Antecedentes legales y parlamentarios - Ministerio de Defensa

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06.10.2014 Views

20 y 21 de noviembre de 1975 280 parte, pero dichos intentos, especialmente los de las posiciones totalitarias, han sido ciegos a la captación de esos valores. Sólo el criterio que se asienta sobre la base espiritual fundada en valores como la libertad, hace que al comportamiento humano se lo provea de certeza, armonía y afirmación. Por ello, cuando el ciudadano, el político, el dirigente sindical, el caudillo de comité y otros modos de conducta política hayan perdido la noción fundamental de coordinación integral del mundo político, el contexto se sumergirá en algo inexplicable carente de significación. Cada uno de los valores del comportamiento aparecerá disociado, lo que exige para evitar llegar a ese estado hacer prevalecer el sentido estructural de la sociedad en que vivimos, fundado en el valor supremo de la justicia que hará posible el orden y la seguridad. A esta altura cabe —es una reflexión— preguntar: ¿qué Nación queremos construir? ¿Estamos conformes o no con la organización constitucional actual del Estado? Las respuestas a estos interrogantes serán dispares. De ahí el origen de nuestras disidencias internas desde el punto de vista doctrinario. Todo ello es posible en el marco constitucional actual; el pluralismo ideológico lo facilita. ¿Cuáles son las vías para resolver esas discrepancias y a partir de ellas comenzar a superar las diferencias? Aquí cabe dejar otro interrogante: ¿son únicamente las vías constitucionales o existen otras? Dejo planteados estos interrogantes de filosofía política, para que cada uno le dé respuesta conforme a su posición ideológica. Prescindiendo del aspecto externo, en el que todos estamos unidos en la defensa de nuestra soberanía, y centrando nuestra opinión en el problema interno argentino, podemos afirmar, sin ninguna clase de hesitación, que se trata de un problema de tipo estructural. Y en este campo podemos decir que no habrá transformación pacífica de las estructuras económicas, políticas y sociales en la Argentina, y por consiguiente, desarrollo económico y justicia social, si las Fuerzas Armadas no participan activamente y con cabal comprensión del proceso y del papel que a ellas les incumbe. Las Fuerzas Armadas de nuestro país, como las de cualquier otro, integran la comunidad, viven sus problemas y sus angustias. Nuestra comunidad, como cualquier otra, no tiene compartimientos estancos; existe una interacción que vincula a todos los sectores sociales entre sí y a cada uno de ellos con la comunidad. Únicamente comprendiendo esta circunstancia podremos tener un concepto cabal y global de lo que es la Nación. Desde las guerras de la independencia, donde el pueblo improvisó ejércitos y escuadras, las guerras civiles, la Campaña al Desierto, la institucionalización de las fuerzas como brazo armado de la Nación mediante la implantación del ejército profesional y el servicio militar obligatorio, para llegar más tarde a la promoción industrial, con el general Mosconi en materia de petróleo, el general Savio en la siderurgia, y la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea en la formación de una conciencia naviera y aeronáutica, sin duda alguna las Fuerzas Armadas están insertas en la problemática del desarrollo económico nacional y de la integración del país desde el punto de vista geoeconómico como fundamento de su soberanía. En los diarios se viene insistiendo desde hace rato en la lenta penetración brasileña en el país, que afecta a las provincias de Misiones y Corrientes. Sabemos que existe una ley que prohíbe la venta de tierras en las zonas fronterizas a personas individuales o colectivas extranjeras. ¿Pero acaso ello es suficiente para impedir esta penetración que se ha denunciado reiteradamente? ¿No será necesario para impedirla la presencia efectiva de la Nación en las zonas de frontera, ya sea con una escuela, con una radio, y mejor todavía, mediante la promoción industrial de esa zona, radicando industrias que impliquen la ocupación efectiva de nuestro país? Creo que de esa manera, desarrollando esas zonas, se va a hacer efectiva la soberanía política, impidiendo la penetración extranjera. Sin entrar al examen detallado del proyecto de ley en consideración, señalo mi preocupación por la modificación del decreto ley al que hice referencia precedentemente por la omisión de toda relación al desarrollo económico para la seguridad y defensa nacionales, como fundamento de nuestra soberanía. Por ello no he subscrito el despacho de la mayoría, dejando constancia de mi disidencia parcial. Sr. Presidente (Pereira).—Tiene la palabra el señor diputado Arigós.

