Antecedentes legales y parlamentarios - Ministerio de Defensa

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06.10.2014 Views

23 de octubre de 1986 714 y la calidad de vida que pretendemos, de acuerdo con nuestras religiones, costumbres y cultura propia. Entonces cuando todos los argentinos nos ponemos de acuerdo en el piso de abajo con el país que queremos, subimos al otro y votamos, y quien obtenga más votos deberá aplicar lo resuelto en el otro piso. El drama de nuestro tiempo es que la inestabilidad política rompió el entendimiento en las bases de la Nación, es decir en el piso de abajo. De ahí este intento de ley de Defensa Nacional, que tendremos que estudiar a fondo y que, por ahora, aparece incluyendo la subpolítica militar. Esta ley debe conseguir, como lo señalé al comienzo, que los militares y civiles no nos miremos más con sospechas, Por lo expuesto, es necesario un cambio de conciencia. No podemos seguir hablando como en el pasado. Onganía no tiene derecho ya a hablar en nuestro país. Fue quien echó al gobierno que estaba poniendo en marcha la Nación. Porque si me dicen que querían justificar la presencia de la subversión, yo pregunto qué subversión había con Arturo Illia. Durante su gobierno funcionaban las instituciones; la inflación era del treinta y dos por ciento anual, se aplicaba la ley de trabajo con el salario mínimo vital y móvil; se achicó casi el cincuenta por ciento de nuestra deuda externa; el país tenía prestigio exterior y las libertades funcionaban. Algunas de esas libertades eran tan grandes como ahora; lo que sucede es que como todavía no tenemos conciencia de sociedad democrática, algunos no comprenden que la Presidencia de la Nación es una institución. Y entonces nadie puede decirle al presidente, sin que sea un pecado para la civilización que debemos elaborar, que es un sinvergüenza, porque no se lo está diciendo al presidente Raúl Alfonsín, sino a la institución que los argentinos debemos prestigiar de ahora en adelante si queremos la estabilidad constitucional de la Nación. (¡Muy bien! Aplausos). Por eso es necesaria la modernización. Considero que mañana tendremos que sancionar una ley de Defensa Nacional completa, estudiada, que contemple el avance de la tecnología. En este aspecto estamos atrasados, y por qué no decirlo en algunos casos muy atrasados. En función de la tecnología el mundo está arriesgando una colonización. En el siglo pasado eran las colonias las que estaban a la vista. Los pueblos eran esclavos de las metrópolis. Ahora los pueblos pueden llegar a tener una nueva forma de esclavitud, que es la de la tecnología. La fibra de vidrio óptica, puede transmitir treinta mil llamadas telefónicas en un segundo. Evidentemente, en una política de Defensa Nacional no podemos manejarnos con el actual sistema de comunicaciones. Aparte de esta ley, me parece trascendente un mejor control por parte del Estado sobre la información. El sistema de información debe unificarse; le cuesta carísimo a nuestra Nación y a veces deja en manos de algunos funcionarios casi inexistentes o de nombres cambiados el gasto de enormes sumas de dinero en función del espionaje y el contraespionaje. Esta también hace a la Defensa Nacional. Creo que uno de los campos donde se afirma el criterio de esta presencia es aquel en el que podamos ser capaces de dar respuestas morales a la gente que nos está mirando. Por eso sabrán disculpar que me entrometa en un asunto que no me hace feliz: que el hermano del presidente de la República, que es serio, haya hecho una denuncia ante la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, que ésta la haya presentado ante el juzgado y que, luego, en veinticuatro horas y por falta de méritos, los involucrados hayan quedado todos en libertad por falta de mérito. Esto no prestigia a las instituciones. Yo respeto a la Justicia pero, evidentemente, considero que estos hechos no prestigian el funcionamiento de la democracia. No hay Defensa Nacional si no nos damos gobierno y si no prestigiamos el instrumento específico de nuestra acción militar. La estabilidad exige la desaparición de las deliberaciones en las Fuerzas Armadas. Nadie se puede oponer a que sean hombres políticos. Decía al comienzo que Yrigoyen hablaba del militar-ciudadano pero, de todas maneras, no podemos desconocer que la politización

