Antecedentes legales y parlamentarios - Ministerio de Defensa

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06.10.2014 Views

19 de noviembre de 1975 210 Fautario afirmó que los hombres de la Aeronáutica se han formado en el convencimiento de que “no es pintando banderas argentinas sobre aviones extranjeros que se tiene una aviación nacional”. De ahí emerge “la vocación industrial que animó desde los comienzos a los aviadores militares”, cuya primera ejecutoria se remonta a 1928, año del primer avión construido en el país. Dijo luego que si se quiere verazmente llegar al objetivo de la Argentina Potencia, “debemos entrar resueltamente en el complejo fascinante de la moderna tecnología aeroespacial. Y, también, que si estamos dispuestos a hacerlo tendremos que aceptar su costo y solventarlo con recursos específicamente asignados a esa finalidad”. Fautario expresó luego que la mencionada opción fue apoyada y resuelta con todo entusiasmo por el extinto presidente Juan Perón. Fruto de ello es que ya se realiza una fabricación en serie del avión bi-turbohélice de ataque “Pucará”, lo que hace avanzar decididamente en el camino hacia la meta que consiste en dotar a nuestro país de la mejor infraestructura aeronáutica. Posteriormente, el brigadier general Fautario se refirió extensamente al tema político argentino. A partir de ese instante, su discurso, textualmente, es el que sigue: “Luego de estas consideraciones en torno de aspectos profesionales, la Fuerza Aérea quiere, en su día, expresar su pensamiento sobre la actual coyuntura argentina. Vive la República circunstancias excepcionales de su vida política e institucional. Por su parte, acaba de perder al hombre que dominó la escena política nacional de los últimos treinta años, imponiendo al país sellos indelebles y características ya irreversibles. Por otra, asiste al hecho inédito de la ascensión de una mujer a la primera magistratura de la Nación, ejerciendo en plenitud sus responsabilidades y atribuciones. Un ambiente de auténtico respeto y de enfervorizada solidaridad nacional fue el marco que el país prestó a tan trascendentes acontecimientos. Y ello no sólo puso nuevamente en evidencia a los eternos profesionales de la derrota, que predijeron el caos para la situación indicada, sino que señaló la presencia de una comunidad políticamente adulta y consciente de sus fuerzas y de su destino. Es que el pueblo argentino —entendiendo por tal al conjunto de los que no oprimen y participan de una conciencia nacional y solidaria— ha terminado de emerger de la confusión de un pasado, durante el cual se vio solicitado por ideas y procedimientos distintos en materia política, social y económica, y conseguido finalmente clarificar y aunar las coincidencias fundamentales sobre el presente y el futuro nacional. Ha encontrado la verdad que buscó desesperadamente y que logró a fuerza de dejar en la lucha fratricida muchas verdades minúsculas y muchos llorados muertos. La alcanzó también al influjo de la magistral lección de desprendimiento y generosidad que el presidente desaparecido brindara, junto a sus viejos adversarios, en favor de la definitiva unión nacional y de la consecución de los objetivos comunes. Y porque el pueblo supo encontrar e imponer su verdad —traducida en anhelos y aspiraciones mayoritariamente compartidos y profundamente arraigados— el país asistió, entre asombrado y complacido, a una sucesión de hechos reveladores del nuevo tiempo histórico que comenzaba a vivir. Así pudo observar lo que ninguna de las generaciones argentinas vivientes había antes presenciado: la práctica de un diálogo intenso y despojado de egoísmos partidarios entre nuestros líderes políticos, y el desarrollo de una pródiga labor parlamentaria en un ambiente caracterizado por un sentido excepcional de colaboración y respeto recíprocos entre los distintos bloques políticos. También pudo lograrse lo que constituye un hecho inédito en la historia internacional: la concertación de un pacto social entre el Estado y las fuerzas del trabajo y empresarias, que se erige —más allá de sus importantes fines inmediatos— en la expresión más visible, clara y concreta de la doctrina nacional en el campo económico-social, en cuanto expresa la filosofía del acuerdo y del entendimiento, como alternativa válida frente a los extremos de la lucha de clases, por un lado, y de la falsa libertad del dejar hacer, por el otro. Y también pudieron derribarse totalmente las fronteras ideológicas en el campo de la política

