Antecedentes legales y parlamentarios - Ministerio de Defensa

Antecedentes legales y parlamentarios - Ministerio de Defensa Antecedentes legales y parlamentarios - Ministerio de Defensa

mindef.gov.ar
from mindef.gov.ar More from this publisher
06.10.2014 Views

23 de octubre de 1986 744 hombre argentino porque es preciso que entendamos que no es con cajas de PAN o con alimentos que sustituiremos la falta de trabajo. De esa manera vamos a poder atender la dignidad del hombre que necesita llevar a su casa el pan que ha amasado con su esfuerzo y su trabajo. La República ha vivido desde muchos años a esta parte un proceso desgraciado debido a la irrupción de los militares, los que no han sido otra cosa que el objeto utilizado por los intereses que se mueven en la trastienda, aunque muchos de ellos lo hayan hecho conscientemente. Tenemos que comprender que a las Fuerzas Armadas debemos sostenerlas, pulirlas, modernizarlas y adecuarlas a los tiempos actuales como una fuerza de disuasión y para contener solamente la agresión externa porque jamás el hombre argentino agredió a ningún vecino. De una buena vez es necesario que terminemos con esta antinomia que nos sigue separando, de militares y antimilitares. Es preciso que comprendamos que el hombre de uniforme es un ciudadano que por su vocación ha asumido un trabajo que no es otro que el de defender a la Nación y que el esfuerzo de sus habitantes le pone en sus manos el instrumento con el cual ejercerá esa profesión y que va más allá, porque está defendiendo la dignidad de un pueblo. Creo que lo más positivo de este debate es que vamos a sancionar un proyecto que no es el mejor pero que se irá puliendo a través del tiempo, para conformar todo el andamiaje que permita a la República atender todo el espectro que hace a su defensa. Es indudable que si entramos en el terreno de la disquisición jurídica, la mitad de la biblioteca dará la razón a nuestros argumentos y la otra mitad a los que están en contra. Lo importante es que todos nos hemos puesto de acuerdo en este momento para tratar de sentar las bases que, como dije, se irán puliendo con el tiempo hasta lograr la ley cierta y totalizadora que comprenda a la defensa de la Nación. Creo que es necesario —tal como lo señalaba el señor senador Brasesco— que la dirigencia política, desprendiéndose del natural egoísmo electoralista, asuma la docencia política de predicar el respeto a las leyes, el respeto irrestricto a la Constitución, y despertar el sentido de solidaridad ideal entre los habitantes de nuestro país. Es necesario que abandonemos un poco el natural afán electoralista que todos tenemos para tratar de ir arrimando poco a poco los elementos que alguna vez pueden hacer que la comunidad argentina pueda desarrollarse dentro del marco de la justicia, de la paz y de la ley. Es necesario que entendamos una vez más que la falla fundamental está en esa agresión constante que es la culturalización del país y, que tal vez, este Congreso Pedagógico permita rescatar los valores ciertos y fundamentales de la Nación para elaborar por fin un programa auténticamente nacional y popular. Debemos hacer docencia para que el país entienda que tiene una historia de sacrificio, donde ayer los abogados se hacían generales, donde los hombres más representativos terminaban siendo la síntesis de los pueblos que se alzaron muchas veces contra la prepotencia y la explotación por parte de las élites. Una vez dije en este recinto —y lo repito— que uno de los caudillos más interesantes que dio el país, que terminó asesinado —y con él por mucho tiempo se eclipsó la idea de la reorganización nacional—, fue el general Quiroga. Cuando le enviaron una constitución desde la provincia de Catamarca para que la revisase y diese su aprobación, contestó que los militares estaban para defender la Constitución, no para aprobarla o rechazarla. Quiroga no era un general de carrera; era la síntesis de un pueblo, como dije. Esas lecciones son las que debemos tener presentes para que esta democracia incipiente, que vamos consolidando todos los días, se vaya fortaleciendo a través del tiempo, y para que todos los argentinos, aunando el esfuerzo, podamos ir elaborando todas las pautas para lograr definitivamente la recreación de la República. Siempre voy a repetir y señalar que esta democracia se asienta sobre las cariátides de Juan Perón y de Ricardo Balbín; Ricardo Balbín, que no era el joven de 1948, cuando con absoluta

