido en las colaboraciones son
responsabilidad exclusiva de los autores. Caminos hacia la equidad no asume
responsabilidad alguna por cualquier tipo de infracción.
10. Toda colaboración será sometida a dictamen por la cartera de árbitros.
11. La directora editorial comunicará los resultados de los dictámenes, así como el número y
la fecha de la revista en que serán publicados.
12. El Consejo Editorial se reserva el derecho de hacer los cambios editoriales convenientes.
13. En ningún caso serán devueltos los textos impresos o los discos.
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