Antecedentes legales y parlamentarios - Ministerio de Defensa

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06.10.2014 Views

20 y 21 de noviembre de 1975 310 Nacional y Defensa Nacional, es no contribuir con eficacia el logro de los objetivos que una ley de esta naturaleza tiene. Pero mucho más grave, señor presidente, es divorciar el esquema de análisis de un planeamiento para la “seguridad”, de una programación para el “desarrollo” porque ello importa parcializar peligrosamente la realidad social. Sin caer en una abstracción caprichosa y políticamente inválida, no puede hacerse una doctrina de la seguridad, ni mucho menos de la Defensa Nacional, sin asumir la problemática del desarrollo integral o, dicho en otras palabras, sin elaborar como prerrequisito la constitución de los elementos básicos del proyecto de nación deseada. Creemos pues que este proyecto escogido por el Poder Ejecutivo no es un instrumento idóneo para la Defensa Nacional y que carece de coherencia desde el punto de vista de la seguridad nacional. Aborda la cuestión desde un punto de vista parcial, incompleto y lamentablemente obsoleto en cuanto al modelo que ha tenido en cuenta para su redacción (ley 16.970). Es decir que, en vez de haber avanzado perfeccionando el tratamiento legislativo de la Defensa Nacional, hoy nos encontramos no sólo ante un retroceso de esa capacidad legislativa sino en incoherencia con las propuestas que el gobierno formuló al iniciar su gestión, plasmadas en los lineamientos generales de su Plan Trienal 1974/77. El Poder Ejecutivo tenía por lo menos la exigencia de perfeccionar el planeamiento para la Defensa Nacional, habida cuenta de la celeridad vertiginosa de los cambios sociales operados durante la última década. Todo tratamiento sobre la seguridad y el desarrollo debe partir del análisis y del diagnóstico de la realidad nacional y de los contextos regionales e internacionales a fin de extraer las conclusiones ciertas y precisas sobre la determinación de los intereses vitales de la Nación, y sobre la visualización de las vulnerabilidades y los previsibles conflictos que una propuesta de desarrollo integral necesariamente debe desencadenar en la malla de los intereses y obstáculos tanto de orden interno como externo. No estamos persuadidos de que un instrumento legal como el que se trata, sin estar inserto en una cosmovisión unitaria y solidaria de lo que queremos ser, de hacia dónde queremos ir y de cuál es el sentido de nuestro destino propuesto, se torne en agente eficaz para la realización de nuestras legítimas aspiraciones de grandeza y liderazgo continental fundadas en el servicio de la fraternidad y en la integración sin cálculos ni mezquindades. Tampoco estamos persuadidos de que por sí solo este proyecto arme espiritualmente a la Nación toda en favor de la Defensa Nacional ni que abra las trincheras en todos los ámbitos de nuestra Patria para la defensa de nuestra soberanía, para la preservación de nuestra escala de valores y para hacernos invulnerables frente a la penetración ideológica, de costumbres y de apetencias que persiga el vaciamiento doctrinal, espiritual, e histórico de nuestro pueblo. En esto está centrado el cuestionamiento a esta estructura normativa que propone el Poder Ejecutivo y que ha sido objeto de algunas modificaciones insubstanciales y de otras no, ya que inteligentemente y con gran receptividad han sido aceptadas en el curso de las deliberaciones realizadas en las comisiones de Defensa y Asuntos Constitucionales. Permítaseme que nuevamente haga aparecer en escena a ese legendario personaje de Guillotin, no para atribuirle funciones que ya se han mencionado… Sr. Porto.—¿Me permite una interrupción, señor diputado? Sr. Lucena.—Con mucho gusto. Sr. Presidente (Sánchez Toranzo).—Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado Porto. Sr. Porto.—Quiero desvirtuar un equívoco que es tradicional y corriente en los expositores y escritores que se ocupan del señor Guillotin. Se suele decir que este señor inventó la guillotina y luego murió víctima del aparato que había inventado. Quiero señalar a la Honorable Cámara que los dos conceptos son erróneos. El doctor José Ignacio Guillotin no es quien inventó la guillotina sino quien propuso al órgano de que formaba parte, los Estados Generales, la adopción de un