49a. reunión - continuación 2a. sesión extraordinaria Sr. Arigós.—Señor presidente: haré muy breves consideraciones, pues ya varios diputados de mi bancada se han referido —y otros lo van a hacer— a los aspectos generales de la ley y al examen en particular, donde mantenemos disidencias con respecto al despacho de la mayoría. No obstante, deseo reiterar que nuestra posición frente a este proyecto de ley de Defensa es votarlo afirmativamente en general, porque creemos que el país debió y debe contar con una legislación integral tendiente a su defensa y a su seguridad. Nadie puede ignorar que los organismos nacen, crecen, viven, se enferman, se desgastan y, finalmente, mueren. El Estado se ha comparado numerosas veces con los organismos vivos, porque ambos tienen órganos para expresarse y sufren también el desgaste y las enfermedades, pero en lo único que admitimos una diferencia es en que la Nación no debe estar expuesta a enfermedades que la puedan conducir a su desaparición. Todo aquello que amenace la salud de la República en sus aspectos físicos, culturales, económicos y morales, debe ser atacado de raíz. Pero no debemos caer en la ingenuidad de creer que únicamente la represión armada puede ser el remedio suficiente para lograr la recuperación de un país enfermo. En el artículo 2 o del proyecto, cuando se habla de la seguridad nacional, se hace alusión a los intereses vitales de la Nación, y todos estamos de acuerdo que, cuando estos intereses están amenazados por cualquier clase de peligro, todo el país debe ponerse de pie para resistir la agresión. Y esto porque estamos hablando de intereses vitales, es decir, de la supervivencia como país. Pero cuando se habla de objetivos nacionales y políticos en el mismo artículo 2 o , entramos en un tema que no está tan claramente definido y que tampoco tiene una límpida expresión, porque los intereses y los objetivos nacionales y políticos no tienen en nuestro país una unidad conceptual que nos agrupe a todos los argentinos. Recién hemos escuchado al señor diputado Ferreira cuando al final de su exposición hacía una minuciosa síntesis de las amenazas que producen la desintegración política del país. La inflación y las enfermedades proliferan en diversas regiones del país y cuando son señaladas por la prensa, como recientemente ha ocurrido, producen la clausura de un diario, porque denunció un aumento en los casos de poliomielitis. Ahora se han registrado 17 casos mortales de sarampión, y yo me pregunto: ¿qué lograremos con clausurar los diarios que dan la noticia aunque traer alarma al país, cuando lo que corresponde es atender debidamente los problemas planteados por la salud pública? Tenemos numerosos casos de denuncias por la actitud de funcionarios que presuntivamente han cometido peculado en perjuicio del patrimonio nacional. En lugar de abrir las puertas de par en par a una investigación que debió haber sido cristalina y urgente para que no quedara la menor duda sobre los inocentes y los culpables, estamos tratando de hacer un dribling a los investigadores para que no puedan llegar al fondo de la verdad. Todo esto crea escepticismo, desazón, desesperanza, amargura y pesimismo en el país, y no podemos entonces encargar a nuestros soldados, suboficiales, oficiales y jefes de nuestro Ejército la tarea de reprimir los focos de la subversión, cuando estamos anidando o haciendo el caldo necesario para que la subversión sobreviva y se fortalezca. Nosotros también hemos tenido algunas discrepancias en torno a los artículos 30 y 35 del despacho. En ambos casos creemos que innecesariamente se dede lado al Congreso Nacional como expresión de la soberanía política del país. Y digo innecesariamente porque conceptúo, tal como se ha dicho, que frente a un estado de necesidad nacional todo debe ceder para que la urgencia y la gravedad del caso sean atendidas con los remedios que se tengan a mano, sin cortapisas legales de ninguna especie. Y reitero lo de innecesariamente porque la declaración de zonas de emergencia, en el caso de conmoción interior a que alude el artículo 30, se hace con la comunicación al Congreso. El señor diputado Monsalve, con un ejemplo extraído de la vida tribunalicia, ha señalado bien que esta declaración de zona de emergencia debe producirse con autorización del Congreso. 281 1975

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parte, pero dichos intentos, especialmente los <strong>de</strong> las posiciones totalitarias, han sido ciegos a la<br />

captación <strong>de</strong> esos valores. Sólo el criterio que se asienta sobre la base espiritual fundada en valores<br />

como la libertad, hace que al comportamiento humano se lo provea <strong>de</strong> certeza, armonía y<br />

afirmación. Por ello, cuando el ciudadano, el político, el dirigente sindical, el caudillo <strong>de</strong> comité y<br />

otros modos <strong>de</strong> conducta política hayan perdido la noción fundamental <strong>de</strong> coordinación integral<br />

<strong>de</strong>l mundo político, el contexto se sumergirá en algo inexplicable carente <strong>de</strong> significación. Cada<br />

uno <strong>de</strong> los valores <strong>de</strong>l comportamiento aparecerá disociado, lo que exige para evitar llegar a ese<br />

estado hacer prevalecer el sentido estructural <strong>de</strong> la sociedad en que vivimos, fundado en el valor<br />

supremo <strong>de</strong> la justicia que hará posible el or<strong>de</strong>n y la seguridad.<br />

