Popper Karl - La Logica de la Investigacion Cientifica
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90 La lógica de la investigación científica encontrarse frente a este trilema —o dogmatismo o regresión infinita, o psicologismo—, Fries (y con él casi todos los epistemólogos que querían dar razón de nuestro conocimiento empírico) optaba por el psicologismo: según su doctrina, en la experiencia sensorial tenemos un «conocimiento inmediato» ^ con el cual podemos justificar nuestro ecconocimiento mediato» (es decir, el conocimiento expresado en el simbolismo de un lenguaje); y este último incluye, desde luego, los enunciados de la ciencia. Ordinariamente no se lleva tan lejos el análisis de este problema. En las epistemologías del sensualismo y del positivismo se supone, sin más, que los enunciados científicos empíricos «hablan de nuestras experiencias»'': pues, ¿cómo podríamos haber llegado a ningún conocimiento de hechos si no fuera a través de la percepción sensorial?; la mera lucubración no puede hacer que nadie aumente una jota su conocimiento del mundo de los hechos, y, por tanto, la experiencia sensorial ha de ser la única «fuente de conocimiento» de todas las ciencias empíricas. Así pues, todo lo que sabemos acerca del mundo de los hechos tiene que poderse expresar en forma de enunciados acerca de nuestras experiencias; sólo consultando nuestra experiencia sensorial puede saberse si esta mesa es roja o azul. Por el sentimiento inmediato de convicción que lleva consigo podemos distinguir el enunciado verdadero —aquél que está de acuerdo con la experiencia— del falso —que no lo está—. La ciencia no es más que un intento de clasificar y describir este conocimiento perceptivo, estas experiencias inmediatas de cuya verdad no podemos dudar: es la presenlación sistemática de nuestras convicciones inmediatas. En mi opinión, esta doctrina se va a pique con los problemas de la inducción y de los universales: pues no es posible proponer un enunciado científico que no trascienda lo que podemos saber con certeza «basándonos en nuestra experiencia inmediata» (hecho al que nos referiremos con la expresión (da trascendencia inherente a cualquier descripción» —es decir, a cualesquiera enunciados descriptivos—): todo enunciado descriptivo emplea nombres (o símbolos, o ideas) universales, y tiene el carácter de una teoría, de una hipótesis. No es posible verificar el enunciado «aquí hay un vaso de agua» por ninguna experiencia con carácter de observación, por la mera razón de que los universales que aparecen en aquél no pueden ser coordinados a ninguna experiencia sensorial concreta (toda «experiencia inmediata» está «dada inmediatamente» una sola vez, es única); con la palabra «vaso», por ejemplo, denotamos los cuerpos físicos que presentan cierto comportamiento legal, y lo mismo ocurre con la palabra «agua». Los universales no pueden ser reducidos a clases de experiencias, no pueden ser constituidos *. ' Cf., por ejemplo, J. KRAFT, Von Husserl zu Heidegger (1932), págs. 102 y sig. (*2.'' ed., 1957, págs. 108 y sig.). ' Sigo aquí casi palabra por palabra las exposiciones de P. Frank (cf. el apartado 27, nota 4) y H. Hahn (cf. el apartado 27, nota 1). * Cf. la nota 2 del apartado 20, y el texto correspondiente. ** «cConstituidoe» e«i lili termino de Camap. http://psikolibro.blogspot.com
El problema de la base empírica 91 26. ACERCA DE LAS LLAMADAS «CLÁUSULAS PROTOCOLARIAS» La tesis que yo llamo «psicologismo», de que me he ocupado en el apartado anterior, subyace —según me parece— a cierta moderna teoría de la base empírica, aun cuando los defensores de esta teoría no hablan de experiencias ni de percepciones, sino de «cláusulas» [en ingl., sentences^ —cláusulas que representan experiencias, y a las que Neurath ^ y Carnap ^ llaman cláusulas protocolarias. Rcininger había mantenido ya una teoría parecida. Su punto de partida lo constituía la pregunta: ;en qué reside la correspondencia o acuerdo entre el enunciado de un hecho y la situación descrita por él?; y llegó a la conclusión de que los enunciados solamente pueden compararse con enunciados. Según esta tesis, la correspondencia existente entre un enunciado y un hecho no es más que una correspon» dencia lógica entre enunciados correspondientes a niveles de universalidad diferentes; es ^ «...la correspondencia entre enunciados de elevado nivel y otros de análogo contenido, y, finalmente, con enunciados que registran experiencias» (Reininger llama, a veces, a estos últimos, «enunciados elementales»^). Carnap parte de una cuestión algo diferente: su tesis es que todas las investigaciones filosóficas hablan «de las formas de hablar» °. La lógica de la ciencia ha de investigar «las formas del lenguaje científico» °: no habla de «objetos» (físicos), sino de palabras; no de hechos, sino de cláusulas. Con lo cual Carnap contrapone el «modo formalizado (correcto) de hablar» al modo ordinario, al que llama «modo material de hablar»; si se quiere evitar toda confusión debe emplearse este último solamente en los casos en que sea posible traducirlo al modo formalizado. Ahora bien; este modo de ver las cosas —al cual puedo avenirme— lleva a Carnap (y, asimismo, a Reininger) a afirmar que en la lógica de la ciencia no debemos decir que las cláusulas se someten a contraste comparándolas con las situaciones o con las experiencias: sólo nos cabe decir que pueden contrastarse comparándolas con otras cláusulas. Con todo, en realidad, Carnap conserva las ideas fundamentales de la manera psicologista de abordar este problema: lo único (1110 hace es traducirlas al «modo formalizado de hablar». Dice que las cláusulas de la ciencia se contrastan «valiéndose de cláusulas protocolarias» '; pero como caracteriza a éstas diciendo que son enunciados o cláusulas «que no necesitan confirmación, sino que sirven de ' El término se debe a Neurath; cf. por ejemplo, Soziologie, Erkenntnis 2, 1932, página 393. ' CARNAP, Erkenntnis 2, 1932, págs. 432 y sigs.; ibíd. 3 (1932), págs. 107 y siguientes. ' R. REININGER, Metaphysik der VTirkllchkeit (1931), pág. 134. * REININGER, op. cit., pág. 132. ' CARNAP, Erkenntnis 2, 1932, pág. 435, «These der Metalogikit. ' CARNAP, ibíd. 3, 1933, pág. 228. ' CARNAP, ¿6Í