29a. reunión - continuación 22a. sesión ordinaria humildad, y demostrando su tremendo espíritu de grandeza, escaló un muro para ir a conversar sobre los problemas de la República; el Juan Perón de 1955, que volvió —como él dijo— descarnado a hacer el último aporte de su vida y a estrechar la mano de su adversario de ayer para sembrar la semilla que hoy está frutificando en este gobierno democrático, que es incuestionable. Por eso apoyo esta ley, más allá de las deficiencias que pudiera tener. Porque éste es el arranque, es el primer paso para que la vayamos puliendo y adecuando a los tiempos, y para que contemplemos la totalidad del interés nacional con ese efecto global que, sin lugar a dudas, una vez conseguido, nos permitirá ser la gran potencia que ha de servir al hombre argentino, a nuestra América y también al mundo y, de esa manera, ser consecuentes con la definición que San Martín diera en Lima, cuando dijo que la causa de las provincias del Río de la Plata era la causa de la humanidad. (Aplausos). Sr. Presidente.—Tiene la palabra el señor senador por San Juan. Sr. Gómez Centurión.—Señor presidente: la discusión de esta ley de Defensa Nacional excede los marcos de una cuestión teórica, y precisamente los acontecimientos vividos en el país en los últimos años indican que hemos tenido la dramática experiencia de lo que significa enfrentar la agresión de las fuerzas subversivas que pusieron en peligro no sólo la seguridad de los habitantes sino también la integridad misma de la Nación. Esto lo manifesté en este recinto el día 22 de diciembre de 1983, cuando tratamos la derogación de la ley de amnistía. En esa oportunidad dije que no estaba de acuerdo con ningún tipo de abuso ni de exceso, pero también remarqué que no podíamos olvidarnos de los momentos que se vivían en el país, cuando explotaban bombas arteras y se producían las consecuencias por todos conocidas: cientos de muertos, entre los cuales había niños, mujeres y ancianos que nada tenían que ver. Es por eso que disiento con el artículo 2° del proyecto, ya que el partido bloquista, al cual represento en este Senado, sostiene —como lo hizo en el momento de debatirse el mismo, en la Honorable Cámara de Diputados— que debe incluirse en este artículo, junto al término “agresión externa”, la no menos peligrosa figura de la situación de “agresión interna”. Esto no es antojadizo; podemos apreciar que en países hermanos, que tienen más años de gobierno constitucional, como son los casos de Perú y de Colombia, las guerrillas urbanas y rurales acosan en forma permanente y persistente a los gobiernos legítimamente elegidos por el pueblo. Y como la experiencia indica que en ese pasado reciente las Fuerzas de Seguridad y policiales no dieron abasto para combatir la guerrilla subversiva, sostenemos la inclusión de que sean las propias Fuerzas Armadas las que colaboren en caso de agresión interna. Repito que no estoy ni estamos de acuerdo —ya sea por convicción o por ideología— con los excesos y abusos; al mismo tiempo, estamos consustanciados con la idea de que sean los jueces de la Nación los que juzguen y condenen. Por esta razón, solicitamos que en el primer párrafo del artículo 2° y a continuación de “agresiones de origen externo”, se agregue el término “y de origen interno”. También, en nombre del partido bloquista, deseo anunciar que de no ser posible la modificación de este artículo, votaremos en forma negativa la totalidad del proyecto de ley en discusión. Consideramos que si no se acepta esta propuesta, no se dará seguridad definitiva a lo que interpretamos puede ser la posibilidad más seria que tiene el país de peligro inminente. Por todo ello, señor presidente, queremos dejar sentado que la Defensa Nacional es la integración de la acción coordinada de todas las fuerzas morales y materiales de la Nación para enfrentar todo tipo de agresión o amenaza. Sr. Presidente.—Se va a votar en general, previo llamado. Sr. Berhongaray.—Pido la palabra para una aclaración. Sr. Presidente.—Tiene la palabra el señor senador por La Pampa. 745 1986

23 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1986<br />

744<br />

hombre argentino porque es preciso que entendamos que no es con cajas <strong>de</strong> PAN o con alimentos<br />

que sustituiremos la falta <strong>de</strong> trabajo. De esa manera vamos a po<strong>de</strong>r aten<strong>de</strong>r la dignidad <strong>de</strong>l<br />

hombre que necesita llevar a su casa el pan que ha amasado con su esfuerzo y su trabajo.<br />

La República ha vivido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muchos años a esta parte un proceso <strong>de</strong>sgraciado <strong>de</strong>bido a la<br />

irrupción <strong>de</strong> los militares, los que no han sido otra cosa que el objeto utilizado por los intereses<br />

que se mueven en la trastienda, aunque muchos <strong>de</strong> ellos lo hayan hecho conscientemente.<br />

Tenemos que compren<strong>de</strong>r que a las Fuerzas Armadas <strong>de</strong>bemos sostenerlas, pulirlas, mo<strong>de</strong>rnizarlas<br />

y a<strong>de</strong>cuarlas a los tiempos actuales como una fuerza <strong>de</strong> disuasión y para contener solamente<br />

la agresión externa porque jamás el hombre argentino agredió a ningún vecino.<br />