49a. reunión - continuación 2a. sesión extraordinaria aparato que construyeron el médico legista Louis, el fabricante de pianos Schmidt y el carpintero Clairin; un aparato que tendría la virtud de quitar la vida en forma sencilla y sin dolor y en un pie de igualdad para todos los ciudadanos franceses. Además de esto quiero destacar que quien hace esta moción, que finalmente fue aprobada, en el sentido de adoptar tal instrumento para suprimir la vida de los condenados al último suplicio, muere de muerte natural, en 1814, en París, a los setenta y seis años de edad, si bien es cierto que el equívoco sobre su guillotinamiento parte de que durante el terror estuvo detenido por un hecho que pudo llevarlo a la guillotina, cuando ésta funcionaba. Sr. Presidente (Sánchez Toranzo).—Continúa en el uso de la palabra el señor diputado Lucena. Sr. Lucena.—Esto me permitirá guillotinar un tramo de mi exposición y pasar a otro capítulo concreto de mis opiniones. Señor presidente: el diputado Portero, en el transcurso de su brillante alocución, dejó sentado un concepto que deseo recoger porque es de vital importancia. El profesor García Venturini, en algunas notas de fondo difundidas en los diarios del país, hace también alusión a esa temática que ha sido puesta de relieve por el diputado Portero. Me refiero a que debe devolverse el contenido real a las palabras, a que debe dársele a los términos el peso substantivo que han tenido para que los hombres puedan ser inteligibles en sus comunicaciones. A fuer de ir descastando y viciando indebidamente el recto contenido de las palabras y de los conceptos, muchas veces hemos llegado a hablar en un lenguaje de sordos y a decir cosas muy distintas con palabras idénticas. Me remito al respecto a las razones del diputado Portero y a ese precioso trabajo del profesor García Venturini, para no ser redundante. Lo dicho es valioso en estas circunstancias porque la conceptualización de un legislador tiene connotaciones mentales, responde a una formación filosófica y política que lo diferencia del profesor universitario, del científico de gabinete en áreas donde cada vez más se requiere la determinación de la palabra precisa y quizás —en lenguaje sociológico— llegar a la matematización de los términos. Aquí se habla de la defensa de la Nación. Y para un político, para una Cámara política, para quien tiene la sensibilidad nacida de una vocación política, lo que entiende por Defensa Nacional evidentemente nada tiene que ver con lo que está estructurado dentro de la economía del proyecto del Poder Ejecutivo. No me atrevería, señor presidente, a hacer esta afirmación si solamente me apoyara en las experiencias de mi formación personal. He tenido la suerte de asistir, junto con otros colegas parlamentarios a un curso acelerado acerca de la temática de la Defensa Nacional y el planteo clave que nos ha dejado esclarecido, como una coordenada permanente en todos los expositores, es que la Defensa Nacional no es la Seguridad Nacional. Asignar las responsabilidades de la defensa y la seguridad nacionales solamente a un organismo, o a un funcionario, y lo que es mucho más grave —tal como se propone en este proyecto de ley— adjudicarlo al ministro de Defensa, es un despropósito y crearía una situación distorsionante del verdadero contenido de la Defensa Nacional, no solamente de su concepto primigenio sino también de la concepción político-militar. De allí que esté realmente apenado de que se haya traído al recinto de esta Honorable Cámara este proyecto de Defensa Nacional, al que le encontramos falencias, limitaciones, imperfecciones e incoherencias mucho mayores y más graves que las disposiciones legales vigentes en la ley 16.970 que creara el organismo para la Seguridad Nacional que fue dado llamar el CONASE. En el régimen militar los autores de la ley por la cual se creó el CONASE concibieron al lado de éste al CONADE. En el régimen militar los redactores de la ley de creación del CONADE —como en el caso de la creación del CONASE— en ningún momento confundieron lo que era 311 1975

20 y 21 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1975<br />

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Nacional y <strong>Defensa</strong> Nacional, es no contribuir con eficacia el logro <strong>de</strong> los objetivos que una ley<br />

<strong>de</strong> esta naturaleza tiene.<br />

Pero mucho más grave, señor presi<strong>de</strong>nte, es divorciar el esquema <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> un planeamiento<br />

para la “seguridad”, <strong>de</strong> una programación para el “<strong>de</strong>sarrollo” porque ello importa parcializar<br />

peligrosamente la realidad social. Sin caer en una abstracción caprichosa y políticamente<br />

inválida, no pue<strong>de</strong> hacerse una doctrina <strong>de</strong> la seguridad, ni mucho menos <strong>de</strong> la <strong>Defensa</strong> Nacional,<br />

sin asumir la problemática <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo integral o, dicho en otras palabras, sin elaborar como<br />

prerrequisito la constitución <strong>de</strong> los elementos básicos <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> nación <strong>de</strong>seada.<br />