48a. reunión - continuación 2a. sesión extraordinaria exterior y, en lo interno, todas las barreras que el pasado había levantado para dividir a los argentinos. Y como nadie dede sentirse convocado para participar en la construcción del futuro, las coincidencias comenzaron a tener prioridad concreta sobre las diferencias, lo que permitió que las principales actividades del quehacer del país se encauzaran en base a compromisos y acuerdos asumidos voluntariamente y patrióticamente por las partes responsables. Muy pocos dejaron de participar de este sentir colectivo que proporcionaba una vital renovación del espíritu nacional. Despreciaron al pueblo y se marginaron en la violencia. En su infinita soberbia, se autoproclamaron jueces de los argentinos y se arrogaron el derecho de robar y matar en nombre de un pueblo que, paradójicamente, los repudia y los condena. Pero como también se ha hecho conciencia popular que la revolución nacional debe hacerse con tiempo y no con sangre, la Nación triunfará inexorablemente, sobre la violencia. Pero no a cualquier precio, ni adquiriendo el perfil de sus vencidos; lo hará dentro de la Constitución y la ley, en el convencimiento que sólo así tiene sentido la victoria.” Lo hasta aquí expresado resume mucho del sentir actual de las mayorías ciudadanas. Muestra suficiente para probar que la madurez de nuestro pueblo es algo más que una frase, y que la anhelada unión nacional es más realidad que esperanza. Sólo así puede explicarse que un país que dejaba recién de transitar un convulsionado período de su historia no se sumiera —ante la muerte del hombre cuya sola presencia era garantía de estabilidad republicana— en la desesperación de los débiles o en el caos de los confundidos. A ese pueblo nada ni nadie podrá, de hoy en más, arrastrarlo con promesas fáciles ni confundirlo con complicadas dialécticas. Y porque sabe bien qué es lo que quiere, no volverá a tolerar nuevas polémicas sobre las viejas discusiones y no aceptará desviaciones respecto de los ideales que ya son parte inseparable e irreversible de la Argentina futura. La Fuerza Aérea siente y ve así la realidad nacional. Cree, en consecuencia, que la amplia gama de coincidencias y el alto grado de madurez política logrado convierten al presente en un momento histórico excepcionalmente propicio para emprender, sin miedos y sin complejos, la conquista de la Patria potente y feliz que deseamos tener. Por ello aprecia que el país necesita retomar, aún en medio de las urgencias del quehacer cotidiano y mediante el aporte del pensamiento de sus instituciones más representativas, la empresa intelectual de precisar las esencias del país que queremos ser. Al plasmar la trama de un destino nacional ampliamente consentido sabremos permanentemente dónde estamos y hacia dónde vamos, haremos en el tiempo la historia elegida y no la impuesta, y trazaremos un camino que —a la par de aceptar las lógicas y naturales discrepancias del momento— dé continuidad y coherencia a los esfuerzos de sucesivas generaciones de argentinos. Me refiero a la elaboración del gran proyecto nacional de este siglo, cuya significación y trascendencia fueran destacadas en su exacta dimensión por el extinto presidente, en su mensaje al Congreso del pasado 1º de mayo, y para cuya materialización dio el paso inicial con el aporte de un trabajo personal aún no difundido públicamente. La Fuerza Aérea —como lo hizo en anteriores oportunidades— asigna a la elaboración del proyecto nacional el carácter de obra prioritaria, vital e impostergable; y quiere, en este acto, aportar algunas ideas en torno de las esencias de la Argentina de las próximas décadas, según su enfoque de las coincidencias nacionales actuales. Pensamos así en una Argentina con los siguientes rasgos característicos: 1º. Una nación donde los derechos y necesidades materiales fundamentales del hombre estén asegurados, para que éste pueda optar libremente por el destino trascendente que tiene como persona. 2°. Una nación políticamente independiente de los imperialismos dominantes y sosteniendo una doctrina socioeconómica auténticamente nacional como alternativa válida frente al marxismo y al capitalismo internacional. 211 1975

19 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1975<br />

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Fautario afirmó que los hombres <strong>de</strong> la Aeronáutica se han formado en el convencimiento<br />

<strong>de</strong> que “no es pintando ban<strong>de</strong>ras argentinas sobre aviones extranjeros que se tiene una aviación<br />

nacional”. De ahí emerge “la vocación industrial que animó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los comienzos a los aviadores<br />

militares”, cuya primera ejecutoria se remonta a 1928, año <strong>de</strong>l primer avión construido en el país.<br />

Dijo luego que si se quiere verazmente llegar al objetivo <strong>de</strong> la Argentina Potencia, “<strong>de</strong>bemos<br />

entrar resueltamente en el complejo fascinante <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rna tecnología aeroespacial. Y, también,<br />

que si estamos dispuestos a hacerlo tendremos que aceptar su costo y solventarlo con recursos específicamente<br />

asignados a esa finalidad”.<br />

Fautario expresó luego que la mencionada opción fue apoyada y resuelta con todo entusiasmo<br />

por el extinto presi<strong>de</strong>nte Juan Perón. Fruto <strong>de</strong> ello es que ya se realiza una fabricación en<br />

serie <strong>de</strong>l avión bi-turbohélice <strong>de</strong> ataque “Pucará”, lo que hace avanzar <strong>de</strong>cididamente en el camino<br />

hacia la meta que consiste en dotar a nuestro país <strong>de</strong> la mejor infraestructura aeronáutica.<br />