De una buena vez es necesario que terminemos con esta antinomia que nos sigue separando,<br />

<strong>de</strong> militares y antimilitares. Es preciso que comprendamos que el hombre <strong>de</strong> uniforme es un ciudadano<br />

que por su vocación ha asumido un trabajo que no es otro que el <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r a la Nación<br />

y que el esfuerzo <strong>de</strong> sus habitantes le pone en sus manos el instrumento con el cual ejercerá esa<br />

profesión y que va más allá, porque está <strong>de</strong>fendiendo la dignidad <strong>de</strong> un pueblo.<br />

Creo que lo más positivo <strong>de</strong> este <strong>de</strong>bate es que vamos a sancionar un proyecto que no es el<br />

mejor pero que se irá puliendo a través <strong>de</strong>l tiempo, para conformar todo el andamiaje que permita<br />

a la República aten<strong>de</strong>r todo el espectro que hace a su <strong>de</strong>fensa.<br />

Es indudable que si entramos en el terreno <strong>de</strong> la disquisición jurídica, la mitad <strong>de</strong> la biblioteca<br />

dará la razón a nuestros argumentos y la otra mitad a los que están en contra. Lo importante es<br />

que todos nos hemos puesto <strong>de</strong> acuerdo en este momento para tratar <strong>de</strong> sentar las bases que,<br />

como dije, se irán puliendo con el tiempo hasta lograr la ley cierta y totalizadora que comprenda<br />

a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la Nación.<br />

Creo que es necesario —tal como lo señalaba el señor senador Brasesco— que la dirigencia<br />

política, <strong>de</strong>sprendiéndose <strong>de</strong>l natural egoísmo electoralista, asuma la docencia política <strong>de</strong> predicar<br />

el respeto a las leyes, el respeto irrestricto a la Constitución, y <strong>de</strong>spertar el sentido <strong>de</strong> solidaridad<br />

i<strong>de</strong>al entre los habitantes <strong>de</strong> nuestro país.<br />

Es necesario que abandonemos un poco el natural afán electoralista que todos tenemos para<br />

tratar <strong>de</strong> ir arrimando poco a poco los elementos que alguna vez pue<strong>de</strong>n hacer que la comunidad<br />

argentina pueda <strong>de</strong>sarrollarse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l marco <strong>de</strong> la justicia, <strong>de</strong> la paz y <strong>de</strong> la ley.<br />

Es necesario que entendamos una vez más que la falla fundamental está en esa agresión constante<br />

que es la culturalización <strong>de</strong>l país y, que tal vez, este Congreso Pedagógico permita rescatar<br />

los valores ciertos y fundamentales <strong>de</strong> la Nación para elaborar por fin un programa auténticamente<br />

nacional y popular.<br />

Debemos hacer docencia para que el país entienda que tiene una historia <strong>de</strong> sacrificio, don<strong>de</strong><br />

ayer los abogados se hacían generales, don<strong>de</strong> los hombres más representativos terminaban siendo<br />

la síntesis <strong>de</strong> los pueblos que se alzaron muchas veces contra la prepotencia y la explotación por<br />

parte <strong>de</strong> las élites.<br />

Una vez dije en este recinto —y lo repito— que uno <strong>de</strong> los caudillos más interesantes que dio<br />

el país, que terminó asesinado —y con él por mucho tiempo se eclipsó la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la reorganización<br />

nacional—, fue el general Quiroga. Cuando le enviaron una constitución <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la provincia<br />

<strong>de</strong> Catamarca para que la revisase y diese su aprobación, contestó que los militares estaban para<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la Constitución, no para aprobarla o rechazarla.<br />

Quiroga no era un general <strong>de</strong> carrera; era la síntesis <strong>de</strong> un pueblo, como dije.<br />

Esas lecciones son las que <strong>de</strong>bemos tener presentes para que esta <strong>de</strong>mocracia incipiente, que<br />

vamos consolidando todos los días, se vaya fortaleciendo a través <strong>de</strong>l tiempo, y para que todos<br />

los argentinos, aunando el esfuerzo, podamos ir elaborando todas las pautas para lograr <strong>de</strong>finitivamente<br />

la recreación <strong>de</strong> la República.<br />

Siempre voy a repetir y señalar que esta <strong>de</strong>mocracia se asienta sobre las cariáti<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Juan<br />

Perón y <strong>de</strong> Ricardo Balbín; Ricardo Balbín, que no era el joven <strong>de</strong> 1948, cuando con absoluta

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!