29a. reunión - continuación 22a. sesión ordinaria de las Fuerzas Armadas ha sido uno de los ingredientes que negó la chance del desarrollo del país en muchas áreas. La Nación sin ninguna excepción —sea de grupo, partido, color o creencia— les da a nuestras Fuerzas Armadas el encargo de defender la paz, el bienestar, los intereses comunes; les da los soldados. Les hemos dado fueros, las hemos liberado de algunas reglas que rigen el campo civil, les hemos dado el privilegio de su propio juzgamiento. Frente a todo esto, ¿qué exige el pueblo? La condición de que no interfieran en el ámbito político, en el de su libertad, porque allí quebrantarían su unidad. Esto es lo que ha sucedido. Y siempre a través del ciclo de la demagogia que se inicia y de las promesas que no llegan, se retiran, regresan rodeadas de adversarios, sin prestigio, sin gloria y sin amigos, porque casi todos los amigos del campo civil que se arriman al partido militar en los tiempos de deformación constitucional se alejan apresuradamente cuando cae la posibilidad de sentarse en el mostrador donde todo se compra y todo se vende. Creo que es una forma de entendernos la de hablar con una gran lealtad entre los argentinos de nuestro tiempo. La defensa de la Constitución prestigia a nuestras Fuerzas Armadas, y este es un valor que queremos recomponer. Cuando defendieron la Constitución, como frente a la irracionalidad de la violencia, el país los respetó; cuando usaron la metodología que violaba la concepción constitucional, él país ya no pudo aplaudir. Nosotros estamos frente a una realidad, como dije al comienzo, que condiciona nuestra posibilidad de elaborar urgentemente una política de Defensa Nacional muy sabia e inteligente y que lleve a un punto óptimo la combinación de costo y eficacia, pero existe una estructura internacional que nos limita. Yo quisiera que los ingleses no fuesen piratas, pero lo son; yo quisiera que la Comunidad Económica Europea no subsidiara, pero subsidia; yo quisiera que Estados Unidos no fuera un país imperial, pero lo es. Yo quisiera que no se gastara un millón de dólares por segundo para matar, y que con el 30 por ciento de eso se pusiera fin a la situación de los 500 millones de seres que viven a la intemperie casi cara a la luna y al sol en Asia, lo mismo que los 50 millones de África y los 90 de América latina. A todos nos hubiera gustado que en la reunión de Punta del Este sobre tarifas y aranceles, las grandes naciones comprendiesen que hay que cambiar las estructuras que nos impiden capitalizarnos, luchar contra ese proteccionismo, que promueve la gran acumulación de riquezas mientras otros tienen que sufrir la acumulación de miseria y que en esas condiciones a nosotros nos va a costar la recomposición. Esta es la pretensión de una gran nación que no quiere llegar a la luna, que no buscar ser potencia nuclear, pero sí desea ser potencia moral. Yo aspiro a que cuando pase esta especie de carnaval cínico que vive la humanidad en función de las potencias hegemónicas, se recupere para el mundo una actitud de fronteras achatadas para mostrar que el género humano sigue siendo el objetivo fundamental de nuestra historia, como dijo San Martín alguna vez. Por eso estamos sacudidos por el Norte y por el Sur, por el Este y el Oeste y por la realidad de los compatriotas de nuestra América latina. Decía antes que el proyecto es parcial, pues esta es una ley que se llama de defensa pero que prácticamente toca los aspectos militares puros que conforman una subpolítica, un instrumento de la defensa general. Pero significa un avance, en la medida que crea algunas condiciones que ponen de resalto nuestra presencia para la mera convivencia que tenemos que realizar. Me parece que subsiste, en función de este mismo proyecto, algún tufillo prusiano, que nosotros vamos a tener que ir cambiando en cuanto gane terreno la propia sedimentación democrática del país. No creo que nosotros tengamos la idea de que vivimos en guerra permanente, como decía Von Molk. Nosotros queremos la paz permanente. Pretendemos vivir en paz por un extenso período en el cual el costo de la preparación y la disponibilidad de los mecanismos de adaptación para la guerra sean muy eficaces, pero con un costo social global mínimo. Yo no sé si esta ley llega tarde o temprano. Puede ser que llegue temprano para insertarse en esta sociedad democrática que aún permanece con interrogantes pero que, de todas maneras, 715 1986

29a. reunión - continuación 22a. sesión ordinaria<br />

<strong>de</strong> las Fuerzas Armadas ha sido uno <strong>de</strong> los ingredientes que negó la chance <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l país<br />

en muchas áreas.<br />

La Nación sin ninguna excepción —sea <strong>de</strong> grupo, partido, color o creencia— les da a nuestras<br />

Fuerzas Armadas el encargo <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la paz, el bienestar, los intereses comunes; les da los<br />

soldados. Les hemos dado fueros, las hemos liberado <strong>de</strong> algunas reglas que rigen el campo civil,<br />

les hemos dado el privilegio <strong>de</strong> su propio juzgamiento. Frente a todo esto, ¿qué exige el pueblo?<br />

La condición <strong>de</strong> que no interfieran en el ámbito político, en el <strong>de</strong> su libertad, porque allí quebrantarían<br />

su unidad. Esto es lo que ha sucedido. Y siempre a través <strong>de</strong>l ciclo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>magogia<br />

que se inicia y <strong>de</strong> las promesas que no llegan, se retiran, regresan ro<strong>de</strong>adas <strong>de</strong> adversarios, sin<br />

prestigio, sin gloria y sin amigos, porque casi todos los amigos <strong>de</strong>l campo civil que se arriman al<br />

partido militar en los tiempos <strong>de</strong> <strong>de</strong>formación constitucional se alejan apresuradamente cuando<br />

cae la posibilidad <strong>de</strong> sentarse en el mostrador don<strong>de</strong> todo se compra y todo se ven<strong>de</strong>.<br />

