Popper Karl - La Logica de la Investigacion Cientifica
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APÉNDICE *VII. Probabilidad nula j estructura fina de la probabilidad y del contenido Hemos distinguido netamente en el libro entre la idea de probabilidad de una hipótesis y su grado de corroboración. Hemos afirmado que si decimos de una hipótesis que está bien corroborada, con ello no afirmamos sino que ha sido sometida a contrastaciones muy exigentes (tiene que tratarse, por ello, de una hipótesis con un grado de contrastabilidad elevado) y que hasta el momento ha salido sin daño de ellas. Hemos aseverado, asimismo, que el grado de corroboración no puede ser una probabilidad, ya que no puede satisfacer las leyes del cálculo de probabilidades : pues éstas piden que de dos hipótesis dadas, la que sea lógicamente de más peso, o más informativa, o más contrastable —y, por tanto, la que pueda corroborarse mejor— sea siempre la menos probable (teniendo en cuenta los datos de que se disponga). (Véanse, en particular, los apartados 82 y 83.) Así pues, en general, un grado más elevado de corroboración estará acompañado por uno inferior de probabilidad; lo cual no sólo nos hace ver que hemos de distinguir de un modo tajante entre probabilidad (en el sentido del cálculo de probabilidades) y grado de corroboración o confirmación, sino también que la teoría probabilística de la inducción —o idea de una probabilidad inductiva— es insostenible. En el texto se pone de manifiesto la imposibilidad citada (apartados 80, 81 y 83) en la discusión que se lleva a cabo de ciertas ideas de Reichenbach, Keynes y Kaila. Uno de los resultados de este estudio es que la probabilidad de una ley universal cualquiera (no tautológica) es cero en un universo infinito (ya lo sea por el número de los objetos discernibles, ya por el de las regiones espacio-temporales). (Otro resultado a que hemos llegado ha sido el de que no hemos de asumir de modo no crítico que los científicos procuren nunca que sus teorías tengan un grado de probabilidad muy elevado : tienen que elegir entre gran probabilidad y gran contenido informativo, pues por razones lógicas no pueden tener ambas cosas; y enfrentados con la elección, hasta ahora han preferido siempre lo último —con tal de que la teoría haya salido indemne de las contrastaciones.) Con la palabra «probabilidad» me refiero ahora, bien a la probabilidad lógica absoluta de la ley universal, bien a su probabilidad relativa a unos datos determinados: esto es, a un enunciado singular o a una conyunción finita de éstos. Así pues, si a es la ley de que hablamos y b cualesquiera datos o pruebas empíricos, afirmo que (1) p(fl) = O http://psikolibro.blogspot.com
y también que (2) p{a, b) =--: O Probabilidad nula y estructura fina 339 Vamos a discutir estas fórmulas en el presente apéndice. (1) y (2) son equivalentes. Pues, comü Jeffreys y Keynes han observado, si la probabilidad «previa» (la probabilidad lógica absoluta) de un enunciado o es cero, lo mismo ha de serlo su probabilidad relativa a cualesquiera datos b finitos, ya que podemos asumir que cuando b tiene este significado se cumple p(6) T^ O-. pues p{a) = O entraña p{ab) = O, y como p{a, b) = p{ab)/p(b), obtenemos (2) a partir de (1). Por otra parte, de (2) podemos Uegar a (1): pues si aquella fórmula es válida para unos datos b cualesquiera, por leves o «tautológicos» que sean, cabe suponer que se cumple también para los datos nulos, es decir, para la tautología t = bb y podemos definir p{a) como igual a p{a, t). Existen muchos argumentos en favor de (1) y (2). En primer lugar, se puede considerar la definición clásica de probabilidad como el número de posibilidades favorables dividido por el de todas laa posibilidades (iguales). Podemos deducir (2), por ejemplo, si identificamos las posibilidades favorables con los datos favorables: es evidente que, en este caso p{a, fe) = O, ya que los datos favorables sólo cabe que sean finitos, mientras que las posibilidades existentes en un universo infinito han de ser, sin duda alguna, infinitas. (En este razonamiento no nos apoyamos sobre la «infinitud», ya que cualquier universo suficientemente grande nos dará el mismo resultado, con el grado de aproximación (jue queramos; y sabemos que nuestro universo es enormemente grande comparado con la cantidad de datos que están a nuestro alcance.) Esta sencilla consideración es quizá algo vaga, pero cabe fortalecerla considerablemente si lo que tratamos de deducir de la definición clásica no es (2), sino (1). Podemos, con tal objeto, interpretar el enunciado universal a como si entrañase un producto infinito de enunciados singulares, cada uno de ellos dotado de una probabilidad que, desde luego, tiene que ser menor que la unidad. En el caso más sencillo se puede interpretar el mismo a como semejante producto infinito: es decir, podemos hacer a = «cualquier cosa qvie tenga la propiedad A», o —en símbolos— a(;*;)Aít» (que puede leerse: «para cualquier valor de x que escojamos, x tiene la propiedad A»^): y en este ^ Aquí (cr» es una variable que abarca el universo (infinito) del discurso: podemos elegir, por ejemplo, a = «todos los cisnes son blancos» = «para cualquier valor de X que escojamos, x tiene la propiedad A», en donde «A» estaría definido como «ser blanco o no ser un cisne». Es posible expresar lo mismo de un modo algo diferente, sin más que suponer que x abarca las regiones espacio-temporales del universo, y que «A» se define como «no habitada por un cisne no blanco». Cabe, incluso, escribir del mismo modo, «{x)\x», leyes de forma más complicada; digamos, de la forma «•(,x){y) (*Ry —>• a;Sy)»: basta que definamos «A» por Ax -- (y)(«Ry —>- xSy). Tal vez sea posible llegar a la conclusión de que las leyes naturales tienen una fonuo diütinta de In quo acabamos de indicar (cf. el apéndice *X): es decir, qu« http://psikolibro.blogspot.com