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encontrarse frente a este trilema —o dogmatismo o regresión infinita,<br />
o psicologismo—, Fries (y con él casi todos los epistemólogos que<br />
querían dar razón <strong>de</strong> nuestro conocimiento empírico) optaba por el<br />
psicologismo: según su doctrina, en <strong>la</strong> experiencia sensorial tenemos<br />
un «conocimiento inmediato» ^ con el cual po<strong>de</strong>mos justificar nuestro<br />
ecconocimiento mediato» (es <strong>de</strong>cir, el conocimiento expresado en el<br />
simbolismo <strong>de</strong> un lenguaje); y este último incluye, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, los<br />
enunciados <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciencia.<br />
Ordinariamente no se lleva tan lejos el análisis <strong>de</strong> este problema.<br />
En <strong>la</strong>s epistemologías <strong>de</strong>l sensualismo y <strong>de</strong>l positivismo se supone, sin<br />
más, que los enunciados científicos empíricos «hab<strong>la</strong>n <strong>de</strong> nuestras<br />
experiencias»'': pues, ¿cómo podríamos haber llegado a ningún conocimiento<br />
<strong>de</strong> hechos si no fuera a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> percepción sensorial?;<br />
<strong>la</strong> mera lucubración no pue<strong>de</strong> hacer que nadie aumente una jota su<br />
conocimiento <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> los hechos, y, por tanto, <strong>la</strong> experiencia<br />
sensorial ha <strong>de</strong> ser <strong>la</strong> única «fuente <strong>de</strong> conocimiento» <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s<br />
ciencias empíricas. Así pues, todo lo que sabemos acerca <strong>de</strong>l mundo<br />
<strong>de</strong> los hechos tiene que po<strong>de</strong>rse expresar en forma <strong>de</strong> enunciados<br />
acerca <strong>de</strong> nuestras experiencias; sólo consultando nuestra experiencia<br />
sensorial pue<strong>de</strong> saberse si esta mesa es roja o azul. Por el sentimiento<br />
inmediato <strong>de</strong> convicción que lleva consigo po<strong>de</strong>mos distinguir el enunciado<br />
verda<strong>de</strong>ro —aquél que está <strong>de</strong> acuerdo con <strong>la</strong> experiencia— <strong>de</strong>l<br />
falso —que no lo está—. <strong>La</strong> ciencia no es más que un intento <strong>de</strong> c<strong>la</strong>sificar<br />
y <strong>de</strong>scribir este conocimiento perceptivo, estas experiencias inmediatas<br />
<strong>de</strong> cuya verdad no po<strong>de</strong>mos dudar: es <strong>la</strong> presen<strong>la</strong>ción sistemática<br />
<strong>de</strong> nuestras convicciones inmediatas.<br />
En mi opinión, esta doctrina se va a pique con los problemas <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> inducción y <strong>de</strong> los universales: pues no es posible proponer un<br />
enunciado científico que no trascienda lo que po<strong>de</strong>mos saber con<br />
certeza «basándonos en nuestra experiencia inmediata» (hecho al que<br />
nos referiremos con <strong>la</strong> expresión (da trascen<strong>de</strong>ncia inherente a cualquier<br />
<strong>de</strong>scripción» —es <strong>de</strong>cir, a cualesquiera enunciados <strong>de</strong>scriptivos—):<br />
todo enunciado <strong>de</strong>scriptivo emplea nombres (o símbolos,<br />
o i<strong>de</strong>as) universales, y tiene el carácter <strong>de</strong> una teoría, <strong>de</strong> una hipótesis.<br />
No es posible verificar el enunciado «aquí hay un vaso <strong>de</strong> agua»<br />
por ninguna experiencia con carácter <strong>de</strong> observación, por <strong>la</strong> mera razón<br />
<strong>de</strong> que los universales que aparecen en aquél no pue<strong>de</strong>n ser coordinados<br />
a ninguna experiencia sensorial concreta (toda «experiencia<br />
inmediata» está «dada inmediatamente» una so<strong>la</strong> vez, es única); con<br />
<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra «vaso», por ejemplo, <strong>de</strong>notamos los cuerpos físicos que<br />
presentan cierto comportamiento legal, y lo mismo ocurre con <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
«agua». Los universales no pue<strong>de</strong>n ser reducidos a c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> experiencias,<br />
no pue<strong>de</strong>n ser constituidos *.<br />
' Cf., por ejemplo, J. KRAFT, Von Husserl zu Hei<strong>de</strong>gger (1932), págs. 102 y sig.<br />
(*2.'' ed., 1957, págs. 108 y sig.).<br />
' Sigo aquí casi pa<strong>la</strong>bra por pa<strong>la</strong>bra <strong>la</strong>s exposiciones <strong>de</strong> P. Frank (cf. el apartado<br />
27, nota 4) y H. Hahn (cf. el apartado 27, nota 1).<br />
* Cf. <strong>la</strong> nota 2 <strong>de</strong>l apartado 20, y el texto correspondiente. ** «cConstituidoe» e«i<br />
lili termino <strong>de</strong> Camap.<br />
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