Creo que es una forma <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rnos la <strong>de</strong> hablar con una gran lealtad entre los argentinos<br />

<strong>de</strong> nuestro tiempo. La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la Constitución prestigia a nuestras Fuerzas Armadas, y este<br />

es un valor que queremos recomponer. Cuando <strong>de</strong>fendieron la Constitución, como frente a la<br />

irracionalidad <strong>de</strong> la violencia, el país los respetó; cuando usaron la metodología que violaba la<br />

concepción constitucional, él país ya no pudo aplaudir.<br />

Nosotros estamos frente a una realidad, como dije al comienzo, que condiciona nuestra<br />

posibilidad <strong>de</strong> elaborar urgentemente una política <strong>de</strong> <strong>Defensa</strong> Nacional muy sabia e inteligente<br />

y que lleve a un punto óptimo la combinación <strong>de</strong> costo y eficacia, pero existe una estructura<br />

internacional que nos limita. Yo quisiera que los ingleses no fuesen piratas, pero lo son; yo<br />

quisiera que la Comunidad Económica Europea no subsidiara, pero subsidia; yo quisiera que<br />

Estados Unidos no fuera un país imperial, pero lo es. Yo quisiera que no se gastara un millón<br />

<strong>de</strong> dólares por segundo para matar, y que con el 30 por ciento <strong>de</strong> eso se pusiera fin a la situación<br />

<strong>de</strong> los 500 millones <strong>de</strong> seres que viven a la intemperie casi cara a la luna y al sol en Asia, lo<br />

mismo que los 50 millones <strong>de</strong> África y los 90 <strong>de</strong> América latina. A todos nos hubiera gustado<br />

que en la reunión <strong>de</strong> Punta <strong>de</strong>l Este sobre tarifas y aranceles, las gran<strong>de</strong>s naciones comprendiesen<br />

que hay que cambiar las estructuras que nos impi<strong>de</strong>n capitalizarnos, luchar contra ese<br />

proteccionismo, que promueve la gran acumulación <strong>de</strong> riquezas mientras otros tienen que<br />

sufrir la acumulación <strong>de</strong> miseria y que en esas condiciones a nosotros nos va a costar la recomposición.<br />

Esta es la pretensión <strong>de</strong> una gran nación que no quiere llegar a la luna, que no buscar<br />

ser potencia nuclear, pero sí <strong>de</strong>sea ser potencia moral. Yo aspiro a que cuando pase esta especie<br />

<strong>de</strong> carnaval cínico que vive la humanidad en función <strong>de</strong> las potencias hegemónicas, se recupere<br />

para el mundo una actitud <strong>de</strong> fronteras achatadas para mostrar que el género humano sigue<br />

siendo el objetivo fundamental <strong>de</strong> nuestra historia, como dijo San Martín alguna vez. Por eso<br />

estamos sacudidos por el Norte y por el Sur, por el Este y el Oeste y por la realidad <strong>de</strong> los compatriotas<br />

<strong>de</strong> nuestra América latina.<br />

Decía antes que el proyecto es parcial, pues esta es una ley que se llama <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa pero que<br />

prácticamente toca los aspectos militares puros que conforman una subpolítica, un instrumento<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa general. Pero significa un avance, en la medida que crea algunas condiciones que<br />

ponen <strong>de</strong> resalto nuestra presencia para la mera convivencia que tenemos que realizar. Me parece<br />

que subsiste, en función <strong>de</strong> este mismo proyecto, algún tufillo prusiano, que nosotros vamos a<br />

tener que ir cambiando en cuanto gane terreno la propia sedimentación <strong>de</strong>mocrática <strong>de</strong>l país.<br />

No creo que nosotros tengamos la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que vivimos en guerra permanente, como <strong>de</strong>cía<br />

Von Molk. Nosotros queremos la paz permanente. Preten<strong>de</strong>mos vivir en paz por un extenso<br />

período en el cual el costo <strong>de</strong> la preparación y la disponibilidad <strong>de</strong> los mecanismos <strong>de</strong> adaptación<br />

para la guerra sean muy eficaces, pero con un costo social global mínimo.<br />

Yo no sé si esta ley llega tar<strong>de</strong> o temprano. Pue<strong>de</strong> ser que llegue temprano para insertarse en<br />

esta sociedad <strong>de</strong>mocrática que aún permanece con interrogantes pero que, <strong>de</strong> todas maneras,<br />

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