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y también que<br />
(2) p{a, b) =--: O<br />
Probabilidad nu<strong>la</strong> y estructura fina 339<br />
Vamos a discutir estas fórmu<strong>la</strong>s en el presente apéndice.<br />
(1) y (2) son equivalentes. Pues, comü Jeffreys y Keynes han observado,<br />
si <strong>la</strong> probabilidad «previa» (<strong>la</strong> probabilidad lógica absoluta)<br />
<strong>de</strong> un enunciado o es cero, lo mismo ha <strong>de</strong> serlo su probabilidad re<strong>la</strong>tiva<br />
a cualesquiera datos b finitos, ya que po<strong>de</strong>mos asumir que<br />
cuando b tiene este significado se cumple p(6) T^ O-. pues p{a) = O<br />
entraña p{ab) = O, y como p{a, b) = p{ab)/p(b), obtenemos (2)<br />
a partir <strong>de</strong> (1). Por otra parte, <strong>de</strong> (2) po<strong>de</strong>mos Uegar a (1): pues si<br />
aquel<strong>la</strong> fórmu<strong>la</strong> es válida para unos datos b cualesquiera, por leves<br />
o «tautológicos» que sean, cabe suponer que se cumple también para<br />
los datos nulos, es <strong>de</strong>cir, para <strong>la</strong> tautología t = bb y po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>finir<br />
p{a) como igual a p{a, t).<br />
Existen muchos argumentos en favor <strong>de</strong> (1) y (2). En primer lugar,<br />
se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> <strong>de</strong>finición clásica <strong>de</strong> probabilidad como<br />
el número <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s favorables dividido por el <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>a<br />
posibilida<strong>de</strong>s (iguales). Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>ducir (2), por ejemplo, si i<strong>de</strong>ntificamos<br />
<strong>la</strong>s posibilida<strong>de</strong>s favorables con los datos favorables: es<br />
evi<strong>de</strong>nte que, en este caso p{a, fe) = O, ya que los datos favorables<br />
sólo cabe que sean finitos, mientras que <strong>la</strong>s posibilida<strong>de</strong>s existentes<br />
en un universo infinito han <strong>de</strong> ser, sin duda alguna, infinitas. (En<br />
este razonamiento no nos apoyamos sobre <strong>la</strong> «infinitud», ya que cualquier<br />
universo suficientemente gran<strong>de</strong> nos dará el mismo resultado,<br />
con el grado <strong>de</strong> aproximación (jue queramos; y sabemos que nuestro<br />
universo es enormemente gran<strong>de</strong> comparado con <strong>la</strong> cantidad <strong>de</strong> datos<br />
que están a nuestro alcance.)<br />
Esta sencil<strong>la</strong> consi<strong>de</strong>ración es quizá algo vaga, pero cabe fortalecer<strong>la</strong><br />
consi<strong>de</strong>rablemente si lo que tratamos <strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>finición<br />
clásica no es (2), sino (1). Po<strong>de</strong>mos, con tal objeto, interpretar el<br />
enunciado universal a como si entrañase un producto infinito <strong>de</strong> enunciados<br />
singu<strong>la</strong>res, cada uno <strong>de</strong> ellos dotado <strong>de</strong> una probabilidad que,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, tiene que ser menor que <strong>la</strong> unidad. En el caso más sencillo<br />
se pue<strong>de</strong> interpretar el mismo a como semejante producto infinito:<br />
es <strong>de</strong>cir, po<strong>de</strong>mos hacer a = «cualquier cosa qvie tenga <strong>la</strong> propiedad<br />
A», o —en símbolos— a(;*;)Aít» (que pue<strong>de</strong> leerse: «para cualquier<br />
valor <strong>de</strong> x que escojamos, x tiene <strong>la</strong> propiedad A»^): y en este<br />
^ Aquí (cr» es una variable que abarca el universo (infinito) <strong>de</strong>l discurso: po<strong>de</strong>mos<br />
elegir, por ejemplo, a = «todos los cisnes son b<strong>la</strong>ncos» = «para cualquier valor<br />
<strong>de</strong> X que escojamos, x tiene <strong>la</strong> propiedad A», en don<strong>de</strong> «A» estaría <strong>de</strong>finido como<br />
«ser b<strong>la</strong>nco o no ser un cisne». Es posible expresar lo mismo <strong>de</strong> un modo algo diferente,<br />
sin más que suponer que x abarca <strong>la</strong>s regiones espacio-temporales <strong>de</strong>l universo,<br />
y que «A» se <strong>de</strong>fine como «no habitada por un cisne no b<strong>la</strong>nco». Cabe, incluso, escribir<br />
<strong>de</strong>l mismo modo, «{x)\x», leyes <strong>de</strong> forma más complicada; digamos, <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
forma «•(,x){y) (*Ry —>• a;Sy)»: basta que <strong>de</strong>finamos «A» por<br />
Ax<br />
-- (y)(«Ry —>- xSy).<br />
Tal vez sea posible llegar a <strong>la</strong> conclusión <strong>de</strong> que <strong>la</strong>s leyes naturales tienen una<br />
fonuo diütinta <strong>de</strong> In quo acabamos <strong>de</strong> indicar (cf. el apéndice *X): es <strong>de</strong>cir, qu«<br />
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