Posteriormente, el brigadier general Fautario se refirió extensamente al tema político argentino.<br />

A partir <strong>de</strong> ese instante, su discurso, textualmente, es el que sigue:<br />

“Luego <strong>de</strong> estas consi<strong>de</strong>raciones en torno <strong>de</strong> aspectos profesionales, la Fuerza Aérea quiere, en su<br />

día, expresar su pensamiento sobre la actual coyuntura argentina.<br />

Vive la República circunstancias excepcionales <strong>de</strong> su vida política e institucional. Por su parte,<br />

acaba <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r al hombre que dominó la escena política nacional <strong>de</strong> los últimos treinta años, imponiendo<br />

al país sellos in<strong>de</strong>lebles y características ya irreversibles. Por otra, asiste al hecho inédito <strong>de</strong> la<br />

ascensión <strong>de</strong> una mujer a la primera magistratura <strong>de</strong> la Nación, ejerciendo en plenitud sus responsabilida<strong>de</strong>s<br />

y atribuciones.<br />

Un ambiente <strong>de</strong> auténtico respeto y <strong>de</strong> enfervorizada solidaridad nacional fue el marco que el<br />

país prestó a tan trascen<strong>de</strong>ntes acontecimientos. Y ello no sólo puso nuevamente en evi<strong>de</strong>ncia a los<br />

eternos profesionales <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota, que predijeron el caos para la situación indicada, sino que señaló<br />

la presencia <strong>de</strong> una comunidad políticamente adulta y consciente <strong>de</strong> sus fuerzas y <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino.<br />

Es que el pueblo argentino —entendiendo por tal al conjunto <strong>de</strong> los que no oprimen y participan<br />

<strong>de</strong> una conciencia nacional y solidaria— ha terminado <strong>de</strong> emerger <strong>de</strong> la confusión <strong>de</strong> un pasado,<br />

durante el cual se vio solicitado por i<strong>de</strong>as y procedimientos distintos en materia política, social y económica,<br />

y conseguido finalmente clarificar y aunar las coinci<strong>de</strong>ncias fundamentales sobre el presente<br />

y el futuro nacional.<br />

Ha encontrado la verdad que buscó <strong>de</strong>sesperadamente y que logró a fuerza <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar en la lucha<br />

fratricida muchas verda<strong>de</strong>s minúsculas y muchos llorados muertos. La alcanzó también al influjo <strong>de</strong><br />

la magistral lección <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprendimiento y generosidad que el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>saparecido brindara, junto<br />

a sus viejos adversarios, en favor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>finitiva unión nacional y <strong>de</strong> la consecución <strong>de</strong> los objetivos<br />

comunes.<br />

Y porque el pueblo supo encontrar e imponer su verdad —traducida en anhelos y aspiraciones<br />

mayoritariamente compartidos y profundamente arraigados— el país asistió, entre asombrado y<br />

complacido, a una sucesión <strong>de</strong> hechos reveladores <strong>de</strong>l nuevo tiempo histórico que comenzaba a vivir.<br />

Así pudo observar lo que ninguna <strong>de</strong> las generaciones argentinas vivientes había antes presenciado:<br />

la práctica <strong>de</strong> un diálogo intenso y <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> egoísmos partidarios entre nuestros lí<strong>de</strong>res<br />

políticos, y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una pródiga labor parlamentaria en un ambiente caracterizado por un<br />

sentido excepcional <strong>de</strong> colaboración y respeto recíprocos entre los distintos bloques políticos.<br />

También pudo lograrse lo que constituye un hecho inédito en la historia internacional: la concertación<br />

<strong>de</strong> un pacto social entre el Estado y las fuerzas <strong>de</strong>l trabajo y empresarias, que se erige —más<br />

allá <strong>de</strong> sus importantes fines inmediatos— en la expresión más visible, clara y concreta <strong>de</strong> la doctrina<br />

nacional en el campo económico-social, en cuanto expresa la filosofía <strong>de</strong>l acuerdo y <strong>de</strong>l entendimiento,<br />

como alternativa válida frente a los extremos <strong>de</strong> la lucha <strong>de</strong> clases, por un lado, y <strong>de</strong> la falsa<br />

libertad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>jar hacer, por el otro.<br />

Y también pudieron <strong>de</strong>rribarse totalmente las fronteras i<strong>de</strong>ológicas en el campo <strong>de</strong> la política

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