A esta altura cabe —es una reflexión— preguntar: ¿qué Nación queremos construir? ¿Estamos<br />

conformes o no con la organización constitucional actual <strong>de</strong>l Estado? Las respuestas a estos interrogantes<br />

serán dispares. De ahí el origen <strong>de</strong> nuestras disi<strong>de</strong>ncias internas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />

doctrinario. Todo ello es posible en el marco constitucional actual; el pluralismo i<strong>de</strong>ológico lo<br />

facilita. ¿Cuáles son las vías para resolver esas discrepancias y a partir <strong>de</strong> ellas comenzar a superar<br />

las diferencias? Aquí cabe <strong>de</strong>jar otro interrogante: ¿son únicamente las vías constitucionales o<br />

existen otras? Dejo planteados estos interrogantes <strong>de</strong> filosofía política, para que cada uno le dé<br />

respuesta conforme a su posición i<strong>de</strong>ológica.<br />

Prescindiendo <strong>de</strong>l aspecto externo, en el que todos estamos unidos en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> nuestra<br />

soberanía, y centrando nuestra opinión en el problema interno argentino, po<strong>de</strong>mos afirmar, sin<br />

ninguna clase <strong>de</strong> hesitación, que se trata <strong>de</strong> un problema <strong>de</strong> tipo estructural. Y en este campo<br />

po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que no habrá transformación pacífica <strong>de</strong> las estructuras económicas, políticas y<br />

sociales en la Argentina, y por consiguiente, <strong>de</strong>sarrollo económico y justicia social, si las Fuerzas<br />

Armadas no participan activamente y con cabal comprensión <strong>de</strong>l proceso y <strong>de</strong>l papel que a ellas<br />

les incumbe. Las Fuerzas Armadas <strong>de</strong> nuestro país, como las <strong>de</strong> cualquier otro, integran la comunidad,<br />

viven sus problemas y sus angustias. Nuestra comunidad, como cualquier otra, no<br />

tiene compartimientos estancos; existe una interacción que vincula a todos los sectores sociales<br />

entre sí y a cada uno <strong>de</strong> ellos con la comunidad. Únicamente comprendiendo esta circunstancia<br />

podremos tener un concepto cabal y global <strong>de</strong> lo que es la Nación.<br />

Des<strong>de</strong> las guerras <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, don<strong>de</strong> el pueblo improvisó ejércitos y escuadras, las<br />

guerras civiles, la Campaña al Desierto, la institucionalización <strong>de</strong> las fuerzas como brazo armado<br />

<strong>de</strong> la Nación mediante la implantación <strong>de</strong>l ejército profesional y el servicio militar obligatorio,<br />

para llegar más tar<strong>de</strong> a la promoción industrial, con el general Mosconi en materia <strong>de</strong> petróleo,<br />

el general Savio en la si<strong>de</strong>rurgia, y la Marina <strong>de</strong> Guerra y la Fuerza Aérea en la formación <strong>de</strong> una<br />

conciencia naviera y aeronáutica, sin duda alguna las Fuerzas Armadas están insertas en la problemática<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo económico nacional y <strong>de</strong> la integración <strong>de</strong>l país <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />

geoeconómico como fundamento <strong>de</strong> su soberanía.<br />

En los diarios se viene insistiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace rato en la lenta penetración brasileña en el país,<br />

que afecta a las provincias <strong>de</strong> Misiones y Corrientes. Sabemos que existe una ley que prohíbe la<br />

venta <strong>de</strong> tierras en las zonas fronterizas a personas individuales o colectivas extranjeras. ¿Pero acaso<br />

ello es suficiente para impedir esta penetración que se ha <strong>de</strong>nunciado reiteradamente? ¿No será<br />

necesario para impedirla la presencia efectiva <strong>de</strong> la Nación en las zonas <strong>de</strong> frontera, ya sea con una<br />

escuela, con una radio, y mejor todavía, mediante la promoción industrial <strong>de</strong> esa zona, radicando<br />

industrias que impliquen la ocupación efectiva <strong>de</strong> nuestro país? Creo que <strong>de</strong> esa manera, <strong>de</strong>sarrollando<br />

esas zonas, se va a hacer efectiva la soberanía política, impidiendo la penetración extranjera.<br />

Sin entrar al examen <strong>de</strong>tallado <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> ley en consi<strong>de</strong>ración, señalo mi preocupación por<br />

la modificación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>creto ley al que hice referencia prece<strong>de</strong>ntemente por la omisión <strong>de</strong> toda relación<br />

al <strong>de</strong>sarrollo económico para la seguridad y <strong>de</strong>fensa nacionales, como fundamento <strong>de</strong> nuestra soberanía.<br />

Por ello no he subscrito el <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> la mayoría, <strong>de</strong>jando constancia <strong>de</strong> mi disi<strong>de</strong>ncia parcial.<br />

Sr. Presi<strong>de</strong>nte (Pereira).—Tiene la palabra el señor diputado Arigós.

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