Creemos pues que este proyecto escogido por el Po<strong>de</strong>r Ejecutivo no es un instrumento idóneo<br />

para la <strong>Defensa</strong> Nacional y que carece <strong>de</strong> coherencia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la seguridad<br />

nacional. Aborda la cuestión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista parcial, incompleto y lamentablemente<br />

obsoleto en cuanto al mo<strong>de</strong>lo que ha tenido en cuenta para su redacción (ley 16.970). Es <strong>de</strong>cir<br />

que, en vez <strong>de</strong> haber avanzado perfeccionando el tratamiento legislativo <strong>de</strong> la <strong>Defensa</strong> Nacional,<br />

hoy nos encontramos no sólo ante un retroceso <strong>de</strong> esa capacidad legislativa sino en incoherencia<br />

con las propuestas que el gobierno formuló al iniciar su gestión, plasmadas en los lineamientos<br />

generales <strong>de</strong> su Plan Trienal 1974/77. El Po<strong>de</strong>r Ejecutivo tenía por lo menos la exigencia <strong>de</strong> perfeccionar<br />

el planeamiento para la <strong>Defensa</strong> Nacional, habida cuenta <strong>de</strong> la celeridad vertiginosa <strong>de</strong><br />

los cambios sociales operados durante la última década.<br />

Todo tratamiento sobre la seguridad y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>be partir <strong>de</strong>l análisis y <strong>de</strong>l diagnóstico<br />

<strong>de</strong> la realidad nacional y <strong>de</strong> los contextos regionales e internacionales a fin <strong>de</strong> extraer las conclusiones<br />

ciertas y precisas sobre la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> los intereses vitales <strong>de</strong> la Nación, y sobre la<br />

visualización <strong>de</strong> las vulnerabilida<strong>de</strong>s y los previsibles conflictos que una propuesta <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo<br />

integral necesariamente <strong>de</strong>be <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar en la malla <strong>de</strong> los intereses y obstáculos tanto <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n<br />

interno como externo.<br />

No estamos persuadidos <strong>de</strong> que un instrumento legal como el que se trata, sin estar inserto<br />

en una cosmovisión unitaria y solidaria <strong>de</strong> lo que queremos ser, <strong>de</strong> hacia dón<strong>de</strong> queremos ir y<br />

<strong>de</strong> cuál es el sentido <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>stino propuesto, se torne en agente eficaz para la realización<br />

<strong>de</strong> nuestras legítimas aspiraciones <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za y li<strong>de</strong>razgo continental fundadas en el servicio <strong>de</strong><br />

la fraternidad y en la integración sin cálculos ni mezquinda<strong>de</strong>s. Tampoco estamos persuadidos<br />

<strong>de</strong> que por sí solo este proyecto arme espiritualmente a la Nación toda en favor <strong>de</strong> la <strong>Defensa</strong><br />

Nacional ni que abra las trincheras en todos los ámbitos <strong>de</strong> nuestra Patria para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong><br />

nuestra soberanía, para la preservación <strong>de</strong> nuestra escala <strong>de</strong> valores y para hacernos invulnerables<br />

frente a la penetración i<strong>de</strong>ológica, <strong>de</strong> costumbres y <strong>de</strong> apetencias que persiga el vaciamiento<br />

doctrinal, espiritual, e histórico <strong>de</strong> nuestro pueblo. En esto está centrado el cuestionamiento a<br />

esta estructura normativa que propone el Po<strong>de</strong>r Ejecutivo y que ha sido objeto <strong>de</strong> algunas modificaciones<br />

insubstanciales y <strong>de</strong> otras no, ya que inteligentemente y con gran receptividad han<br />

sido aceptadas en el curso <strong>de</strong> las <strong>de</strong>liberaciones realizadas en las comisiones <strong>de</strong> <strong>Defensa</strong> y Asuntos<br />

Constitucionales.<br />

Permítaseme que nuevamente haga aparecer en escena a ese legendario personaje <strong>de</strong> Guillotin,<br />

no para atribuirle funciones que ya se han mencionado…<br />

Sr. Porto.—¿Me permite una interrupción, señor diputado?<br />

Sr. Lucena.—Con mucho gusto.<br />

Sr. Presi<strong>de</strong>nte (Sánchez Toranzo).—Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado<br />

Porto.<br />

Sr. Porto.—Quiero <strong>de</strong>svirtuar un equívoco que es tradicional y corriente en los expositores y<br />

escritores que se ocupan <strong>de</strong>l señor Guillotin. Se suele <strong>de</strong>cir que este señor inventó la guillotina y<br />

luego murió víctima <strong>de</strong>l aparato que había inventado. Quiero señalar a la Honorable Cámara que<br />

los dos conceptos son erróneos. El doctor José Ignacio Guillotin no es quien inventó la guillotina<br />

sino quien propuso al órgano <strong>de</strong> que formaba parte, los Estados Generales, la adopción <strong>de</strong> un

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